¿Quiénes Pueden Ser Emprendedores? Características Esenciales

Cada vez es más frecuente encontrar personas que toman la decisión de empezar su propio negocio, startup o empresa y se les llama "emprendedores" y existen diferentes tipos de emprendimiento. Y debido a ello, surge la inquietud de ¿por qué deciden dejar la comodidad y seguridad de un trabajo en una empresa?, ¿qué tienen en común entre ellos mismos? o ¿qué tipos de emprendedores hay? Algunos de ellos lo hacen porque no se sienten a gusto en su puesto de trabajo o están seguros de poder crear valor para la sociedad mientras mejoran sus ingresos y disfrutan en el proceso.

Características Comunes de los Emprendedores

Los emprendedores son personas positivas, enérgicas y con mucha fuerza de voluntad. Al contrario de la mayoría de la gente, en situaciones problemáticas y normales, son capaces de ver soluciones y posibilidades de negocio. Para poder lograr sus objetivos y llegar a sus metas toman riesgos, trabajan duro y se proyectan.

Un emprendedor ha de tener una visión de negocio especial. De la misma manera, un emprendedor debe llevar la iniciativa por bandera. Una persona que se plantee continuamente nuevas propuestas, mejoras y oportunidades. Un emprendedor sin pasión por lo que hace no tiene ningún sentido. Al emprendedor tienen que entusiasmarle lo que está llevando a cabo y creer en su proyecto ya que de ello también dependerá su éxito o fracaso. Cualquier proyecto que se emprenda ha de ser ambicioso. Y quien lo lidere también.

Otra cualidad del buen líder y, por tanto, del emprendedor es la capacidad de resolver los inconvenientes o problemas de una manera rápida y eficaz. El emprendedor también tiene que tener una mente innovadora y creativa. Mostrarse seguro de sí mismo y hacérselo ver al resto. Es necesario tener una buena actitud, tanto para lo bueno que vendrá, como para lo malo. Ser positivo ayudará al emprendedor a convertir las amenazas en oportunidades.

Sin olvidar en todo momento fomentar cinco cualidades que median en una mentalidad favorable al emprendimiento. La ilusión mueve el mundo, también en los negocios. Es el componente más intangible, no se puede explicar lo que implica, pero es el verdadero motor. Sin pasión y sin ilusión no existirían las marcas que consumimos y las empresas que las hacen posible. Para que una idea de negocio triunfe, por tanto, la ilusión por lo que haces y la fe en lo que conseguirás son fundamentales. De hecho, es una fuerza que desprenden los empresarios enamorados de sus negocios. Por eso, en primer lugar, responde a esta pregunta: ¿Te ilusiona tu proyecto?

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La proactividad es esencial en el desarrollo de una idea de negocio. Es por ello por lo que es uno de los rasgos que mejor definen a los emprendedores: son profesionales con iniciativa. El emprendimiento supone búsqueda constante de posibilidades y toma de decisiones. De esta manera, conocer a fondo el ecosistema en el que te mueves y estar preparado para la acción, te ayudarán a la hora de decidir a dónde quieres llevar tu idea. Tomar las riendas es cuestión de aprendizaje. La organización va de la mano de la iniciativa. Es una característica sin la que no podrías tomar decisiones. Iniciar una empresa o llevar tu pyme al siguiente nivel puede hacerte entrar en un mar de dudas y posibilidades, más en una época de abundancia de noticias, innovaciones e ideas de un consumo cada vez más rápido. El orden será el faro que te guía.

Quizás la perseverancia es la cualidad más difícil de interiorizar porque es sinónimo de paciencia, constancia y esfuerzo cuando surgen dificultades. Emprender, mantener y hacer crecer una idea empresarial es, sin duda, un viaje en el que se pueden dar escenas de frustración, rechazo, competencia o falta de recursos y oportunidades. Además, es en los momentos complicados cuando más nos cuesta poner en práctica todas estas habilidades. Te será de ayuda recordar que el camino del éxito es largo y que las etapas de crisis no son eternas.

