Joseph Rodriguez: Un Empresario en el Foco Público

La vida personal de Carla Barber es igual de destacada que su carrera profesional. Sus relaciones sentimentales han estado desde siempre en el centro del ojo público, desde la que tuvo con futbolista Álvaro Morata, seguida de su matrimonio con el compañero de profesión Camilo Esquivel, y sus posteriores romances con Diego Matamoros y un empresario llamado Joseph Rodríguez, con el que tuvo dos hijos.

A pesar de las dificultades, Carla ha mantenido su enfoque en su carrera y en ser una madre dedicada a sus hijos, Bastian y Bosco.

Joseph Oughourlian: Un Inversor con Determinación

Cuentan quienes estos días han coincidido con Joseph Oughourlian que está furioso, pero cargado de determinación. Después de varios meses de dimes, diretes y maniobras a su alrededor, ha tomado impulso y ha pasado al ataque. En menos de una semana, ha frenado el proyecto de televisión que se cocinaba en el grupo y ha 'decapitado' a sus impulsores.

El Perfil de Oughourlian

Del empresario francés se han compuesto decenas de rimas y leyendas desde que aterrizó en España. Es cierto que su figura está rodeada de cierto halo misterioso y que su apuesta por Prisa fue tan arriesgada que no pareció casual. Pero, más allá de los comentarios, Oughourlian es un inversor cuyo gran objetivo es ganar dinero.

No es un lobo de Wall Street al uso. Medios como Le Monde elaboraron completos perfiles sobre su vida y subrayaron su gusto por la ópera. Le gusta desde niño, cuando vivía en casa de sus padres. Su progenitor era neuropsiquiatra, nacido en Líbano y de padre armenio. Ella, una enfermera inglesa.

Lea también: El Imperio de Joseph Oughourlian

Oughourlian tiene cierta vocación humanista y gusto por la política y las apariciones públicas, pero su objetivo es siempre la rentabilidad de su fondo, Amber Capital, fundado tras bregarse en los mercados financieros londinenses y neoyorquinos.

Su negativa a cumplir con los deseos de José Miguel Contreras y compañía le ha enfrentado al Gobierno. En tiempos en los que Moncloa ha ganado influencia sobre el Ibex-35 a golpe de talonario y de cierta bravura cuestionable -basta ver su papel con la OPA del BBVA o en la salida de Telefónica de Álvarez Pallete-, Oughourlian ha puesto pie en pared y se ha negado a invertir ni un euro en un canal de TDT.

No sólo eso, sino que ha anunciado una purga que amenaza a todos aquellos que defendieron el proyecto o que toleraron las acciones invasivas de sus impulsores. Estos días, en las conversaciones que ha mantenido con miembros de Prisa, ha repetido la misma frase en varias ocasiones. Lo que ha hecho Oughourlian es, nada más y nada menos, que plantarse frente a los intereses del Ejecutivo.

Como contó este sábado El Independiente, los impulsores del canal de televisión -al que Oughourlian llama 'Tele-Pedro'- no están dispuestos a abandonar el proyecto y pretenden ponerlo en marcha con un presupuesto anual estimado de 25 millones de euros. Entre sus socios estará el propio Contreras, además de Varela Entrecanales, de Adolfo Utor (Balearia) y Diego Prieto.

Cualquier represalia que se ejecute desde Moncloa podría hacer sufrir a Prisa... y viceversa, dado que El País y la Cadena SER han sido los dos grandes aliados mediáticos del Gobierno durante los últimos tiempos; y no parece prudente atentar contra los intereses de la radio más escuchada y uno de los periódicos más leídos en internet.

Lea también: Análisis del Pensamiento de Schumpeter

Enfrentamientos y Estrategias

Una fuente cercana a Oughourlian recordaba estos días que este empresario no se arrugó ni siquiera con Juan Luis Cebrián, un especialista en luchar en el barro y en ganar batallas inverosímiles que incluso llegó a inventarse un plan de sucesión -y a prorrogarlo- para evitar su destitución, hace una década.

