Adam Smith y los Empresarios: Un Resumen Detallado

Adam Smith, economista escocés nacido en 1723, es ampliamente reconocido como el padre de la economía moderna. Tras una etapa brillante como profesor en la Universidad de Glasgow, fue nombrado decano en 1758. Además, formó parte de un destacado círculo de intelectuales en Glasgow, compuesto por científicos, empresarios y pensadores.

Su obra maestra desde una perspectiva filosófica, “Teoría de los sentimientos morales”, se publicó en 1759. En ella exponía los principios de la naturaleza humana que guiaban el comportamiento social del hombre y hablaba por vez primera de “la mano invisible” que, sin saberlo y sin proponérselo, orientaba el propio interés personal hacia el bien de la sociedad.

Posteriormente, en 1764, e instalado ya en París, fue donde su amigo David Hume -secretario de la embajada británica- le introdujo en los exquisitos ambientes de la ciudad. Tres años más tarde, en 1767, comenzó a escribir su “Ensayo sobre la riqueza de las naciones” que fue finalmente publicado en Londres seis años más tarde.

En los cinco libros que componen la riqueza de las naciones habla de temas que ahora se han convertido en aspectos fundamentales de la economía, pero que hasta ese momento no se habían aplicado. Destaca su análisis sobre como la riqueza de una nación procede del trabajo y no tanto de los recursos.

Aunque a menudo se presenta a Adam Smith como el defensor del egoísmo racional, su pensamiento es mucho más matizado. De hecho, su obra filosófica pone en duda la imagen simplificada que algunos han proyectado de él. Adam Smith fue mucho más que el autor de La riqueza de las naciones. Su legado no es solo económico, sino también filosófico y social.

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Introducción: El Empresario en la Perspectiva de Smith

Antes de adentrarnos en la visión de Adam Smith sobre los empresarios, es crucial comprender el contexto histórico y económico en el que se desarrolló su pensamiento. A finales del siglo XVIII, la Revolución Industrial estaba en sus inicios, transformando radicalmente la economía británica y, por extensión, la europea.

Smith, un testigo privilegiado de este cambio, observó la emergencia de una nueva clase social: los empresarios. No eran simplemente comerciantes, sino individuos que asumían riesgos, innovaban y dirigían el proceso productivo a una escala sin precedentes. Este análisis se centrará en la contribución de Smith a la comprensión del rol del empresario, su motivación y su impacto en la riqueza de las naciones, desmintiendo algunos malentendidos comunes.

El Empresario como Agente de Crecimiento Económico: Un Estudio de Casos

Para comprender la visión de Smith, es útil analizar ejemplos concretos. Pensemos en el fabricante de alfileres del famoso ejemplo de la división del trabajo en *La riqueza de las naciones*. Este fabricante no es solo un artesano, sino un empresario que invierte capital, organiza el trabajo y asume el riesgo de producir y vender alfileres. Su éxito depende de su capacidad para gestionar eficientemente los recursos, innovar en los procesos productivos y responder a la demanda del mercado.

Smith no idealiza al empresario, sino que lo analiza como un agente económico motivado por el interés propio, pero cuyas acciones, dentro de un marco de libre competencia, contribuyen al bienestar general. Otro ejemplo, aunque implícito, reside en el análisis smithiano del comercio internacional. Los mercaderes que arriesgan su capital para importar y exportar bienes contribuyen a la especialización y al crecimiento económico.

Su búsqueda de beneficios, guiada por el mercado, impulsa la eficiencia y la productividad. Este enfoque se aleja de una visión romántica del empresario, enfocándose en sus acciones concretas y sus consecuencias económicas.

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La Búsqueda de Beneficios y la Mano Invisible: Una Relación Compleja

Smith argumenta que la búsqueda del beneficio individual, el motor principal de la actividad empresarial, no es incompatible con el bienestar general. A través de la "mano invisible" del mercado, la competencia entre los empresarios lleva a una asignación eficiente de los recursos, a la innovación y a la mejora constante de la calidad de los bienes y servicios.

Sin embargo, Smith no ignora los potenciales fallos del mercado. La formación de monopolios, la colusión entre empresas o la intervención gubernamental pueden distorsionar el funcionamiento de la mano invisible y perjudicar el crecimiento económico.

Más Allá del Interés Propio: Consideraciones Éticas y Sociales

Si bien el interés propio es el motor principal de la actividad empresarial en la visión de Smith, no es el único factor. El empresario también debe tener en cuenta la reputación y la confianza. Un empresario deshonesto o que engaña a sus clientes perderá su credibilidad y su negocio fracasará.

