El Mercado Negro de Teléfonos: Un Problema Creciente

La introducción ilegal de teléfonos móviles en las cárceles y su circulación entre los internos se ha convertido en uno de los principales problemas de los centros penitenciarios de España, entre ellos el de Botafuegos, en Algeciras. Un mercado negro de teléfonos móviles se ha ido construyendo en las cárceles con el paso de los años hasta el punto de que solo en 2024 se intervinieron cerca de 2.900 dispositivos en los diferentes centros penitenciarios dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

El sindicato Acaip ha alertado de una situación que ha generado "un mercado negro que conlleva graves consecuencias para la seguridad del establecimiento y el buen orden interno". "Los teléfonos móviles se han convertido en uno de los objetos más codiciados dentro de prisión", advierte Acaip, que contabiliza en 571 móviles los teléfonos interceptados de manera ilegal dentro de Botafuegos entre los años 2020 y 2024. Unas cifras en el resto de cárceles del país asciende a 12.882 móviles. Tan solo el pasado año se requisaron un total de 2.884 dispositivos de los cuales 59 fueron retirados en la cárcel de Algeciras.

El sindicato penitenciario recuerda que "los teléfonos móviles están prohibidos dentro de los centros penitenciarios porque permiten a los internos eludir los controles de comunicación establecidos, facilitando la continuidad de actividades delictivas, como la violencia de género, el narcotráfico o seguir coordinando las redes criminales desde el interior de prisión". Y agrega que "esta prohibición no solo responde a criterios de seguridad, sino también al cumplimiento del mandato constitucional de reducación y reinserción social".

Esta práctica cada vez más habitual provoca que los funcionarios tengan que hacer frente a esta problemática "con medios insuficientes", ya que "los terminales son cada vez más pequeños y fabricados con plásticos por lo que escapan fácilmente a los detectores de metales, al ser diminutos pueden esconderse en lugares insospechados". Además, Acaip subraya que han surgido "nuevos métodos de introducción de estos objetos prohibidos", en especial los drones, "con capacidad de sobrevolar las instalaciones penitenciarias y depositarse de forma precisa en el lugar convenido, todo ello gestionado desde el exterior por bandas organizadas previo pago económico del interesado".

"Si la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias tiene interés en abordar la problemática que se vive a diario en las prisiones españolas, debe instalar equipos electrónicos con nuevas tecnologías, los actuales inhibidores de frecuencia tienen una función decorativa porque o no están operativos o están obsoletos porque solo inhiben redes 3G y actualmente la tecnología es 5G", sostiene el sindicato. Acaip destaca la labor de los funcionarios "a pesar de contar con medios limitados y a la creciente sofisticación de los métodos para introducir estos objetos prohibidos en las cárceles" y remarca "el esfuerzo, compromiso y profesionalidad de los funcionarios".

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Unos datos que ponen de relieve el hecho de que el teléfono móvil es uno de los objetos más codiciados en una prisión, una realidad de la que Huelva no es ajena, en tanto que en el último año fueron decomisados quince móviles en la prisión onubense. Los datos remitidos a este periódico por Acaip-UGT, a través de la recopilación efectuada por el Portal de Transparencia, reflejan "una preocupante estabilidad en su presencia dentro de las cárceles". Tanto, que un tercio de los móviles retirados en los cinco últimos años -un total de 47- lo han sido en 2024.

Huelva queda lejos de las provincias andaluzas que lideran el ranking de decomisos, véase los casos de Almería (195) o Málaga I (161), pero también sufre una tendencia ascendente común a todas las cárceles del país y sobre la que Acaip-UGT pone el foco porque "muchos de estos dispositivos son utilizados por internos especialmente peligrosos, como condenados por delitos de terrorismo, violencia de género o pertenecientes a bandas organizadas, cuyas comunicaciones están restringidas por motivos legales o de seguridad".

Un acceso a estos teléfonos que, prosiguen en su denuncia desde el sindicato, "no solo les permite continuar con su actividad delictiva, sino que también genera conflictos internos, deudas entre presos y episodios de violencia relacionados con su control y tenencia". En datos, entre 2020 y 2024 se incautaron un total de 12.882 terminales en los centros penitenciarios españoles, de los que 2.884 se decomisaron 2024. Más de una quinta parte.

