El liderazgo efectivo es el motor invisible que impulsa a las organizaciones hacia el éxito. El liderazgo que transforma empresas no es un concepto único ni estático. Existen diferentes aproximaciones que han demostrado su efectividad en distintos contextos organizacionales. Cada uno de estos modelos aporta una perspectiva única sobre cómo inspirar, motivar y guiar a los equipos hacia objetivos comunes.
Las Fases del Liderazgo
Pongámonos en situación. Imaginemos que hemos acabado nuestros estudios y que nos han dado la oportunidad de demostrar nuestra valía en un puesto de trabajo (aunque esto parezca algo idílico hoy en día, aún se siguen dando casos). Como es lógico y evidente, todos empezamos desde el mismo punto: el comienzo. Esto de alcanzar el éxito es muy relativo, pues las expectativas de cada uno son muy diferentes. Hay quien se conforma con un puesto de trabajo en el que se sienta a gusto y realizado, sin importarle la promoción personal, mientras que hay otros que no soportan la idea de verse estancados y aspiran a la escalada ascendente hacia el liderazgo. Pero el camino es largo (para unos más que para otros), y se compone de diferentes etapas que debemos superar. ¿Conoce las fases de liderazgo?
Fase 1: Incorporación a la Empresa
Es la primera fase. Aquella en la que nos acabamos de incorporar a la empresa, con nuestro título aún calentito. Durante esta primera etapa no tendremos unos conocimientos demasiado amplios de la empresa, y no conoceremos ni a una cuarta parte de la plantilla de trabajo, algo que cambiará en mayor o menor medida dependiendo de las habilidades sociales de cada uno. Las tareas que nos asignen serán principalmente de tipo técnico, que realizaremos bajo supervisión más o menos estricta.
Fase 2: Desarrollo y Autonomía
Tras, aproximadamente, un año de experiencia en la empresa, ya tenemos claro cuáles son nuestras competencias dentro de la empresa, un amplio conocimiento del trabajo realizado. En este punto, la supervisión de nuestro trabajo no será tan estricta, gozaremos de una mayor autonomía y de un nivel de control más elevado.
Fase 3: Ascenso y Responsabilidad
Tras todo este tiempo transcurrido, los conocimientos que tendremos de la empresa serán mucho más amplios, así como las relaciones con el resto de la plantilla de trabajo, especialmente con el equipo directivo. Si destacamos y nos hacemos valer, el ascenso solicitado será concedido. Incluso, en ocasiones, no será necesario solicitar el ascenso, sino que este vendrá por sí solo como resultado de nuestro trabajo diario. Más que probable será que el desempeño de las tareas técnicas sea sustituido por el desempeño de tareas organizativas y directivas.
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Fase 4: Liderazgo y Toma de Decisiones
Ahora conoceremos a toda la plantilla de trabajo, especialmente a los integrantes del equipo directivo, y habremos desarrollado habilidades sociales y comunicativas que serán esenciales. Ahora tendremos un absoluto poder de decisión y de control sobre el trabajo. La negociación dentro de la empresa pasará por nosotros, así como las relaciones establecidas con otros altos cargos del mundo empresarial. Seremos líderes de nuestro equipo de trabajo, con el desempeño de todas las competencias que conlleva el cargo.
Modelos de Liderazgo Efectivos
Liderazgo Transformacional
El liderazgo transformacional se caracteriza por su capacidad para inspirar cambios significativos en las personas y los sistemas. Este modelo resulta especialmente efectivo cuando las organizaciones necesitan reinventarse o afrontar cambios importantes en su entorno. Según un estudio de la Universidad de Harvard, las empresas lideradas por directivos con estilo transformacional experimentan un 20% más de innovación y un 15% mayor compromiso de sus empleados.
Liderazgo Situacional
El modelo situacional, desarrollado por Paul Hersey y Ken Blanchard, propone que no existe un estilo de liderazgo universalmente efectivo. Este modelo resulta particularmente útil para profesionales que buscan crecer en su carrera y asumir mayores responsabilidades de gestión. La clave del liderazgo situacional es la capacidad de diagnóstico: evaluar correctamente el nivel de desarrollo de cada miembro del equipo y adaptar el estilo de liderazgo en consecuencia.
Liderazgo Servidor
El liderazgo servidor invierte la pirámide tradicional de poder. Este enfoque resuena especialmente con emprendedores y profesionales en reconversión que buscan construir organizaciones con propósito y valores sólidos.
