Acción Emprendedora: Definición y Tipos

El término emprendimiento hace referencia a la acción de emprender. El origen etimológico de esta palabra proviene del latín prendĕre, es decir, atrapar, coger, tomar. Partiendo de este punto, se entiende por emprendimiento a la acción de llevar a cabo una obra, idea, negocio o proyecto, aprovechando oportunidades y aportando valor.

Ecosistema Emprendedor

Se conoce como ecosistema emprendedor a la confluencia de todos los actores involucrados en el proceso de emprendimiento, tales como inversionistas, cámaras de comercio, formadores, incubadoras y aceleradoras, etc.

Tipos de Emprendimiento

  • Emprendimiento pequeño: Se trata de proyectos pequeños, y normalmente involucran a uno o dos socios.
  • Emprendimiento escalable: Son aquellos que pretenden tener un crecimiento significativo en el corto y mediano plazo. Su objetivo es expandirse rápidamente para convertirse en multinacionales.
  • Emprendimiento social: Este tipo de emprendimiento busca generar impactos positivos en un grupo de personas o comunidad.
  • Emprendimiento empresarial: Se trata de aquellas iniciativas cuyo objetivo es desarrollar un proyecto de negocios.
  • Emprendimiento espejo o de imitación: Suelen replicar una idea, producto o modelo de negocio que ya existe y está siendo exitoso.
  • Emprendimiento oportunista: Surgen en un momento oportuno para resolver una necesidad urgente y puntual.

Los emprendedores suelen ser directores y supervisores de cada una de las fases de desarrollo de su emprendimiento, estando a cargo de gestiones comerciales, de producción y de recursos. El crecimiento económico y el empleo de un país dependen de sus empresas y, por tanto, en última instancia, de los emprendedores que las crean.

Iniciativa Emprendedora: Idea vs. Oportunidad

La iniciativa emprendedora surge con la identificación de una posible oportunidad y la forma de explotarla, esto es, la idea de negocio. Ambos son conceptos nucleares en el proceso emprendedor. Es muy común que el emprendedor inicie su andadura con su idea de negocio, olvidándose por completo de que tendría que haberse preocupado primero de si dicha idea está basada en una oportunidad de negocio.

Por tanto, es importante tener claro que las ideas de negocio deben estar basadas en una oportunidad de negocio. La idea es necesaria para emprender, pero por sí misma no basta; ya que no deja de ser una simple conceptualización o visión de un posible negocio por parte del emprendedor; por tanto, puede que no represente una oportunidad empresarial.

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En ocasiones, la oportunidad de negocio no está en el entorno esperando a ser identificada, sino que es creada por la acción innovadora del emprendedor. Hay casos en los que la introducción de un nuevo producto o proceso para el mercado, genera una necesidad hasta ese momento desconocida para en el consumidor. La actividad innovadora de Steve Jobs ha permitido a Apple crear oportunidades de negocio que otros no habían podido identificar porque no respondían a necesidades existentes en el momento, sino que eran latentes.

Lo relevante, en cualquier caso, no debería ser saber qué surge antes, sino tener claro que una idea sin oportunidad de negocio no puede ser considerada una idea de negocio.

Competencia Emprendedora

La competencia emprendedora implica desarrollar un enfoque vital dirigido a actuar sobre oportunidades e ideas, utilizando los conocimientos específicos necesarios para generar resultados de valor para otras personas. Aporta estrategias que permiten adaptar la mirada para detectar necesidades y oportunidades; entrenar el pensamiento para analizar y evaluar el entorno, y crear y replantear ideas utilizando la imaginación, la creatividad, el pensamiento estratégico y la reflexión ética, crítica y constructiva dentro de los procesos creativos y de innovación; y despertar la disposición a aprender, a arriesgar y a afrontar la incertidumbre.

Acción Emprendedora: Más Allá del ADN

Hablar de “Acción Emprendedora” nos invita a muchos huérfanos de identidad profesional a ser parte de ese gran paragüas que nos alberga más allá de las estructuras organizacionales y las instituciones; pero a su vez, articula la palabra emprendimiento con el concepto de hacer, de transformar algo con una intencionalidad.

¿Qué más nos dice el concepto de "acción emprendedora"?

