Luis Portillo: Auge y Caída de un Empresario Sevillano

De codearse con el Ibex a un conglomerado de pequeños negocios en torno a una gasolinera en Dos Hermanas (Sevilla). Es el viaje del empresario sevillano Luis Portillo, símbolo de los excesos del boom inmobiliario de principios de siglo.

Hoy es el empresario sevillano Luis Manuel Portillo, impulsor y dueño de una auténtica maraña de sociedades inmobiliarias y de inversión -además de accionista cualificado de BBVA y Santander- el que ha saltado a la palestra.

El anonimato de Luis Manuel Portillo corre peligro. Se siguen sus movimientos y, más aún, sus inversiones.

En su apogeo, Portillo fue primer accionista individual de BBVA, dueño de un 15% de FCC y presidente y máximo accionista de Colonial. En 2007 anunció, en una rueda de prensa en Madrid junto a Mariano Miguel, que le habían ofrecido entrar en Iberdrola.

Unos meses después, junio de 2007, planteó otra OPA por Riofisa y a las pocas semanas llegó la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos que precipitó el reventón inmobiliario español.

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Inicios y Ascenso en el Mundo Empresarial

Sus orígenes, como los de su empresa, se pierden en la misma nebulosa de partida: una modesta compañía familiar de construcción que su padre, maestro albañil, había levantado en su pueblo natal de Dos Hermanas, la principal ciudad dormitorio de Sevilla.

Fue, sin embargo, ya bajo su dirección cuando comenzó el despegue datado a primeros de los años 80 del pasado siglo que le ha llevado hasta encumbrarlo a las alturas. Al principio, de forma muy modesta construyendo pequeñas promociones de varias casas unifamiliares en Dos Hermanas, convertida durante todo este tiempo en la principal fuente de la que se ha nutrido el grupo.

Nada más acabar el Bachiller Portillo decidió entrar en el negocio de la familia. Su olfato para rastrear las operaciones más rentables y su espíritu abierto e inquieto, compensaron su falta de estudios superiores. Con menos de 25 años se hizo con el control de la empresa paterna y empezó a poner en marcha todo su ingenio. La primera medida fue cambiar la subcontrata por la construcción de viviendas protegidas.

En los meses previos a la Exposición Universal de 1992, Portillo ha confesado alguna vez de sí mismo que era un hombre que no podía enfermar: prácticamente todas las grandes constructoras nacionales que habían obtenido los concursos acudían a su empresa para subcontratarla.

Además, su imagen cotizó al alza cuando trasladó las oficinas centrales de Expo-An al palacete regionalista de Aníbal González (el arquitecto de la Plaza de España) en la avenida de la Palmera que el BBV acababa de desalojar tras su fusión con Argentaria.

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En Sevilla, la mayor proyección pública de Luis Portillo le viene de la condición de propietario del colegio privado Alminar, enclavado también en La Motilla donde se sitúa su centro vital y empresarial.

El Salto a la Fama: Inmocaral y Colonial

Su nombre empezó a sonar ligado a su entrada en Metrovacesa -Portillo controla un 5,6% de esa compañía y ocupa un puesto en su consejo-, pero su salto a la fama llegó a finales de este verano con su OPA sobre el 100% de la cotizada Inmocaral.

El éxito de la operación, que lo hace socio de Koplowitz y Del Pino, ha dinamitado su confirmada discreción y su gusto por mantenerse en la sombra.

Así, se sabe, porque lo ha dicho, que lo que pretende en Inmocaral es «mejorar su posición en el sector y su estructura corporativa» para convertirla en uno de los primeros grupos inmobiliarios cotizados.

Luis Portillo, presidente de Colonial, ha sido nombrado presidente de Riofisa, hasta hace poco en manos de la familia Losantos y que el pasado mes de julio pasó a manos de Colonial tras la OPA lanzada por dicha inmobiliaria a principios de año.

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En apenas dos años ha adquirido Inmocaral, Colonial, Riofisa y el 15% de FCC, elevando la deuda de su compañía a más de 8.000 millones de euros.

