Origen e Historia del Coworking: Trabajando Juntos en el Siglo XXI

“¿Eso del coworking qué es?” Esta pregunta refleja una realidad: no todos están familiarizados con este anglicismo. Pues bien, la palabra coworking es, literalmente, trabajar con varias personas en un mismo espacio, o, para entendernos mejor, en una misma oficina, compartiendo recursos y capacidades.

A grandes rasgos, se trata de compartir el espacio de trabajo, utilizar la misma oficina entre diferentes profesionales de la misma o diferentes empresas y de distintos sectores. De esta forma se comparten gastos y servicios a la vez que se fomenta la relación entre distintos sectores y proyectos y las colaboraciones. Además, un espacio como éste invita al movimiento, al compañerismo, a la innovación y a la implicación social.

Pero el coworking es mucho más que eso. La verdadera finalidad es la de crear un entorno y una comunidad de coworkers, un espacio que fomenta el networking, las colaboraciones, el crecimiento y la creatividad. Se busca huir del aislamiento que existe en una oficina tradicional o en la propia vivienda; la máquina del café dejará de ser tu mejor amiga y la nevera tu mejor consejera.

Los Orígenes Históricos del Coworking

Sin embargo, el coworking no es tan joven como lo pintan. Aunque la concepción de espacio de trabajo compartido nace a finales del siglo XX, el término “coworking” apareció ya en 1628, haciendo referencia al trabajo colaborativo entre Dios y sus ayudantes. Existe documentación que data de los años 1600 en la que ya se hablaba de coworking como una colaboración entre Dios y sus súbditos.

Tras estos textos del siglo XVII ya no volvemos a tener noticias de coworking hasta 1995, cuando se funda en Berlín la C-Base, uno de los primeros hackerspaces del mundo. Se trataba de lugares físicos donde las personas trabajaban y se conocían. En sus orígenes fue un espacio muy orientado a una comunidad de mentalidad parecida, con un interés común por las computadoras, la tecnología y por trabajar bajo el mismo techo.

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El Término "Coworking" y su Evolución

Cuatro años más tarde, en 1999, el concepto “coworking” ya se materializó. Bernie DeKoven es considerado por muchos el padre del coworking. Fue el primero en utilizar este término en 1999 para referirse al trabajo juntos y la colaboración gracias a las posibilidades que nos daban los ordenadores. En 1999, el diseñador de videojuegos americano Bernie DeKovem, que se dedicó sobre todo a estudiar los beneficios de los juegos, creó la palabra «coworking». Para él, el coworking significa «working together as equals« (trabajar juntos como iguales), lo que contrasta con el «working together, yet separate« (trabajar juntos aunque separados), la definición a la que estamos más acostumbrados.

Durante la primera década del año 2000 cuando empiezan a aparecer muchos espacios coworking. Muy poquito después de la revelación de DeKoven, dos emprendedores austríacos con otros socios y colaboradores (arquitectos, consultores de comunicación y relaciones públicas, startups, etc.) dieron otro paso importante dentro de la historia de los coworkings. Dejaron de trabajar desde casa para abrir su propia comunidad: Schraubenfabrik.

Expansión en Europa y América

En 2002, sólo tres años después de que Bernie le diera vida al término, es en Europa donde se les ve crecer. En Austria aparece Schraubefabrik, un espacio pensado para la comunidad de trabajadores que lo fundaron: arquitectos, relaciones públicas, cooperativas, freelancers o micro-empresas. De esta forma podían dejar de trabajar en casa y pasar a un espacio más amable. El espacio Schraubenfabrik fue descrito como “Community center for entrepreneurs” (un centro para la comunidad).

En 2005 se abre en San Francisco el primer espacio de coworking como tal de la mano de Brad Neuberg, que ofrecía de 5 a 8 escritorios un par de días a la semana y diferentes servicios como; red wifi, salas de meditación, paseos en bicicleta, masajes o comidas compartidas. Surgió como cooperativa sin fines de lucro y ofrecía ocho mesas dos días a la semana, wifi gratuito, almuerzos compartidos, descansos para meditación, masajes y paseos en bicicleta.