El quinto elemento es la llave maestra para cualquier situación a la que te puedas enfrentar a la hora de emprender. La comunicación es la herramienta más versátil porque te ayudará a crecer en todos los escenarios. Por ejemplo, es básica para hacer networking y establecer una red de contactos útil en los que apoyarte cuando lo necesites. Cualquier empresa o profesional que te cruces en el camino puede ser de gran ayuda. La comunicación será básica para defender tu proyecto y para tener una excelente relación con todas las personas que pueden aportar y hacer crecer tu idea: inversores, socios, clientes, proveedores, consumidores, empleados o medios de comunicación.

En los últimos años, los estudios sobre la capacidad emprendedora han incluido las características psicológicas de las personas que emprenden. La actitud emprendedora es la conducta de administrar los recursos para generar unos resultados, según la actividad en que se desarrolla. Para que un proyecto empresarial tenga éxito es necesario conocer las competencias emprendedoras de la persona o personas que van a estar al frente del mismo. En numerosas ocasiones se ha comprobado que una misma idea empresarial puede ser un éxito o un fracaso en función del emprendedor que la ponga en marcha, encontrándose así con personas que pueden convertir en éxito casi cualquier proyecto que inicien.

Si pensamos que el emprendedor “nace, no se hace”, cualquiera que reúna las características adecuadas está prácticamente predestinado a ser emprendedor y a la larga, un empresario. Sin embargo, lograrlo está en función del contexto que le rodee y la influencia de factores culturales, económicos, sociológicos y psicológicos. En este sentido, la formación tiene un papel clave en el desarrollo de las competencias emprendedoras.

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Los determinantes importantes del comportamiento emprendedor son los rasgos de personalidad que presentan los individuos. El siguiente paso es preguntar cuáles son estos rasgos de personalidad. Aquí, es necesario considerar que sólo aquellos rasgos que han tenido fuertes argumentos científicos pueden ser considerados como integrantes de la personalidad emprendedora. Por fortuna, la literatura ha empezado a converger en un grupo determinado de rasgos y en el que, en mayor o menor medida, están de acuerdo los investigadores.

  1. Locus de Control Interno Alto: Las personas con un locus de control interno alto piensan que ellos son capaces de controlar los resultados, por lo que dedicarán más esfuerzo y persistencia hacia los resultados deseados, lo que, a su vez, debería ayudar a iniciar una aventura empresarial y a mantenerla exitosamente. Por el contrario, las personas con locus de control externo pueden ser más pasivas. Si uno piensa que no es capaz de controlar los resultados, no tiene razones para cambiar activamente su entorno y comenzar un negocio.
  2. Autoeficacia: La autoeficacia se refiere a la convicción de que uno puede organizar y ejecutar efectivamente acciones para producir unos resultados. Refleja la percepción para realizar un trabajo o tarea concreta. La autoeficacia afecta a la elección de la acción y a la cantidad de esfuerzo ejercido. La gente evita carreras y ambientes que exceden sus capacidades y emprenden vocaciones para las que se juzgan capaces. La iniciativa empresarial conlleva importantes riesgos y dificultades, por lo que parece claro que los emprendedores necesitan altos niveles de autoeficacia. Dado que la autoeficacia predice la perseverancia ante dificultades y la efectividad personal, también se relaciona con la actividad emprendedora.
  3. Propensión al Riesgo: Los individuos con puntuaciones altas en esta dimensión, estarán inclinados a comportamientos de alto riesgo, es decir, considerarán las alternativas cuyas consecuencias finales puedan alejarse de su marco de expectativas de resultados. Por su parte, los sujetos con baja propensión al riesgo, tenderán a comportamientos de bajo riesgo, y evitarán las alternativas que puedan causar resultados que varíen mucho de sus expectativas. Es obvio que la actividad emprendedora implica, por definición, asumir riesgos de algún tipo. La propensión al riesgo es, junto con la proactividad y la innovación, una de las tres dimensiones de la llamada orientación emprendedora. En este marco, la propensión al riesgo se refiere a la disposición del sujeto a comprometerse con oportunidades bajo posibilidades de fracaso. La tolerancia y actitudes positivas hacia el riesgo predicen la formación de intenciones emprendedoras.
  4. Proactividad: Esta se refiere a la tendencia a iniciar y mantener acciones que directamente cambian el ambiente circundante. Las personalidades proactivas identifican oportunidades y actúan sobre ellas, muestran iniciativa, realizan acciones directas y perseveran hasta que consiguen un cambio significativo. En contraste, las no proactivas fracasan en identificar y actuar sobre las oportunidades para cambiar cosas. La proactividad implica un énfasis en anticipar y prevenir problemas antes de que ocurran y una orientación a la acción que incluye una interpretación creativa de las normas y un alto nivel de persistencia y paciencia para operar el cambio. La proactividad es otra de las dimensiones indispensables en la denominada orientación emprendedora, lo que supone perseverancia, adaptabilidad y disposición para asumir la responsabilidad ante el fracaso. También se ha confirmado la relación entre la personalidad proactiva y el comportamiento emprendedor, tanto en empresas ya creadas como en la población general.

