Este estudio aborda el uso del mercado, dentro de la ciencia económica, para explicar la actividad empresarial. Para ello explora la manera en que diferentes lenguajes y conceptualizaciones de un mercado de empresarios han aparecido a lo largo de la historia de la ciencia económica. Se analizan los casos de J.-B. Say, de Alfred Marshall y de Frank Knight.
Actualmente, en las noticias económicas de cualquier país, desarrollado o emergente, encontramos numerosas referencias sobre los empresarios, el emprendimiento, las startups, los business angels, las rondas de financiación de nuevos proyectos empresariales o las políticas públicas de promoción empresarial. Igualmente, son frecuentes las opiniones en el ámbito de la política y los negocios, sobre la incuestionable importancia de los empresarios en el crecimiento económico, en la creación de empleo y en la generación de la riqueza de las naciones.
Esperaríamos, por tanto, abrir cualquier manual de Economía y encontrar varios epígrafes, en diferentes capítulos, en los que se explicara en qué consiste la actividad empresarial, la naturaleza de las decisiones empresariales, la aportación de los empresarios al crecimiento económico, el carácter y la cuantificación de la retribución empresarial o los factores que inciden en que aparezcan más empresarios. Pero no encontraremos nada de esto. Seguramente ni tan siquiera en el índice analítico, en las páginas finales del manual, aparecerá una sola entrada al respecto sobre los empresarios. Es algo extraño y sorprendente, pero es así.
Este tratamiento anómalo, dado a la función empresarial por la teoría económica comúnmente aceptada, ha sido repetidamente denunciado por relevantes autores y los intentos de explicar esta deficiencia han sido múltiples y heterogéneos en años relativamente recientes.
Esta indiferencia generalizada contrasta con el amplio alcance de las obras donde aparecen propuestas sobre la importancia de la actividad empresarial. A lo largo de la historia de las ideas económica, reconocidos economistas han tratado la función empresarial como tema de análisis relevante y, entre ellos, cabe destacar a Jean-Baptiste Say, Alfred Marshall, Frank H. Knight o Joseph A. Schumpeter. La literatura ha organizado estas aportaciones en tradiciones/escuelas o bien bajo la calificación de teorías o enfoques.
Lea también: Análisis de la obra de Alfred Marshall
La tradición francesa (Cantillon-Say) distingue la remuneración de la actividad empresarial, por actuaciones de diversa naturaleza (desde asumir riesgo hasta coordinar recursos), de la retribución del capital; la tradición de Chicago (Knight-Schultz) enfatiza la habilidad del empresario para tratar con el desequilibrio y la incertidumbre; la tradición alemana (Thünen-Schumpeter) convierte al empresario en la persona causa del desarrollo económico a través de la innovación y la tradición austríaca (Mises-Kirzner) vincula el ejercicio de la actividad empresarial con el descubrimiento de oportunidades de beneficio.
Un gran número de estas propuestas han partido de considerar la función empresarial como un factor de producción más y, en ocasiones, algunos autores han estimado que la actividad de los empresarios, su vinculación a diferentes acciones productivas y su retribución económica estaban sujetas a las mismas leyes que cualquier otro factor y debían analizarse con las mismas herramientas que estos: la oferta y la demanda. Esta idea del mercado de empresarios no ha sido recogida en los trabajos de referencia sobre el pensamiento histórico de las teorías del empresario por autores como Redlich (1949), Hoselitz (1951), Hébert y Link (1982, 2009), Blaug (1986), Ekelund y Hébert (1990), Elkjaer (1991) o Marco (1998). Sin embargo, hemos encontrado tres contribuciones - Say, Marshall y Knight- que proponen un mercado de empresarios.
Más allá de trabajos que comparan las teorías empresariales desde un enfoque de la oferta de empresarios, pocas investigaciones han hecho referencia al mercado de empresarios en la historia del pensamiento económico. Steiner (1997, p. 614) señaló su uso por parte de Say, aunque no se adentró en ningún tipo análisis, y Zaratiegui (2002, pp. 44-51) examina el caso de Marshall en un trabajo general sobre el pensamiento económico del autor británico. No hemos encontrado en la literatura ninguna investigación sobre el mercado de empresario en la obra de Knight.