Se vieron en el despacho de Cebrián -convertido casi en sacristía en Gran Vía 32- y el tono de la conversación subió rápidamente. Llegado un punto, el periodista le 'obsequió' a Oughourlian con el primer tomo de sus memorias -y de momento, el único-, como queriendo decir: “no sabe usted con quién está hablando”. Un par de años después, el empresario francés había conseguido la cabeza del consejero delegado y del propio Cebrián.

Para el recuerdo quedará el discurso que ofreció en el turno de palabra de una Junta de Accionistas. En los meses posteriores, Cebrián maniobró para que Prisa constituyera una fundación, en la que quería ponerse al frente. Oughourlian se opuso, como estos días lo ha hecho con Contreras y compañía. Eso sí, entonces le otorgó un premio de consolación al solicitante. Fue la presidencia de honor de El País. A Contreras le ha enseñado directamente la puerta, al igual que a los directivos de su entorno.

Cuentan algunos accionistas que les ha sorprendido la virulencia de esta guerra, que ha incluido descalificaciones, filtraciones afiladas, una visita a París en las que los 'díscolos' llegaron a recordar a Vivendi de la existencia de un contrato de publicidad que mantiene Prisa con su filial, Havas.

Se sobreentiende cierta elegancia y trato entre caballeros en los Consejos de Administración, pero algunas veces no es así. Pese a todo, y pese haberse situado en la posición contraria a la que le reclamaba Moncloa con el canal de TDT, el dueño de Amber Capital está tranquilo, según transmiten desde su entorno, volcado en la negociación con la que pretende refinanciar los 750 millones de euros de deuda financiera del grupo y en la posterior elaboración de un plan estratégico.

Lea también: La Trayectoria de Virginia Rodríguez

El 'bando rebelde' de accionistas no se da por vencido y le ha emplazado a la Junta de Accionistas para terminar de resolver esta batalla. Tienen fe en convencer a la familia Polanco de votar el cese del dueño de Amber, como también a Vivendi. Fuentes del grupo consideran casi imposible esto último.

Entre otras cosas, porque Oughourlian fue un gran aliado de Vicent Bolloré cuando tomó el control en Francia del grupo Lagardère. Los favores en el campo de batalla son difíciles de olvidar.

¿Y qué sucederá en la guerra contra el Gobierno? Ésa es otra gran cuestión. Moncloa avaló a Oughourlian cuando maniobró para arrebatar a Santander el control de Prisa. Después, el empresario francés ayudó a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales a tomar el control del Consejo de Administración.

Recuerda una fuente del sector mediático estos días que lo de 'quien a hierro mata, a hierro muere' no suele cumplirse en todas las ocasiones, pero que, cuando se ejecuta, suele dejar consecuencias desoladoras. ¿Podrán en Moncloa con Oughourlian? ¿Le presentarán una oferta que no podrá rechazar? He aquí la gran pregunta que se plantea sobre el futuro de Prisa a día de hoy.

Entrevista a Joseph Oughourlian (2021)

FORBES publicó esta entrevista en el mes de abril de 2021. La calle Valentín Beato de Madrid está en cuesta. Al fondo, una cara gigante de Batman con el sello de El Roto y la frase “Con los lectores, siempre”, advierte de que tras ese muro está el diario El País. El artífice de buena parte de ese cambio recibe a Forbes en la cuarta planta del edificio, la zona noble que acoge el despacho del jefe de todo esto. Es un espacio nada pomposo, limpio, práctico.

Monsieur Oughourlian saluda con un gesto enérgico: un choque de puños. Viste traje azul oscuro, sin corbata, y sonríe ensanchando su distintiva mandíbula cuadrada. Detrás de sus gafas de pasta asoma una mirada vivaz. Tiene 49 años, pero aparenta algunos menos. Y habla un español perfecto que salpica con algunos giros afrancesados y expresiones como “cabrearse” o “no tener un duro”, que delatan haberlo aprendido en otro siglo, en sus vacaciones infantiles en la Costa Brava.

