El pasado domingo fallecía Amador de Castro, uno de los grandes empresarios gallegos y también uno de los menos conocidos mediáticamente. Originario de A Coruña, este 24 de diciembre hubiera cumplido 77 años. Tras de sí deja una amplísima trayectoria profesional, que comenzó con los primeros pasos de Astano e Inditex y siguió con la puesta en marcha del negocio de las inspecciones técnicas de vehículos tanto en Galicia como en distintos países a nivel internacional.
Amador de Castro podría definirse como uno de los hombres más humildes y con más éxito empresarial de Galicia. En la calle pasa desapercibido pese a que todos los que tienen un coche que ha ido a la inspección técnica de vehículos han sido sus clientes.
La conselleira de Política Social e Igualdad, Fabiola García, puso en valor hoy el ejemplo de compromiso social que es la biografía personal y profesional de Amador de Castro. Fabiola García señaló que Amador de Castro "es una de las grandes figuras de la empresa gallega, capaz de concebir grandes proyectos y de llevarlos a cabo".
Primeros Años y Formación
El empresario nació el día de Nochebuena de 1947, en casa. Su padre, castellano y trabajador incansable, decidió emigrar a Galicia porque «las izquierdas y derechas en aquellas tierras estaban muy mal mezcladas». Ya en el norte conoció a una mujer nacida en una aldea de Cambre a la que vio un día en la calle de los Olmos y de la que no se separó desde entonces. «Se casaron el agua y el aceite -define el hijo a sus padres-.
La vida de Ama, como le llamaba su madre cuando quería que subiera a merendar, estuvo marcada por las mujeres: tuvo dos hermanas, tres hijas y luego vinieron «los hijos de mis hijas y ahí tengo tres niñas y un niño». A los 16 años, De Castro ya comenzó a ayudarle en el almacén a su padre, que tenía una licencia en exclusiva de una importante marca de embutidos de Salamanca. A este empresario no le gusta reconocer que estudiaba, y a la vez trabajaba en aquel almacén haciendo espacio, lo que lo obligaba a mover cientos de cajas.
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Relata el día que su padre le dio un billete de mil pesetas «porque un hombre siempre tiene que llevar dinero en el bolsillo por lo que pueda suceder. Me advirtió que no lo gastara, y que me iba a pedir que se lo enseñara, y si no lo tenía, debía de darle explicaciones. Amador de Castro estudió primero en el Instituto Masculino y luego en la Escuela de Comercio. No lo hacía mal. Tuvo la habilidad de aprobar sin demasiado esfuerzo. Quería terminar (hizo por libre prácticamente toda la carrera de Económicas), y un profesor le propuso el trabajo de corregir en asignaturas de contabilidad y matemáticas financieras. Aceptó.
Empezaba a las 7 de la mañana en el almacén, seguía sobre las 9 impartiendo clases y, después de comer, se iba a la facultad aunque antes paraba en el bar Estadio, donde había preparada una partida de tute. Ganó alguna apuesta de café, copa y puro. Por la noche, al acabar, se iba a la Academia Juan Flórez, donde «me pagaban una cantidad desusada por alta» por dar clase de matemáticas. De Castro no olvida a un catedrático al que le tuvo mucho respeto. Hijo de bedel, de una valía increíble. «Llegaba a clase -relata- y nos preguntaba qué queríamos que nos explicara. Todos callados. Se levantaba y se iba, y así día tras día. Pensé que no íbamos a acabar la carrera jamás; entonces propuse que cada uno de nosotros preparase un tema y le hiciésemos una pregunta. El primero fui yo, por delegación de mis compañeros. El profesor llegó, hizo la pregunta de siempre y yo levanté la mano. Nos dio una lección magistral. Cogí fama entonces de querer aprovechar el tiempo».
Trayectoria Profesional
De la universidad a una empresa donde estuvo un mes llevando las cuentas. Dejó este trabajo porque «el hijo del jefe se quería imponer y no sabía ni sumar». Llegó a Astano en 1973 como jefe de contabilidad de la compañía de la que un año antes se había hecho cargo el INI. Dos años después, a Amador de Castro lo llaman de la corporación industrial del Banco del Noroeste y por el nuevo trabajo le ofrecen más del triple del salario que ganaba desde hacía cuatro meses en Astano. Tardó cinco segundos en decir que «sí» y se incorporó a Mafriesa, donde constató una importante falta de profesionalidad.