El objeto de este trabajo consiste en analizar el particular y reiterado intento de introducir al empresario en la actividad económica a partir de la idea de que es un factor de producción y su retribución y asignación se determina en el mercado de empresarios. Sobre la base de un análisis de las distintas tradiciones y contribuciones realizadas a lo largo de la historia de la ciencia económica, encontramos que la indiferencia generalizada contrasta con el amplio alcance de las obras donde aparecen las propuestas sobre el análisis del mercado de empresarios, como son los escritos de Say, Marshall y en menor medida Knight.
Apoyándonos en un análisis comparativo de las tres contribuciones, concluimos que el mercado de empresarios procede principalmente de una preocupación por determinar la retribución del empresario. También encontraremos en todos los casos unos enormes obstáculos a la hora de determinar la demanda de empresarios y de proponer soluciones que permitieran la continuidad del concepto en la literatura.
Lea también: El Empresario Riesgo: Una Teoría
Richard Cantillon: La Empresa y los Empresarios
Essai sur la nature du commerce (1755) de Cantillon abre una teoría de aproximación a la función empresarial que ha servido de referencia en casi todos los estudios posteriores. Este banquero, que desarrolla su actividad profesional en la Europa continental previa a la Revolución Industrial, observó principalmente una actividad económica agrícola y comercial. En su estructura teórica considera que la tierra es la fuente o materia de donde se extrae la riqueza, mientras que el trabajo es la forma de producirla. De esta visión bipartita de los factores productivos, extrae tres agentes que obtienen ingresos del proceso productivo: los propietarios, los contratados y los empresarios.
Así, por primera vez, el empresario aparece como un criterio de clasificación de la actividad económica individual y también como una función necesaria para la producción, junto a la tierra, el trabajo y el capital. La aparición del capital en la obra de Cantillon guarda más relación con los recursos monetarios necesarios para desarrollar la actividad empresarial, de ahí que considere que el residuo de la actividad empresarial toma forma de beneficio si el empresario dispone de sus propios recursos financieros o de interés si estos recursos deben ser pedidos a préstamo.
Esto supone que la figura del entrepreneur en Cantillon, en cierta medida, aúna la propia función empresarial y la propiedad del negocio, dado que los bienes de capital en el sentido que hoy damos a los mismos rara vez aparecen en el Essai.
El capítulo decimotercero de la primera parte, titulado «La circulación y el trueque de bienes y mercaderías, lo mismo que su producción, se realiza en Europa por empresarios a riesgo suyo», tiene una extraordinaria importancia en nuestro objeto de estudio. Aquí la producción viene determinada por la toma de decisión de los empresarios, quienes establecen los niveles de producción persiguiendo un beneficio residual, definido como la diferencia entre los costes conocidos y los ingresos inciertos, que determinará su continuidad en el negocio.
Una incertidumbre estructural impide conocer tanto la demanda total -es decir, los habitantes y sus gastos- como la particular de cada productor. Por un lado, la respuesta a esta situación es el comportamiento adaptativo de los empresarios que permite calcular (con la ayuda del coste de oportunidad) y modificar la producción hasta que esta alcance la combinación satisfactoria para cada circunstancia. Por otro lado, el empresario desempeña un papel esencial en el desequilibrio entre el valor y el precio. La actuación con el fin de apropiarse de esa diferencia convierte al empresario en el motor del comercio porque busca beneficios en el mercado a través de las diferencias de precios, de la estimación de la demanda y de la exploración del entorno. El mercado es, por tanto, el efecto de la actuación empresarial y también su causa.
Lea también: Actividad Económica: Consultoría
El mercado es un mecanismo de reparto que también delimita la cantidad de empresarios y su remuneración en cada lugar. El ajuste se realiza de acuerdo con la captación de oportunidades de beneficio por parte del empresario y a la aparición de pérdidas por el descenso del precio de los bienes. Estas oportunidades dependerán del nivel de gasto total de la economía que es finalmente la condición de la cantidad de empresarios existentes.
