Cómo Emprender Sin Tener Ni Idea: Resumen de Libros Clave

Cuando estás pensando en poner en marcha un proyecto, ¿cuántas veces te has agobiado con la lista de cosas que se supone que tienes que hacer? Supongo que unas cuantas, como yo y como todos. Hoy hay un montón de información disponible, seguramente demasiada. Y muchas teorías para emprendedores explicando “las 7 cosas que tienes que hacer para empezar tu proyecto”, “las 10 tareas imprescindibles” y “los dos millones de pasos que no se te pueden olvidar si quieres que tu negocio salga adelante”. Uf.

Es un bombardeo que a veces puede hacerte tirar la toalla porque no tienes ni idea de cómo arrancar. Te quedas mirando tu agenda y piensas: “Vale, me parece todo muy bien, pero ¡¿por dónde empiezo?!” ¿Cómo encuentro un hilo del que tirar?

Si estás pensando “corta el rollo y cuéntame lo que necesito saber”, eso es lo dice que el autor del libro del que te voy a hablar. Hoy te recomiendo una lectura para personas que quieren ir al grano: El arte de empezar, de Guy Kawasaki.

El Arte de Empezar de Guy Kawasaki

Hay una frase de Guy Kawasaki que me encanta y que para mí resume lo que vas a encontrar en este libro: “La clave del éxito está en sobrevivir a las tareas microscópicas mientras acercamos el futuro”.

Kawasaki es un estratega empresarial y referente mundial en el mundo del marketing, el emprendimiento y las nuevas tecnologías. Fue lo que se llama “jefe evangelista” de Apple durante años y ahora lo es de Canva, la herramienta online para diseñar que seguramente conoces ya. Sus consejos sobre creación de empresas, innovación y comunicación son seguidos por miles de emprendedores en todo el mundo.

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Y aunque está orientado hacia la cultura empresarial americana, es una lectura muy recomendable para cualquiera que esté pensando en emprender y necesite tomar referencias. El arte de empezar se publicó en 2007, y aunque tú lo vas a leer con “ojos de emprendedor”, está dirigido a cualquiera que quiera empezar algo. Porque posiblemente la fase más difícil de cualquier proyecto sea el comienzo. Arrancar y no perderse por el camino.

Lo que dice Kawasaki es: “Quiero ayudarte a crear algo grande sin que te atasques en detalles innecesarios”. Y para eso propone un método en 5 fases:

Índice de Fases Según Kawasaki

  1. Fase 1: Causa
  2. Fase 2: Articulación
  3. Fase 3: Puesta en Marcha
    • El arte de salir adelante.
    • El arte del reclutamiento.
    • El arte de conseguir capital.
  4. Fase 4: Proliferación
    • El arte de asociarse.
    • El arte del branding.
    • El arte de hacer llover.
  5. Fase 5: El arte de empezar
    • El arte de ser buena persona

Fase 1: Causa

Antes de nada tienes que tener clara tu motivación: crear algo con sentido para hacer un mundo mejor. Para eso es interesante que crees un mantra que te defina, algo muy breve que sirva para inspirar. Una vez hecho eso, define tu modelo de negocio de forma breve pero muy específica, y ponte en marcha ya. No esperes a tener el producto perfecto porque si no, no arrancas en la vida. A partir de ahí, establece metas, supuestos y tareas. Es lo que te va a permitir avanzar, ya sabes: siempre, siempre hay que ir midiendo resultados. ¡Primera fase lista!

Fase 2: Articulación

Aquí aprenderás a poner los cimientos de tu negocio. ¿Cómo? Definiendo estas tres líneas básicas de tu proyecto: por qué lo creas, por qué los consumidores deben ser tus clientes y por qué tus colaboradores deben trabajar contigo.

Todo esto se resume en una sola pregunta: ¿a qué te dedicas? Lo que respondas es lo que te va a diferenciar de tu competencia y lo que tienes que comunicar al mercado. Hay que trabajar el arte de venderse o de cómo presentar tu proyecto a los demás de manera breve, sencilla y efectiva. Tienes que ser capaz de explicarlo en un minuto. Y esto parece muy fácil, pero luego veo que hay gente a la que se le hace cuesta arriba.