Ante ello, desde Acaip-UGT quieren "poner en valor el esfuerzo y compromiso de los empleados públicos penitenciarios que, a pesar de los medios limitados y la creciente sofisticación de los métodos de introducción, continúan trabajando intensamente para frenar este tipo de contrabando". En base a ello, la central sindical indica que "los funcionarios deben hacer frente a esta realidad con medios claramente insuficientes". Al respecto, explican que los terminales son "cada vez más pequeños y están fabricados con componentes plásticos", por lo que "escapan fácilmente de los detectores de metales y pueden esconderse en los lugares más insospechados".

Una circunstancia que "obliga a realizar requisas exhaustivas, que requieren formación especializada y suficiente personal, algo que hoy en día no se garantiza en todos los centros", advierten. Además, subrayan desde el sindicato, surgen nuevos métodos de introducción que suponen "una grave amenaza para la seguridad". Se refieren a los drones, cuya capacidad de sobrevolar instalaciones y depositar objetos con precisión "convierte a estos dispositivos en vectores de riesgo casi indetectables, capaces de burlar las defensas actuales de los centros".

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Ante ello, el sindicato reclama inversión "urgente y decidida" en tecnología moderna de seguridad, pues los inhibidores "instalados hace años, basados en redes 3G, han quedado obsoletos ante el avance de las telecomunicaciones". "Es imprescindible dotar a los centros penitenciarios de sistemas de inhibición actualizados que impidan el uso de teléfonos móviles en su interior y eviten que drones sobrevuelen zonas restringidas", consideran.

En un comunicado de denuncia, Acaip-UGT sostiene que "la seguridad en prisión es un prerrequisito para la aplicación efectiva de los programas de reinserción. La introducción y uso de objetos prohibidos como los teléfonos móviles desestabiliza gravemente la convivencia, fomenta la violencia y socava los objetivos del sistema penitenciario. La lucha contra esta amenaza debe ser una prioridad para la Administración, dotando a los trabajadores de los medios humanos y técnicos necesarios para garantizar el orden y la seguridad en los centros".

El Robo de Teléfonos en Barcelona y su Destino

Diariamente se denuncia en la ciudad de Barcelona una media de unos 450 hurtos, robos al descuido. Más de la mitad tienen las calles de Ciutat Vella como escenario. Hace tiempo que los delincuentes entendieron que era muchísimo más rentable birlar un móvil que una cartera. E incluso mucho más fácil. Los turistas utilizan sus teléfonos cada vez más como máquina de fotografiar, y la dependencia que padece un alto porcentaje de la población hace que esas piezas, valoradas en muchos casos en cerca de mil euros, se lleven con demasiada alegría y poca prevención en la mano.

Tras el asalto, los teléfonos móviles inician un camino vertiginoso que les puede llevar, en pocas horas, a ser vendidos en cualquier establecimiento de telefonía de una ciudad marroquí. El país del norte de África es el principal destino de un porcentaje altísimo de los aparatos robados en Barcelona. Es curioso porque marcas importantes como Apple carecen de tiendas oficiales en el país vecino, pero hay decenas de establecimientos en Casablanca o Marrakech en los que se venden como si fueran nuevos.

Ciutat Vella es el escenario principal de este tipo de delito, y los turistas, las víctimas. Los teléfonos se roban porque hay un gran mercado negro dispuesto a comprarlos, sin preguntar procedencia. Los responsables policiales de Ciutat Vella reconocen que las calles del distrito son, además, el lugar en el que se reúnen todos los teléfonos robados en el resto de la ciudad. En estos momentos el perfil mayoritario del ladrón de móviles es un menor marroquí o adolescente que acaba de adquirir la mayoría de edad y ha decidido sobrevivir delinquiendo fuera del sistema de protección. En solitario o en grupo, elige a las víctimas y roba a destajo.

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“Realizan tirones con una gran facilidad porque la gente camina despreocupada con el teléfono en la mano. El teléfono permanece en manos del ladrón poco tiempo. El distrito tiene diferentes pisos francos regentados también por marroquíes, argelinos o pakistaníes que compran al contado cualquier aparato, encendido, apagado, bloqueado, dañado durante el robo... Todo vale. La mayoría de los aparatos se guardan en pisos francos antes de viajar a Marruecos.

