El Mercado Central de Las Palmas se ubica, como bien indica su nombre, en el centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sobre todo en función de la ubicación de los otros dos mercados, el del Puerto y el de Vegueta, al norte y al sur de la ciudad respectivamente. Una vez adentramos en la ciudad, este centro de comercio lo encontramos en la parte alta del barrio de las Alcaravaneras, muy cerca de la zona comercial de Mesa y López.
Orígenes y Contexto Histórico
El Mercado Central de Las Palmas nace como una propuesta del Ayuntamiento; y es el Alcalde, D. José Ramírez Bethencourt, quien lo inaugura. El Plan General de Ordenación de Las Palmas de Gran Canaria fue redactado por D. Secundino Zuazo en el año 1944 y aprobado en 1952.
En estos años 50, hay una fuerte presión demográfica que potencia una dinámica urbanística y que extiende la ciudad hasta la zona de Alcaravaneras. De hecho, el Mercado Central abre con la intención de ofrecer un servicio a la creciente población de Las Palmas de Gran Canaria.
El proyecto es del arquitecto D. Manuel Ponce de León. La obra se ejecutó en tan sólo 10 meses, sobre una zona de dunas, por la empresa de construcciones Alfredo Farray Estévez. Es concebido este espacio como dos mercados a la vez, uno al por mayor, y otro al detalle, para así atender a dos problemas acuciantes de demanda de productos frescos.
Estructura y Diseño Arquitectónico
El Mercado Central es un edificio de uso comercial resuelto en 2 alturas y sótano. La planta ocupa todo el solar, de forma rectangular, con 2 pabellones laterales. Destaca formalmente por la estructura de soportes trapezoidales invertidos que se destacan de los paños de fachada.
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A vista de pájaro (Google Earth) el edificio parece tener dos claras partes; la parte frontal que da a la calle Galicia, y la parte trasera. La parte frontal forma un rectángulo (aprox. 68x74 metros), que se extiende desde las mencionadas calles laterales de Néstor de la Torre y Barcelona. De la parte anterior de este rectángulo deriva un espacio de planta casi cuadrangular de grandes dimensiones (aprox. 41 x 55 metros). Entre ambos conforman el total del mercado central.
El Mercado Central en el Tejido Comercial e Histórico de Canarias
Esta muestra expositiva pretende mostrar al público la vital función que han ejercido los mercados tradicionales de Canarias. Con este objetivo, invitamos a un recorrido por la historia y por el legado patrimonial vinculado a estos espacios que han sido fundamentales no solo para las transacciones comerciales, sino también para la vida social, al ser lugares de encuentro y referencia en nuestras ciudades y pueblos.
Concluida la conquista de Canarias, uno de los principales retos fue garantizar el adecuado abastecimiento de alimentos y de otras mercancías de primera necesidad. El sustento de esta nueva sociedad requería así de un suministro constante que dependió, en gran medida, del comercio exterior, y de la puesta en cultivo de los campos canarios.
Gran parte de la población de las Islas Canarias se encontraban en un entorno eminentemente rural. Ante la falta de lugares de abastos, las transacciones comerciales se basaban en el trueque o el intercambio.
Las ciudades y pueblos más populosos contaron con mercados, ferias y tiendas donde adquirir diferentes mercancías con cierta facilidad, pero en el mundo rural esta tarea fue más compleja, dificultando el acceso de la población a bienes que no eran producidos en las proximidades.
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Aunque en la mayoría de las poblaciones rurales e islas como La Gomera o el Hierro se siguieron utilizando las plazas como puntos de venta, a partir del siglo XIX en algunas localidades de Canarias comenzaron a erigirse inmuebles específicos para su utilización como mercados.
La Revolución Industrial benefició los sistemas constructivos gracias a la utilización del hierro para las grandes edificaciones.
La ciudad de Santa Cruz de Tenerife alberga en su entramado urbanístico la principal evolución tipológica de la arquitectura comercial en las Islas Canarias.
El crecimiento poblacional que estaba sucediendo en la ciudad de Las Palmas a mediados del siglo XIX, ocasionó la creación de una zona comercial junto al barrio de Vegueta.
El Mercado del Puerto de la Luz nació suscitado por el auge poblacional que estaba teniendo la zona del puerto con las construcciones de viviendas de los trabajadores del puerto y la urbanización del lugar como zona de segundas viviendas cercanas a la playa de Las Canteras.
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Este mercado fue construido en 1956. Su nombre de “central” se debe a su ubicación, en la intersección entre las actuales calle Galicia y calle Néstor de la Torre, una zona estratégica equidistante de los principales núcleos de la ciudad; pero sobre todo al propósito de convertirlo en un centro central de abastecimiento que cubriera la demanda social del momento. Hasta la creación en 1981 de Merca Las Palmas, cumplió su función. Otro mercado importante es el de Altavista, creado en 1970.