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Ten siempre tu presentación preparada. Nunca se sabe cuándo la vas a necesitar. Por último, y antes de pasar de fase, trabaja tu plan de negocio. Este va a hacer falta sobre todo si quieres conseguir inversores, pero una cosa: que no te condicione. Puedes ir cambiando a medida que avanzas y tus objetivos evolucionen.

Fase 3: Puesta en Marcha

Para avanzar vas a tener que aprender a gestionarte con los recursos que tengas, a contratar colaboradores (porque tú solo no vas a poder con todo) y conseguir financiación. Usa estas 3 “artes”:

  • El arte de salir adelante. Sobre todo al principio, es importante que sepas sobrevivir con tus propios recursos. Empieza poco a poco y, si lo haces bien, solo será una etapa. Enseguida estarás dando pasos.
  • El arte del reclutamiento. Porque no vas a poder hacerlo todo solo y necesitas apoyo, colaboradores, gente que trabaje contigo. El consejo es este: contrata a un equipo que sea mejor que tú mismo. Para eso vas a necesitar una cosa: humildad.
  • El arte de conseguir capital. ¿Cómo conseguir que los inversores confíen en ti? Y te apoyen económicamente, claro. Tienes que demostrarles que tu proyecto es sólido y tiene sentido. El libro te da unas cuantas pistas para llegar a ellos y que te abran la caja del dinero.

Fase 4: Proliferación

¿Qué pasa cuando ya estás en marcha y empiezas a crecer? ¿Qué pasos vienen ahora? Saber crecer también es importante. Hay 3 “artes” que te ayudan a proliferar:

  • El arte de asociarse. Llegará un momento en que necesites socios. ¿Cuáles son las claves para que funcione? Tienes que asegurarte de definir bien los términos, saber qué aporta cada parte, en qué porcentajes y qué objetivos hay que cubrir. El éxito depende de un buen planteamiento inicial… porque si no luego vienen los problemas. Ni te cuento la cantidad de negocios que se han ido al traste por problemas entre los socios.
  • El arte del branding. Tu producto o tu servicio tiene que entusiasmar al cliente y para eso se proponen las 4 “pes” del marketing: producto, posicionamiento, precio y promoción.
  • El arte de hacer llover. O lo que es lo mismo: cómo puedes generar ventas en tu negocio. Cuantas más, mejor. Porque al fin y al cabo, vender es el objetivo de todo lo que haces, ¿no?

Fase 5: El Arte de Empezar

En tu camino empresarial no vale todo ni el éxito debe ser a cualquier precio. El arte de ser buena persona o lo que es lo mismo, trabajar para “lograr la humanidad”. Esto pasa por ser una persona ética, decente y admirable. Y para eso tienes que mantener vivos 3 conceptos: ayudar a la gente, hacer lo correcto y corresponder a la sociedad. Porque como dice Kawasaki, ser emprendedor no es un puesto de trabajo, sino una actitud mental para los que quieren alterar el futuro.

Todas estas claves te ayudarán un montón a iniciar cualquier proyecto, centrándote en lo más importante y sin perder tiempo y energía en cosas que no son esenciales.

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El Libro Negro del Emprendedor

Piensa en alguna vez que has metido la pata por inexperiencia, o por no pararte a pensar. Algo que en su momento te pareció una gran idea y luego cuando lo haces ¡error! Más te valía haber metido los dedos en un enchufe. No te hubiera gustado que alguien te hubiese dicho ¡nooooooooooooo, dónde vas, quieta, que la vas a liar parda! Pues de eso mismo te voy a hablar hoy.

Porque a todos nos encanta hablar de casos de éxito y trucos para triunfar, pero la realidad es la que es: tres de cada cuatro empresas nuevas no sobreviven a su primer año. Así que también es importante ver en qué han fallado esas empresas, porque hay una serie de errores comunes que se repiten. Y puedes tomar buena nota de ellos para que no te pasen a ti.

