Parece que la figura del ‘líder’ hubiera surgido en nuestros días, pero no es así. Si analizamos la historia, comprobaremos que la mayor parte de los pueblos de las antiguas civilizaciones están dirigidos por verdaderos líderes, a quienes llamaron héroes e incluso algunos tuvieron la consideración de deidad. Los reyes guerreros sumerios y muchos de los faraones de Egipto mantuvieron pueblos y organizaron conquistas con una imprescindible identidad de liderazgo.
Incluso en la época faraónica, Moisés se muestra como líder del pueblo hebreo, que lo dirige en un peregrinaje de cuarenta años desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Más tarde, en la Edad Media (desde el siglo VIII) y Edad Moderna (hasta final del siglo XVIII), el liderazgo lo encontramos en personas del entorno feudal, monárquico y eclesiástico.
La idea del líder ha ido cambiando en función a la evolución humana evidenciada en los intereses de cada momento histórico. Como hemos visto, en la antigüedad y hasta el siglo XVIII, los líderes fundamentalmente gobernaron países, encabezaron conquistas, organizaron guerras y dirigieron procesos de paz.
El Liderazgo en la Era Moderna y Contemporánea
Ya en el siglo XIX, cuando comienza la Revolución Industrial, la idea del liderazgo empieza a cambiar y, además de los mandatarios políticos y religiosos, afloran personas con perfil empresarial y líderes sindicales. La nueva idea de liderazgo se fundamenta en los valores personales y su capacidad para dirigir a un grupo de personas en el marco de las empresas y otras organizaciones, donde se persigue un objetivo común.
Los múltiples avances en los terrenos políticos, empresariales, sindicales, etc., han propiciado dar un mayor valor a las capacidades personales que interactúan con la finalidad de conseguir los objetivos de cualquier organización. Y aquí es donde aflora la figura del nuevo líder, elemento absolutamente imprescindible en empresas, organizaciones políticas y sindicales.
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A lo largo de la vida de cualquier empresa, de poco sirve el trabajo de un líder si entre sus objetivos no está interactuar para que el poso de su trabajo quede en el ADN de la propia empresa. Las formas de liderar han evolucionado a lo largo de la historia. Desde dictadores en la Edad Antigua hasta presidentes en la Edad Contemporánea, todos han liderado y todos lo han hecho de una forma muy distinta.
Esta situación siempre observó el liderazgo a través de la historia y su estrecha relación con momentos y estados económicos. Desde el inicio de los tiempos, el liderazgo predominante fue el liderazgo transaccional. Esta forma de liderazgo era la ejercida por los distintos gobernantes que han ido apareciendo a lo largo de la historia. Este era un liderazgo basado, principalmente, en el premio y el castigo para lograr el compromiso de la ciudadanía.
Aunque todavía existen ejemplos claros de liderazgo transaccional en el planeta, la nueva tendencia es la transformacional; este auge se produce como consecuencia de la desaparición paulatina de las sociedades estamentales, entre otros factores, ha cambiado íntegramente la forma de liderar de estos líderes. El liderazgo transformacional es aquel en el que el líder trata de inculcar los valores, así como la misión y la visión que estos poseen a los seguidores.
Teorías Sobre el Liderazgo
A lo largo de la historia siempre se planteó si el líder nace o se hace, pero lo cierto es que estos siempre se formaron conducidos por el pensamiento así como por las propias aportaciones que surgieron sobre el liderazgo, estas investigaciones siempre se basaron en definir estructuras sobre cómo se podría dirigir a la sociedad, así como en el análisis de los grandes líderes de la historia del mundo, identificando cuáles eran esas características que los diferenciaban de los demás, llegando a la gran conclusión que los líderes nacían, no se hacían.
Este aprendizaje se produce a través de habilidades de dirección, de influir sobre las personas para conducirlos al logro de metas y objetivos compartidos. Como consecuencia de estas nuevas hipótesis sobre el liderazgo, empezaron a surgir nuevos analistas, estudios y proyectos para analizar este fenómeno, los cuales se pueden dividir en varias teorías, que a su vez pueden o no, contener más de un modelo de liderazgo.
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Teoría de los Rasgos
La teoría de los rasgos comenzó a finales de 1800 y duró hasta mediados de la década de 1940. Los investigadores de este período apoyaron la creencia de que los líderes nacen en lugar de hacerse. Por lo tanto, también se llama la Teoría del Gran Hombre.