Pero en diciembre de 1976, los responsables del INI le pidieron que volviese a Astano, y esta vez le ofrecieron el puesto de subdirector financiero. Se involucró durante dos años, hasta que comenzó entonces su aventura con Amancio Ortega. Alguien le dijo que un «tal Amancio» quería hablar con él porque le iba a proponer una oferta de trabajo en el textil. Llegó a una tienda al lado del cine París, en la calle Real, y allí se encontró al que hoy es el primer accionista de Inditex, compañía que en aquel momento estaba iniciando su andadura. Empezaron a hablar a las 3 de la tarde y les dieron las 2 de la madrugada. Aceptó su propuesta. «Ortega es un encantador de serpientes que tiene claras las cosas tan elementales… Nos enzarzamos en una conversación de horas». Le dijo que sí, pero bien es verdad que el sueldo era «un pelín más alto».
Un día alguien le dio el chivatazo a Ortega: Astano sigue detrás de Amador. El impulsor de Zara no dudó en ir a la casa del empleado, llamar al timbre e invitarlo a tomar un café: «Dime, ¿cuánto quieres?». No pudo convencerlo porque De Castro tenía la oferta de ser director financiero del astillero, desde donde lo promoverían a la dirección general. Le explicó que era su oportunidad para negociar con las grandes petroleras del mundo y que le resultaba imposible no aceptar ese regalo que le hacía la vida a sus 32 años.
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Cuatro años después de aquella primera conversación (corría ya 1984), Amador de Castro presentó su renuncia irrevocable en Astano y renunció a la indemnización. La reconversión industrial diseñada por Carlos Solchaga quería acabar con el astillero. Al salir por la puerta se negó a utilizar el coche de empresa. El chófer cogió su 127 y lo acompañó a casa. Al llegar, pidió que no le pasaran llamadas.
Inicios como Empresario
Fue en 1987 cuando inició su andadura como empresario. Un año antes decidió presentarse al concurso para la concesión de las ITV en Galicia. A partir de ahí constituyó un discreto imperio de inspecciones técnicas que también contaba con presencia en Argentina y Costa Rica. Su compañero de viaje en esta empresa fue nada menos que Epifanio Campo, otro directivo gallego de relumbrón. Propietario de Cerámicas Campo, falleció en 2016 a los 63 años. Fue accionista de Banco Gallego y partner de Manuel Jove en el sector inmobiliario y renovable y en el siderúrgico de Manuel Añón.
La sociedad con la que De Castro y Campo pilotaban el negocio de las inspecciones técnicas en Galicia dependía de su vehículo de inversión Macovit. Pero, aquella Macovit pasó a denominarse Figrupo Empresarial, una sociedad en la actualidad participada en un 94% por Logística Integral y Servicios, vehículo de inversión de la familia De Castro. Se trata de un conglomerado diversificado, del que en la actualidad cuelgan unas ocho empresas distintas.
Figrupo siguió creciendo tras el cambio accionarial y cerró el año 2023 con una cifra de negocios de 58 millones de euros. Los números de Logística Integral y Servicios, consultadas por Economía Digital Galicia a través de la solución analítica avanzada Insight View, dan muestra del poderío del grupo empresarial levantado por De Castro. La compañía cerró 2023 con un patrimonio neto de 117 millones de euros y con activos por valor de 161,1 millones de euros.
Creó un grupo empresarial -Fomento de Iniciativas- del que hoy cuelgan Sogarisa, la constructora Abeconsa y el negocio náutico.
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Tabla Resumen de Datos Financieros de Logística Integral y Servicios (2023)
| Concepto | Valor |
|---|---|
| Cifra de negocios | 58 millones de euros |
| Patrimonio neto | 117 millones de euros |
| Activos | 161,1 millones de euros |
Legado Social
En todo caso, el legado de Amador de Castro va más allá de lo empresarial. Asimismo, subrayó que fue pionero en alentar la incorporación al mundo laboral de personas con discapacidad con un programa ambicioso que lleva el nombre de Son Capaces y que sigue en vigor en las ITV de Galicia.
En noviembre de este año se llevó a cabo la presentación pública de la Fundación Amador de Castro, con el objetivo de ayudar a personas con síndrome de Down y a otras diagnosticadas de Alzheimer.