“Mi padre nació en Líbano, pero como echaba de menos el Mediterráneo y no podía volver por la guerra, en los años setenta se compró allí una casa humilde, y las vacaciones de verano, que duraban tres meses, las pasábamos allí”, recuerda.

Hay otro referente importantísimo en su vida que vino marcado no por los viajes, sino por una temprana e inusual afición por la ópera. Esta ha sido su gran pasión desde niño, cuando soñaba con ser director de orquesta (“después de unos años tocando el violín, me di cuenta de que me gustaba más escucharlo que practicarlo”, apunta). Por eso también aprendió italiano y algo de alemán, para entender los libretos.

“No sé de dónde me viene esto, porque a mis padres no les gusta la ópera. Pero un día ves una ópera o una peli. Recuerdo haber visto Don Giovanni (Joseph Losey, 1979), en los ochenta, con Ruggero Raimondi en el papel protagonista y debí de verla unas cien veces. Son de esas cosas que haces cuando eres joven, no me cansaba de ella y me iba a la escuela escuchando ópera, como mis niños escuchan hoy rap”, confiesa.

Una afición inusual, reconoce, pero que mantiene hasta estos días. “Yo iba siempre con música clásica en mi walkman y recuerdo una vez, de vacaciones en una estación de esquí, que alguien me dijo: ‘¿Puedes prestarme tu walkman, que voy a descansar?’. Y yo, bueno, pero es que estoy escuchando ópera… Y cuando se lo di, claro, no se lo podía creer”. Tenía 12 años.

“La música me relaja, me ayuda a salir un poco del día a día. Al margen de la música, su biografía también resulta clásica en un hombre de negocios. Se graduó en las escuelas HEC y de IEP (Sciences-Po), ambas en París, obtuvo su postgrado en Economía por la Sorbona y enseguida comenzó su carrera como especialista en fondos de la mano de Société Générale, donde trabajó durante siete años.

En 1996, se trasladó a Nueva York, y allí vivió más de una década. En 2001 creó Amber Fund y en 2005 Amber Capital y a partir de ese momento no ha parado de crecer. En 2012, la empresa se trasladó a Londres -donde hoy vive con su mujer y tres hijos- conservando oficinas en Nueva York y operando también desde Milán.

Su empresa controla hoy cerca de 1.000 millones de dólares en activos e invierte en empresas de varios países de Europa, además de España. En Francia, en Nexans, Suez, Solocal o Lagardère y, en Italia, en una veintena de corporaciones. Con su empresa también ha invertido en fútbol, como hizo con el Millonarios Fútbol Club, de Bogotá, el Calcio Padova de Padua o el francés RC Lens, club del que es además presidente.

La Filosofía de Liderazgo

Pero volviendo a la dirección de orquesta, en este punto Oughourlian hace una reflexión sobre un razonable parecido con su cometido actual. “Un buen director de orquesta lo que hace es poner en pie algo, pero luego lo ideal es que esta pueda tocar también sin que estés. Si tienes que estar permanentemente o meterte en los detalles, es que has fracasado”, reflexiona.

“Lo ideal es rodearte de gente mejor que tú, y tener la confianza de que lo van a hacer bien. Es más, mejor de lo que tú lo harías. Confianza es lo que parece tener este hombre para orquestar la nueva etapa de un grupo que ha crecido con el país desde los primeros años de la Transición hasta nuestros días. Sólo que ahora lo hace con un millonario lastre económico acumulado en la última década.

Sin embargo, parece que salvar negocios es lo suyo desde hace años: “A mí me encantan la economía, la política, el derecho”, dice sobre su vocación. “El mundo de los negocios me interesa mucho, me fascina ver cómo cambian las cosas, cómo surgen nuevas empresas y empresarios. Es lo que explica cómo es el ser humano. Y me atrae eso de tener una idea y convertirla en algo, lo que a veces es contraintuitivo. Uno se propone hacer algo, aunque parezca que no tiene sentido desde el punto de vista estadístico o económico… A veces sale”.