Liderazgo Democrático
El modelo democrático se basa en la inclusión y participación activa de todos los miembros del equipo en la toma de decisiones. La persona líder escucha, consulta y valora las aportaciones de cada integrante, generando un ambiente de confianza y colaboración.
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Liderazgo Coach
El líder coach se enfoca en desbloquear el potencial de sus colaboradores a través del acompañamiento, el feedback constructivo y el establecimiento de metas desafiantes pero alcanzables.
Liderazgo Visionario
Los líderes visionarios tienen la capacidad de visualizar un futuro ambicioso pero alcanzable para sus organizaciones y comunicarlo de manera que inspire y movilice a sus equipos.
Liderazgo Adaptativo
Desarrollado por Ronald Heifetz y Marty Linsky en Harvard, el liderazgo adaptativo se centra en la capacidad para afrontar desafíos complejos que no tienen soluciones técnicas o conocidas.
Liderazgo Autocrático
El liderazgo autocrático se caracteriza por la autoridad centralizada y la toma de decisiones unilaterales. La persona líder define objetivos, normas y métodos, asigna tareas y supervisa de cerca la ejecución. Sin embargo, este estilo de liderazgo puede presentar algunos problemas. A largo plazo, puede generar un clima laboral poco recomendable, con desmotivación entre los colaboradores y falta de cohesión en el equipo.
Liderazgo Burocrático
Asimismo, el estilo del liderazgo burocrático despunta por la rigidez, la precisión y la concreción de las normas impuestas para la organización empresarial.
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Liderazgo Transaccional
El liderazgo transaccional es el opuesto al liderazgo transformacional.
Liderazgo Laissez-faire
En otras palabras, se trata de este estilo de liderazgo en el que el líder confía plenamente en los trabajadores, dejando que estos trabajen motu proprio.
Modelo Tuckman para el Desarrollo de Equipos
El modelo Tuckman de equipos es una herramienta muy conocida en la gestión de grupos de trabajo, permitiendo comprender y optimizar la dinámica grupal para lograr mejores resultados. Un equipo no es algo estático, y con este modelo podemos entender de manera más profunda la dinámica natural de un equipo, para así encontrar los puntos de mejora.
El modelo Tuckman fue desarrollado en 1965 por el psicólogo Bruce Tuckman. Este modelo describe las etapas por las que pasa un equipo para desarrollarse, mejorar su rendimiento y alcanzar objetivos comunes.
- Forming (Formación): En esta etapa inicial, los miembros del equipo se conocen y exploran sus roles y objetivos. Es común que existan dudas, curiosidad y un enfoque en la observación más que en la acción. Es la etapa de formación del equipo. Destaca por el entusiasmo de los integrantes, la inseguridad, las conversaciones informales y la alta dependencia de cada integrante del líder. Cada miembro busca ser aceptado, no hay roles definidos y no hay diferencias de opiniones ni conflictos. Durante esta etapa el líder del equipo debe ser capaz de detectar las habilidades de cada integrante, aclarar expectativas tanto de roles como de objetivos y dar soporte a la integración. Es la fase menos productiva pero la más importante. Si no se trabajan bien la definición de valores, la asignación de roles y las expectativas, se pueden generar incidencias muy difíciles de solucionar en un futuro.El líder debe dirigir.
- Storming (Conflicto): En esta etapa, surgen diferencias y conflictos debido a la lucha por definir roles, establecer jerarquías o resolver desacuerdos. Es una fase crucial para superar tensiones y avanzar hacia la cohesión. Como su propio nombre indica, en esta fase surgen los primeros conflictos. Hay más trabajo individual que colectivo, la comunicación todavía no está en un nivel óptimo y afloran las primeras diferencias de opinión. La organización no es fácil y la prioridad debe ser solucionar los conflictos rápidamente atacando la raíz de cada problema para evitar que afecten al rendimiento del equipo. Existe el peligro de que se produzcan subgrupos de trabajo que dificulten orientar todas las miradas en la misma dirección. El líder en esta fase debe eliminar individualidades, fomentar el trabajo en equipo y potenciar los objetivos grupales por encima de los personales. Hacer equipo y celebrar los logros comunes debe ser su mantra. El coaching como estilo de liderazgo en esta fase tiene muy buenos resultados.