El emprendedor se enfrenta a innumerables obstáculos que pasan por la falta de cultura emprendedora, falta de recursos y falta de conocimientos y consecuentemente inseguridad en el terreno empresarial. Todo esto constituye un reto permanente para los emprendedores, que se puede y se debe apoyar en la formación continua. Lo que sí está claro es que los emprendedores y su personalidad, son claves para la economía.

Tipos de Emprendedores

Existen varios tipos de emprendedores con características que les permiten alcanzar sus metas y objetivos de diferentes maneras. Estos son los tipos de emprendedores: Persuasivo, visionario, especialista, intuitivo, inversionista, empresario, oportunista y social.

Características de cada uno de estos emprendedores

  • Emprendedor persuasivo: Es capaz de conseguir con argumentos reales, que otras realicen o piensen de tal forma que apoyen el propósito que este emprendedor tiene como objetivo. Es un buen comunicador, coherente, con valores, propósito y misión específica por la cual se esfuerza para lograr convencer a otras personas a que se unan a su lucha y lo apoyen para lograr el propósito que tiene. Por esto, es la persona indicada para relacionarse directamente con todos los agentes involucrados en los negocios (inversionistas, proveedores, clientes y empleados), ya que suele conseguir los mejores tratos y condiciones para impulsar el emprendimiento. Su rol principal suele ser liderar y dirigir más que desarrollar el producto o servicio del negocio.
  • Emprendedor visionario: Es una persona capaz de imaginar y soñar en productos o servicios que suelen ser tendencia en el futuro. La mayoría de grandes avances de la humanidad se han dado gracias a los sueños de estos visionarios. Además, tiene la capacidad de materializar sus sueños y que pasen de su imaginación a la producción.
  • Emprendedor especialista: Está muy especializado en una rama de conocimiento en la que se hace experto y suele dejar de lado el resto. Gracias a ser muy lógico, racional y técnico, es perfecto para llevar a cabo proyectos operacionales. Debido a esto, aunque puede empezar un proyecto empresarial, para que éste sea exitoso, necesita un equipo con personas que lo complementen.
  • Emprendedor intuitivo: Es enérgico, apasionado y seguro, que sigue sus instintos, esos sentimientos que nos impulsan a tomar una decisión pensado que es lo correcto según nuestros valores. Logra ver oportunidades, se arriesga y suele llevarlas a cabo. Aunque siempre le viene bien estar asesorado y enfocado por otras personas que lo ayuden a desarrollar sus ideas.
  • Emprendedor inversionista: Detecta y empieza buenos negocios o proyectos en los que invierte su dinero y genera buenas ganancias a corto o largo plazo. Además, aunque es ambicioso, sabe cuándo no debe invertir y hasta que monto de dinero, por si acaso las cosas salen mal y lo pierde, no caer en la bancarrota.
  • Emprendedor empresario: Crea, desarrolla y gestiona un proyecto empresarial hasta consolidarlo. Si funciona, con lo aprendido, crea nuevas empresas para aumentar cada vez más sus ingresos. En general, su principal motivación es ganar mucho dinero.
  • Emprendedor oportunista: Son muy buenos encontrando más de una solución para una necesidad del mercado y al ver esa oportunidad en el momento indicado, la aprovechan para emprender con esta oportunidad de negocio. Suelen observar y analizar todo muy bien antes de empezar el proyecto y algunas veces requieren motivación para llevar a cabo los pasos necesarios para empezar.
  • Emprendedor social: Crea y desarrolla proyectos con soluciones innovadoras de problemas sociales para lograr influir positivamente mejorando el mundo y la vida de muchas personas. Tiene un pensamiento revolucionario y rebelde, que le ayuda a llevar a cabo sus proyectos, pero que en algunas ocasiones, si no sabe controlar, le pueden crear problemas.