El espacio cierra solo un ejercicio después dando paso a Hat Factory; este era el primer espacio coworking a tiempo completo, ofreciendo la libertad de un freelance pero con todos los recursos necesarios para un lugar de trabajo. El coworking empezaba a despegar como la espuma, y convertirse en la gran opción para muchos trabajadores/as autónomos y emprendedores.

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Y entonces el mundo fue testigo del nacimiento de una red de espacios de coworking llamada “Hub”. El primero de ellos surgió en Londres y, desde entonces, se han creado más de 40 espacios en cinco continentes distintos. Al poco tiempo, nacía en Londres una de las mayores redes de espacios de coworking internacional y que sigue en activo todavía con un total de 40 oficinas, los ya famosos Hub.

El Coworking se Convierte en Tendencia

Google entra en escena y el coworking se pone de moda. En 2007 se considera como tendencia y esto desencadena un aumento del volumen de búsquedas y de otros términos relacionados como “nómadas digitales”, “oficina compartida” o “espacios de trabajo compartido”. Con el “boom” de esta nueva forma de trabajo, apareció en la versión inglesa de la Wikipedia su propia página.

De Londres volvemos a Estados Unidos, porque en 2007 el término “coworking” fue considerado como tendencia y empezó a formar parte del discurso de los medios de comunicación norteamericanos. Francia también se une a esta nueva tendencia, y en 2007 se abre La Boate en Marsella y al año siguiente, la Cantine y la Ruche en París.

La revolución del coworking culminó con la publicación en 2009 del libro I’m Outta Here! Desde entonces, las grandes capitales mundiales se han ido poco a poco llenando de coworkings.

Consolidación y Expansión Global

Ya en los últimos años podemos ver la consolidación de este tipo de espacios, el reconocimiento del modelo de trabajo por todo el mundo y el gran abanico de oportunidades que ofrece esta clase de servicios. Desde que en 1999 DeKoven impulsó el concepto, el coworking ha crecido a pasos inmensos y por todas partes del planeta.

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En octubre de 2012, Deskmag cifraba en 2.000 los espacios de trabajo compartido en todo el mundo y, según Workcase, actualmente ya son más de 3.000. Gracias a Coworking Spain podemos saber que en España había a cierre de 2016 más de 1.500 espacios de coworking. En 2010 eran alrededor de 50.

Según los datos de CBRE, un 60% de las nuevas empresas en los espacios de trabajo flexible no tienen el perfil tradicional de estos espacios, que eran empresas tecnológicas o startups. En la actualidad, ya se puede decir que el éxito de Coworking es un fenómeno global. Ahora en todo el mundo funcionan unos 5.800 espacios compartidos, de los que 2.500 están en Europa.

Como apuntes finales, cabe saber que en realidad el término aparece por primera vez en el año 1628, y hacía referencia a la colaboración y la comunicación entre Dios y sus ayudantes. Eso sí, hasta finales del s. XX no se vuelve a tener noticias del vocablo, y se oficializa como tal en 2007, cuando sus búsquedas en Google se empiezan a disparar debido a la gran demanda y también la gran oferta de este tipo de espacios, y Wikipedia le dedica una entrada.

Características de los Espacios de Coworking

En este tipo de espacios hay diferentes zonas de trabajo. Suele componerse de 3 espacios principales: la zona de trabajo abierta, hotdesk o freedom (Zona Vortex en nuestro espacio), donde encuentras mesas amplias compartidas con el resto de coworkers y un ambiente más distendido; una zona privada en la que encuentras escritorios personales y un ambiente más tranquilo (Zona Focus en nuestro espacio, Vortex Coworking); las salas de reuniones; una zona social que puede incluir una cocina, cafetería o zona de descanso.

También encontraremos distintos tipos de coworkers: aquellos fijos o de oficina, que actúan como cualquier trabajador tradicional cumpliendo un horario; el coworker flexible que no tiene hora de entrada u hora de salida; y, el coworker nocturno, aquel que prefiere trabajar más allá del horario vespertino.

En resumen, los espacios coworking son “aceleradores de la casualidad” que se han expandido por todo el mundo durante los últimos años y que ofrece un sinfín de posibilidades. Se diseñan para albergar a personas creativas, sociables, emprendedoras y con ganas de aprender. Se construyen para romper con el aislamiento y crear un buen ambiente de convivencia, favoreciendo la colaboración y las reuniones sociales. Las fronteras desaparecen dejando sitio a la hibridación entre empresas, ya sea por sector económico, tecnológico o social.

