¿Qué es el liderazgo? ¿Qué significa ser un líder? Dos conceptos con tantas definiciones como personas, entendidos o responsables empresariales y académicos queramos consultar. Algo parecido a lo que ocurre con el término innovación.
Últimamente, son una constante los comentarios que concluyen que falta liderazgo (en el país, en las empresas, en las escuelas, por todas partes...). Pero siempre me ha sorprendido el acuerdo que la afirmación concita, cuando muchos de los que coinciden en ella ignoran totalmente si sus interlocutores comparten la misma visión sobre el liderazgo. ¿Cómo pueden saber, pues, si echan en falta lo mismo?
Al tiempo que han saltado por los aires los goznes de valores morales y cívicos, se ha acrecentado la añoranza de tiempos mejores para el liderazgo. De modo que se produce una asociación entre los valores morales, la buena conducta personal y cívica con una manera de ejercer el liderazgo. Así se echan en falta en nuestros días más y mejores líderes, siempre de modo comparativo con otros que ya tuvimos en épocas anteriores. La situación política en países como España o Irlanda, sin gobiernos meses después de las elecciones, o la pérdida creciente de peso geopolítico de Europa son ‘evidencias’ utilizadas como ejemplos claros de ausencia o escasez de liderazgo. De una especie de carestía de líderes preocupante. Como si el líder en nuestros días fuese una especie en peligro de extinción.
La Paradoja del Liderazgo
Una paradoja de proporciones mayúsculas, si se piensa bien: la generación mejor formada está huérfana de buenos líderes. ¿Hay de verdad una carestía tan grave de líderes tipo pata negra? ¿No será que el ejercicio del liderazgo también está cambiando como tantas otras cosas están cambiando? Si por buen liderazgo se entiende una visión unívoca del líder, cabe certificar casi con total seguridad que vivimos tiempos de gran escasez de líderes.
Si entendemos por buen líder ese que todo lo puede, casi siempre aparejado a un carácter fuerte y robusto, que apenas si duda, esa especie de superman, de mago, que responde más a prototipos de cine que a medidas humanas, lo más seguro será que cada día hallemos menos. ¿O es que queremos dejarnos engañar por esa persuasión del lenguaje que en la práctica equipara líder a genio?
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Así podemos preguntarnos: ¿Leonardo Da Vinci fue un genio o un líder? ¿Einstein fue un sabio o un líder? ¿Picasso fue un mago del arte o un líder? Si al final concedemos que fueron líderes en lugar de genios, algo tan del gusto de nuestro tiempo, preguntémonos entonces: ¿Napoleón fue un líder o un genio? ¿Hitler fue un líder o un genio? ¿Stalin fue un líder o un genio?
La Visión del Líder
Si el líder es aquel que tiene una visión, lucha y trabaja por ella hasta contagiar a otros para que le sigan, bastante labor tiene por delante como para que otros acaben endosándole nuevos cometidos. Detrás de esta visión del líder suelen anidar dos verdades que con frecuencia prefiere obviarse. Quizá por dolorosas o sonrojantes. En primer lugar, la búsqueda del líder total es la coartada perfecta para que todos los demás se sientan libres y eximidos de sus responsabilidades, en una dejación de funciones bendecida y sancionada por la fortaleza del líder salvador, que aplaca y aparca remordimientos a gran escala. En segundo, es la teoría perfecta para investir al líder de una eficacia e infalibilidad rayana con lo divino.
El binomio líder-eficacia parece en nuestros días una ecuación matemática incontestable. Una relectura más reposada y pondera, por ejemplo, de la trayectoria del irrepetible Steve Jobs nos hará ver que durante mucho tiempo fue de todo menos eficaz.
Un líder debe tener visión, perseverancia y capacidades de relaciones interpersonales. Ahí es nada. Y por encima de todo conocer a su equipo, entregarse a él y conseguir que todos remen en la dirección que les haga llegar lo más cerca posible de la visión. Algunos conseguirán alcanzarla, los menos sobrepasarla. La arrogancia de otorgar a una sola persona lo que consiguen equipos bien engranados es propio de una cortedad de miras intencionada, o bien de una reducción cargada de prejuicios.
Lo más seguro es que los nuevos líderes que están por venir, y que serán los que necesiten nuestras empresas y las sociedades, ni sean la panacea de la eficacia, ni deban tener un carácter inquebrantable o granítico, ni sean los mayores expertos en sus actividades.