Eso es lo que cuenta El libro negro del emprendedor, y ahora mismo te voy a hacer un resumen.

El libro negro del emprendedor es de Fernando Trias de Bes. A mí este libro me vino genial cuando empezaba, porque me permitió poner determinadas alarmas. Reconocer errores que son muy comunes y en los que no podía permitirme caer, así que intenté tomar en cuenta todo lo que decía. Aunque he de decir que en algunos caí igualmente, no me quiero ni imaginar lo que habría pasado si no lo hubiese leído.

Trias de Bes hace un recorrido por lo que él llama factores claves de fracaso. Es decir, que no son simples meteduras de pata sino que pueden ser errores fatales, sobre todo cuando empiezas.

Factores Clave del Fracaso Empresarial

  • Emprender con un motivo pero sin una motivación: Que se te haya ocurrido una supuesta gran idea de negocio es estupendo, pero en sí mismo no justifica que te lances al ruedo empresarial. Solo con ese momento de lucidez, en el que ves la idea clarísima, no vas a tirar en los momentos difíciles; tienes que tener muy clara cuál es tu motivación. Ahí lo ideal sería huir de lo que el autor llama “motivos lamentables”: te metes en esto solo por ganar dinero, porque quieres demostrarle a tu entorno que vales, porque odias a tu jefe. Todo esto son huidas hacia adelante, que en un momento puntual te pueden servir de estímulo, pero necesitas algo más sólido, que dure: las ganas de emprender, de ayudar a los demás, la ilusión por hacer una cosa nueva…
  • No tener carácter de emprendedor: Emprender no es fácil y hay que tener un cierto carácter. Necesitas aguantar bien la presión, disfrutar con esa inseguridad de no saber muy bien qué va a pasar en el futuro… vamos, que te va la marcha. Lo que para otras personas sería una condena, porque prefieren la seguridad de una nómina, a ti te tiene que gustar. Si no, no vas a durar.
  • No ser un luchador: Como te digo, muchas veces el secreto es aguantar, no solo la incertidumbre o la precariedad, sino también ser capaz de mantener el tipo cuando las cosas van mal. Y te aseguro que en algún momento del camino van a ir mal. En la historia de toda empresa hay momentos duros, que pueden ser también puntos de inflexión. Si te rindes a la primera de cambio, si no eres capaz de pelear contra esas dificultades, quizá es que eso de emprender no es para ti.
  • No contar con socios si puedes evitarlo: Muchas personas se asocian con alguien por miedo, porque no se ven capaces solas. Pero si tienes un socio piensa que las decisiones van a medias, que la otra persona va a tener tanta voz como la tuya y que si no estáis en una sintonía perfecta os vais a entorpecer, vais a pelearos… Mucho mejor llevar el rumbo tú solo, salvo que tengas clarísimo que te vas a entender con esa persona… y aún así es para seguir pensandoselo. Si realmente necesitas un socio, que sea capitalista. Es decir, que te aporte el dinero que necesitas para ponerte en marcha. Claro que te va a exigir resultados, pero no va a estar encima en el día a día y te va a ahorrar un montón de tiempo en discusiones.
  • Escoger socios con criterios poco relevantes: Tu socio debe tener los mismos criterios que tú, pero también aportar algo que sea diferente a lo que tú ya tienes. Por ejemplo, si tú eres una persona muy creativa, júntate con alguien que tenga un perfil más organizativo, porque si no vais a chocar. O al revés: si lo tuyo es gestionar, busca a alguien más visionario, que te dé un empujón en determinados momentos y que te ayude a avanzar. Lo ideal es que sea alguien mejor que tú, por experiencia o trayectoria, y que su opinión sea algo que respetes.
  • Ir a partes iguales: Cuando no todo el mundo aporta lo mismo, eso es una fuente de conflictos. Porque una de las partes se va a sentir perjudicada, y va a terminar echándoselo en cara al otro. Antes de asociarte con alguien párate a especificar qué va a aportar cada uno a la empresa. Que esté todo muy claro para evitar futuros problemas. Y, ya que estáis, especificad qué pasa si os separáis. Ya sé que es como casarse pensando en el divorcio y no apetece, pero cuanto más esté todo hablado, menos problemas tendréis en el futuro.
