Si nos remontamos a los libros de historia, encontramos cientos de personalidades que a su manera han influido en el curso de la humanidad. Sin duda mi preferido siempre fue Alejandro Magno. Un líder brillante que con su visión y liderazgo, fue capaz de conquistar en menos de diez años, medio mundo conocido en su época. Al día de hoy su estilo de liderazgo sigue siendo inspirador y llevándolo al mundo de los negocios, extremadamente interesante y actual. En este artículo voy a tratar de poner bajo la lupa su estilo de liderazgo y analizarlo.
Formación y Primeros Desafíos
Alejandro ingresó a la escuela de Pajes Reales a sus casi 14 años, para su formación militar y en las ciencias humanísticas y luego recibiendo una formación filosófica por parte de Aristóteles. Alejandro tuvo siempre una relación muy cercana con su madre, quien estaba convencida que Alejandro era un semidiós, ya que durante su concepción tuvo el sueño de ser poseída por una gran serpiente. Contrariamente a la relación con su madre, la relación de Alejandro con Filipo era más distante.
El rey Filipo era un exitoso militar que logró expandir las fronteras de Macedonia y consolidar su poder en su tierra. Uno de los secretos de su éxito militar era haber mejorado el uso de “falanges” (formaciones de filas de soldados que portaban lanzas de 5 metros de largo organizados especialmente para ser una unidad imbatible) y contar con experimentados y fieles generales.
Desde muy temprana edad Alejandro desafió a su padre. Uno de estos ejemplos se manifiesta cuando le ofrecieron a Filipo un caballo que resultaba indomable llamado Bucéfalo. Nadie podía montarlo y Filipo ordenó matarlo. Alejandro desafío a los presentes (incluyendo a su padre) que no podían montarlo porque carecían de comprensión y coraje y que él podía hacerlo. Alejandro logró montar estupendamente al caballo y lo adoptó como propio. Bucéfalo lo acompaño en la mayor parte de su campaña.
Según cuentan, Filipo al ver a Alejandro montar al indomable Bucéfalo, lloró de alegría y le dijo “Hijo mío, busca un reino digno de ti. Macedonia no es lo suficientemente grande para ti”. En otra ocasión, cuando Filipo decide casarse nuevamente, en la celebración de la boda el nuevo suegro de Filipo brindó porque el nuevo matrimonio concibiera un heredero legítimo al trono de Macedonia, aludiendo que Olimpia no era de origen macedonio y sí lo era la nueva mujer de Filipo. Esto enfureció a Alejandro, quien le lanzó una copa.
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Filipo visiblemente enfurecido se abalanzó sobre Alejandro, pero debido a que estaba ebrio tropezó y cayó al suelo. Alejandro lo miró y esbozó “Quiere cruzar Asia, pero no es capaz de dar un paso sin caerse”. Esto le valió a Alejandro el exilio junto a su madre. Alejandro se esforzaba por competir con su padre, hasta el punto de arriesgar su vida. La influencia de Olimpia en él siempre fue muy fuerte.
Ascenso al Trono y Consolidación del Poder
Cuando Alejandro tenía 20 años durante el festival de octubre en Egea Filipo fue asesinado por uno de sus escoltas llamado Pausanias, quien lo apuñaló. Algunos historiadores vinculan a su asesinato con la reina Olimpia, quien sugieren habría estado detrás del mismo para beneficiar a Alejandro.
La muerte de Filipo precipitó la llegada al trono de Alejandro, quién a esta altura y a pesar de su temprana edad, era un formidable líder militar. El primer desafío de Alejandro como rey fue consolidar su posición en Macedonia, Grecia y los Balcanes, dónde había focos de rebeldía aprovechando la muerte de Filipo.
Con éxito Alejandro pudo repeler todas las rebeliones, sus generales lo admiraban cada vez más y él mismo sentía la confianza para llegar más lejos de lo que su padre pudo haber soñado. Alejandro era un hombre culto, admirador de las obras de Homero y profundamente religioso, a menudo ofrecía sacrificios a los dioses y consultaba oráculos antes de emprender sus campañas. El mismo era el encargado de impartir premios y castigos a sus hombres.
Durante su paso por Corinto, Alejandro conoció al filósofo Diógenes el cínico que se encontraba reflexionando sentado en un gran barril. Alejandro se paró frente a él y le preguntó “Diógenes ¿Qué puedo hacer por ti?” a lo que el filósofo respondió “Sólo que te corras, ya que me estás tapando el sol”, luego del sorpresivo pedido Alejandro exclamó “Si no fuera yo Alejandro, me gustaría ser Diógenes”.
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Expansión y Conquistas
Durante el próximo tiempo Alejandro se empeñó en afianzar la obra de su padre. La clave del éxito de Filipo fue siempre la demostración de superioridad militar y luego de ésto la imposición de la paz. Alejandro seguía por el mismo camino.
El régimen que los Macedonios imponían a las ciudades conquistadas era diferente al de Atenas. Ellos permitían que las tribus sometidas se gobernaran a sí mismas y mantuvieran sus propias leyes y costumbres. No existía la imposición de un sistema de gobierno.