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El Liderazgo sin Respuestas Fáciles
Martín propuso la siguiente definición: "el ejercicio del liderazgo es el proceso de movilización de un grupo para que afronte una realidad incierta y desarrolle nuevas capacidades que le permitan asegurar su progreso y su bienestar". La pregunta por el liderazgo la vincula a tener que afrontar una realidad incierta, que nos desafía y nos provoca. Si de lo que se trata es de resolver un problema técnico (aunque sea de gran magnitud) que no cuestiona la manera de responder que hemos tenido hasta el presente, entonces todo se reduce a gestionar y administrar una realidad y a motivar a la gente para continuar respondiendo bajo los parámetros de siempre: por eso no hay que llamar líder a quien, simplemente, manda; o a quién se limita a arrastrar o a seducir a la gente.
Por consiguiente, de esta definición de liderazgo (y de las tesis de Heifetz), me interesa ahora subrayar dos cosas: que no se trata de un atributo personal; y que hablar de liderazgo es siempre hablar de valores.
Así pues, en primer lugar, hablar de liderazgo no es (o no se reduce a) hablar de atributos personales. No es, simplemente, hablar de líderes, vaya. Es hablar de cómo nos enfrentamos una situación y de qué respuesta le damos. Lo que importa es el proceso, pues. Es decir, nadie "es" líder siempre y en toda circunstancia, sino en función de la situación en la que se encuentra, de la percepción que tiene de ella y de la actitud con la que la afronta; y, por lo tanto, todo el mundo puede ejercer algún grado de liderazgo, en el ámbito en el que actúa. En otras palabras, hay una manera de hablar del liderazgo y de pensarlo que presupone en último término la dimisión de las propias responsabilidades: necesito a un líder para descargar en él mi necesidad de respuestas fáciles.
Y en segundo lugar, un líder no tan sólo no tiene respuestas fáciles, sino que puede ser incluso que en algún momento no tenga respuestas. El ejercicio del liderazgo tiene un componente de involucrar al grupo en la interpelación sobre la situación que está viviendo, y de movilizarlo para que desarrolle nuevas capacidades de respuesta. Desde esta perspectiva, un elemento clave pasan a ser los valores que se quieren asumir y con relación a los que se quiere generar compromiso. El debate sobre el liderazgo es siempre un debate sobre valores. Porque el liderazgo que no tiene respuestas fáciles nos interpela sobre los valores que están en juego en la situación que estamos viviendo (la que sea), nos cuestiona sobre la comodidad de continuar con las actitudes de siempre (aunque sea haciéndoles todos los retoques que hagan falta con tal de no dejarlas), y nos involucra y nos compromete en la construcción de la respuesta a las nuevas situaciones, sin descargar nuestras responsabilidades y nuestra ansiedad en alguien que pretendidamente las tendría que resolver.
Consecuencias de la Falta de Liderazgo
Hoy en día, la falta de liderazgo es un problema que afecta a numerosas empresas pertenecientes a todos los sectores. Saber liderar equipos no es tarea fácil y una mala gestión en este sentido puede suponer graves consecuencias para la compañía. ¿Notas que algo va mal en tu empresa? ¿Crees que tus mandos intermedios no están preparados para liderar equipos? Si este es tu caso, sigue leyendo nuestro artículo.
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Las consecuencias de un mal liderazgo por parte de los mandos intermedios dentro de cualquier empresa son correlativas. Es decir, a raíz de un bajo nivel de compromiso, van a surgir una serie de problemas que afectan a la empresa. Tanto a la productividad y desempeño de la organización en general, como al clima laboral en el que los trabajadores deberán desempeñar sus tareas día tras día.
Pérdida de Compromiso y Fuga de Talento
Una de las más graves consecuencias de un mal liderazgo es que los empleados pierdan el sentido de pertenencia con su trabajo y su empresa. Este hecho es peligroso para la organización. Cuando los profesionales no están alineados con los valores y objetivos de la misma, pierden el interés por el éxito y crecimiento de la marca. Esta situación puede agravarse aún más cuando esta falta de compromiso favorece la fuga de talento.
Esto ocurre cuando sienten que su trabajo no es valorado y marchan de su empresa en busca de otra compañía que les ofrezca mejores condiciones laborales y donde sentir que su trabajo merece la pena. En consecuencia, se eleva el índice de rotación.
