Se puede entender el liderazgo con perspectiva de género desde una doble vertiente. Por un lado, haciendo referencia al papel que la mujer juega (o debería de jugar) en puestos directivos; por otro, relativo a la manera en que tanto hombres como mujeres deberían dirigir una organización para garantizar el cumplimiento de valores como la igualdad y la diversidad.
Desde hace algunas décadas, en el ámbito empresarial se ha empezado a hablar del concepto de liderazgo de género. Si hablamos de liderazgo de género, nos estaremos refiriendo al acceso a puestos directivos de mujeres y hombres. Sin embargo, al hablar de liderazgo con perspectiva de género, no se debería hacer distinción entre uno y otro sexo.
¿Qué es el Liderazgo Femenino?
El liderazgo femenino se refiere al papel de la mujer en la toma de decisiones de una empresa, su forma de acceso a los puestos directivos, y la manera en que ésta ejerce su liderazgo. Se suele asociar el liderazgo femenino en una organización al compromiso social, al trabajo cooperativo y al fomento de la igualdad.
El Laberinto de Cristal: Un Camino Lleno de Obstáculos
Las mujeres se enfrentan a ciertas problemáticas en relación al acceso a puestos directivos o a la hora de ejercer como líderes. El laberinto de cristal hace referencia a que muchas mujeres perciben su carrera profesional como un laberinto con numerosos puntos de entrada y salida.
Existen diversos factores que provocan que las mujeres trabajadoras se vean inmersas en este laberinto con múltiples caminos, y que no puedan seguir una dirección única que les permita avanzar con un objetivo claro. En concreto, se suele hablar de la triple carga de las mujeres, que tienen que hacer frente al trabajo productivo, al trabajo reproductivo y al trabajo de cuidados.
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Relación con el Techo de Cristal
Este laberinto de cristal estaría directamente relacionado con otro concepto como el techo de cristal. Éste se puede definir como las trabas o dificultades que las mujeres tienen para acceder a puestos directivos. Sin embargo, cuando una mujer ejerce el liderazgo de la misma manera que un hombre, se la puede tachar de falta de autenticidad o de compromiso. Pero también existe el caso contrario.
El Plan de Igualdad como Herramienta
Organizar equipos de trabajo con participación equitativa de hombres y mujeres. Todas estas recomendaciones están entre los objetivos del Plan de Igualdad. Recuerda que todas las empresas con más de 50 trabajadores han de tener el suyo antes de marzo de 2022.
Las Mujeres y el Laberinto del Liderazgo
Según Alice H. Eagly y Linda L. Carli, hace dos décadas, la gente empezó a utilizar el eslogan del “techo de cristal” para describir el fracaso de las organizaciones para ascender a mujeres a roles de alto liderazgo. Eagly y Carli sostienen que la metáfora ha sobrevivido a su utilidad. De hecho, lleva a los ejecutivos a ignorar las intervenciones que podrían atacar las raíces del problema. El laberinto es una imagen más adecuada para ayudar a que las organizaciones entiendan y aborden los obstáculos para el avance de las mujeres. Más que describir una barrera absoluta en la penúltima etapa de una carrera brillante, un laberinto expresa la complejidad y la variedad de los desafíos que pueden aparecer en el camino. El paso por un laberinto requiere persistencia, conciencia del propio progreso y un análisis cuidadoso de las bifurcaciones por venir.
Vestigios de los prejuicios contra las mujeres, temas de estilo de liderazgo y autenticidad, y responsabilidades familiares son sólo algunos de estos desafíos. Por ejemplo, las mujeres casadas con hijos ahora dedican incluso más horas por semana al cuidado de éstos que las generaciones anteriores (12,9 horas versus 10,6), a pesar de que los padres también ocupan en sus hijos más horas que antes (6,5 versus 2,9). Las presiones por una paternidad más intensa, y las exigencias cada vez mayores de las carreras de alto nivel, han dejado a las mujeres muy poco tiempo para socializar con colegas y para construir redes profesionales; es decir, para acumular el capital social imprescindible para ascender en la jerarquía ejecutiva.
Para las mujeres, el liderazgo no es solo una cuestión de competencias. Es, sobre todo, una cuestión de abrirse camino: de sortear obstáculos visibles e invisibles y de aprender a moverse en un terreno generalmente hostil. Testimonios muestran que el laberinto no es una metáfora abstracta, sino una realidad cotidiana para muchas mujeres.
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La Importancia de la Formación y el Mentoring
La formación en liderazgo es fundamental. No solo para adquirir herramientas, sino para tomar conciencia de las normas de género que influyen en cómo se percibe y se ejerce la autoridad. Los referentes son igualmente importantes. Cuando una mujer ocupa un espacio de poder con autenticidad, empatía y valentía, no solo conquista ese lugar: abre camino para otras. Por último, contar con una coach o una mentora proporciona un espacio seguro para explorar miedos, desarrollar recursos, definir metas y ensayar nuevas formas de liderar.
Las barreras siguen ahí: los estereotipos de género, los sesgos inconscientes, las estructuras organizativas diseñadas con un ideal masculino en mente. Pero el laberinto no es intransitable.
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