A pocos días de las elecciones en Alemania que marcarán el final de la era de Angela Merkel, es inevitable preguntarse cómo logró mantenerse durante tanto tiempo al frente de la primera economía de Europa y mantener una alta popularidad tras 16 años como canciller.
Merkel ha superado momentos difíciles para Alemania y Europa, desde la Gran Recesión de 2008 hasta la crisis de la eurozona, el auge de los populismos, la crisis de los refugiados en 2015, el Brexit o el coronavirus. Estas crisis han dejado tras de sí numerosos cadáveres políticos en Europa, pero no en Berlín.
Con mayor o menor acierto, Merkel ha logrado convencer a los alemanes de que ella es la persona adecuada para resolver los problemas. Según una encuesta reciente de YouGov, los franceses, estadounidenses y españoles consideran a la canciller alemana como la mejor líder del mundo.
Un aspecto destacado de la personalidad de Merkel, de 67 años, es su liderazgo, especialmente en momentos críticos. Joachim Löw, seleccionador de Alemania, afirmó que colocaría a Merkel como mediocentro “por su visión de equipo”.
El autor de 'Angela Merkel, Europe's most influential leader', Matthew Qvortrup, destaca una frase que resume su forma de entender la política: "Para mí, la política se basa en resultados".
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El Estilo Merkel: Más Gestión que Ideología
Merkel ha sido criticada por extirpar la ideología de la política. Ella es una 'policy person', no le interesan las batallas ideológicas. Seguramente por su culpa la política alemana estos últimos años ha sido más aburrida que de costumbre. Esa idea de la política es puramente merkeliana: hay que hacer cosas, no podemos dejarnos cegar por la ideología.
Como señala Matthew Qvortrup, en su libro, menciona una de las míticas frases de Merkel: "Siempre he pensado que la política se basa en resultados".
Según Qvortrup, Merkel ha triunfado como líder a largo plazo porque nunca ha buscado ganar ninguna discusión. Esa es la gran diferencia entre un buen líder y alguien que no lo es: no ganes discusiones, resuelve problemas.
Para bien o para mal, eso es Merkel. Mi opinión es que con los tiempos que corren igual queremos más 'policy' y menos ‘politics’. Necesitamos a gente que quiera resolver problemas y no populismo barato de todas las ideologías.
Lecciones de Liderazgo según Merkel
Los líderes exitosos siempre quieren solucionar problemas y no ganar discusiones. Porque, si lo piensas, ¿qué ganas cuando ganas una discusión?
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Si un líder quiere aprender algo de estos 16 años de Merkel, que no se obsesione tanto con el carisma y piense más en resolver los problemas de la gente que le rodea. Los alemanes son buenos a la hora de acercarse a un problema y resolverlo de forma racional.
La política, al final, consiste en una cosa: organizarnos para poder vivir bien en comunidad, juntos. Y si nos dedicamos a ganar discusiones, o a que los nuestros piensen que hemos ganado discusiones, no avanzamos. Pero si resolvemos los problemas de todos, estamos progresando. Y por eso Merkel ha sido tan exitosa y ha durado tanto tiempo en el cargo. Merkel es un modelo para todos los líderes del mundo.
Su jefe de gabinete ha sido mucho más eficiente a la hora de gestionar el coronavirus porque entendía lo que había en juego. No quiero decir que tengas que ser un científico para ser un político. Pero el hecho en concreto de que Merkel sea una científica ha ayudado a su forma de gestionar las crisis. Como siempre, acabamos en el mismo punto: menos ideología, más gestión.
El Legado de Merkel
Lo que más echaré de menos será la estabilidad que ha construido Merkel todos estos años. Ojalá consigan mantener el equilibrio sin ella. Alemania tiene una dirección muy clara. Incluso aunque el sistema de partidos se haya ido desintegrando y creando más opciones, Merkel ha sido lo suficientemente inteligente de aislar a AfD [Alternativa por Alemania] y mantener un consenso de lo que es mejor para el país.
Mucha gente se refiere a Merkel como Merkiavelli. Ha reinventado la forma de hacer política. Sospecho que ella sabe que ha sido su gran error. Porque la austeridad no solo tuvo enormes consecuencias económicas para Europa, sino que avivó la tensión política y es causante de muchos de los problemas que teníamos antes de la pandemia. Al menos ha aumentado el odio y el resentimiento.
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La crisis de los refugiados en 2015. Seis años después, ya podemos ver que, con matices, ha sido un éxito de integración. Y en ese momento no estaba tan claro que la jugada política de acoger a un millón de refugiados le fuera a salir bien.
Durante toda su vida, siempre ha hecho lo mismo: analizar y observar lo que tiene delante antes de tomar una decisión. Lo hizo con la crisis financiera de 2008, con la crisis de refugiados y con la crisis del coronavirus. A veces, nos apresuramos demasiado. Creo que otra gran lección de Merkel a los líderes del mundo es esa: si vas a tomar una decisión importante, tómate tu tiempo. Cálmate, dale vueltas al asunto antes de decidir nada y, una vez lo hayas pensado todo, sabrás cuál es la decisión más óptima.
Merkel ha sido imbatible en las urnas. Nunca se ha comportado como una líder visionaria, sino que se ha caracterizado por la reacción ante las crisis. A la de la zona euro reaccionó con la austeridad que desangró a los socios del sur y minó el tejido social y laboral alemán. La "dama de hierro" se metamorfoseó luego en la Merkel solidaria que, en 2015, no cerró sus fronteras a los refugiados.
Resurgió la Merkel científica, capaz de entender la pandemia mientras otros daban bandazos.
Merkel ha logrado transmitir a la población la sensación de que con ella están en buenas manos, de que ella les protegería de las turbulencias políticas que arreciaban fuera de las fronteras de Alemania; al margen de sus errores y aciertos, ha sido capaz de convertirse en un símbolo de estabilidad.
Durante los casi 16 años de merkelato, la líder ha practicado un pragmatismo guiado más por las circunstancias del momento que por convicciones ideológicas o estrategia de programa. La paciente Merkel espera, acumula información y usa frases alambicadas para no comprometerse, un proceder para el que los alemanes han inventado el verbo irónico merkeln (merkelear).