Seguramente conoces el mundialmente famoso cuento de la lechera, que fue redactado primero por Esopo. El cuento de la lechera es una fábula que ha tenido muchas versiones a lo largo de los tiempos. Se piensa que la primera fue obra del griego Esopo. En la fábula, hay una joven que llevaba un cántaro de leche.
Una lechera iba camino a su casa con un cubo de leche recién ordeñada. Pensó que al llegar a casa podría hacer una mantequilla de buena calidad, que luego llevaría al mercado y vendería para comprar huevos. Con los huevos criaría pollitos durante un tiempo, y vendiéndoles a buen precio, se podría comprar un bonito vestido. Aquel vestido sería la envidia de las chicas del pueblo, y le permitiría captar la atención del hijo del molinero. Pero a ese no se le dejaría tan fácil invitarla a bailar, así que le haría primero no con la cabeza. Al mismo tiempo que pensaba sobre esto, se puso a mover la cabeza en señal de negación y se le cayó el cubo, perdiendo toda la leche.
Esta fábula se suele interpretar como una advertencia sobre el peligro de soñar despierto, de imaginar cómo nos cambiaría la vida con solo tomar unas pocas acciones, cuando normalmente la realidad nos impide conseguirlo.
En su camino va pensando qué hará con lo que obtenga por la leche. El rendimiento lo reinvertiría en nuevas actividades que cada vez le ofrecerían más ganancias con las que hacer frente a nuevas inversiones. Sin embargo, mientras soñaba despierta, su falta de atención hizo que tropezase.
Pero la conclusión tradicional me parece demasiado corta. Este cuento se puede interpretar de forma mucho más constructiva para un emprendedor. No podemos dar por hecho que cada paso previsto será enormemente sencillo. La enseñanza es que hay que prestar mucha atención al presente. Cada paso que damos en nuestros proyectos se apoya sobre el anterior.
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La Lechera como Emprendedora
Algunos emprendedores piensan en sus negocios como la lechera. Voy a dar tal servicio o vender tal producto, a tal precio, venderé tantos al mes, me alquilo un local y después de un rato ganaré mucho dinero. La realidad es, evidentemente, que las cosas son más difíciles de conseguir. Las ventas cuestan mucho, los gastos siempre son más de lo estimado.
Pero las cosas no son imposibles. Para mí, la moraleja que falta en esta historia es que la lechera debería volver a intentarlo el día siguiente y tener más cuidado con el cubo. A todos los emprendedores les ocurren imprevistos, todos cometen errores a un momento u a otro. Pero donde hacen la diferencia es volviéndolo a intentar de forma más inteligente.
Lecciones para Emprendedores
Finalmente, este cuento debería ser una llamada a actuar. No es malo soñar. Pero soñar sin actuar es vano. Las cosas no son tan sencillas como se imaginan. En primer lugar, es bueno construir planes de futuro, pensar qué vamos a hacer, las razones que tenemos para invertir y planificar proyectos para conseguirlo. Sin embargo, en esa mirada hacia delante tenemos que ser realistas.
Cuando lo piensas, vanidad sobre el vestido aparte, las ideas de la lechera no eran malas. Tenía una estrategia empresarial muy clara, equivocada o no, demasiado optimista o no, pero una estrategia.
Es bien sabido que las decepciones son directamente proporcionales al tamaño de las expectativas. Los aficionados del Athletic seguimos incurriendo en la ingenuidad, tantos años ... después. Como viene siendo fiable ante buenos equipos, y ninguno de ellos había sido hasta ahora superior en el juego, puede entenderse que los aficionados se las prometan muy felices ante el colista Cádiz, e incluso se atrevan a mirar un horizonte promisorio con el Levante, el Granada, el Getafe, y se pongan a sumar puntos, a trepar con la imaginación por la tabla clasificatoria. Y de ahí solo queda un paso para ponerse a soñar con Europa, hasta que asistimos a la representación en San Mamés del viejo cuento de la lechera emprendedora que rompe, en un salto de contento, el cántaro con el que iba a iniciar su fortuna.
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