La filosofía del emprendedor es un campo que busca analizar cómo piensa y actúa un emprendedor, explorando las características que lo hacen ser un individuo especial. Es alguien capaz de imaginar y realizar, y de realizar lo que otros solo pueden imaginar.
Análisis de la Filosofía del Emprendedor
El análisis, derivado del griego "analysis", implica la descomposición del todo para un mejor estudio y comprensión de sus partes. En este contexto, exploramos los componentes esenciales de la mentalidad emprendedora.
El Emprendedor como Sembrador de Ideas
Un emprendedor es un sembrador incansable de nuevas ideas, que ayuda a germinar con talento, trabajo conjunto y pasión total, hasta convertirlas en la realidad transformadora de su tiempo. No solo siembra negocios, sino también mentes y conciencias. Deposita en ellas experiencia, conocimientos y un modelo de vida a emular.
"Aemulari" (Del Latín): Imitar las acciones de otro procurando igualarle o excederle, en mérito y en valor.
La Visión del Emprendedor
La visión del emprendedor no radica en los ojos comunes. Él puede mirar, también, a través de la imaginación. Ve el futuro con la “lámpara maravillosa” del ingenio, que proyecta esa luz única de la anticipación. Este don lo ocupa para abrirle nuevos caminos a la humanidad.
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Misión del Emprendedor
El emprendedor siente propia la misión de emprender (empezar), dándole origen y principio a la gran obra de constituir responsablemente su legado a la sociedad. Esto es para el beneficio tangible de los hombres y mujeres de su tiempo.
Empresa: La acción de emprender y cosa que se emprende.
Empresario: Quien reúne a los factores de la producción y los dispone con arreglo a un plan para obtener su mejor rendimiento.
El emprendedor piensa que toda gran obra humana consiste en transformar los sueños, ¡siempre realizables!, del autor en realidades útiles y positivas para sus congéneres. Como dijo Platón, "Si una persona lo puede soñar, habrá otra ¡siempre!.. Que lo venga a realizar”.
"Obras son amores y no buenas razones"... Sabe que esas, solamente llegan a concretarse, en función directa del interés colectivo y nunca, por el capricho individual o la exclusiva ganancia unilateral.
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El emprendedor toma la iniciativa de comenzar todo eso que se proponga lograr, con la sincera intención de hacerlo y el legítimo deseo de concluirlo exitosamente, sea a título personal o a través de otros individuos a quienes él pueda guiar, como líder.
Naturaleza Intrínseca del Emprendedor
Su naturaleza intrínseca regularmente es idealista y muy perfeccionista. Por esta causa proviene su estado, casi permanente, de insatisfacción crónica.
R. Kippling escribió: “Si tu quieres conocer a un hombre fracasado, te señalaré a cualquier conformista”, que ya se sienta realizado y plenamente satisfecho. Pero, “si quieres conocer a un hombre triunfador, te mostraré a cualquier loco, mentiroso o iluso”. Pues ¡El triunfo total no existe! Tan solo se le idealiza, como la meta de existencia, más deseable.
El hombre más sabio no conoce realmente a la verdad... ¡La busca siempre como principio! Pues así reconoce su ignorancia: “Yo solo se, que no se nada”. Sócrates.
Los aguerridos generales de las legiones romanas, al desfilar por cada plaza vencida, traían a su lado un gritón para recordarles constantemente: “Que toda victoria es efímera”.
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Su mente abierta, creativa, y repelente a fincarse límites convencionales, los estimula a ser pro-activos, ante cualquier situación que se les presente.
Su libre pensamiento es un agente disparador o generador espontáneo de opciones e ideas primigenias, acuñadas con la intención de vencer al reto permanente de concretar, o al menos, de intentar cubrir metas pre-establecidas.
El emprendedor tiene una entera disposición para abrir nuevos caminos, aún en donde nadie antes pensó que estos fueran posibles, convenientes, o simplemente, necesarios. Su decisión inquebrantable es intentar algo innovador y diferente, sin condicionarlo o someterlo a la probabilidad circunstancial del éxito o fracaso.
Su compromiso realizador no le permite nunca los puntos de retorno: “Hay que hacerlo”... ¡Y punto! No importa quién sea al final el beneficiario real del esfuerzo emprendido.
El optimismo al actuar es la principal base que no le deja tiempo para considerar derrotas prematuras o posibles fracasos. Prefiere a los errores por comisión, que a las fallas por omisión.