La gran mayoría de esos móviles se guardan en los pisos durante unos días y después viajan, o por carretera y ferry, por avión en la maleta o en paquetes vía postal, hasta Marruecos. También a Argelia, pero haciendo una primera parada en Marsella. Otros terminales acaban por piezas o enteros en locutorios y tiendas de telefonía móvil regentadas por pakistaníes en el Raval. Estos son los más cuidadosos trabajando con material robado y los más difíciles de detectar comercializando piezas de origen ilícito, explican fuentes policiales.

El término IMEI significa international mobile equipment identity y es un identificador único que tiene cada móvil. La combinación de los 15 números de un IMEI no la tiene ningún otro teléfono del mundo, y cuando el dispositivo se conecta a una red envía automáticamente ese identificador. Se trata de una especie de carnet de identidad único, con el que se puede identificar sin error en todo el mundo. Muchos aparatos no permanecen más de una hora en manos de los ladrones. Pero ocurre que sólo un porcentaje mínimo de víctimas de un robo de móvil guardan anotado en un lugar seguro el número de IMEI.

Pese a todo, Urpa de Barcelona diseñó su propio programa informático para cotejar semanalmente las referencias de los IMEI que se denuncian en toda Catalunya con los listados que les envían esos locutorios y los comercios de segunda mano. Semanalmente reciben unas 1.500 referencias de objetos que han sido denunciados. La inmensa mayoría son teléfonos. Pero es difícil que en los listados que los comercios facilitan a los Mossos se detecten piezas robadas. Esta unidad realiza inspecciones por sorpresa en estos establecimientos y no hay semana que no encuentren terminales que han sido denunciados por robo.

Otro de los agujeros negros del sistema son las tiendas de reparación de teléfonos, en la que los ciudadanos chinos se están haciendo fuertes abriendo nuevos locales. Aquí si que no hay ningún tipo de control. La unidad de investigación de la Guardia Urbana de Barcelona logró desarticular una organización criminal integrada por miembros de una misma familia rumana que, además de desvalijar coches de turistas estacionados en parkings de la ciudad, vendían en un piso de la calle Agricultura todo el material robado. En ese punto de receptación del barrio del Besòs los investigadores localizaron material por valor de 300.000 euros. Los detenidos, tres de los cuales ingresaron en prisión, vendían el material robado en ese piso, en el que también vivían, o lo distribuían en otros inmuebles de Ciutat Vella.

Operaciones Policiales Contra el Tráfico de Móviles Robados

Los Mossos d’Esquadra llevaron a cabo una operación que puso fin a una red de tráfico de móviles robados, lo que resultó en la detención de 20 personas implicadas en este mercado negro de móviles y la incautación de más de 1.000 móviles, entre otros dispositivos. Una operación criminal en tres etapas. Los criminales, en primer lugar, robaban los dispositivos móviles en Barcelona, y en algunos casos procedían a venderlos directamente en el mercado local. Según datos oficiales, en Cataluña se roban más de 150 móviles cada día.

El segundo método de las organizaciones criminales era estafar a las víctimas de robo mediante phishing. Uno de los mayores golpes al mercado negro de móviles robados. La investigación comenzó el año pasado, después de que muchas víctimas denunciaron que al utilizar la geolocalízación de sus dispositivos (sistemas como 'Encontrar mi iPhone' de Apple o 'Find Hub' de Google), sus móviles se encontraban en algunas direcciones del Raval. La semana pasada, los Mossos llevaron a cabo el operativo y realizaron 11 registros entre domicilios y comercios, donde incautaron 1.000 móviles, 74 ordenadores, 32 tablets y más de 40.000 euros en efectivo. Los agentes detuvieron a 20 personas, de los cuales cuatro han ingresados en prisión provisional.

Según la investigación policial, las víctimas no solo perdían sus móviles tras el robo, sino que algunas personas también fueron víctimas de estafa por el método del phishing. Según las autoridades, el grupo criminal que ofrecía este software ilegal y estafaba a las víctimas logró a obtener 25.000 euros hasta este método. Los Mossos buscan identificar a los dueños de estos móviles para regresarlos. Los agentes ya han logrado identificar a 171 dueños de los 1.022 dispositivos recuperados, e incluso han enviado uno de los móviles a Islandia, para que vuelva a las manos de su dueño, un turista que fue víctima de robo mientras estaba de viaje en Barcelona.