Además, las mismas instalaciones pueden organizar eventos, cursos o talleres que complementen la formación de los coworkers que forman parte de la misma comunidad. El ser humano necesita comunicarse, interactuar con otras personas y formar parte de una comunidad. De hecho, las sociedades funcionan gracias a la comunicación y es esto lo que hace únicos a los hombres. ¿Cuántas horas al día nos las pasamos hablando? En casa, en el trabajo, en el bar con los amigos… Necesitamos compartir anécdotas, experiencias e ideas.

El Coworking y la Reducción de la Brecha de Género

En primer lugar, las políticas de precios asequibles hacen que estos espacios sean viables para las mujeres que cuentan con pocos recursos de entrada. De esta manera, las emprendedoras tienen la oportunidad de empezar sus proyectos empresariales, sin depender de terceros y en un entorno que apoya y facilita el espíritu emprendedor. Además, las oficinas compartidas abordan este problema ofreciendo descuentos en las cuotas de afiliación, con eventos para sus miembros y servicios de valor añadido. El coworking ofrece a las mujeres un ecosistema activo con sesiones formativas, intercambio de conocimientos y colaboración entre profesionales. Las emprendedoras tienen más posibilidades de encontrar sinergias en una oficina compartida que en un espacio de trabajo tradicional, reduciendo así la brecha de género.

La mayoría de los coworkings disponen de estancias comunes que fomentan las interacciones entre sus miembros. En muchos casos los puestos se asignan por orden de llegada, lo que hace que miembros de distintos géneros (o razas) trabajen juntos durante el día o se encuentren en estas salas abiertas. La ausencia de políticas destinadas a una clasificación de los miembros por ocupación o función laboral facilita una interacción más igualitaria y cotidiana entre hombres y mujeres, lo que se traduce en la reducción drástica de la brecha de género.

Desplazarse al puesto de trabajo es un problema especialmente acuciante para las mujeres, que hacen malabarismos cuando tienen responsabilidades de crianza. El coworking de barrio se convierte en una alternativa de valor, poniendo el acento en la conciliación laboral-familiar. Es un hecho conocido que los lugares de trabajo tradicionales tratan de forma diferente a las madres y a los padres que trabajan. Los padres son aclamados como cabezas de familia, mientras que las madres se convierten en un lastre para muchos empresarios. Las madres trabajadoras necesitan desarrollar su actividad profesional en espacios inclusivos que ofrezcan flexibilidad y apoyo. Las oficinas compartidas son espacios que tienen en cuenta estas necesidades, y en muchos casos ofrecen servicios como guarderías o zonas de juego.

En conclusión, las profesionales quieren trabajar en un entorno en el que se sientan valoradas y tratadas con igualdad. Fomentar la diversidad, la equidad y la inclusión para reducir la brecha de género es clave a la hora de atraer y retener a los mejores talentos. Una plantilla diversa e inclusiva fomenta un mayor compromiso de las personas, lo que a su vez repercutirá positivamente en la productividad.

El Coworking y los Modelos de Trabajo Híbrido

Cada vez son más las empresas que apuestan por espacios de coworking para poner en práctica modelos de trabajo híbrido. Otra ventaja de estos espacios es la versatilidad que ofrecen cuando el equipo crece. Como consecuencia de la pandemia se está imponiendo una tendencia que ya venía gestándose desde años atrás: los modelos de trabajo híbridos. Combinar las jornadas de trabajo desde casa y desde la oficina es ya una realidad para muchas empresas, que encuentran en los espacios de trabajo flexible el lugar ideal para rotar equipos o adecuar el número de puestos a las necesidades puntuales.

De hecho este cambio en las formas de trabajar está provocando que muchas empresas que no habían pisado jamás un coworking lo estén haciendo ahora por primera vez. "Por un lado, la flexibilidad garantiza a la empresa que va a poder controlar en todo momento el ritmo de su crecimiento, pudiendo elegir entre diversas fórmulas para su equipo", explica Laura Alonso, Account & Sales Manager de Impact Hub Madrid. "Y por otro, no solo alquilamos puestos de trabajo.