La Era del Comportamiento
La era del comportamiento comenzó a mediados de la década de 1940 y duró hasta principios de la década de 1970. Los investigadores en el período apoyaron la creencia de que el liderazgo se aprende. Pero el enfoque teórico de este rasgo no funcionó. Por lo tanto, había una necesidad urgente de identificar y capacitar a los líderes durante la época de la Segunda Guerra Mundial.
Teoría de la Contingencia de Fiedler
La teoría de la contingencia de Fiedler establece que, para que un líder sea eficaz, su estilo de liderazgo debe adaptarse a la situación. La nueva era requiere nuevas organizaciones, con una extraordinaria agilidad, flexibilidad, capacidad de adaptación y muy centradas en aportar valor a sus usuarios. Y esto tiene importantes consecuencias desde el punto de vista del liderazgo.
El Impacto de los Líderes en la Sociedad
Los líderes han tenido un gran impacto en la sociedad a lo largo de la historia; estos han inspirado a la gente a tomar decisiones, a luchar por la justicia y a trabajar para construir un mundo mejor. Estos líderes han cambiado el curso de la historia y han dejado una huella duradera.
Hoy te propongo que hagamos un viaje en el tiempo. Imagínate que nos encontramos a finales del siglo XIX. La Revolución Industrial está en su apogeo. Las empresas emergentes, como Carnegie Steel y Standard Oil, se están convirtiendo en gigantes mundiales. La velocidad del cambio es asombrosa, y la comunicación y el comercio se transforman con el telégrafo y los ferrocarriles.
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Es en este ambiente de cambio constante donde nace la educación en gestión empresarial moderna. La Wharton School abre sus puertas en 1881, y la Harvard Business School introduce el primer MBA en 1908. El siglo XX trae consigo nuevos desafíos con la expansión global y la creciente sofisticación de los mercados financieros. Empresas como IBM y Coca-Cola están liderando el camino en la innovación y la expansión. El MBA se consolida como la llave dorada para el liderazgo empresarial.
A medida que nos acercamos al cambio de milenio, la economía global se ve sacudida por la aparición de la tecnología digital. Empresas como Google y Apple están redefiniendo lo que significa ser una empresa. Hoy en día, nos enfrentamos a desafíos aún más grandes. Empresas como Tesla y Patagonia están a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y la creación de una economía sostenible.
Las empresas del siglo XXI necesitan líderes que no solamente entiendan los negocios, sino que también estén comprometidos con el bienestar de nuestra sociedad y nuestro planeta. Los MBA también necesitan evolucionar para formar este nuevo tipo de líderes. Mirando hacia el futuro, nos enfrentamos a un paisaje de liderazgo radicalmente diferente.
Los desafíos a los que nos enfrentamos en este nuevo siglo - la rápida e inevitable digitalización, la creciente desigualdad, la urgencia del cambio climático - requieren un nuevo tipo de CEO. Estos líderes deberán ser capaces de equilibrar las demandas a corto plazo con una visión a largo plazo, y entender que su papel no es simplemente generar beneficios, sino también ser agentes de cambio social y ambiental positivo. Los MBA del futuro tendrán que formar este tipo de líderes.
Así concluye nuestro viaje por el tiempo, desde el nacimiento del MBA hasta el liderazgo del futuro. La evolución del MBA que hoy necesitamos aún está por escribirse, pero está claro que las decisiones que tomemos hoy sobre cómo formamos a nuestros líderes determinarán el tipo de futuro que creamos.
Hacia una Definición de Liderazgo
Uno de los términos que más se utiliza a nivel empresarial es el de liderazgo. Sin embargo, dar una definición exacta del concepto puede ser difícil, dado que existen tantas versiones como personas han tratado de describirlo. Y es que existe una clara evolución del liderazgo, como veremos a lo largo del artículo.
Una definición clásica dada al término liderazgo es la acuñada por James C. George, de Par Training Corporation, al señalar de forma muy sencilla que es la capacidad de conseguir seguidores. No obstante, para muchos, el mejor concepto de liderazgo es el dado por el filósofo Hugo Landolfi, de la Escuela de Estudios Superiores en Liderazgo Organizacional, que lo define así: “El ejercicio manifiesto de las actualizaciones y perfeccionamiento de un ser humano, denominado líder, quien por su acción se coloca al servicio del logro, a través de una misión, de uno o varios objetivos propuestos por una visión. Dicha visión debe alinearse y subordinarse necesariamente al bien último del hombre”.
De esta manera podemos entender que el liderazgo que se debe ejercer en las empresas va más allá de la capacidad de influenciar a otros, pues es un conjunto de actitudes, conocimientos y capacidades que posee una persona. Esto le permite distinguirse del resto, inspirando a quienes están a su alrededor a seguirlo tanto a él como a su discurso, puesto que en estas palabras se manifiesta una misión y visión clara de lo que se espera de él.