El Caso de Londres: Un Robo de iPhone Destapa una Red Internacional

Todo empezó con un iPhone robado en Nochebuena. Su propietario activó la función Buscar mi iPhone y descubrió que, en vez de estar con él, se encontraba en un almacén cerca del aeropuerto de Heathrow. Lo que parecía un simple robo terminó destapando la mayor operación policial contra el tráfico de teléfonos móviles en la historia del Reino Unido. La Policía Metropolitana de Londres acaba de desmantelar una red criminal internacional que ha contrabandeado hasta 40.000 teléfonos robados del Reino Unido a China solo en 2024. La operación ha terminado con 18 arrestos y la recuperación de más de 2.000 dispositivos robados. Y todo porque alguien decidió rastrear su iPhone robado.

Cuando la víctima rastreó su iPhone hasta el almacén de Heathrow en Nochebuena de 2024, la seguridad del aeropuerto colaboró con la investigación. Tras llegar al iPhone perdido, encontraron una caja con otros 894 dispositivos. "En realidad fue en Nochebuena y una víctima rastreó electrónicamente su iPhone robado hasta un almacén cerca del aeropuerto de Heathrow", explicó el inspector Mark Gavin a la BBC. "La seguridad allí estaba ansiosa por ayudar y descubrieron que el teléfono estaba en una caja, entre otros 894 teléfonos". Los 895 teléfonos (la mayoría de ellos iPhone) iban camino de Hong Kong.

La policía interceptó más envíos similares y utilizó pruebas forenses de los paquetes para identificar a dos hombres de nacionalidad afgana, ambos de unos 30 años. En total, se encontraron unos 2.000 dispositivos más en propiedades vinculadas a estos dos hombres. Un tercer sospechoso, un ciudadano indio de 29 años, también ha sido acusado de los mismos delitos. La semana pasada, la operación continuó con 15 arrestos más por sospecha de robo, manejo de bienes robados y conspiración para robar. Casi todos los detenidos son mujeres, incluida una ciudadana búlgara. En las redadas matutinas se encontraron unos 30 dispositivos adicionales.

El robo de teléfonos en Londres casi se ha triplicado en solo cuatro años: de 28.609 en 2020 a 80.588 en 2024. Los puntos turísticos como el West End y Westminster son los más problemáticos. Con más de 20 millones de visitantes anuales en la capital, los ladrones tienen un suministro constante de víctimas. Los datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales confirman que el “robo de la persona” ha aumentado en Inglaterra y Gales un 15 % en el año que terminó en marzo de 2025, alcanzando su nivel más alto desde 2003.

La policía cree que esta banda criminal específica podría ser responsable de exportar hasta el 40 % de todos los teléfonos robados en Londres. En el mercado negro, pagan a los ladrones callejeros hasta 300 libras por teléfono, y luego los revenden en China por hasta 4.000 libras cada uno.

La razón de estos precios estratosféricos es que los iPhone están habilitados para internet sin restricciones y resultan muy atractivos para ciudadanos chinos que intentan eludir la censura de internet del gobierno. Un iPhone robado en Oxford Street puede terminar siendo la herramienta de libertad digital de alguien en Shanghái o Pekín.

"Estamos escuchando que algunos delincuentes están dejando de traficar con drogas y pasando al negocio de la telefonía porque es más lucrativo", dijo Sarah Jones, responsable de la Policía. "Si robas un teléfono y vale cientos de libras, puedes entender por qué los delincuentes están recurriendo a ese mundo".

Una vez robados, los teléfonos se envuelven en papel de aluminio para bloquear las señales de rastreo y se transportan a almacenes cerca de aeropuertos como Heathrow, desde donde se envían a Hong Kong y posteriormente a China continental. De momento, lo que está claro es que un solo iPhone rastreado en Nochebuena fue suficiente para destapar una operación criminal de escala internacional. Y que Buscar mi iPhone puede ser más efectivo de lo que la aparente simplicidad de la app nos hace creer.

El Mercado de Teléfonos Reacondicionados: Una Alternativa con Riesgos

El mercado de teléfonos reacondicionados presenta una dualidad fascinante. Por un lado, ofrece una alternativa económica y sostenible a la compra de dispositivos nuevos, atrayendo a consumidores con presupuestos limitados o una conciencia ecológica. Por otro, la opacidad y falta de regulación generan un mercado negro considerable, donde los riesgos para el comprador son significativos.

