Tipo: Arquitectura Deportiva - Epoca: 91-95
La solución adoptada parte fundamentalmente de los condicionantes funcionales y programáticos demandados por la Universidad de La Rioja.
De esta forma la Universidad, además del espacio polideportivo propiamente dicho, necesita una serie de salas polivalentes, un aula y otros servicios anexos con una importante ocupación de superficie y unas peculiaridades en su ubicación que suponen una referencia fundamental a la hora de proponer una solución.
Encajar adecuadamente estas nuevas piezas dentro del programa, facilitando un comportamiento funcional claro, coherente y racional del conjunto con una personalidad definida, fue la premisa básica a la hora de abordar el Proyecto.
Las dimensiones de la cancha (45,16 x 28,90 m.), son un importante referente para todo el Proyecto. Esto junto al esquema de funcionamiento de la misma con las tres pistas transversales para los diferentes deportes está en el origen de la organización de las salas polivalentes, el acceso, los vestuarios, los graderíos e incluso la disposición de la estructura.
De esta forma se adopta un esquema tripartito en el que las tres pistas transversales se enfrentan a los tres graderíos portátiles y a tres grandes "módulos" que, con una acusada volumetría, dan cabida a la mayor parte del programa exigido, situándose en planta baja los vestuarios de deportistas y las instalaciones y en planta primera las salas polivalentes y el acceso con la zona administrativa y de control. Entre estos volúmenes se disponen una serie de espacios servidores constituidos por aseos, almacenes y accesos secundarios, claramente diferenciados, tanto en planta como en alzado, de los tres grandes contenedores.
Tan solo el aula, por la necesidad de disponer de contacto visual directo con la pista polideportiva se desvincula de este esquema adosándose a la fachada Oeste como un volumen singular situado en planta primera y apoyado en dos grandes soportes, que lo singulariza.
El acceso se produce en el volumen central que aloja en sus dos niveles todas aquellas dependencias que no son estrictamente deportivas. La entrada principal se encuentra en planta primera, ya que el edificio, en base a la profundidad del firme se rehunde ligeramente, al tiempo que se salva el desnivel restante con un sistema de rampas que dan entidad al acceso.
El conjunto deportivo se completa con el almacén de material que se adosa a todo lo largo de la fachada Norte, facilitando una accesibilidad completa desde las pistas.
La estructura de muros de hormigón armado está indisolublemente unida a la plasmación formal del Proyecto, constityendo en buena parte del mismo cerramiento, partición y acabado.
A destacar la importancia dada a la ubicación del edificio, orientado hacia el Ebro y el monte Cantabria, lo que repercute en el tratamiento de fachadas que en la pista polideportiva se abren, mediante grandes superficies acristaladas, hacia esta orientación, proporcionando además de buenas vistas hacia el río una iluminación libre de sombras y deslumbramientos. Por contra, las fachadas orientadas al Sur, se protegen con un sistema de lamas de la incidencia directa del sol.