La Caída y Reinversión

La crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos precipitó el reventón inmobiliario español. De ahí al derrumbe de su complejo entramado de empresas, como Zent Inversiones, Grupo Portival, Expo An, Ábaco Grupo Financiero o Esterquiz, por citar algunas, con pasivos que llegaron a superar los 4.300 millones, en el caso de Ábaco.

En 2016, salieron a subasta en el concurso de Zent medio centenar de propiedades del sevillano, entre ellas la Casa Luca de Tena, un precioso palacio en la capital hispalense, obra del arquitecto Aníbal González, donde Portillo llegó a establecer la sede del grupo.

Tras años fuera del radar, en 2022 las empresas de su familia han disparado sus activos, y en los últimos meses Portillo ha pasado a compartir cargos en varias sociedades junto a dos viejos conocidos del ladrillo, en un aparente acercamiento al mundo de la energía, en pleno boom de las renovables.

Lo ha hecho después de que el holding que agrupa buena parte de las empresas de la familia Portillo, Lasaga Inversiones, se anotase en 2022 resultados récord, tras vender una de sus filiales de suelos en Dos Hermanas al multimillonario escocés Irvine Laidlaw.

Con tres empleados, Lasaga Inversiones disparó sus activos en 2022 un 76%, hasta algo más de 19 millones. Estos comprenden inversiones en más de 15 empresas.

Desde este año, y tras una ampliación de capital de cerca de 400.000 euros, también es administrador de Royal Inmobiliario Uno SL junto a otro viejo nombre de la burbuja, el manchego Domingo Díaz de Mera, promotor del fallido aeropuerto de Ciudad Real.

Vida Personal y Curiosidades

Pese a la fortuna que se le puede calcular sólo en acciones, Portillo sigue viviendo en la misma casa familiar de La Motilla, una barriada nazarena, convenientemente remozada aunque sin descollar en exceso del resto de chalés de la zona.

Casado y con tres hijos, Luis Portilla evita dar detalles de su vida, hasta el punto de que no es fácil encontrar una biografía de este empresario andaluz. El poco tiempo libre que tiene lo pasa en su finca de Córdoba y navegando con su barco, dejando a un lado fiestas sociales.

Familiares en el Mundo Inmobiliario

Luis Portillo ha contado con el apoyo de su esposa María Jesús Valero durante la aventura que ha supuesto la creación de la actual Colonial. El empresario sevillano lanzó en 2005 la opa sobre Colonial a través de dos sociedades, Inversiones Empresariales Tersina, presidida por Portillo, y Desarrollo Empresarial Quetro, controlada por Valero.

En Inmocaral, nada más aterrizar, ha nombrado consejera a su mujer, María Jesús Valero Pérez, en representación de Desarrollo Empresarial Quetro, una sociedad limitada unipersonal. La misma figura societaria de Inversiones Empresariales Tersina en cuyo nombre se sienta él mismo como vicepresidente del consejo de administración.

Las principales inmobiliarias españolas están controladas por grupos familiares. En las inmobiliarias españolas cotizadas existen, incluso, lazos de consanguinidad entre unas y otras, como en el caso de Colonial y Astroc, donde la familia Nozaleda ocupa puestos de responsabilidad en ambas.

En cuanto a su posición en Metrovacesa, parece que Portillo podría desvincularse en breve de la mayor inmobiliaria española una vez investido vicepresidente y consejero delegado de Inmocaral.

«Nosotros no vemos incompatibilidad», ha dicho el presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero. Pero Portillo debe ver alguna ya que abordará este tema en el Consejo de Administración de Metrovacesa del 13 de diciembre próximo.

En el camino, por supuesto, se han quedado varios socios con los que rompió para volar en solitario, acaso el rasgo más definitorio de su perfil biográfico. Luis Portillo está prácticamente solo en el puente de mando de sus empresas.

Participación Familiar en Inmobiliarias
Empresa Familia Porcentaje de Capital
Metrovacesa Sanahuja 70,6%
Reyal Urbis Santamaría 75,3%
Martinsa Fadesa Martín 60,1%
Renta Corporación Hernández de Cabanyes 36,6%

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