La conselleira indicó que la Fundación Amador de Castro "es una nueva demostración de que Galicia posee una tupida red solidaria que va desde el voluntariado hasta fundaciones como esta". Por último, señaló que con esta entidad, la familia de Amador de Castro hace lo que él tantas veces repitió: "devolverle a la sociedad lo que ella te dio".
El empresario fallece después de una larga enfermedad y tan solo unas semanas después de la presentación de la Fundación Amador de Castro, que perpetuará su legado. Esta iniciativa comandada por sus tres hijas tendrá dos prioridades: estar al lado de las familias y cuidadores de las personas con Alzheimer, y crear oportunidades para personas con síndrome de Down.
Figrupo ha señalado en un comunicado recogido por Europa Press que Amador de Castro recorrió la vida "ayudando a todos los que pudo".
“Amador ha sido un ejemplo de compromiso social constante y discreto a lo largo de toda su vida. Él ha olvidado muchas cosas, pero nosotras tenemos grabados los valores que siempre inculcó a nuestra familia. «A partir de hoy, sin Amador, la vocación de la familia es seguir con su legado e intentar transmitirle a la sociedad una parte de la enorme huella que él ha dejado en todos los que tuvimos la suerte de conocerlo.
Amador de Castro, aquejado desde hace años de la enfermedad del Alzheimer, deja un grupo empresarial cohesionado y sin problemas sucesorios, pues en realidad ese proceso ya se habría puesto en marcha hace años. Lo cierto es que, según los datos del Registro Mercantil, en 2020, el ejecutivo dejó de ser presidente y consejero delegado de Logística Integral y Servicios, el vehículo de inversión de la familia detrás de Figrupo, para ser relevado por su hija Marta de Castro Torre.
Amador de Castro tiene una mente privilegiada para las matemáticas financieras y la contabilidad, don que le ayudó -y mucho- en el mundo de los negocios.
Cada vez que cambió de empresa y de ciudad, allí estaba su primera y última novia, Rosa, «una mandona, que tengo que reconocer ha aguantado mi vida». Ante cualquier piropo que le lancen, Amador de Castro suelta frases como «la ceguera no tiene límites».
Amador de Castro, fundador de las ITV gallegas y de Figrupo, corporación empresarial ahora pilotada por su familia y de la cuelgan distintas empresas de renombre, como Abeconsa, falleció este domingo en A Coruña cuando estaba a punto de cumplir 77 años de edad.
Figrupo emitió un comunicado la tarde de este domingo en el que informaba del fallecimiento del empresario, destacando que “su trayectoria empresarial estuvo marcada por varios casos de éxito pero, sobre todo, por una forma de hacer las cosas con trabajo, respeto y humildad”. “Supo disfrutar de los éxitos en silencio y asumió sus fracasos sin dejar que fuesen otros los que tuviesen que asumir las consecuencias. Recorrió la vida ayudando a todos los que pudo.
Recuerdan desde Figrupo que la andadura como empresario de De Castro arrrancó en 1987 “tras haber desempeñado su trabajo como directivo en dos de las más importantes empresas de Galicia: Astano y una incipiente Inditex”.
Empresario muy conocido en la comunidad gallega, tras su paso como director financiero en Astano y luego en Inditex, en 1986 se presentó al concurso para la concesión de las ITV en Galicia. A partir de ahí constituyó un discreto imperio de inspecciones técnicas que también contaba con presencia en Argentina y Costa Rica.
De Castro configuró un negocio próspero. Tanto, que llamó la atención de los gigantes. La compradora, firma de origen catalán nacida dentro del proceso de diversificación de Aguas de Barcelona pero ya entonces bajo el timón de fondos internacionales, se reservó el derecho a hacerse con el 20% restante de la sociedad en julio de 2022.
Amador de Castro y su familia no abandonaron el mundo empresarial tras la venta de las ITV. Hace unos años, Amador de Castro optó por dar un paso al lado, tomando su familia las riendas del grupo inversor. Su mujer, Rosa, y sus hijas Marta, Susana y Blanca, han hecho crecer el grupo que, en la actualidad está conformado por 388 personas.
“A partir de hoy, sin Amador, la vocación de la familia es seguir con su legado e intentar transmitirle a la sociedad una parte de la enorme huella que él ha dejado en todos los que tuvimos la suerte de conocerlo. Porque su impacto como empresario no es comparable al que tuvo como persona. Generoso, paciente, comprensivo, exigiéndose a sí mismo y ayudando a los demás. Porque Amador fue, ante todo, una excelente buena persona.