Tras varios intentos de construcción de un mercado para la ciudad de San Cristóbal de La Laguna desde el año 1801, se plantearon diferentes proyectos de inmuebles en el interior de los graneros municipales situados en la plaza del Adelantado. Tras su incendio y completa ruina, en 1881 se da visto bueno al definitivo proyecto del arquitecto Vicente Armiño. Se utilizaron los materiales propios de la isla como la cantería de piedra, ladrillo y madera de Tea, pero se introdujo en su composición los nuevos materiales como el hierro fundido para puertas y remates. Debido al crecimiento poblacional de la urbe en el siglo XX y el deterioro de la estructura de Vicente Armiño, se decidió demoler el inmueble y solicitar a Tomás Machado un nuevo proyecto en 1944.
El crecimiento poblacional de mediados del siglo XIX de Arrecife suscitó la necesidad de erigir un lugar que tuviese las condiciones higiénicas para la venta de los alimentos. Por ello, se solicitó a Manuel de Oraá la construcción de un inmueble el cual fue el primer mercado de la isla de Lanzarote al que toda la población de la isla acudía. Su acceso se situaba en la calle Manual de Miranda, a donde se accedía a un patio central que no solo sirvió de mercado, sino de otras actividades, como luchadas y ferias ganaderas.
El arquitecto Antonio López Echegarreta fue el encargado de hacer el mercado de Arucas a la vez que erigía el inmueble que albergaría el ayuntamiento del municipio. Se aprobó en 1879, siendo este el segundo mercado construido en Gran Canaria tras el mercado de Vegueta.
Tras la visita de Franco a Puerto de Cabras el 28 de octubre de 1950, se creó el Decreto Ley de 11 de diciembre de 1950 por el que se creaba un Plan de Adopción para las islas de Fuerteventura y El Hierro. Entre las obras proyectadas para la mejora de infraestructuras de Puerto de Cabras se incluyó una Plaza de Abastos. Este inmueble siguió la estética neocanaria con un gran atrio de entrada con tres arcos de medio punto, con cubierta de tejas árabes a una agua y coronada con un frontón curvo. Este atrio está flanqueado por dos grandes cuerpos a modo de acuartelamiento.
A lo largo del siglo XX, fueron erigiéndose otros inmuebles destinados a mercados en aquellos pueblos y ciudades de mayor densidad poblacional, muchos de los cuales siguen albergando los mercados de abastos locales.
Canarias cuenta en la actualidad con una gran cantidad de instalaciones comerciales por todo el archipiélago. Aunque algunos de estos están en inmuebles históricos, la mayor parte ha surgido en fechas recientes. Estos lugares siguen siendo espacios de referencia para la población local y un punto de encuentro de carácter social y gastronómico. Sin lugar a dudas, nuestros mercados y mercadillos son un pilar esencial para impulsar un desarrollo económico sostenible y alcanzar la soberanía alimentaria.
Cafetería Montesdeoca: Un Negocio con Historia en el Mercado Central
Juan Montesdeoca inauguró dos cafeterías el mismo día que el Mercado Central abría sus puertas, el 18 de julio de 1957. Una foto en blanco y negro inmortaliza el primer día de los 66 años que lleva el negocio en funcionamiento en Las Palmas de Gran Canaria, actualmente regentado por la tercera generación y la cuarta se está formando en el negocio.
El hermano de Montesdeoca fue el que en un primer lugar tuvo la idea de negocio, pero un poco después dejó el proyecto porque tenía otras empresas. En aquella época se ubicaban en la parte superior con dos locales, uno frente al otro y tan solo tres mesas en cada uno.
No fueron comienzos fáciles, la jornada laboral comenzaba a las dos de la mañana, con legañas en los ojos encendía la vieja cafetera que podía tardar hasta tres horas en calentarse para tener todo listo para los primeros clientes.
“Nadie sabe lo que es la hostelería excepto el que trabaja en ella, es muy sacrificada y eso que nosotros no lo teníamos tan complicado”, comenta Olivia Montesdeoca, hija del fundador. “Los comienzos de mi padre sí fueron duros porque el Mercado abría todas las tardes, pero cuando nosotros estábamos no y cerrábamos los días de fiesta y domingos, entonces el personal estaba contento y yo más porque por lo menos tenía un día de descanso”, resalta.
La jubilación le llegó antes de tiempo por problemas de salud y su hija, Olivia Montesdeoca tomó el relevo junto a su marido. Cuando los mayoristas se trasladaron a Mercalaspalmas en los 80 hicieron una remodelación de la plaza de abastos y propusieron al matrimonio trasladarse a la parte baja, donde se ubican actualmente.
“Nos convino más porque aquello era pequeñito aunque fueran dos, esto es otro historia”, comenta Montesdeoca. El local se lo dieron completamente vacío y tuvo que hacer las reformas e instalarlo para volver a poner en funcionamiento la empresa. Desde entonces nada ha cambiado y la decoración transporta a los clientes a aquella época.