Ejemplos de Éxito en Espacios de Coworking

Irene Arcas, directora de HelpAge Internacional España, cuenta cómo su organización se unió a Impact Hub Barceló a principios del año 2019,“huyendo” en cierta manera de unas oficinas alquiladas que no cubrían sus necesidades pero en las que ya llevaban más de 10 años trabajando. Con solo 2 puestos fijos, aguantaron todo el año de pandemia como miembros de la comunidad (pagando su correspondiente cuota) y tras el confinamiento aumentaron a un despacho propio más grande.

HelpAge es una fundación española que se dedica a defender los derechos humanos de las personas mayores para que puedan disfrutar de una vida digna y saludable. Desde el año pasado el número de proyectos de ayuda a mayores así como su equipo no ha dejado de aumentar, y esperan seguir creciendo en 2022 si la tendencia se mantiene.

“Afortunadamente, pese a la dureza y tristeza de las consecuencias de la COVID-19, a nuestra fundación no le ha afectado de momento de forma directa, sino que ha ayudado a poner sobre la mesa la realidad que viven las personas mayores y su extrema vulnerabilidad en este tipo de circunstancias. Esto nos ha obligado a incrementar nuestra actividad para dar respuesta a todas las demandas de formación, incidencia y sensibilización que se han generado al respecto en la defensa de los derechos de las personas mayores”, declara Irene Arcas.

Desde mediados de marzo 2020 el equipo entra en teletrabajo al 100% y desde septiembre del mismo año comienzan a ir puntualmente a la oficina, combinando el trabajo desde casa con el trabajo presencial para facilitar y agilizar ciertas actividades o momentos puntuales. “La idea es volver semipresencial desde septiembre de 2021. En HelpAge el teletrabajo siempre ha convivido con su modus operandi, pero entonces, y dadas las circunstancias de la transformación de los nuevos modelos de trabajo, ¿por qué seguir apostando por los espacios coworking?

“El ambiente de trabajo que hay allí es impresionante, las instalaciones, el ambiente que se respira, la organización del espacio... Todo en su conjunto es el entorno perfecto para el crecimiento de cualquier negocio, sin duda. Además en nuestro caso fuimos ahí porque sabíamos que había un entorno de entidades del tercer sector.

Myriam Pérez Andrada, CEO de Innicia Consultoría, al igual que Irene, también comenzó su trayectoria como miembro en los espacios de Impact Hub Barceló, “el 1 de noviembre del 2019 (el mismo día que se abrió) cuando el edificio del Impact Hub Barceló ¡todavía estaba en obras!” recuerda. Comenzó con su emprendimiento como autónoma en un puesto fijo, luego fueron 2, 3 personas... y a día de hoy su crecimiento les ha llevado a ocupar 2 despachos, los cuales mantuvieron durante todo el periodo de pandemia.

Desde Innicia principalmente se dedican a hacer consultoría de políticas públicas sociales para administraciones públicas (estudios, evaluaciones, materiales, formación, etc) e incorporación de políticas de igualdad y diversidad en empresas. Además de ello, también se dedican a apoyar a entidades sociales a conseguir financiación y a empresas a conseguir ayudas relacionadas con la igualdad, última línea de negocio que tras la pandemia ha crecido notablemente. “Es fácil crecer cuando te dedicas a conseguir subvenciones a entidades en el momento en que más lo necesitan”, afirma Myriam Pérez Andrada. “Consideramos que es fundamental ayudar a las medianas y pequeñas entidades a conseguir la financiación necesaria para atender a las personas que se han visto más afectadas por las crisis del COVID-19”.

Con el estado de alarma el equipo de Myriam estuvo teletrabajando desde casa, pero a día de hoy trabajan todos desde sus despachos en el coworking. “Actualmente hemos vuelto al coworking. Ha sido una propuesta consensuada pues consideramos fundamental estar en contacto y trabajar juntas”, declara la CEO de Innicia Consultoría, que se muestra favorable del modelo híbrido de trabajo: “Aunque la flexibilidad es clave. El teletrabajo continuo desvincula a las personas trabajadoras de sus organizaciones, si bien cualquier trabajadora puede teletrabajar siempre que lo necesita. De hecho, considero que esta es la fórmula clave para aunar los intereses de las empresas y de la plantilla”.

