Educación, Innovación y Emprendimiento: Definición y Alcance

El emprendimiento es una de las bases para que un país o sociedad avance. Por eso, la educación no puede quedar al margen de esta necesidad, es ahí donde entra en juego la figura del emprendedor educativo.

Importancia de la Cultura Emprendedora en la Educación

La cultura emprendedora se debe incorporar a las aulas de forma transversal y desde una edad temprana. De hecho, la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en su artículo 19, establece que “sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las áreas de la etapa, la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, la competencia digital, el fomento de la creatividad, del espíritu científico y del emprendimiento se trabajarán en todas las áreas”.

El emprendedor educativo es clave para fomentar una cultura emprendedora de forma transversal desde una edad temprana, ya que es sinónimo de impulsar la creatividad, la autonomía y el trabajo colaborativo. Repercute en la formación integral de los alumnos.

¿Qué es la Innovación?

La innovación es el proceso de crear algo nuevo o mejorar significativamente lo existente, con el objetivo de generar valor, ya sea en términos de eficiencia, funcionalidad, rentabilidad o impacto social. Implica la introducción de ideas, productos, servicios o procesos que antes no existían o que ofrecen mejoras sustanciales respecto a lo que ya está en uso. En términos generales, la innovación no se limita únicamente a la creación de productos revolucionarios, sino que también incluye la aplicación de métodos o enfoques nuevos en diferentes áreas.

  • Innovación de productos: Crear nuevos productos o mejorar los existentes para satisfacer mejor las necesidades de los clientes.
  • Innovación de procesos: Mejorar las operaciones internas de una empresa para hacerlas más eficientes y productivas.
  • Innovación en el modelo de negocio: Cambiar la manera en que una empresa genera ingresos y entrega valor a sus clientes.
  • Innovación organizativa: Implica cambios en la estructura organizativa de una empresa para mejorar la colaboración, la comunicación y la toma de decisiones.

La innovación es un motor crucial en el progreso y la evolución de las sociedades y las economías. En la educación, la innovación transforma el proceso de aprendizaje; en las empresas, impulsa la competitividad; y en la tecnología, redefine lo que es posible. Innovar no es solo crear algo nuevo, sino hacerlo de manera que genere valor y transforme positivamente el entorno.

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En el ámbito de la innovación educativa, se refiere a la incorporación de metodologías, herramientas y enfoques modernos que mejoren la enseñanza y el aprendizaje, adaptándolos a las necesidades actuales de estudiantes y docentes. Lo nuevo e innovador implica soluciones originales, disruptivas y, sobre todo, funcionales en un contexto determinado.

Beneficios de Fomentar el Emprendimiento Educativo

Fomentar la cultura emprendedora en el aula va mucho más allá de aprender a crear un negocio propio. El emprendimiento va ligado a una serie de competencias que repercuten en los alumnos de forma global. Entre sus beneficios, señalar:

  • La creatividad.
  • La autonomía y confianza en uno mismo.
  • El trabajo en equipo y la socialización.
  • El liderazgo y la responsabilidad.
  • La empatía.
  • La capacidad para asumir riesgos y adaptarse a los cambios.
  • El espíritu crítico.
  • La responsabilidad.
  • Aprender a gestionar el fracaso y la frustración.

Es decir, impulsar el emprendimiento educativo engloba más ámbitos que el financiero; desarrollar una verdadera estrategia emprendedora en el sistema educativo repercute en la formación integral de los alumnos. Además, hay que tener en cuenta que el emprendimiento real puede ir ligado al área social, cultural, deportiva, etc.

Actividades para Trabajar el Emprendimiento en el Aula

Lógicamente, las actividades relacionadas con el emprendimiento deben adaptarse a cada edad y tipo de alumno. Es aquí donde entra en juego el rol del emprendedor educativo, el cuál lleva a cabo distintas iniciativas entre las que destacan:

  1. Trabajos en equipo. En estos casos, más importante que el resultado final es el proceso para llevarlo a cabo. Realizar trabajos en grupo implica saber colaborar con los demás, compartir ideas, aprender a dialogar y ceder, entender que cada uno tiene diferentes capacidades…
  2. Concursos de ideas. Plantear un problema al que los alumnos deben ofrecer una solución valorando la creatividad y la solución a la que se ha logrado llegar.
  3. Creación de empresas. Realizando todos los pasos necesarios como si fuese real, lo cual incluye un plan de negocio, acta de constitución, cargos, productos o servicios, imagen corporativa, solicitud de un crédito, etc. En el caso de cursos superiores como Bachillerato o ciclos de Formación Profesional (FP), se pueden poner en marcha durante un tiempo determinado.
  4. Talleres. En los que se combine la parte práctica y la experimentación con la gestión de emociones. No solo se trata de “aprender a hacer” sino también de “aprender a pensar”.
  5. Recursos digitales. En la Red existen diferentes iniciativas relacionadas con el emprendimiento en colegios e institutos, desde simuladores de empresas como formaTenred a programas de educación financiera de diferentes entidades como Money Town o KitCaixa Jóvenes Emprendedores.
  6. Encuentros con emprendedores. Para conocer casos reales, sus dificultades, proceso… Es fundamental que estos encuentros sean con profesionales de diferentes sectores y que incluyan también iniciativas que acabaron fracasando.
  7. Visitas. A escuelas de negocios, pymes, startups… para entrar en contacto directo con diferentes realidades empresariales.

Ante esta situación y teniendo en cuenta el riesgo que entraña esta alternativa profesional, conviene plantearse si, antes de incentivar el emprendimiento, sería conveniente dotar a los nuevos emprendedores de las destrezas y habilidades necesarias para incrementar sus posibilidades de éxito y evitar el fracaso de los proyectos incipientes. Este artículo tiene por objeto descubrir los factores que resultan determinantes del éxito en los emprendedores y vincularlos con la educación, de manera que pueda actuarse sobre ellos desde este ámbito y así lograr un emprendimiento de calidad.

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Fomentar el espíritu emprendedor es mucho más que enseñar a abrir un negocio propio. También implica reforzar la inteligencia emocional, la creatividad, la innovación, el trabajo en equipo y atreverse a pensar diferente.

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