Descenso de la Productividad y Objetivos Inalcanzables
A raíz de esa perjudicial falta de compromiso laboral, surgen otros problemas como el descenso inmediato de la productividad. Es muy importante que los trabajadores de una empresa tengan muy claras cuáles son las funciones correspondientes a su puesto. Además de cómo llevarlas a cabo y qué importancia tienen en relación a los objetivos generales de la empresa.
Además, en la mayoría de los casos en que existe una falta de liderazgo por parte de los mandos intermedios, se establecen objetivos inalcanzables. La frustración provocada por ese bajo rendimiento que, a su vez, deriva de la falta de compromiso por parte de los trabajadores, desencadena, en última instancia, en un clima laboral desagradable para los equipos.
Clima Laboral Desfavorable
En definitiva, un ambiente laboral sano y agradable es imprescindible para que un empleado pueda enfrentarse a los nuevos retos que surgen cada día y desarrollar las funciones propias de su puesto de trabajo de forma productiva. Si la relación entre compañeros y con los superiores no es buena, repercutirá en la comunicación y surgirán malentendidos, conflictos internos y errores imposibles de solucionar.
La falta de liderazgo desencadena una serie de problemas graves para las empresas que debemos evitar a toda costa. La falta de compromiso de los equipos es una de las consecuencias más perjudiciales de contar con líderes que no están preparados para gestionar a sus equipos de profesionales.
Existen indicios que anticipan una ruptura entre los líderes de una empresa o equipo y las personas a las que dirige. Sin ir más lejos, las conversaciones en las máquinas de café criticando al jefe, que nos pueden parecer un clásico en cualquier empresa, pueden ser un indicador importante de que algo no está funcionando como debería. Actitudes distantes entre mandos y colaboradores, el sentimiento de separación entre ellos (como si pertenecieran a “clanes” distintos), y las frecuentes fricciones y conflictos entre el líder y diferentes miembros de su equipo, evidencian, sin lugar a dudas, que algo no está funcionando bien.Además, otros síntomas bastante frecuentes son las conductas y actitudes autoritarias o la derivación de responsabilidades al equipo que le corresponden al líder.
El Liderazgo Deficiente y el Burnout
El liderazgo deficiente está principalmente causado por la escasa inversión en formación de mandos intermedios, y la nula conciencia acerca del impacto que esto genera. Según diferentes encuestas, más de un 65% de los trabajadores del planeta están quemados con sus trabajos. De esos casi 2 de cada 3 trabajadores, un 40% apunta a su jefe, y su falta de liderazgo, como la principal razón de su "quemazón".
La diferencia entre sentir estrés o ansiedad unos días, como consecuencia de un exceso puntual de carga de trabajo, y el burnout, radica en que con el estrés y la ansiedad no se da la sensación de vacío absoluto, ganas de "desaparecer" y el efecto prisión. Eso afecta a todos los planos de nuestra vida, no solo al laboral, causando un colapso absoluto. Una vez se alcanza ese punto la persona ya no vuelve, ni física, ni mentalmente.
Claves para Mejorar la Capacidad de Liderazgo
- Construye confianza: trabaja en construir una relación sólida con los miembros de tu equipo. Pregunta, escucha, empatiza, muestra preocupación por algo más que los resultados económicos en el corto plazo.
- Promueve conciencia y compromiso: haz saber a cada miembro del equipo lo importante que es su contribución para el resto de la organización, así como el valor que aporta su esfuerzo y dedicación.
- Reconoce en privado, en público... y en la nómina: agradece y celebra el esfuerzo y sus resultados, no seas rácano. Reconocer el sacrificio excepcional que muchos empleados hacen por la empresa cuando las cosas no van como se esperaba debe ser, en privado, en público y económico.
- Sé flexible: Si es posible, permite la máxima flexibilidad en el trabajo. Ayudará a tus empleados a sentirse menos estresados y a tener más control sobre su tiempo.
- Crea entornos de seguridad psicológica: libres de miedo, donde las personas se sientan seguras y se animen a compartir sus opiniones y preocupaciones. Invita a tu equipo a hablar si se sienten quemados.
- Sé coherente: lidera con el ejemplo, en las buenas, y en las malas. Cuando aciertes, y cuando te equivoques. No incumplas promesas, no hay nada que queme más a la gente que, que les prometan, y no lo cumplan.