Myriam Pérez Andrada cuenta cómo desde que comenzaron a trabajar en el coworking de Impact Hub han tenido la oportunidad de colaborar con diferentes empresas, ofreciéndoles sus servicios, pero también derivandose potenciales clientes los unos a los otros o lanzando servicios conjuntos. Pero, sobre todo, destaca el apoyo que supone poder contar con el apoyo de otros miembros de la comunidad en los momentos difíciles: “Para mí, personalmente lo que te ofrece un espacio como éste es poder afrontar la ‘soledad del emprendimiento’. Aquí he encontrado a grandes profesionales de otras empresas y juntos nos enfrentamos a miedos, dudas y problemas diarios relacionados con los recursos humanos, las redes sociales, la contabilidad, impagos, problemas con proveedores, pagos de impuestos, etc.

Otro claro ejemplo de crecimiento estos últimos años es el grupo MSH Global, quienes hace dos años decidieron cohabitar dos espacios: por un lado una oficina en un concepto más tradicional -que siguen manteniendo a día de hoy- y sus oficinas en los espacios de Impact Hub Barceló. “La dimensión del encuentro y los requerimientos a nivel de equipo con conocimientos en la creación de eventos nos hizo ampliar nuestras necesidades dentro del hub”, declara Raúl Alcázar.

Durante el estado de alarma todo el equipo estuvo teletrabajando, pero manteniendo activa la suscripción a los espacios: “algunas de las personas del equipo en algunas ocasiones íbamos por la oficina y queríamos mantener la conexión con Impact Hub”. A día de hoy, es decisión de la compañía volver, en modalidad semipresencial, con la continuidad de la modalidad de teletrabajo en días alternos.

Para el CEO de MSH Global el ambiente de trabajo que se respira en los espacios del coworking ha contribuido a estar alineados con la forma de pensar y trabajar de su equipo, además de abrir puertas para colaboraciones y acuerdos entre su empresa e Impact Hub, como es el caso de la reciente colaboración y participación en Madrid Platform.

Team Building y la Cultura Corporativa en Coworking

Los equipos fuertes y unidos son importantes en cualquier tipo de empresa. Sin embargo, muchas corporaciones ponen el foco exclusivamente en sus clientes, descuidando las necesidades de sus propios empleados. Ante esta situación, el Team Building se revela como un recurso vital para articular una verdadera cultura corporativa. Estas acciones no solo sirven para optimizar la productividad o la comunicación en el seno de la empresa, sino que también pueden aumentar drásticamente el éxito y la rentabilidad de los negocios.

Por lo tanto, el Team Building supone reunir a los empleados para fomentar relaciones sólidas y transformar los equipos de trabajo en bloques cohesionados. La confianza juega un papel esencial en la construcción de equipos humanos. Para que estos equipos trabajen juntos, sus componentes necesitan saber que pueden confiar los unos en los otros (en el caso de situaciones complejas y de crisis).

Además, cuando se genera confianza en el seno de los grupos sociales, crece el espacio y la autonomía para realizar tareas y tomar decisiones meditadas. La confianza hace que las personas se sientan seguras. Cuando distintas empresas o profesionales hacen Team Building, pretenden comunicarse de forma más eficiente. Hablan entre ellos sobre propuesta e ideas, buscando encontrar las mejores alternativas y estrategias. Una comunidad de coworking se apoya en el intercambio de conocimientos. Compartir espacio supone abrir la mente a propuestas, ideas y nuevas perspectivas.

El Team Building espolea el sentimiento de identidad. Los integrantes se comunican y colaboran más, resolviendo conflictos y apuntalando un mayor nivel de identificación. Cuando las personas trabajan juntas, es inevitable que se produzcan desacuerdos. En este contexto, depende de los miembros del equipo resolver los conflictos de manera amistosa y no dejar que se conviertan en disputas enquistadas.

No obstante, los conflictos no siempre suponen algo negativo. Hay que reflexionar sobre las fortalezas y debilidades del equipo. Esto ayudará a determinar lo que se desea lograr durante el Team Building.

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