Manuel Muñoz Torralbo, un nombre ilustre en España, particularmente en el mundo de la ingeniería y la docencia del motor, nació el 16 de marzo de 1928 en Cañete de las Torres, Córdoba. Hijo de farmacéutico y nieto del administrador de fincas del duque de Medinaceli, sus primeros años transcurrieron en un entorno agrícola, antes de trasladarse a Madrid con su familia.
Infancia y Primeros Años
El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 sorprendió a Manuel en Madrid, con tan solo 8 años. Anticipando lo que supondría la contienda, su madre decidió enviar a sus hijos a Francia, donde residía su tía. Sin embargo, tras un viaje en barco a Valencia y luego a Bilbao, los niños regresaron a España sin llegar a pisar tierras francesas. Con el fin de la guerra, la familia se reunió en Madrid, donde nació el último miembro.
Formación Académica e Inicio en la Ingeniería
La vocación de Manuel por la ingeniería era evidente desde pequeño. En 1950, ingresó en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid (ETSII), especializándose en Mecánica. Durante sus estudios, entró en contacto con los motores térmicos y las turbomáquinas, que se convertirían en sus grandes pasiones. Antes de terminar la carrera, ya trabajaba en el laboratorio de Motores Térmicos bajo la supervisión del catedrático Manuel Lucini.
Su Proyecto de Fin de Carrera versó sobre un motor diésel, realizado en BARREIROS, la empresa de Eduardo Barreiros. Este trabajo le valió el título de Ingeniero Industrial y, más adelante, el de Doctor Ingeniero Industrial.
Vida Personal
En la década de 1950, Manuel conoció a Conchita, una joven madrileña de 17 años, quien se convirtió en su esposa y madre de sus tres hijos. Según su hija Marta, su padre siempre decía que se enamoró profundamente de su madre desde el primer momento.
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Trayectoria Profesional y Empresarial
En junio de 1956, Manuel comenzó a dividir su tiempo entre la enseñanza y el trabajo en la empresa, ingresando como ingeniero en la Sociedad de Frenos, Calefacciones y Señales. Posteriormente, en 1957, se unió a ADASA (Armamento de Aviación, S.A.) en Pinto, Madrid, encargándose de la dirección técnica en la fabricación de equipos de aire acondicionado.
Nacimiento de METOSA
En 1959, Manuel Muñoz Torralbo se lanzó al mundo empresarial, fundando METOSA, Metalúrgicas de Torrejón S.A., en Torrejón de Ardoz. Como socio principal y director, la empresa se dedicaba a la fabricación de piezas de fundición para diversas industrias madrileñas. Inicialmente, obtuvieron la licencia para fabricar equipos de aire acondicionado Westinghouse, aprovechando la experiencia de Manuel en ADASA.
METOSA también fabricaba piezas para neveras Kelvinator, sistemas de transporte de vibración Sinex y piezas de fundición de aluminio para camiones Barreiros. Con el tiempo, se especializaron en la fabricación de piezas para la industria automotriz.
Marta Muñoz interpreta que su padre vio una oportunidad en la necesidad de suministros metalúrgicos de la época, estableciéndose como proveedor de empresas más grandes.
Otras Actividades Empresariales
Además de METOSA, Manuel se dedicó a la asesoría para otras empresas y a la creación y venta de naves industriales junto a su hermano Fabián, abogado de profesión. Aprovechando sus conocimientos y la ubicación estratégica de Torrejón de Ardoz, vieron una oportunidad de negocio en un área aún por explotar.
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Una característica destacada de Manuel era su sentido de la responsabilidad. Prefería vender su coche antes que faltar al pago del sueldo de sus empleados en METOSA.
Dedicación a la Docencia
En los tiempos en que Muñoz Torralbo decidió dedicarse a la docencia, era extraño todavía que un profesor tuviera dedicación exclusiva a tales labores. En 1972, tras ganar la Cátedra de Motores Térmicos en la ETSII, abandonó METOSA, quedando como Consejero Delegado hasta su venta cuatro años más tarde. La crisis energética y su compromiso con la Cátedra le convencieron de vender METOSA a dos trabajadores por una cantidad simbólica, quedándose solo con la nave y percibiendo un alquiler.
También abandonó la creación y venta de naves industriales para dedicarse por completo a la docencia. Manuel fue un nexo de unión entre dos épocas en la Escuela de Ingenieros, defendiendo la dedicación completa de los profesores para mejorar la enseñanza universitaria.
En cuanto a la docencia, su discípulo y actual profesor titular de Motores en el Departamento de Ingeniería Energética y Fluidomecánica de la ETSII, Manuel Valdés, cuenta cómo un 31 de julio, al mismísimo borde de las vacaciones, profesor y alumno trabajaban juntos en un proyecto que debían entregar ese mismo día. Valdés recuerda a Muñoz Torralbo arremangado, trabajando codo a codo en un laboratorio sin aire acondicionado.
Otra anécdota representativa del agudo compromiso con el deber que definía a Manuel Muñoz Torralbo se produjo impartiendo clase. Aquejado de problemas cardiovasculares, el catedrático sufrió varias anginas de pecho y una de ellas le sobrevino delante de sus alumnos. No obstante, terminó de impartir la materia que tocaba aquel día. Y, tras ser operado, como cabra esperar, se reincorporó a su puesto antes de tiempo.
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Formación Continua y Asesoría
Manuel Muñoz Torralbo creía en la necesidad de formación continua. Su hija Marta recuerda: «A mi padre le gustaba todo. Siempre se estaba formando porque tenía que resolver multitud de problemas en los que intervenían infinidad de disciplinas. Necesitaba tener una visión global para poder solucionarlos todos».
Esta formación lo convirtió en una eminencia en el sector. Grandes empresas solicitaban su asesoría para resolver desafíos técnicos. Participó en proyectos de investigación financiados por organismos públicos, como la diagnosis del motor diésel de dos tiempos de la locomotora diésel-eléctrica serie 2.000 de RENFE.
Colaboración Universidad-Empresa
Muñoz Torralbo impulsó convenios de colaboración universidad-empresa, convencido de que la universidad podía ayudar a desarrollar las líneas I+D de las empresas. El convenio con la empresa de cojinetes de fricción Narciso Borja, más tarde COFRISA, dio lugar a la tesis doctoral de Manuel Valdés y a un nuevo modelo de cálculo de casquillos de deslizamiento.
La empresa de materiales Ceraten y el grupo industrial Ercros fueron otros protagonistas de estos convenios, que contribuyeron al progreso de la enseñanza universitaria en España.
Legado en el Laboratorio
Como buen «cacharrero» de vocación, Manuel adoraba el laboratorio, considerándolo imprescindible para alumnos y profesores. Jesús Casanova, sucesor de Torralbo como catedrático de Motores Térmicos, recuerda que en su época de estudiante el laboratorio carecía de celdas y era un espacio diáfano. «Recuerdo a Muñoz Torralbo doblado encima del motor de un Seat 124 a tope de potencia. Eso ahora es impensable».
Manuel era consciente de que el laboratorio debía remodelarse y se preocupó por buscar financiación para acondicionarlo.
Otros Contextos Empresariales y Sociales
Además de la figura de Manuel Muñoz Torralbo, es importante mencionar otros contextos empresariales y sociales relacionados con el apellido Muñoz. Por ejemplo, Manuel Muñoz de Arcos, CEO de la empresa Muñoz y Pujante, una firma familiar especializada en la fabricación y comercialización de pimentón. Esta empresa, con una plantilla de 35 trabajadores, ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años.
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