Este empresario es sereno en su discurso, pero dialécticamente profundo. Nada de lo que dice parece forzado y argumenta cada respuesta con explicaciones históricas o filosóficas. Hay un dato biográfico que tal vez lo explique. Joseph es hijo de Jean-Michel Oughourlian, neuropsiquiatra y escritor de origen libanés, que despertó en él desde muy joven -gracias, entre otras cosas, a la amistad y colaboración de su padre con el filósofo francés René Girard (1923-2015)- su interés por el comportamiento humano.

“Cuando eres psiquiatra y ves a unos 10 pacientes cada día durante 40 años, aprendes mucho de la vida, porque ves toda la patología humana, y eso forma parte del ser humano. Me recuerda la frase de aquel filósofo romano, Terencio, que decía: ‘Soy humano y nada de lo humano me es ajeno’. Para mí eso es mi padre.

“Mi padre es también un poco filósofo”, reconoce. Y luego se refiere a Girard como el primer “genio” que conoció en su vida, durante los años en los que la familia se trasladó a vivir a Baltimore, en Estados Unidos. “Él tenía varias ideas interesantes que a mí me han servido en la vida. La primera, y en la que mi padre como psiquiatra también se enfocó muchísimo, es que el principio fundamental del deseo es mimético, que indica que en realidad no somos dueños de nuestros deseos, sino que son los deseos del otro”.

Este y otros aspectos de las investigaciones del filósofo definieron buena parte de su manera de entender el mundo: “Aparte de este principio de imitación, hay otro problema fundamental de la sociedad humana, que es la violencia. Y es que nosotros nos matamos sin necesidad. Nos matamos porque deseamos lo que tiene el otro.

Según explica la teoría evolutiva de Girard, esa violencia es fruto del deseo y la rivalidad, algo que la sociedad antigua resuelve con la figura del chivo expiatorio. Y la figura de la víctima por excelencia, al menos en el pensamiento cristiano, la encarna la figura de Jesús.

De su experiencia vital, incluida la vasta geografía emocional que le otorgan sus raíces armenias, inglesas, libanesas y colombianas, dice haber aprendido un rasgo ineludible: la humildad. “Cuantas más cosas vas viviendo, vas conociendo gente y viajando, vas teniendo más experiencias de vida… Y lo primero que aprendes es que te equivocas mucho en muchas cosas.

Los mercados financieros son muy buenos para eso: te enseñan que te equivocas todos los días, y que no puedes tener mucho ego porque el mercado cada día te da una lección. Y con eso te vuelves más humilde. Lo raro es que la gente de finanzas no sea más humilde, no entiendo por qué.

Huelga mencionar aquí un ejemplo tan evidente como el de una pandemia, que conduce inevitablemente a esa conclusión tan sencilla: “Los americanos tienen un dicho que tal vez no es muy lindo, pero que lo resume todo: shit happens.

Sin entrar en detalles de su llegada al Grupo Prisa, Oughourlian sí recuerda cómo llegó hasta aquí: “Al principio entré con una participación muy pequeña, y yo no debía estar en el consejo, lo natural es que lo hiciera mi socio español, pero él no quería, le parecía demasiado mediático. Así que entré un poco como un elefante en una cacharrería. Mirando el negocio, los números. En 2018 decidí entrar en la ampliación de capital, monté un vehículo especial para esto y una cosa llevó a la otra”, relata.

“Pero me gusta mucho esta empresa. Es muy interesante, algo que se ve en sus dos líneas de negocio, que son medios y educación. Son dos cosas súper relevantes e importantes, diría que son los dos principales pilares de una sociedad y del buen funcionamiento de una democracia. Los medios porque ayudan mucho a entender lo que pasa, y eso conlleva una responsabilidad. Y la educación… qué voy a contar, es la base de todo.

