Ni Rachida Dati ni Najat Belkacem nacieron bajo una buena estrella. Su origen y su extracción social no les ponían, de entrada, las cosas fáciles. Pero su determinación las hizo triunfar allí donde muchos de sus compañeros de barrio fracasaron.
Profesionales de éxito, jóvenes y atractivas, ejemplo de integración en una Francia no precisamente amable ni generosa con los hijos de la inmigración, ambas han sido ahora designadas portavoces de los equipos de campaña respectivos del candidato de la UMP al Elíseo, Nicolas Sarkozy, y de Ségolène Royal, aspirante a la presidencia de la República por el PS. Son la otra imagen -la positiva- de la banlieue.
La relación política y personal de Rachida Dati con Nicolas Sarkozy - con su esposa, Cecilia- viene de antiguo. Portavoz de la campaña electoral junto al ministro de Salud, Xavier Bertrand, Dati es consejera del ministro del Interior desde el año 2002, cuando se incorporó al equipo de la Place Beauvau como encargada del proyecto de ley de prevención de la delincuencia.
"Estoy fascinada por su trayectoria", ha declarado Dati sobre su jefe, con quien le une sin duda una misma ambición: llegar a lo más alto. Titulada en Económicas y Derecho, y magistrada de profesión, Rachida Dati nació hace 41 años en la población francesa de Saint-Remy, hija de un albañil marroquí y de una ama de casa argelina que tuvieron 12 hijos.
Su infancia, en una cité de la banlieue de Chalon-sur-Saône (Borgoña), no la predisponía a una gran carrera. Pero su madre la animó a esforzarse en los estudios - "Mi madre era la luz de mi vida", ha dicho- y sus éxitos escolares le valieron ser matriculada en un centro privado católico, pese a la confesión musulmana de sus padres.
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Luego vendrían los estudios de Económicas y Derecho en las universidades de Dijon y de París, que se pagó trabajando desde los 16 años: dependienta en una gran superficie, asistente sanitaria por las noches en una clínica privada... Su vida cambió - aunque en honor a la verdad, la cambió ella- en 1986, cuando se hizo invitar a una recepción oficial en la embajada de Argelia en busca de gente importante y abordó al entonces ministro de Justicia, Albin Chalandon, para exponerle sus proyectos profesionales y pedirle ayuda.
Su arrolladora determinación sedujo a Chalandon, que poco después le facilitó la oportunidad de entrar a trabajar como contable en la petrolera Elf. A partir de ahí, y haciendo gala de la misma desenvoltura - así como de una indudable inteligencia y eficacia-, inició una carrera ascendente que la llevaría a la empresa Matra comunicación, al Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (en Londres) y a Lyonnais des Eaux.
En 1997, y por consejo de Simone Veil - para quien había elaborado un informe sobre la política urbana- y de Marceau Long - a la sazón, vicepresidente del Consejo de Estado-, se inscribió en la Escuela Nacional de Magistratura y dirigió sus pasos hacia la judicatura. Dati prestó juramento vestida con la toga que le había dejado su eminente mentora.
Tras su primer destino como juez en el Tribunal de Apelación de Amiens, ocupó varios cargos hasta que, siendo fiscal en Evry, pasó a trabajar junto a Sarkozy. De nuevo, fruto de su propia iniciativa. Cortejada por la izquierda - Bernard Kouchner la sondeó en 1994 para ir en las listas de las elecciones europeas por el PS-, Dati no comparte la actitud "caritativa" de los socialistas hacia los habitantes de la banlieue y se identifica con el discurso del mérito la derecha.
En el 2006 decidió ingresar en la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Mujer hecha a sí misma, Rachida Dati - que desde este año figura en la edición francesa del Who´s Who-rechaza ser vista como representante de una minoría, como una mujercuota. Aunque admite que su designación como portavoz contribuye a hacer visible una realidad muchas veces ocultada.
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"Francia es múltiple y diversa, y esto permite recordarlo", dijo el día en que se estrenó en su nueva función electoral.
Más joven, la carrera de Najat Belkacem -Najat Vallaud-Belkacem, según su nuevo nombre de mujer casada- es menos espectacular, pero no menos meritoria. Nacida hace 29 años en un pueblo del Marruecos rural y crecida en Francia, en un barrio de la banlieue de Amiens, logró a fuerza de tesón estudiar Ciencias Políticas y Derecho, y trabajar tres años como jurista en el Consejo de Estado y el Tribunal de Casación.
Para ella, hija de la escuela pública y laica de la República, es ahí "donde se construye la igualdad de oportunidades". "Mi trayectoria se parece a la de muchas mujeres jóvenes de mi generación que han elegido la opción de estudiar para ejercer plenamente un trabajo, ser autónomas y asumir responsabilidades", dice.
Para ella no era especialmente fácil. Pero la tenacidad es una de las cualidades más sobresalientes de esta mujer que dice tener en Scarlett O´Hara - la irreductible protagonista de Lo que el viento se llevó-a su heroína. Tentada de forma temprana por la política, en el 2002 ingresó en el Partido Socialista, en el 2003 se sumó al gabinete del alcalde de Lyon, Gérard Collomb, y en el 2004 fue elegida consejera regional de Rhône-Alpes.
Ahora, y mientras prepara su propia candidatura para las elecciones legislativas del mes de junio - a las que se presenta a diputada por Lyon-, ocupa una de las tres portavocías de Ségolène Royal, junto a Arnaud Montebourg y Vincent Peillon, tras la reorganización del equipo electoral socialista. Su alineamiento con Royal es reciente, lo cual no menoscaba su admiración por ella.
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"Está abriendo una vía a las mujeres", explica.