En su campaña por consolidad su supremacía en Grecia, Alejandro se dirigió a Atenas. Alejandro sentía un gran respeto por los filósofos, el arte y la cultura de la ciudad que lo esperaría con sus puertas cerradas por temor a un ataque macedonio. Alejandro optó por entrar a la ciudad sin ejército, lo que cautivó a los atenienses y éstos nombraron a Alejandro hegemón. De esta manera se consolidó la hegemonía macedónica en toda la región.
El siguiente paso sería la empresa más ambiciosa de Alejandro, conquistar Asia derrotando al imperio persa. El primer paso fue el cruce a Asia menor donde tuvo su primer batalla (batalla del Gránico) donde derrotó a un ejército de sátrapas persas y mercenarios griegos comandado por Memnón de Rodas (un mercenario griego).
Una vez concluida la primera etapa de conquistas en Asia, Alejandro celebró bodas masivas de soldados griegos y mujeres de las ciudades liberadas del dominio Persa, luego de esto Alejandro ordenó enviar a sus soldados recién casados a pasar el invierno junto a sus esposas en macedonia, mientras él junto con el resto del ejército se quedaron en Gordión, la antigua capital de Frigia, a la espera de refuerzos. Allí se encontraba un famoso carro real sujeto a un nudo muy complicado de deshacer. Según el oráculo de Gordión, quien pueda deshacer el nudo se convertiría en el conquistador de Asia. Se dice que Alejandro se propuso observar el nudo, luego de esto desenfundó su espada y lo cortó, gesto que fue tomado como legítimo para confirmar que él sería el próximo soberano sobre Asia.
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A la estadía en Gordión le siguió la famosa batalla de Issos, donde los persas le hicieron frente con 500.000 hombres, al mando del mismo rey Darío, al ejército macedonio de 50.000 hombres. Aun así prevaleció la estrategia por sobre el número de soldados y los persas perdieron a la mitad de sus hombres. Durante la batalla y al ver el desarrollo de la misma el rey Darío optó por huir, abandonando el campo de batalla y en él, sus armas, tesoros y su manto púrpura. Gesto que fue tomado negativamente por sus propios hombres.
La familia de Darío fue capturada y Alejandro los trató con gran cortesía. Luego de Issos el ejército de Alejandro retomó el rumbo sur, conquistando Fenicia y siendo bien recibido en Judea, donde fue considerado un libertador y en Egipto, donde por decisión popular fue nombrado faraón. En el año 331 AC Alejandro fundó la ciudad de Alejandría, con la visión de crear un foco cultural y económico al estilo griego en Egipto.
La Batalla de Gaugamela y la Caída del Imperio Persa
Darío, esta vez con un ejército más numeroso, decidió hacerle nuevamente frente en la batalla de Gaugamela. Otra vez se vio derrotado por el joven macedonio y huyó. De esta manera Alejandro logró conquistar Babilonia, centro del imperio Persa.
Tiempo después encontraron el cadáver de Darío, quien había sido asesinado por sus nobles. Alejandro honró a su enemigo y prometió justicia a la familia del asesinado rey persa. Los extranjeros que vivían en Persia se sintieron identificados con Alejandro y se comprometieron con él. En su idea de conquista estaba el plan de querer globalizar su imperio mezclando distintas razas y culturas. Permitía que los sátrapas persas mantengan sus puestos, supervisados por un oficial macedonio, y fomentaba el casamiento entre soldados griegos y mujeres persas. También entrenó a jóvenes persas para combatir como macedonios.
Conflictos Internos y Expansión a la India
Mientras tanto, este esfuerzo de Alejandro por mezclar las culturas no era tan bien visto por algunos de sus hombres. Una noche en un banquete uno de sus generales más queridos llamado Clito, que ya era general de Filipo y había salvado la vida de Alejandro en una batalla, cansado de escuchar a Alejandro proclamarse mejor que su padre le dijo desafiante que toda la gloria que Alejandro poseía se la debía a Filipo. Alejandro, que estaba ebrio, se puso a discutir con él y terminó matando a Clito. Luego de esto, arrepentido de lo que había hecho, pasó 3 días encerrado en su tienda y algunos afirman que hasta intentó suicidarse a consecuencia de la muerte de su amigo.
La última etapa de su campaña fue la expansión de su imperio hacia la India. Con sus acciones militares extendió rápidamente la influencia de la civilización griega y preparó el camino para los reinos del período helenístico.
Como siempre Alejandro tomó personalmente el mando de sus tropas en el campo de batalla y enfrentó diferentes tribus en India. Esta vez le fue muy difícil debido a la tenacidad de sus enemigos, quienes hasta usaban elefantes en las batallas, y a la topología diferente de los lugares donde se llevaban a cabo los enfrentamientos. Alejandro, quien combatía hombro a hombro con sus soldados, fue herido seriamente durante estos enfrentamientos.
Luego de recuperarse, Alejandro siguió avanzando hacia oriente, hasta que, cansados de la larga campaña, su ejército se negó a seguir adelante.