En la descripción de este proceso dinámico, es apreciable la confusión entre empresa y empresario porque, para Cantillon, toda decisión sobre la cantidad a producir implica resultados inciertos y, en consecuencia, el ejercicio de la actividad empresarial. En todo caso, el autor únicamente pone de manifiesto la existencia de un límite a la cantidad de recursos necesarios para la economía, también en el caso del empresario.
En definitiva, la obra de Cantillon presenta una actividad económica orientada hacia el mercado. Pero tan solo será el primer paso de un proceso intelectual más extenso. Como señala Polanyi, una economía de mercado necesita abarcar todos los elementos de la producción, aplicando el concepto de mercancía a los recursos necesario para la producción (Polanyi, 1944, pp. 75-6). No es el caso de Cantillon, ni tampoco el de Adam Smith. Habrá que esperar al inicio del siglo XIX para que Say presente un mercado que abarque toda la esfera de la producción, desde los productos hasta los recursos.
Jean-Baptiste Say: El Mercado de Servicios Empresariales
Es necesario comenzar recordando que Say ejerció la actividad empresarial. Como es sabido, tras su expulsión del Tribunat por sus ideas contrarias al intervencionismo napoleónico y hasta que volvió a Paris en 1813, adquirió maquinaria inglesa fiscalizada en aduanas y desarrolló en Auchy un establecimiento algodonero del que dependían casi quinientas familias de esta localidad. Por lo tanto, la obra de Say es fiel reflejo de una incipiente revolución industrial que ha introducido mayoritariamente la maquinaria en el proceso de producción y que ha convertido al capitalista en el grupo social de referencia en las sociedades avanzadas.
La obra de Say supone una ruptura con el concepto tradicional de producción. Para este autor francés, todos los recursos productivos son objetos de un derecho de propiedad -de carácter absoluto, exclusivo y perpetuo- que otorga a su titular la libertad total de su uso y la garantía de sus frutos. Esta utilidad que los fondos generan para la producción pasa a ser una mercancía que, bajo el término servicio productivo, puede ser objeto de intercambio. Sus propietarios son respectivamente el capitalista, el terrateniente y el hombre industrioso, aunque este último puede diferenciarse en sabio, empresario y obrero porque la actividad humana en la producción siempre implica tres operaciones: la generación del conocimiento, su aplicación y la ejecución de tareas.
Por lo tanto, el servicio empresarial consiste en la gestión del conocimiento para la creación de mercancías.
Tanto los bienes y servicios finales como los recursos necesarios para la producción tienen utilidad y por lo tanto un valor determinado por el mercado. En los páginas dedicadas al beneficio, Say siempre describe cinco mercados de servicios productivos para explicar la determinación de los precios de los recursos. Los propietarios de fondos rehúsan asumir la incertidumbre de su uso a cambio de un ingreso seguro y el empresario requiere factores para la producción. La diferencia residual entre el pago de los recursos (revenue) y el ingreso obtenido por el empleo de cada uno, denominado beneficio, conforma la retribución del empresario.
El incierto salario del empresario es también el precio del servicio empresarial y está regulado, como el de todas las mercancías, por la relación entre la oferta, o cantidad del servicio empresarial en la circulación, y la demanda o deseo del objeto: «El precio de su trabajo se rige por la relación existente entre la cantidad solicitada de ese ti...
Análisis de Alfred Marshall
Se comienza el estudio con la base antropológica de la visión marshalliana de la Economía, qué concepto de hombre manejaba. Una vez asentado ese principio podremos examinar qué finalidad atribuye Marshall a la actividad económica del grupo empresarial. El siguiente paso lógico será analizar cómo eran los empresarios de su época y cómo los veía él: la influencia de la calidad empresarial en el declive relativo de la economía inglesa entre 1870 y 1914; su organización interna y las relaciones con las asociaciones sindicales; y los condicionamientos que impusieron algunos factores, como el tamaño de las empresas. Trataremos de formalizar una tipología de caracteres empresariales de acuerdo con la óptica marshalliana.