Etapas en la Evolución del Liderazgo
Se debe entender que el liderazgo no ha sido siempre igual puesto que los requerimientos del hombre también han evolucionado a lo largo de la historia, ya sea por los avances tecnológicos o por la necesidad de organizar esfuerzos ante las adversidades que se presentaban en el entorno. Según esto podemos distinguir tres etapas bien diferenciadas en la evolución del liderazgo:
- El liderazgo clásico: Se dio desde tiempos inmemoriales hasta el siglo XIX. Durante todo este periodo el líder se escogía por su valentía, fortaleza, riqueza o astucia; asimismo, ofrecía seguridad a cambio de lealtad.
- El liderazgo durante el siglo XX: En esta etapa los estándares de vida eran más fáciles de alcanzar, pues la innovación se encontraba en todos los ámbitos de la sociedad y el manejo de la información era transcendental. Gracias a estos avances los procesos eran rápidos y cambiantes, también el líder debía ser capaz de adaptarse a estos cambios y entenderlos.
- Liderazgo en el siglo XXI: En la actualidad las empresas requieren líderes que tengan la capacidad de enfrentarse a la incertidumbre, los cambios constantes, la flexibilidad organizacional y la responsabilidad social. Todo ello afecta al individuo como centro de los procesos en una organización, comunidad o sociedad. Estas exigencias del entorno no solo aplican al ámbito organizacional, sino a todo el entorno social.
El Líder Actual
Hoy en día se necesitan líderes con capacidad para cumplir los objetivos empresariales. Sin embargo, también se requiere que sean lo suficientemente hábiles para hacer partícipes a sus equipos y seguidores de estos éxitos, de forma que se sientan igualmente inspirados a hacer lo mismo con las personas bajo su cargo o supervisión.
Estas figuras deben ser lo suficientemente creativas para lograr que sus organizaciones destaquen sobre las demás, ya sea por sus logros, su innovación o su tecnología; al mismo tiempo deben ser líderes suficientemente justos para lograr que cada persona obtenga de su trabajo lo que adecuadamente necesite.
Para ello es imprescindible que este nuevo líder sea multifocal. Esto quiere decir que debe tener la capacidad de saber dar confianza a los miembros de su organización, comunidad o equipo. Y de esta forma poder obtener mejores resultados que contribuyan al éxito del conjunto.
No podemos olvidar que estos líderes deben buscar siempre una visión compartida, que debe ser diseñada, transmitida y entendida tanto por el cómo por sus seguidores.
Características que Poseen los Líderes en la Actualidad
Los líderes en empresas de éxito deben poseer los hábitos, las creencias, la pasión, la flexibilidad y la actitud necesarias para comprender, entender y abordar los procesos y retos a los que se enfrentan sus compañías; además, es importante que tengan estos atributos:
- Tener coraje: Gran parte del éxito depende de ser capaz de aventurarse a lo desconocido, asumiendo la posibilidad de que no se logren los objetivos. Los grandes líderes no siempre han tenido éxito en sus primeras experiencias. De hecho, lo que realmente marca la diferencia es la capacidad de aprender de los fracasos y crecer como individuo.
- Tener una actitud positiva: Pues con ello se aumenta la capacidad de lograr los objetivos. El éxito no suele suceder de repente y hay que trabajar duro para llegar a las metas fijadas.
- Elegir buenos equipos: Quienes rodean al líder son tan importantes como la estrategia para alcanzar un objetivo, pues basta una sola persona para destruir la moral de un equipo de trabajo.
- Adoptar metas propias: Un buen líder debe alinear sus propios objetivos con los de la empresa ya que de esta manera se encontrará más motivado para lograrlo, pudiendo así establecer y transmitir mejor la visión y el propósito de la organización.
- Ser agradecido: La gratitud es uno de los pilares de los líderes, pues implica el reconocimiento del esfuerzo realizado por su equipo y las personas implicadas en la tarea.
- Ser decidido: Los nuevos líderes deben tener la firmeza de aceptar lo que ocurra. Las personas que destacan del resto suelen ser atacadas y criticadas. Por este motivo deben tener la fortaleza para saber llevar la situación y no dejar que les afecte.
Por todo esto, los directivos que son líderes o que quieren serlo en sus organizaciones, deben poseer y desarrollar la mayor parte de estos atributos para ayudarles a lograr sus objetivos.