Imaginemos a Ana, una estudiante universitaria que necesita un smartphone funcional pero con un presupuesto limitado. Encuentra un iPhone aparentemente reacondicionado a un precio tentador en una página web poco conocida. El anuncio promete un dispositivo "como nuevo", con garantía. Sin embargo, Ana desconoce la procedencia real del teléfono y la validez de esa garantía. Su experiencia representa un microcosmos del riesgo inherente a la compra en el mercado informal. Mientras tanto, Juan, un profesional, busca un teléfono de segunda mano para uso ocasional y valora la sostenibilidad. Él investiga cuidadosamente, comparando ofertas de diferentes plataformas de venta online certificadas. Su enfoque precavido reduce significativamente el riesgo, pero aún así no elimina la posibilidad de encontrar un dispositivo con defectos ocultos.

El mercado negro de teléfonos reacondicionados opera a través de una intrincada red de intermediarios. A menudo, los dispositivos provienen de fuentes ilegales, como robos, hurtos o importaciones fraudulentas. La falta de trazabilidad dificulta la identificación de la procedencia y el historial de uso del dispositivo. La garantía, si existe, es generalmente ficticia o difícil de hacer valer. Algunos vendedores operan a través de plataformas online ocultas, utilizando tácticas engañosas para atraer a los compradores. Otros operan en mercados informales, donde la seguridad y la posibilidad de reclamar derechos se reducen drásticamente.

Riesgos del Mercado Negro

  • Dispositivos robados: Comprar un teléfono robado implica complicidad en un delito, con posibles consecuencias legales para el comprador.
  • Defectos ocultos: La falta de inspecciones rigurosas aumenta la probabilidad de adquirir un dispositivo con fallos de hardware o software que no se manifiestan inmediatamente.
  • Software malicioso: Los teléfonos pueden estar infectados con malware que compromete la privacidad y la seguridad del usuario.
  • Falta de garantía: La ausencia de garantías oficiales deja al comprador sin protección ante posibles problemas técnicos.
  • Estafa: Muchos vendedores inescrupulosos utilizan tácticas engañosas para obtener dinero de los compradores sin entregar el dispositivo prometido.

Noticias recientes reportan operativos policiales en varios países contra redes de venta de teléfonos robados. Estos operativos desmantelan parte de la estructura del mercado negro, pero no lo erradican. La naturaleza clandestina de estas operaciones dificulta su control efectivo. Las consecuencias para los compradores que adquieren dispositivos robados pueden incluir la confiscación del teléfono y sanciones legales.

Alternativas Legítimas: Teléfonos Reacondicionados Certificados

Frente a los riesgos del mercado negro, existen alternativas legítimas para adquirir teléfonos reacondicionados. Empresas especializadas ofrecen dispositivos que han sido revisados, reparados y certificados, ofreciendo garantías y protecciones al consumidor. Estas empresas suelen:

  • Realizar inspecciones exhaustivas: Cada dispositivo pasa por un proceso de diagnóstico y reparación para asegurar su correcto funcionamiento.
  • Ofrecer garantías: Se proporcionan garantías de funcionamiento y reparación durante un período determinado.
  • Proporcionar información transparente: Se proporciona información detallada sobre el historial del dispositivo, incluyendo su estado y posibles reparaciones.
  • Ofrecer opciones de financiación: En algunos casos, se ofrecen opciones de pago a plazos.

Comparativa: Mercado Negro vs. Mercado Legal

La siguiente tabla resume la comparación entre el mercado negro y el mercado legal de teléfonos reacondicionados:

Característica Mercado Negro Mercado Legal
Precio Generalmente más bajo Más alto, pero con mayor transparencia
Garantía Escasa o nula Sí, con plazos definidos
Procedencia Dudosa, potencialmente ilegal Transparente y verificable
Riesgo de estafa Alto Bajo
Seguridad Baja Alta

Implicaciones Económicas y Sociales

El mercado de teléfonos reacondicionados tiene implicaciones económicas y sociales significativas. Desde una perspectiva económica, representa una oportunidad para la reutilización de recursos y la reducción de residuos electrónicos. Al mismo tiempo, el mercado negro representa una pérdida de ingresos para el estado a través de la evasión de impuestos y la falta de regulación. Desde una perspectiva social, el acceso a dispositivos móviles a precios asequibles puede mejorar la conectividad y la inclusión digital, especialmente en poblaciones con recursos limitados. Sin embargo, el mercado negro puede contribuir a la inseguridad y a la falta de confianza en el comercio electrónico.

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