- Norming (Normalización): Los miembros comienzan a trabajar de manera colaborativa, estableciendo normas de conducta y fortaleciendo las relaciones. Es en la etapa de normalización cuando comenzamos a ver los primeros brotes de un buen trabajo en equipo. Hay confianza, los miembros del equipo reconocen sus logros y errores, así como la de sus compañeros, pero siempre con respeto y actitud de ayuda. La responsabilidad y el compromiso están en buenos niveles y se pueden añadir nuevas rutinas que requieran más implicación. En esta fase el líder debe fomentar una cultura de feedback continuo para que la comunicación sea transparente, se establezca claramente un objetivo común y se defina la forma de superar las barreras para alcanzarlo. La dependencia del equipo cada vez es menor, por lo que en esta fase la flexibilidad cobra más importancia. Un liderazgo facilitador hace que los integrantes del equipo se sientan apoyados y vayan asumiendo cada vez más responsabilidad.
- Performing (Desempeño): En esta fase, el equipo alcanza su máximo potencial, funcionando de manera eficiente y centrándose en los objetivos. Es aquí donde los equipos realmente destacan por su autonomía y colaboración. Es la etapa en la que todo fluye. Los miembros del equipo se conocen a la perfección y no permiten que diferencias personales afecten al equipo. Se alcanzan altos niveles de productividad, motivación y sentimiento de pertenencia. Las personas conocen su rol, respetan el asignado a los demás y pedir ayuda no se ven como un signo de debilidad. La cultura del feedback está establecida y se habla cualquier detalle que pudiese derivar en un conflicto. Los miembros del equipo son independientes, pero con una conexión e involucración en el grupo óptimas. El líder en esta etapa debe vigilar cualquier retroceso y celebrar y elogiar el buen hacer del equipo. El liderazgo entra en la fase de delegación, donde las personas tienen la libertad del “cómo” para su desempeño.
- Adjourning (Finalización/Disolución): En la última etapa, el equipo se disuelve tras cumplir sus objetivos, lo que puede generar sentimientos encontrados entre los miembros. Doce años más tarde de la publicación de su modelo, Tuckman, añadió una quinta fase llamada Adjourning (Finalización/Disolución), y hace referencia a cuando un equipo se disuelve. Cuando un EAR llega a esta fase hay una mezcla de sentimientos, ya que hay emociones positivas por lo conseguido, pero también puede derivar en vulnerabilidad o inseguridad si el equipo ha estado muy unido.
Cada vez es más común trabajar por proyectos y pasar de manera más frecuente por estas etapas y diferentes equipo. El modelo Tuckman nos puede ayudar en cualquier momento en el que el equipo se enfrenta a un cambio e incluso simplemente para integrar o cohesionar equipos. Siempre podemos hacer más por trabajar de manera eficiente como equipo y convertirnos en un equipo de alto rendimiento.
Aplicaciones del Modelo Tuckman
- Gestión de proyectos: Ayuda a identificar en qué fase se encuentra un equipo y cómo apoyarlo para avanzar.
- Formación de nuevos equipos: Proporciona un marco para guiar el desarrollo del grupo.
- Resolución de conflictos: Facilita la comprensión de las tensiones naturales en el proceso de crecimiento grupal.
- Fomentar la adaptabilidad: Permite a los equipos responder mejor a cambios organizacionales o de mercado.
- Desarrollo de liderazgo: Los líderes pueden identificar las necesidades específicas de su equipo según la etapa y adaptar su estilo de liderazgo.
La Teoría U
La Teoría U es un enfoque que invita a los líderes a conectar con su interior, soltar viejos patrones y abrirse a nuevas posibilidades.
- Descargar: En esta primera fase, las personas y organizaciones actúan en base a patrones, rutinas y creencias preestablecidas. Es el típico caso de las empresas que siguen utilizando un modelo de negocio antiguo porque siempre les ha funcionado, aunque los resultados ya no sean los mismos.
- Ver: En este punto, un manager podría participar en reuniones con empleados de diferentes departamentos, no solo para escuchar lo que tienen que decir, sino también para sentir sus preocupaciones, necesidades y deseos. Como diría Stephen R. Se trata de una fase de conexión real y sincera con la organización. De estar presente y crear espacios para que las ideas y sentimientos fluyan sin restricciones.
- Cristalizar: Ahora que el equipo ha pasado por las fases de descargar, ver, sentir y transformar, llegamos a la etapa de Cristalizar. En esta fase, se comienza a dar forma a las ideas y conceptos que han emergido en los niveles anteriores. Aquí, los líderes y equipos reflexionan profundamente sobre el objetivo final del proyecto o iniciativa y buscan concretar soluciones. O, dicho de otro modo, esta es la fase en la que se empieza a entrar en acción, transformando el aprendizaje y las intuiciones previas en un propósito claro y definido. Eso sí, para avanzar en esta fase, es importantísimo asegurarse de que todas las personas involucradas remen en la misma dirección.