En la parte fundamental del trabajo se trata de ordenar y dar sentido a las observaciones que realiza sobre la actividad de los empresarios. La naturaleza dual del pensamiento marshalliano encuentra su reflejo en esta distribución. En el segundo capítulo se abordan aquellos aspectos que han quedado incorporados a la teoría económica. Son los que podemos encontrar en cualquier manual de Economía. Tienen en común un enfoque mecanicista recibido por Marshall de la tradición inglesa que se refleja en la incorporación del empresario como cuarto factor de la producción, sometido a las mismas reglas impuestas por el mercado.
En el tercer capítulo, el punto de vista es el empresario en la teoría de la empresa o de las organizaciones. Más relacionado con conceptos biologistas y marcado por la influencia alemana, recoge aquellos aspectos que han encontrado su acomodo en los programas de estudios de las escuelas de negocios.
El Maestro y Su Obra
El maestro debe poseer una rara combinación de dotes. A menudo, no posee una misma persona lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo de la idea; el presente a la luz del pasado y con la vista puesta en el futuro. Pegado a la tierra como el político.
Es difícil realizar una presentación general y cualquier intento de resumen de algunos temas corre el riesgo de parecer reduccionista. Es importante recordar que Marshall escribió para quienes escribió su obra.
El Equilibrio del Mercado
El dinero da una medida de los esfuerzos y sacrificios implicados en la producción. Los consumidores buscarán obtener en el mercado lo que ya está producido. La naturaleza de la demanda va a cambiar con los distintos precios posibles. El análisis de la demanda se simplifica notablemente descartando el efecto renta. En estos casos, el dinero se puede considerar constante.
La Oferta de Servicios Productivos
Las desutilidades crecen a ritmo creciente. Las modificaciones de las condiciones de mercado deben efectuarse cuando se modifican las condiciones de mercado. Las remuneraciones de los factores deben ser acordes al menos costoso de producción. Cuando la oferta fija la cantidad la demanda fija el precio. Los costes marginales son crecientes. Las fluctuaciones no son de "calendario" si no "funcionales".
La Evolución Empresarial
Existe una selección natural y de supervivencia de los mejores. Hay distintas alternativas a largo plazo tanto en el caso de la agricultura como en el caso de la industria. En la industria se requiere habilidades especiales y escasas. Es importante evitar que las empresas caigan en el anquilosamiento y la burocratización. La expansión del sector es clave, no la de cada empresa. Hay límites al tamaño que alcanzan las empresas antes de empezar su fase de decaimiento. Los talentos escasos son vitales para el crecimiento económico. Las empresas deben construir una curva propia de demanda decreciente en su mercado particular.
Economías Internas de Escala
Las economías internas de escala permiten a las empresas crecer y aumentar al mismo tiempo su participación en el mercado. Es necesaria la existencia de la competencia perfecta para evitar la dominación por un número limitado de empresas de gran tamaño. Es importante entender el equilibrio y el ciclo vital de las empresas. La duración de las sociedades anónimas pueden poner en duda la dicotomía entre el corto y el largo plazo.
Empresa y Empresario: Una Evolución Histórica
Empresa y empresario son dos conceptos que durante toda la historia siempre han ido de la mano. En realidad, hasta bien entrado el siglo XX, la empresa era el empresario y el empresario era la empresa. Solo recientemente se ha separado la propiedad y el control de la empresa.
Empresa: Conjunto de factores productivos (humanos, técnicos y financieros) organizados y coordinados por la dirección de la empresa, dedicada a la fabricación y venta de bienes y servicios y que busca alcanzar ciertos objetivos. Estos objetivos los establece el empresario, persona que además coordina los factores productivos. Presta atención que en ningún momento se dice que el empresario sea el dueño de la empresa.
Ambos conceptos han tenido una evolución histórica muy similar, que vamos a proceder a explicar con detalle. En realidad no se puede hablar de empresa. Eran en su mayoría pequeños artesanos agrupados en gremios, con escasa producción. Con el comercio, se dan las primeras concentraciones de capital, gracias a lo cual aparecen las primeras sociedades anónimas que incluso comienzan a cotizar en una rudimentaria bolsa, con lo que podemos decir que aparece la semilla del capitalismo. Son empresas comerciales (las famosas Compañías de Indias), aunque comienzan a parecer las primeras fábricas.