Desde este punto de vista, es una compañía fantástica y tiene retos importantes. A mí me parece un proyecto muy apetecible, por su historia, por sus marcas, por lo que hace, por lo que representa en este país y en muchos países de Latinoamérica, así que tratar de recomponer esto es un proyecto muy interesante. Él parece confiar en ese “a veces sale”.

Dice que le pasó algo parecido con el fútbol. Oughourlian también es el accionista mayoritario y presidente de Racing Club de Lens, el icónico club del norte de Francia. “El fútbol es un poco curioso y un poco macondiano, es un lugar en el que pasan cosas raras, como en ese mundo de García Márquez”, adelanta.

Explica cómo llegó a él de la mano del Atlético de Madrid, interesados en salvar de la quiebra a ese club que podría ser su primo hermano. La idea era que echara una mano económica y también jurídica, pero en ese proceso con mimbres propios de una película, con oligarca azerbaiyano incluido, sus socios se echaron atrás y él se vio con un club de fútbol entre manos.

Se enamoró del proyecto, de la gente del equipo, de la afición. “Lo que me pasó en el club en aquellos primeros momentos es un poco lo que me está pasando aquí. Mucho estrés, mucho trabajo, mucho lío, mucha gente que trata de decirte lo que deberías hacer… muchas voces que te llegan de todas partes”.

Pero él no es de la clase de personas que se amedrentan. Joseph Oughourlian, presidente y propietario mayoritario de Grupo Prisa, posa en exclusiva para el objetivo de Forbes. Aquella jugada le salió bien. “La gente en la que confié lo está haciendo muy bien. El club está mucho mejor, ha pasado de Segunda a Primera, y está muy bien gestionado.

Pero al principio fue un proceso muy duro, porque echamos a la calle a la mitad de la plantilla”, asegura. Explica “que era muy antiguo”, vivían del pasado. El Lens había sido un club muy prestigioso en los años noventa y había una cierta soberbia y a la vez cierta rabia de encontrarse en Segunda, humillado de tener que jugar con equipos menores. Y aquí, de nuevo apela a ese aprendizaje constante del mercado: “Aprendí castellano en el colegio leyendo los artículos de Cambio 16”, haciendo referencia a una época del pasado que ya no existe.

“La economía te da lecciones cada día. Así que no nos podemos desconcentrar ni podemos olvidarnos del lector o del oyente. Tenemos que poner al cliente en el centro de nuestras preocupaciones. Tenemos que dejar ese mantra de que ‘como soy El País, la gente me va a leer”. Lo que no quita para que haga algunas reflexiones cholistas: “Aquí hay un estrés importante. Yo me estoy jugando mucho dinero y no me ha salido bien… todavía.

Pero espero que me salga bien, es un reto muy importante para mí y voy a jugar como lo hice en otras empresas. En Amber, en el Lens. Él reconoce que ser de fuera y tener cierta perspectiva sobre el negocio, le da un margen de libertad para cambiar las cosas. “Esto, en el fútbol, desde luego me ayudó mucho. Ni soy del norte de Francia ni era del Lens.

El problema es que, si vives ahí y vas por la calle, todo el mundo te dice: ‘Presidente, presidente’, y con eso te vuelves un poco loco y empiezas a hacer tonterías. Porque entras en esa espiral de tener que ganar todos los partidos y empiezas a comprar jugadores equivocados o a hacer cosas que económicamente no tienen ningún sentido. Siempre tienes que tener distancia y perspectiva. Pero todo esto no quita para que te puedas enamorar del proyecto.

“Siempre tienes que tener distancia y perspectiva. Pero esto no quita que te puedas enamorar del proyecto. Vivir en Londres, reconoce, también le ayuda: “Conviene mantener cierta distancia con los hechos, tanto en la vida como en la política o la economía”. Aunque esto suponga un ir y venir constante, con una media de cuatro PCR a la semana. Él le resta importancia a estas nuevas condiciones de vida pospandémicas.

tags: #joseph #rodriguez #empresario #biografia