Julio Torres, el benjamín de la familia Torres Verez, se ha visto envuelto en una serie de controversias familiares que han afectado profundamente a su clan. El arquitecto Joaquín Torres proviene de una familia que lo fue todo, más bien lo tuvo todo, en los70 y 80.
Orígenes y Ascenso Profesional
Su padre, Juan Torres Piñón, fue uno de los empresarios más exitosos de su generación. Ex socio de Florentino Pérez en ACS, se casó con la rica y bella heredera Joaquina Verez y juntos hacían gala de una gran felicidad. Pertenecían al círculo más selecto de la progresía española, alternando en el exclusivo restaurante Zalacaín con Felipe González, Enrique Sarasola y Luis García Cereceda, entre otros miembros de la gauche caviar.
En aquel momento, Julio sacó las oposiciones a abogado de la Comunidad de Madrid. "Era muy trabajador y ambicioso. Se pidió una excedencia y se fue a trabajar con mi padre, como el resto de mis hermanos menos yo. Poco a poco se ganó su confianza hasta que, hace unos 15 años, mis padres decidieron nombrarle administrador único de sus bienes".
Administración del Patrimonio Familiar
Entonces Julio creó un esquema piramidal muy conscientemente, con empresas pantalla y testaferros, y se quedó con el control de todo hasta el punto de echar a mis otros dos hermanos, Maite y Andrés, de la compañía (...)". "Papá lo consintió porque le obsesionaba superar la fortuna de Florentino Pérez y Julio le ofrecía ese caramelito. Le prometía que le iba a hacer aún más millonario (...)".
Joaquín y su padre se dejaron de hablar de manera drástica. "En realidad nunca nos habíamos llevado bien, sobre todo desde que mi hermano muere, el tema de mi homosexualidad... Mi madre me pidió que les construyera una casa y por ella lo hice. En Pozuelo, en La Escorzonera. De las mejores zonas de Madrid. Mis padres, entonces, sin hacer nada, con su patrimonio de empresas, barcos, obras de arte, etc, podían haber vivido súper bien toda su vida, y también sus hijos y nietos, con sólo meter su dinero en el banco a plazo fijo al 1%. Pero le confiaron todo a mi hermano...".
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Sí se hablaba Joaquín, en cambio, con Julio. "Creía que atendía bien a mi madre... Le consideraba trabajador. Pero teníamos una relación distante. Él me odiaba porque siempre fui más brillante que él y nos comparaban. Para mí la perversión siempre estuvo en mi padre por darle el mando a él y dejarnos al resto de lado".
Joaquín Torres nunca quiso trabajar con su padre, creando su propio estudio, A-cero. "Sin independencia económica no hay libertad. Aunque reconozco que gracias al dinero que nos dio a cada uno al vender su parte de ACS, yo monté mi estudio, A-cero, y pude renunciar a ciertos proyectos batalleros y hacer lo que quería. Yo tenía un respaldo grande, pero mucho menor que el de mis hermanos, que no emprendieron nada propio".
Conflictos Familiares y Acusaciones
Hace tres años estalló todo. "Mi madre me llamó y me dijo que no tenía liquidez, que había que vender el barco... Yo pensaba que estaba diciendo tonterías, que hablara con Julio. Me llegó a decir que ella y mi padre querían dejar de vivir, que no había dinero ni para pagar la calefacción. Julio les decía que esperaran a una u otra venta... Que aguantaran... Con esa zanahoria le aceptaban todo".
Joaquín, cuenta, empezó a descubrir cosas horribles. "Julio llegó a vender joyas de mi madre. Por eso ella no quería demandarle, por vergüenza. A pesar de todo pensaba que su hijo no actuaba de mala fe, que sólo hizo una mala gestión. A mí no me cuadraban las cosas, pedí una auditoría y mi padre se lo tomó fatal. Él, que dirigió ACS, que era patrono del Reina Sofía, profesor en el IESE... ¡¡No había ni un solo balance!! Se puso como un loco, defendía a mi hermano porque éste le guardaba secretos. Mi padre tenía una gran doble moral (...). Pero le cuidaré hasta el final como le prometí a mi madre".
Joaquín y sus hermanos intentaron ayudar a sus padres a recuperar el control de todo. "Julio dejó todo el patrimonio endeudado para que no aceptáramos la herencia. Todo quedó embargado, simulaba que las empresas no valían nada... Pero nuestros activos, afortunadamente, valen más que los pasivos. Se negó a dimitir, lo que ha ralentizado todo el proceso judicial. Si hasta ha llegado a querellarse, a través de testaferros, contra mis padres por falsedad documental cuando ellos empezaron a hacer cambios en algunas empresas... Mis padres, por contra, quisieron demandarle a él por estafa, administración desleal y apropiación indebida, algo que en este país sólo se puede hacer civilmente de padres a hijos o entre hermanos. Penalmente, sólo existe la casuística de la vulnerabilidad. El juez no aceptó su demanda y eso que eran mayores y dependientes. En diálisis ambos".
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Para el bien de todos, la parte unida del clan ve luz al final del túnel. "El patrimonio familiar actual es recuperable pero no a corto plazo. Como tenemos que ir a juicio, todo es lentísimo. A día de hoy el demandante es mi padre y yo voy a apoyarle como prometí a mi madre, que quería que se repartiera el patrimonio entre los cuatro por igual. Incluso después de lo que ha hecho Julio no han querido desheredarle".
Situación Actual
Casado con una francesa y con dos hijos, Julio Torres Verez ha colgado el teléfono a este diario cuando le hemos contactado para dar su versión de los hechos. Aunque aún tiene poderes en algunas compañías familiares, ha vuelto a ocupar su plaza de abogado de la Comunidad de Madrid. "En teoría no debe hacerlo porque es aún administrador único de empresas que han recibido ayudas estatales y eso no es legal si desempeña su cargo. Tengo pruebas documentales de todo".
Asegura Joaquín que le ha ofrecido a su hermano un acuerdo. Que devuelva a sus padres todo, "pero más que el dinero, le pedí que abandonara la gestión. Cuando recuperamos el control, estaba sin pagar la carnicería, la pescadería, el servicio, los seguros médicos, ¡la pensión de unos ancianos multimillonarios estaba embargada! El dinero desapareció, hoy Julio tiene cuentas en Panamá, Hong Kong... Menos mal que nuestros negocios siguen en pie: la plaza de Toros de Leganés, la planta de biocombustibles de Cuenca, que acabamos de recuperar y ya tenemos ofertas millonarias por ella.... Él aún gestiona patentes y otras cosas. Lo recuperaremos todo, pero dentro de mucho".
Julio Torres llevaba tres años sin ver a sus padres, desliza Joaquín. "Pero fue al entierro de mi madre, que se dejó morir por los fuertes dolores que padecía de tanta diálisis. Ella me indicó que no se quería despedir de su hijo. Pero Julio llegó al tanatorio y le dio un beso a mi padre. Se comportó como si nada. Así anula el reproche social de lo que ha hecho. Tiene contactos, ha conseguido frenar las cosas.
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