Por lo tanto, la búsqueda del beneficio a largo plazo exige una cierta medida de ética y responsabilidad social.

El Papel del Gobierno: Regular, No Controlar

Smith se oponía a una intervención excesiva del gobierno en la economía. Creía que el libre mercado era el mecanismo más eficiente para asignar recursos y promover el crecimiento económico. Sin embargo, reconocía la necesidad de una regulación mínima para evitar abusos y garantizar la competencia justa.

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El gobierno, según Smith, debería enfocarse en proteger la propiedad privada, hacer cumplir los contratos y evitar la formación de monopolios.

Comparación con Visiones Modernas del Empresarismo

La visión de Smith sobre el empresario, aunque escrita hace siglos, sigue siendo relevante en la actualidad. Si bien las condiciones económicas han cambiado drásticamente, el principio fundamental de la búsqueda del beneficio individual como motor del crecimiento económico persiste.

Sin embargo, las teorías modernas del empresarismo incorporan consideraciones adicionales, como la responsabilidad social corporativa, la innovación sostenible y la gestión del conocimiento. Estas consideraciones amplían la visión de Smith, pero no la contradicen necesariamente. El interés propio sigue siendo un factor clave, pero se encuentra equilibrado por otras consideraciones éticas y sociales.

El Emprendedor como Innovador: Más Allá de la Simple Gestión

Si bien Smith se centra en la gestión eficiente de recursos, las visiones modernas del empresariado enfatizan la innovación como un factor crucial para el éxito. El emprendedor no solo gestiona recursos existentes, sino que crea nuevos productos, servicios y procesos, impulsando el cambio tecnológico y económico. Esto amplía el concepto smithiano de empresario, incorporando el elemento crucial de la innovación.

Responsabilidad Social Corporativa: Un Complemento a la Visión Clásica

El concepto de responsabilidad social corporativa, prácticamente inexistente en la época de Smith, es un elemento fundamental en las visiones modernas del empresariado. Los empresarios actuales deben considerar el impacto de sus acciones en la sociedad y el medio ambiente. Esto no contradice la búsqueda del beneficio, sino que la contextualiza dentro de un marco ético y sostenible.

Evolución del Concepto de Empresario

El concepto de empresario ha sufrido grandes modificaciones desde la época del capitalismo mercantilista hasta la actualidad:

  • Siglos XVIII-XIX: el mercader sedentario En la época de la Revolución Industrial, el empresario es individual. R. Cantillon entendió la figura del empresario como un hombre de negocios.
  • Siglo XIX: el empresario organizador Aparecen las grandes sociedades, donde diversos propietarios financian conjuntamente la empresa. El empresario afronta un riesgo más profesional que patrimonial.
  • Siglo XX: empresario como persona innovadora Según Shumpeter, la innovación y el progreso técnico son factores explicativos de las ganancias del empresario.
  • Siglo XX: empresario tecnócrata La separación entre la propiedad y el control de la empresa lleva a que muchas empresas sean dirigidas por un órgano colegiado.
  • El empresario en la actualidad El empresario ha de ser innovador, un buen líder y un buen estratega. No es necesariamente el propietario de la empresa.

El Mercado de Servicios Empresariales según Jean-Baptiste Say

Jean-Baptiste Say, un empresario y economista francés, rompe con el concepto tradicional de producción. Para Say, todos los recursos productivos son objetos de un derecho de propiedad que otorga a su titular la libertad total de su uso y la garantía de sus frutos. Esta utilidad que los fondos generan para la producción pasa a ser una mercancía que, bajo el término servicio productivo, puede ser objeto de intercambio.

Por lo tanto, el servicio empresarial consiste en la gestión del conocimiento para la creación de mercancías. Tanto los bienes y servicios finales como los recursos necesarios para la producción tienen utilidad y por lo tanto un valor determinado por el mercado.

Richard Cantillon: La Empresa y los Empresarios

Cantillon abre una teoría de aproximación a la función empresarial que ha servido de referencia en casi todos los estudios posteriores. En su estructura teórica considera que la tierra es la fuente o materia de donde se extrae la riqueza, mientras que el trabajo es la forma de producirla. De esta visión bipartita de los factores productivos, extrae tres agentes que obtienen ingresos del proceso productivo: los propietarios, los contratados y los empresarios.

Aquí la producción viene determinada por la toma de decisión de los empresarios, quienes establecen los niveles de producción persiguiendo un beneficio residual, definido como la diferencia entre los costes conocidos y los ingresos inciertos, que determinará su continuidad en el negocio. El mercado es, por tanto, el efecto de la actuación empresarial y también su causa.

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