Luego de darse cuenta del nivel de agotamiento de sus tropas, Alejandro se dispuso regresar a occidente, dejando refuerzos en la India. Tras enterarse que muchos sátrapas y delegados militares habían abusado de sus poderes durante su ausencia, Alejandro ejecutó a muchos de ellos como ejemplo.
Como gesto de agradecimiento después de tan larga campaña el joven rey pagó las deudas de sus soldados y anunció que enviaría a los veteranos de vuelta a Macedonia, gesto que muchos soldados malinterpretaron, criticando también la incorporación de persas entre las unidades macedonias y la decisión del propio Alejandro de vestir atuendos persas.
Ya comenzaban disputas culturales y se hacía difícil controlar tan inmenso imperio. En junio del 323 AC, Alejandro muere en babilonia. Algunas versiones de la historia sugieren que fue envenenado, otras que la causa de la muerte fue una enfermedad. Alejandro no tenía ningún heredero legítimo y tanto su madre como sus esposas e hijos fueron asesinados.
Con la muerte del rey comenzaron las diferencias entre sus generales, que nunca pudieron ponerse de acuerdo en quién debería ser el sucesor para continuar con la empresa de Alejandro. Este fue el principio del fin del imperio y junto con él del sueño del mayor conquistador de la historia de la humanidad.
¿Un Líder? ¿Por Qué lo Consideramos Así?
“Las personas reconocen como líderes a aquellos que les dan lo que necesitan” Alejandro le dio soberanía a Macedonia en la primera etapa de su campaña, consolidó el modelo de Filipo, quien a través de entrenamiento militar y educativo elevó el nivel de vida de los macedonios y duplico los recursos y el potencial humano del reino. A los pueblos de Asia menor y Egipto les devolvió la libertad luego de terminar con el dominio persa sobre ellos y dejar que mantengan sus propias leyes, costumbres y hasta sus propios líderes, trabajando en conjunto con oficiales macedonios.
Desde joven Alejandro motivó e inspiró a sus amigos, que con el tiempo se convirtieron en sus generales. En una ocasión les dijo “Si Filipo sigue con sus conquistas no nos quedarán grandes desafíos a nosotros para alcanzar la gloria cuando sea nuestro turno”, su optimismo era innegable.
También la forma de combatir de Alejandro, hombro a hombro en el frente de batalla con sus hombres era fuente de motivación. Durante un intento de sus hombres de amotinarse debido al agotamiento por las innumerables batallas, Alejandro los desafió a que compararan sus cicatrices de batalla con las de él, en claro mansaje que él sufría tanto como ellos las inclemencias de cada lucha.
El gesto de Alejandro de mantener las costumbres de los pueblos liberados, fomentar los matrimonios de persas y griegos, dejar a los nativos seguir gobernando las ciudades junto con los macedonios y formar a los jóvenes persas en la técnica de batalla macedónica, fue fundamental para generar confianza, demostrando que comprendía y tenía empatía por los pueblos.
Por último, Alejandro tenía la capacidad de llevar sus ideas y visión a la acción, logrando el compromiso de sus hombres con su propósito y generando resultados tangibles.
Según estudios referentes a la motivación individual y el comportamiento organizacional, es un concepto erróneo pensar que los jefes motivan a los trabajadores o en este caso seguidores, ya que esto no es algo que se le pueda “hacer” a otra persona. La motivación es un estado interno que moviliza a los individuos hacia ciertos fines. Lo que Alejandro logró fue crear expectativas en sus seguidores que sus motivaciones serían satisfechas siendo parte de su campaña.
A Alejandro personalmente lo movía una motivación de sentido transcendente, ya que se aferraba a creencias y valores que iban más allá de él mismo (producto de la fuerte influencia de su madre en su vida). Estaba obsesionado con dejar una marca en la historia, tal como su héroe “Aquiles” de la Ilíada de Homero.
Su sed de gloria lo llevaba a querer que su paso por la vida sea mucho más grandioso que el de su padre. Esta motivación de sentido trascendente la compartía con sus generales más cercanos, quienes eran sus amigos de la infancia. Queda en manifiesto al comentarles que si Filipo seguía con sus conquistas no les quedaría a ellos objetivo para llegar a la gloria.
Las inmensas riquezas obtenidas en las campañas nunca hubieran sido motivo para lograr que este ejercito de hombres llegue a los confines del mundo conocido en su época. El objetivo monetario sólo lograría eliminar la insatisfacción.
Según Frederick Herzberg este sería un factor higiénico o extrínseco que tiene que estar resuelto para no generar insatisfacción, pero no es un factor motivador. La satisfacción de alcanzar todas las metas, venciendo en todas las batallas y expandiendo el reino como nunca antes se había logrado fue lo que movilizó a sus soldados. Estos fueron factores motivadores intrínsecos, los únicos capaces de generar verdadera motivación. Los soldados estaban haciendo un “trabajo de calidad”.
Con respecto a los pueblos que liberaba del dominio persa, aquí las expectativas que se creaban eran las de satisfacer, primeramente, necesidades básicas como la libertad (parte inferior de la pirámide de Maslow) saliendo del dominio persa, para luego pasar a ...