Emprendedor se hace no se nace. Alejarnos del concepto de “ADN emprendedor”, ese código que por genética llevaremos impreso a lo largo de nuestra vida, es también tomar una distancia ante el conformismo y la pasividad sobre las normas y las determinaciones que impone el mercado y los tradicionalismos rígidos que reproducen los sectores productivos.

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Todos nacimos para emprender, porque todos “arrancamos algo nuevo” en algún momento de nuestras vidas, la clave es que ese espíritu inquieto sea constante, sea estratega, sea organizado y que, sobre todo, este guiado por un objetivo que nos motive… ¡y mucho! El objetivo de cualquier emprendedor es “hacer que las cosas sucedan”.

¿Sabían que el término “start up” - concepto a través del cual nos referimos a las ideas que darán fruto a emprendimientos- del inglés se traduce “puesta en marcha”? Poner en marcha y actuar van de la mano.

"Emprender" va a ser la clave para insertarnos laboralmente en el futuro. Y no sólo eso, las dinámicas emprendedoras serán las pautas más efectivas para despertar y mantener la motivación del personal dentro de los organizaciones. Emprender no es un concepto que adoptamos sólo los locos que soñamos con nuestros proyectos propios.

Emprender será el paradigma de normalidad cuando hablemos de las dinámicas del futuro trabajo, bajo los valores del trabajo colaborativo e interdisciplinar, la creatividad e innovación. Pero sobretodo bajo una única premisa: Actuar siempre será mejor que quedarse quieto.

Iniciativa Emprendedora: ¿Es Necesaria?

Sin duda, la iniciativa emprendedora es esencial para la economía y el desarrollo de cualquier país en pleno siglo XXI. Más allá de generar riqueza, el papel de los emprendedores contribuye a satisfacer cada vez mejor las necesidades del mercado y la sociedad actuales. Por lo tanto, el espíritu emprendedor contribuye al bienestar de la sociedad. Los emprendedores son agentes dinamizadores en la economía de una sociedad. Del mismo modo, los bienes y servicios innovadores que ofrecen los empresarios reducen la dependencia de procesos y tecnologías obsoletas, favoreciendo el cambio social.

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Para ello, la innovación es clave, además de ser impulsora de diferentes técnicas efectivas de productividad. Las nuevas ideas de negocio de los emprendedores pueden impactar de forma directa en las empresas existentes, contribuyendo a su desarrollo y expansión. Por este motivo, tiene sentido cultivar, motivar y remunerar las iniciativas emprendedoras en la medida de lo posible, tanto desde las instituciones públicas como privadas.

El éxito como emprendedor no solo depende de la habilidad para lidiar con los números y las finanzas. No olvidemos que la iniciativa emprendedora se identifica con la construcción de soluciones de una manera que no se ha hecho antes. Por fortuna, la mentalidad emprendedora se puede desarrollar con tiempo y esfuerzo.

Cómo Fomentar la Iniciativa Emprendedora

  1. Desarrollar una mentalidad emprendedora: Enfrentarse a retos y situaciones desafiantes, asistir a eventos empresariales para crear redes de contactos o apoyarse en mentores experimentados que guíen al emprendedor por su nueva aventura empresarial y ofrezcan nuevas perspectivas al emprendedor.
  2. Pensar «fuera de la caja»: La curiosidad, la inquietud y la creatividad son la base del espíritu empresarial. Se trata de identificar una idea de negocio basada en una oportunidad detectada en el mercado. Conviene diferenciar ambos conceptos. Una idea de negocio en sí misma puede no resultar fructífera.
  3. Acceso a financiación: La falta de financiación es uno de los principales muros que frenan las iniciativas emprendedoras. Contamos con escasos fondos de capital riesgo en España.
  4. Formación empresarial: La formación empresarial resulta vital para que una iniciativa empresarial llegue a buen puerto. De hecho, aprender los principios subyacentes para dar vida a un negocio debería ser tarea obligada de cualquier persona con iniciativa emprendedora. A través de la formación no sólo se adquieren habilidades y conocimientos para generar ideas de negocio o desarrollar y hacer realidad empresas propias, sino que se profundizan en áreas clave para el emprendimiento como las finanzas, las ventas, el marketing o la contabilidad.

En conclusión, el aprendizaje continuo debe ser una máxima de cualquier emprendedor que tenga como objetivo prepararse para el éxito.

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