Capacitación y Desarrollo del Liderazgo
La capacitación en liderazgo es esencial para cualquier líder eficaz. Es un proceso de aprendizaje y desarrollo que proporciona las habilidades, el conocimiento y la confianza necesarios para liderar de manera eficaz. Permiten a los líderes medir su efectividad y realizar ajustes cuando es necesario. En cambio, un líder eficaz valora la retroalimentación y el seguimiento constante.
Para lograr un liderazgo efectivo, los líderes deben estar dispuestos a aprender y crecer continuamente, adquiriendo nuevas habilidades y conocimientos a través de programas de capacitación y retroalimentación constante.
Existen diversas formas de afrontar un liderazgo poco efectivo. En primer lugar, resulta fundamental poner en marcha programas de formación y progreso para los líderes. A su vez, es vital establecer sistemas de monitoreo y retroalimentación. Otra iniciativa efectiva es involucrar al equipo en la toma de decisiones, en lugar de dejar que el líder tenga todo el control. Finalmente, para promover un liderazgo efectivo, se necesita una comunicación abierta y honesta con el equipo.
El Rol del Coaching
Es necesario aprender a dirigir y orientar con las palabras y con la actitud (predicar con el ejemplo). Conseguir generar confianza, estar abiertos a sugerencias.
A través de las herramientas del Coaching trabajamos el compromiso inspirador, los líder coach, la planificación estratégica y la gestión del cambio.
En mi caso, como Coach y consultor externo, acompaño de forma personalizada a mandos intermedios, directivos y gerentes para desarrollar sus capacidades de liderazgo.
La Reflexión Ética del Trabajo en Equipo
Un mal desempeño del equipo requiere plantear una reflexión ética del trabajo tanto global, como individual de cada uno de las/os profesionales integrantes del mismo.
¿Qué respuesta se puede plantear para mejorar y desarrollar el trabajo en equipo en los equipos de Trabajo Social, servicios sociales e intervención social?
La primera de ellas, y creemos esencial, es tomar conciencia de las situaciones descritas y de la necesidad de abordarlas desde la capacitación y cualificación profesional. Nadie enseña a trabajar en equipo, a liderar equipos. No es una cuestión innata. Se aprende. Esta cualificación entendemos que es necesaria que se aborde tanto desde el ámbito más académico, como el profesional. Ser conscientes que la metodología, competencias, habilidades y conocimientos sobre el trabajo en equipo es un dominio del Trabajo Social.
- Formación: Ofertar acciones formativas, cursos, talleres, etc., sobre estas materias permite tener la oportunidad de cualificarse en este esfera profesional.
- Fomentar y crear espacios de encuentro entre los/as profesionales (de distinto nivel) en el seno de los equipos de Trabajo Social, servicios sociales o intervención social.
- Marcar objetivos claros (de resultados y de desempeño), así como definir procedimientos claros de trabajo.
- Supervisión: Las habilidades, las competencias no son conocimientos. Hablamos de praxis profesional. Se trata de poner en práctica esos conocimientos adquiridos. Hacer y ponerse a superar miedos y tal vez formas de hacer. Es necesario acompañamiento profesional, tanto a las personas que desempeñan posiciones de dirección, como a los equipos mismos. Es aquí donde la supervisión se hace, una vez más, imprescindible.
El Liderazgo en la Historia
Los pueblos, para ir unidos hacia delante, de manera universal y decidida, deben tener un líder que los ilusione, represente, dirija, apasione y conmueva, en un ideal a lograr. Que se identifique e integre de modo significativo, con el sentimiento de país, en la convicción colectiva de sus ciudadanos.
Reino Unido con Winston Churchill, en su lucha contra Hitler y el nazismo, en defensa de la libertad, fue además de primer ministro, el líder que necesitaba su país, para declarar y ganar la guerra a la poderosa Alemania de 1939. EEUU, con Roosevelt, que además de presidente, lideró a su país, comprometiéndose en la guerra en Europa, y la libertad, así como en la lucha y derrota del imperialismo nipón. Y la Alemania del 45, tras el final de la II Guerra Mundial, con Adenauer en su empeño colectivo de reconstrucción de su país y la reparación de las heridas de guerra y barbarie ocasionadas. Lideró a su país y a sus habitantes.
La diferencia entre ellos es que el dictador basa su existencia en la privación de la libertad y la opresión por la fuerza, no en el liderazgo.
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