La barra de azulejos verdosos y un cartel de cristal que además del nombre de la cafetería anuncia a los lados la marca de alcohol Gin Bols Liqueurs. “Eso no se quita, es una reliquia”, dictamina Montesdeoca.
Al poco del traslado, su marido tuvo que dejar de trabajar por una enfermedad y Montesdeoca tomó las riendas en soledad. “No fue complicado llevarlo yo sola porque estaba acostumbrada de lo que oía de mi padre cuando llegaba a casa y hablaba con mi madre y sabes que los niños somos como esponjas, que todo lo captamos entonces a mí no me vino de nuevas”, comenta.
Su padre había introducido los churros los primeros años, pero eran una carga de trabajo demasiado grande, lo suyo era el café para los somnolientos mayoristas. “Es incalculable el número de cafés que mi padre podía vender en un día”, destaca Montesdeoca. Al llevar las riendas del negocio volvió a incorporar el plato para los desayunos y “bendita la hora” porque es lo que más se consume actualmente. En un día pueden llegar a servir 500 o 600 churros para la constante rueda de clientes que toman su primera comida del día.
En 2007 después de trabajar dos años más allá de su jubilación, Montesdeoca decidió darse el merecido descanso y pensó en traspasar el negocio. Su hijo, Juan Luis que había trabajado durante nueve años en el negocio familiar, pero que en ese momento se encontraba empleado en El Corte Inglés tomó la decisión de continuar con la empresa para “no perder tanta historia que había”. “Hubiera sido una pena que pasara a otras manos”, añade. Aunque actualmente está jubilada, Montesdeoca no pierde el contacto con la empresa familiar. “Tengo un mono con venir aquí”, comenta risueña. Aunque aclara que no viene diariamente cuando hace las compras en el Mercado si no pasa por la cafetería es como si no hubiera ido.
“De lo que más orgullosa me siento es de que mi hijo continúa con esto porque tenía la pena de traspasarlo a otra persona estando vinculada al negocio desde el año 57”, expresa Montesdeoca. Y no solo su descendiente trabaja en la empresa familiar, también su nieto, Juan Luis Amador.
El Mercado Central Hoy
El Mercado Central fue construido en el año 1958 con el objetivo de convertirse en uno de los centros de distribución alimentario principales del municipio de Las Palmas. Su nombre, “Central”, alude a su centralidad en la distribución alimentaria del municipio, ya que desde la fecha de su creación hasta el año 1981 cumplió la doble función de mercado minorista y mayorista de Las Palmas, proveyendo de productos frescos al resto de comercios y mercados del municipio.
Ya en el año 1981, el crecimiento socioeconómico del municipio de Las Palmas obligó a reordenar la distribución mayorista de alimentación fresca, que se trasladó al nuevo complejo alimentario mayorista de Mercalaspalmas. El espacio libre que quedó en la planta sótano del Mercado Central fue ocupado con cámaras frigoríficas y un aparcamiento de ochenta y ocho plazas. Mercasa fue la encargada del diseño y desarrollo de esta obra.
El Mercado Central de Las Palmas siempre ha sido un mercado muy bien organizado internamente, hecho que se refleja en la adecuada distribución interna de los gremios. El Mercado Central extiende su zona de influencia a todo el municipio de Las Palmas, si bien el 80% de su clientela procede de los barrios colindantes, Alcaravaneras, Guanarteme y Ciudad Jardín.
El primer paso fue solicitar al Ayuntamiento la cesión de la gestión del mercado. Para ello se constituyeron como sociedad cooperativa en 1997. La primera gran iniciativa no se hizo esperar, al año siguiente, 1998, se puso en funcionamiento en la planta sótano del mercado una galería comercial con zapaterías, tiendas de moda, joyería, cafetería y restaurantes.
Una visita al Mercado nos evoca a nuestra niñez: los aromas, los colores vivos de la fruta, el sonido, el canturrear de nuestro tendero. Se puede pagar en sus puestos con tarjetas de crédito y los clientes disponen si lo desean de carritos de la compra.
Dirección: C/ Galicia, Nº 24. Arenales.
Otros Mercados Municipales de Las Palmas
- Mercado de Altavista: C/ Juan Ramón Jiménez, nº 45. Escaleritas. Sorprende por su gran variedad de productos locales de la mejor calidad y sobre todo por sus puestos de carnes y pescado a precios muy competitivos.
- Mercado de Las Palmas: C/ Albareda, nº 76.
- Mercado de Escaleritas: C/ Mendizábal, nº 1. Horario: De lunes a jueves, de 07:00 a 14:00 horas.
El Mercado Central nos invita a dejarnos llevar por esa comida disfrutada, ese sabor especial, ese momento inolvidable que hemos compartido en familia.