Tipo: Arquitectura Deportiva - Epoca: 01-05
Haro comienza el siglo con la ilusión renovada de disponer de un instrumento de planeamiento recién aprobado, que faculta al municipio a abordar altas metas en el previsible crecimiento, que en base a su estratégica situación va a tener, y de hecho ya está teniendo, ahí están las nuevas y cada vez más cuantiosas inversiones en instalaciones bodegueras, con una clara tendencia a la valoración de la calidad, en todos los aspectos; Ahí está también el continuo incremento de la población, de hecho y población flotante, atraídos por la calidad de vida que se respira en la zona.
En este contexto la corporación municipal se ha lanzado a la idea de realizar una actuación emblemática como es la dotación de un magnífico complejo deportivo en sustitución del viejo campo que irradie una aura de modernidad y renovación a los sectores urbanísticos a desarrollar.
Es ahí donde comienza nuestro trabajo. Del análisis de las propuestas del Plan General deducimos la sabia elección de la parcela dotacional que nos ocupa como generadora de una centralidad deportiva necesaria, verdadero centro cívico y de ocio de un futuro no muy lejano. El Proyecto del nuevo Campo de Fútbol del Mazo y las pistas de atletismo anexas no son más que el primer paso del futuro, que como tal, hemos tratado de vislumbrar.
Pero vayamos con ello: El Proyecto parte del ajuste en la parcela del campo de fútbol, de unas dimensiones de 105x68 mts., Inscrito en unas pistas de atletismo de 8 calles, con sus correspondientes pistas de saltos, lanzamientos, longitud, etc. Lo interesante de nuestro Proyecto reside en el planteamiento que se hace del graderío situado en su lado Este. Erigido, como se aprecia, con cierta vocación envolvente; tiene la virtud de responder a la doble necesidad que en un futuro inmediato se le va a confiar.
Efectivamente el graderío, funcional como cabe esperar de una nueva instalación, con una evidente claridad conceptual y con una apuesta evidente por la facilidad de accesos y los sentidos de evacuación, está rematado periféricamente por una edificación de servicios, que es la que le va a conferir una buscada personalidad al estadio, en parte por su singularidad formal, en parte por la apuesta tecnológica de su tratamiento exterior. Pero es que además con el edificio resolvemos airosamente la fachada al espacio polideportivo situada al Este, erigiéndose, ya, en el futuro edificio de servicios del resto del área polideportiva del Mazo, ahí está a nuestro modo de ver el acierto de la propuesta.
Este racional edificio de crujía estrecha y enorme plasticidad nos va a resolver todas las situaciones de servicios complementarios de la zona polideportiva, a saber: accesos, vestuarios, aseos, despachos, despachos para la gerencia, salas de reuniones, salas de musculación y masaje, gimnasios, etc., etc., con una iluminación y ventilación natural, todo ello además estructurado por un núcleo de comunicaciones verticales, que en este caso para mayor interés se completa con la aparición de un ascensor que recorre todas las plantas y que posibilita el acceso a los minusválidos a todas las plantas.
Pero la actuación, aún nos reserva un atractivo de gran personalidad y audacia como es la marquesina. Una marquesina que a buen seguro se puede erigir en protagonista de la extensa planicie del futuro crecimiento de Haro. Un punto de referencia.
Efectivamente, la racional simplificación estructural de la pieza, eleva su grandeza con un suave gesto mínimo, a modo de gran palio, definido por la leve doble curva de su trazado, como si dos alvéolos convergentes se unieran formando una canal, con el objeto de dar salida natural al agua de lluvia, y cuya levedad, potencia su evidente singularidad. De construcción metálica, su tecnológico aspecto sé emparenta con el edificio curvo de servicios, dando al conjunto una apariencia de modernidad, deseable en la apuesta generadora de ilusión de las nuevas actuaciones urbanas que están por venir. No cuesta esfuerzo imaginar la nueva y audaz imagen que de la ciudad de Haro puede ofrecer la marquesina iluminada, sobre todo en una aproximación nocturna del conjunto de la ciudad. Quizá entonces podamos comprender mejor la idiosincrasia de un pueblo, tan apegado a la tradición pero con la sensibilidad de estar en la vanguardia técnica.
El resultado final, austero en su concepción y grandioso en su ejecución nos muestra un contrapunto de gran significado para esta zona, -volcada con la tradición vinícola-. El graderío diversifica el colorido de sus asientos mostrándose finalmente...como una viña en otoño.