Gracias a la Revolución Industrial, aparece la empresa industrial, la fábrica. Una instalación mecanizada con numerosa mano de obra y cuya función más importante es la productora. Aparece el capitalismo industrial. La Segunda Revolución Industrial, a principios del siglo XX, traería la producción a gran escala, con una evidente mejora de la tecnología. Empiezan a aparecer las grandes empresas de la época, algunas de las cuales han sobrevivido hasta la actualidad (como el caso de Ford). Surgen las primeras técnicas de dirección y organización empresarial y debido a las necesidades ingentes de capital, los bancos comienzan a tener un lugar decisivo como prestamistas de dinero.
Poco antes de la II Guerra Mundial, el área más importante de la empresa ya no es en general, la productora, sino la financiera. Muchas sociedades anónimas empiezan a estar controladas de alguna forma por las entidades financieras. Empiezan a surgir importantes empresas internacionales cuyo mercado ya no es el nacional.
- Hasta el siglo XVIII: como hemos dicho, en la Edad Media el empresario era un simple artesano muy alejado del concepto de empresario que podamos tener hoy en día. Durante el mercantilismo, el empresario es más bien un aventurero (entrepeneur lo llamaron los franceses), comerciante que ya tenía relaciones con distintas partes del planeta que no deja de ser de empresario mercader sedentario pues rara vez viaja con sus mercancías. Se dedicaba a gestionar y controlar su negocio.
- Siglo XVIII: seguía sin existir separación entre el concepto de empresa y empresario.
- Siglo XX (1930 ->): en esta época, el capitalismo y el empresario se desarrollan en distintas vertientes.
- El empresario como persona innovadora (J. A. Schumpeter).
- El empresario como persona arriesgada (F. H. Knight).
- El empresario como tecnócrata (J. K. Galbraith).
Teorías del Empresario
- Teoría del empresario-riesgo de Knight: según este economista norteamericano, no se puede ser empresario sin asumir riesgos. El empresario tiene que pagar los factores productivos para poder producir bienes y servicios (salarios, de materias primas, etc.). Sin embargo, el empresario no sabe con certeza si podrá vender sus productos. Por tanto, el empresario está asumiendo un riesgo, ante la posibilidad de perder parte o todo su dinero aportado. Así, para Knight, el beneficio es por tanto, la recompensa por asumir ese riesgo.
- Teoría del empresario innovador de Schumpeter: Schumpeter consideraba que ser empresario era un innovador y por tanto, el motor del cambio tecnológico y del crecimiento de la economía, ya que sus innovaciones, aunque posteriormente sean copiados por la competencia, produce desarrollo tecnológico. Este proceso fue bautizado por Schumpeter como “Destrucción creativa”.
- Teoría del empresario como tecnoestructura de Galbraith: Galbraith observó que ya las grandes empresas necesitaban mucho capital para su funcionamiento lo que hacía necesaria la entrada de numerosos socios que en muchos casos, no necesitaban ni tenían la preparación adecuada para su dirección. El poder ha ido pasando de las personas (por la propiedad que tienen de estas) a las organizaciones empresariales. Por tanto, las grandes empresas delegan la dirección en un conjunto de profesionales que son expertos en sus diferentes áreas.
- Teoría del empresario como descubridor de oportunidades de Kirzner: Israel Kirzner, destaca que la esencia del empresario es su permanente 'estado de alerta' para descubrir nichos de mercado o sea, necesidades no detectadas y no cubiertas hasta entonces.
Funciones del Empresario
Una vez has estudiado la evolución histórica y las teorías sobre el empresario, vamos a ver las funciones que este tiene en la empresa:
- Gestionar y dirigir los recursos humanos en la empresa.
En este tema has estudiado cómo han evolucionado el concepto de empresa y empresario a lo largo de la historia. Salvo en la época actual, han ido de la mano.