  • Falta de confianza y comunicación entre los socios: Bueno, esto es de cajón. Si no hay buen rollo entre los socios, si estás todo el rato pendiente por si tu socio te la mete doblada y no te fías de dejarle solo, apaga y vámonos. Es que no hace falta ni que lo explique más: esa empresa no va bien.
  • Creer que el éxito depende de la idea: Esto pasa mucho. Tú tienes tu idea, le das vueltas, la pones bonita hasta que te convence… y como te parece buenísima, ya estás convencido de que lo vas a petar. Pues… me temo que no va a así la cosa. Una buena idea no sirve de nada si no la trabajas y la llevas a la práctica en condiciones. Los negocios exitosos que yo conozco son los que han creado una buena estructura de trabajo, no los que han inventado la pólvora. No necesitas ser el más creativo y el más revolucionario, sino centrarte y trabajar de forma inteligente.
  • Meterte en un sector que desconoces o no te gusta: Esto también cae de cajón. Si te metes en un terreno desconocido, necesitas un tiempo de aprendizaje y vas a cometer errores seguro. Lo que tienes que hacer en estos casos es buscar a gente que sí conozca el sector y pueda guiarte. Y claro, si el sector no te gusta ya de entrada, poco vas a durar ahí. No plantees una empresa en la que no estés cómodo porque tampoco te has hecho emprendedor para sufrir.
  • Escoger sectores de actividad poco atractivos. Intenta buscar sectores que estén en auge o incluso que estén de moda (aunque ojo con eso, si no quieres que caduque rápido). Así te aseguras un interés por parte del público y un cierto volumen de clientes.
  • Hacer depender el negocio de las necesidades familiares: No se te ocurra arriesgar la economía familiar por tu emprendimiento, porque eso puede ser catastrófico. Una cosa es que en casa hagáis un esfuerzo para poner en marcha tu negocio, y otra muy diferente es que te juegues la supervivencia de tu familia. Y no solo hablamos de dinero, porque vas a necesitar también apoyo moral. Los primeros años son complicados, vas dedicarle muchas horas al trabajo y deberías tener cuidado de que tu vida familiar no se resienta demasiado.
  • Emprender sin asumir que tendrá un impacto en nuestra vida: Emprender es un estilo de vida. Es un tópico pero es así. Es muy duro, pero también muy gratificante, sobre todo cuando empiezas a rodar y ves que realmente estás ayudando a otras personas. Emprender engancha, y es normal que nuestras prioridades y relaciones cambien por el camino. Ten en cuenta que eso tiene un precio. No necesariamente malo, como lo del divorcio que decía hace un momento, pero sí que va a haber cambios en tu vida que debes estar preparado para asumir.
  • Crear modelos de negocio que no dan beneficio rápidamente y no son sostenibles. El mejor negocio es el que genera beneficios muy rápido. Si en unos meses no tienes dinero en el banco (no digo que te hayas forrado, pero sí que sientas que todo rueda), igual está fallando algo. Y una vez en marcha, ten siempre un ojo en el futuro. Los negocios buenos son los que tienen posibilidad de crecimiento, los que te permiten escalar. Si no, vas a llegar a un tope muy rápido.
  • No retirarse a tiempo: Cuando ya te dejas más horas de las que tienes y no puedes crecer más, tienes dos opciones, o te conformas con ese tope y te vas quedando, o delegas en un equipo que haga las cosas por ti. Retirarse no quiere decir jubilarse y pasar de todo, sino sacarse de en medio en determinadas tareas que son perfectamente delegables. Es decir, pasar de emprendedor a empresario.

Hasta aquí toda esa lista de errores. Si alguno te ha sonado y quieres profundizar más para evitarlo, te recomiendo que te leas El libro negro del emprendedor.

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