Habilidades Blandas Clave para el Emprendedor

El emprendedor tiene que ser capaz de convencer a muchas personas clave de que su idea de negocio puede alcanzar el éxito. En sus manos está convencer a inversores, socios, colaboradores, clientes o entidades financieras. Es importante que sepa comunicar de forma clara y concisa sus ideas. Un emprendedor debe tener buenas habilidades para la negociación para que su negocio prospere.

La curiosidad mató al gato, pero lleva al éxito al emprendedor. Una persona que crea y lidera una empresa debe tener conocimientos técnicos en áreas como finanzas, marketing, ventas, fiscalidad, derecho o logística. Y también debe tener curiosidad por aprender constantemente y descubrir nuevas ideas innovadoras. Cualquier empresa que quiera generar un punto de inflexión en el mercado o en la sociedad debe basarse en la innovación.

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Como emprendedor deberás controlar los aspectos de tu negocio y conocer el estado en el que se encuentran todos los proyectos de tu empresa. Para lograrlo deberás aplicar una organización y una planificación impecables. Como emprendedor debes saber trabajar en equipo. La empatía supone ponerse en el lugar de otras personas y entenderlas. En un emprendedor exitoso esta habilidad es fundamental. Ser empático te ayudará a conocer cómo se sienten y cómo puedes ayudar a tus empleados y colaboradores. La ambición, desde un punto de vista positivo, se convierte en autoestima y en la capacidad de explotar al máximo nuestras habilidades. Una persona que desea lanzar un nuevo negocio debe de tener una personalidad abierta a la adopción de nuevas tecnologías que le permitan agilizar procesos y optimizar recursos.

Claves para el Éxito Emprendedor

Hay muchos factores que entran en juego para que un proyecto empresarial tenga éxito. Una idea genial, conocimientos y asesoramiento adecuado, un plan de mercado, financiación suficiente…y como base de todo esto, actitudes y aptitudes enfocadas a conseguir hacer realidad lo que empezó como un sueño.

No nos engañemos, si hay un estado continuamente presente en el emprendimiento es la incertidumbre, y resulta algo que ha llegado a convertirse en una de las características de la comunidad emprendedora. El mundo evoluciona a pasos agigantados y, aunque podemos sospechar ciertas alteraciones en el devenir de los acontecimientos, no tenemos la certeza de qué aspectos cambiarán y en qué medida.

A Walt Disney lo echaron de su puesto de trabajo por falta de imaginación. Esta negativa a claudicar caracteriza a todo emprendedor/a, cuyas ideas se asientan en la tenacidad y el desconocimiento de la rendición. La osadía, el ímpetu, el arrojo, la persistencia y la audacia son características de la comunidad emprendedora que no deben faltar si nuestro objetivo es montar un negocio. No significa que acometamos riesgos lanzándonos por un precipicio.

Para enfocar los esfuerzos hacia aquellos aspectos que sustentarán los logros de nuestra compañía tendremos que seguir una planificación. Este bosquejo de actividades estará basado en metas estratégicas. Además, en este esquema también prevalecerá la eficiencia, es decir, el desempeño de las funciones que impliquen menos costes y más rapidez. Con este método controlamos las acciones para comprobar que vamos por el buen camino.

Crear un tejido de contactos nos permitirá vender más y vender mejor. Una de las características de la comunidad emprendedora es su habilidad para persuadir. Por otro lado, las redes sociales se han convertido en eficientes socios para este cometido.

Toda empresa respetable ha de proyectar una imagen seria. La formalidad implica sensatez y solvencia, dos virtudes que aportan a la compañía la credibilidad que requiere para su triunfo en el mercado. Dar al cliente aquello que se le ha garantizado ayudará a nuestra marca a labrarse un buen nombre.

Estas características de la comunidad emprendedora resultan básicas y claves para potenciar tu negocio. ¿Ya las aplicas? ¿Necesitas asesoramiento para emprender?

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