No teme a los riesgos, ni a las consecuencias decisionales, por intentar hacer lo que él cree más conveniente, por graves o amenazantes que se le revelen. Actúa conforme al sentido común y a la intuición, desarrollada en él.
Su fe, seguridad, confianza y convicción de poder alcanzar el objetivo pretendido, a veces, le hacen parecer inconsciente o irresponsable, siendo él todo lo contrario.
Definiendo al Emprendedor
El emprendedor es el único ser capaz de hacer posible lo hasta entonces imposible, como encontrar a la famosa aguja perdida en el pajar. Es constante, metódico, paciente e imbatible. Cree en la posibilidad de la victoria, porque no le arredran las derrotas. Lleva su persistencia hasta zonas limítrofes con la terquedad, pero sin transformarla.
Cualidades y Características de su Naturaleza Humana
- Personalidad compleja: Su carácter adquirido, forjado para luchar, sin doblegarse nunca, ante ninguna circunstancia. Y fuerte temperamento innato.
- Audacia: Su decisión de hacer todo lo posible para alcanzar el objetivo no tiene ni conoce fronteras.
- Persistencia: Su deseo de superar la meta trazada lo impulsa a insistir -una y otra vez- hasta lograrla. No confundirla con terquedad, la cual es propia y distintiva de los necios.
- Auto-motivación: La capacidad de estimularse lo suficiente para sacar fuerza de la flaqueza y encontrar razones para así actuar con entusiasmo.
- Optimismo: La certeza de que todo lo iniciado resultará positivo y saldrá muy bien.
- Liderazgo: La fuerza para guiar a los demás y el poder ejercer sobre ellos (en grupo o individualmente) una influencia total, basada en la confianza y el respeto absoluto.
- Intuición (alarma interior): Sentido especial, de una percepción muy desarrollada, para actuar y caminar en el sentido correcto, evitando casi siempre la colisión o el desastre por fallas y errores comunes.
- Experiencia: Las vivencias -obviamente previas- acumulan y perfeccionan capacidades empíricas de administración general.
- Responsabilidad: La aptitud de saber responder plenamente por todo lo que se le confía.
- Persuasión: La capacidad de convencer a los demás y persuadirlos de aceptar sus ideas o acciones para integrarlas a la realidad.
- Comunicación: La capacidad de crear y mantener la corriente recíproca de intercambio de información. Facilidad para transmitir a otros claramente sus ideas, conocimientos y sentimientos.
- Pasión (al hacer): Realizar apasionadamente todas las cosas emprendidas. Trabajar por amor y amar al trabajo.
- Imaginación: Capacidad de construir en la mente aquellas ideas que posteriormente habrá de materializar. Creatividad para diseñarlas e implementarlas.
Características Adicionales de la Comunidad Emprendedora
Además de las cualidades mencionadas, existen otras características que definen a la comunidad emprendedora:
- Vocación: El entusiasmo ayuda a que el sacrificio que conlleva toda actividad profesional no implique padecimiento, sino deseo de superación.
- Inventiva: La imaginación nos da alas para mostrarnos ambiciosos y captar oportunidades en lugares inhóspitos.
- Sensatez y seriedad: La toma de decisiones requiere compromiso, pues tendremos que valorar las implicaciones y las consecuencias de apostar por un camino u otro.
- Tolerancia a la incertidumbre: El mundo evoluciona a pasos agigantados y, aunque podemos sospechar ciertas alteraciones en el devenir de los acontecimientos, no tenemos la certeza de qué aspectos cambiarán y en qué medida.
- Planificación: Para enfocar los esfuerzos hacia aquellos aspectos que sustentarán los logros de nuestra compañía tendremos que seguir una planificación.
- Liderazgo: Las cualidades de un líder son también las virtudes de un emprendedor. Estas personas reúnen a equipos altamente cualificados y establecen la armonía en su plantilla.
- Habilidad para persuadir: Crear un tejido de contactos nos permitirá vender más y vender mejor.
- Formalidad: Toda empresa respetable ha de proyectar una imagen seria. La formalidad implica sensatez y solvencia, dos virtudes que aportan a la compañía la credibilidad que requiere para su triunfo en el mercado.
Conclusión
La filosofía del emprendedor abarca una amplia gama de principios y cualidades que impulsan a estos individuos a crear, innovar y transformar el mundo que les rodea. Desde la visión y la pasión hasta la resiliencia y el liderazgo, los emprendedores encarnan una mentalidad única que les permite superar los desafíos y alcanzar el éxito en sus proyectos.
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