- Prototipar: En esta etapa, se pasa de lo abstracto a lo concreto. Si en la fase anterior se hablaba de ideas concretas, aquí el equipo comienza a crear prototipos, pruebas y versiones preliminares de la solución que se ha ideado. Y es que el propósito del prototipo no es crear un producto perfecto, sino más bien un «mínimo producto viable» que permita obtener feedback y hacer ajustes antes de un lanzamiento más grande. Supongamos que has decidido lanzar un nuevo servicio para tus clientes. En lugar de invertir meses perfeccionándolo, desarrollas algo básico y lo presentas a un pequeño grupo de clientes clave para obtener sus impresiones. El gran beneficio de esta fase es que te permite equivocarte rápido y ajustar el rumbo antes de hacer una inversión mayor.
- Desempeñar: Finalmente, llegamos a la fase donde todas las ideas, aprendizajes y prototipos se hacen realidad. Por eso mismo, es de vital importancia que todo el equipo esté preparado para ejecutar el plan de forma efectiva. Que es importante establecer un plan detallado de implementación que incluya plazos, recursos y responsables. ❗Tampoco hay que olvidar que el hecho de que un despliegue haya tenido éxito no significa que el trabajo esté terminado. Seguirá siendo necesario ir midiendo los resultados, obteniendo feedback e ir ajustando según sea necesario.
¿Cómo Abrazar la Incertidumbre y la Colaboración?
- Abraza la incertidumbre: Acepta que el cambio implica un nivel de desconocimiento… ¡y eso no es malo!
- Prototipa rápidamente: No tengas miedo de experimentar con nuevas ideas.
- Prioriza la colaboración: Impulsa la co-creación entre departamentos y equipos.
El Liderazgo Colaborativo
El liderazgo colaborativo, paradigma clave en las empresas y la sociedad que ha emergido después de la revolución tecnológica, se basa en crear un entorno de confianza.
Patrick Lencioni destaca en su libro «Las 5 disfunciones de un equipo» que la confianza es el elemento primordial para que un equipo se convierta en extraordinario. La siguiente disfunción sería, según Lencioni, la aversión a la responsabilidad. Nadie quiere hacerse responsable de nada, y los agujeros de efectividad se multiplican. La consecuencia final es la falta de foco en los resultados, que provoca que los mejores se marchen a otro equipo o a la competencia. Así que la empresa, finalmente, se quedaría con los mediocres y probablemente comenzaría su declive inevitable.
¿Qué Tipo de Líder Quieres Ser?
Identificar tu estilo de liderazgo natural es el primer paso para desarrollar tus capacidades directivas. Recuerda que no existe un modelo “mejor” en términos absolutos. La formación especializada juega un papel fundamental en este desarrollo. Tan importante como conocer tu estilo natural es identificar qué necesita tu organización en su momento actual. La alineación entre tu estilo de liderazgo y las necesidades de tu organización es fundamental para maximizar tu impacto como líder. El liderazgo efectivo no es un talento innato sino una habilidad que puede desarrollarse con la formación adecuada.
El viaje hacia un liderazgo transformador comienza con una decisión: la de invertir conscientemente en tu desarrollo como líder. ¿Qué tipo de líder quieres ser? ¿Qué impacto quieres generar? ¿Qué legado quieres dejar?
Adaptación y Contexto Cultural
No, la efectividad de cada modelo de liderazgo está fuertemente influenciada por el contexto cultural. Por ejemplo, en culturas con alta distancia jerárquica (según las dimensiones de Hofstede), un liderazgo más directivo puede ser mejor aceptado, mientras que en culturas más igualitarias, los enfoques participativos suelen funcionar mejor. Esto es especialmente relevante para los alumnos internacionales que buscan desarrollar competencias de liderazgo global.
Desarrollo de Competencias de Liderazgo
El liderazgo no es una habilidad innata que solo algunas personas poseen, sino una competencia que puede aprenderse y entrenarse. Algunos pasos prácticos para avanzar en este camino incluyen: trabajar la comunicación asertiva, aprender a dar y recibir feedback constructivo, practicar la gestión emocional, fomentar la escucha activa y adquirir técnicas de motivación y acompañamiento. La formación juega un papel fundamental en este proceso.