Antonio López y López fue un empresario y banquero español conocido por su título nobiliario de Marqués de Comillas. La estatua de Antonio López y López, el primer Marqués de Comillas, fue retirada de su pedestal en Barcelona el 4 de marzo de 2018. El gobierno de Ada Colau, que lo llevaba en su programa electoral, recogía la demanda de algunas entidades que defendían que un hombre que se había enriquecido con el comercio de esclavos en Cuba, incluso con el tráfico ilegal, no podía tener símbolo público alguno.
El barrio de Comillas de Carabanchel debe su nombre al título nobiliario de Antonio López, antiguo propietario del suelo sobre el que ahora este barrio se asienta. En medio de la polémica por la estatua, el historiador Martín Rodrigo, profesor titular de Historia Contemporánea en la UPF, se sintió interpelado. Él había investigado años antes para su tesis la vertiente empresarial del personaje, e incluso publicó una biografía en el año 2000, hoy descatalogada.
“Decidí trabajar en profundidad las notas que en su momento no había usado porque no me parecían relevantes”, explica Rodrigo, movido también por sus más recientes investigaciones sobre la trata de esclavos en las colonias españolas y su acceso a algunas fuentes británicas. El resultado es Un hombre, mil negocios. La controvertida historia de Antonio López, marqués de Comillas (Ariel), un pormenorizado repaso a la vida del naviero y financiero barcelonés del siglo XIX, el que fue Marqués de Comillas, amigo del rey Alfonso XII y uno de los empresarios más ricos e influyentes de Catalunya y España.
Primeros Años y Emigración a América
Antonio Víctor López del Piélago y López de Lamadrid nació el 12 de abril de 1817 en la localidad cántabra de Comillas, siendo el segundo hijo de una familia de muy escasos recursos económicos. Allí entró en contacto con las redes de comerciantes catalanes del textil, cuya influencia en su futura actividad empresarial sería decisiva. Antonio López nació en la villa cántabra de Comillas, de donde tuvo que huir a Cuba con solo catorce años, perseguido por la Justicia tras una reyerta callejera.
Huérfano de padre a los dos años, su madre tuvo que hacer frente a la crianza de sus tres hijos sin más ayuda que su propio esfuerzo, por lo que Antonio tuvo pronto que trabajar para ayudar a la economía familiar. Al parecer fue su paisano el naviero Fernández de Castro quien le proporciona un pasaje en el Reina de los Ángeles, desde Cádiz a Cuba. En 1844, después dedicarse a la venta ambulante por diversas ciudades de la isla, decidió asentarse definitivamente en Santiago de Cuba, destino preferente de la colonia montañesa.
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Inicio en los Negocios en Cuba
En esta ciudad López se inició en la actividad comercial por cuenta propia, para lo que le fue necesario allegarse cuantiosos recursos cuya financiación procedió fundamentalmente de dos fuentes: por un lado, del mercado informal de crédito, y por otro de la cuantiosa dote aportada a su matrimonio por Luisa Bru Llasús, hija del comerciante catalán Andrés Bru Puñet. Gracias a esos ahorros, consiguió establecer su propio negocio en Santiago: un comercio de género barato en un local que alquiló al empresario catalán Andreu Bru.
Con este llegó a entablar una sincera amistad y aprendió de él buena parte de los secretos que habían hecho que el catalán consiguiera fortuna en Cuba. Poco después logro casarse con la hija del millonario empresario catalán, María Luisa Bru. No obstante, el enlace supuso la momentánea vuelta del futuro marqués de Comillas a España. La boda se celebró en Barcelona en 1849 y aumentó considerablemente la posición del novio.
Con la dote obtenida por la boda, Antonio se lanzó a todo tipo de actividades empresariales. Como consecuencia de la ampliación en la escala de sus negocios de compra-venta de esclavos, en 1851 López obtuvo la concesión de una línea de vapores entre Guantánamo y Santiago de Cuba, cuyos pingües beneficios le permitieron incorporarse a la clase propietaria cubana con la adquisición de algunos ingenios azucareros y cafetales.
El Negocio de Esclavos
En el capítulo cubano, proporciona nuevos detalles y documentos sobre su empresa dedicada a la venta de esclavos y añade toda la luz posible a su papel como negrero, con numerosos indicios que le vinculan a una actividad que, pese a estar prohibida desde 1821, supuso hasta 1867 el desembarco ilegal de cientos de miles de personas en Cuba. Si en 1848 su empresa vendió 34 esclavos y recibió poderes para hacer lo propio con otros 23, en 1851 la cifra llegó a alcanzar las 399 personas esclavizadas. Un anuncio en el periódico El redactor de Santiago de Cuba, de junio de 1852, da un vistoso testimonio de ello: “Compran negros de ambos secsos [sic] en partidas o sueltos al contado; los Sers. Antonio López y Hermano, calle de la Marina, 38”.
Si bien el tráfico de esclavos desde África a América estaba prohibido desde 1821, la esclavitud estuvo permitida en Cuba hasta 1886. También las transacciones con esclavos dentro de la colonia. Sobre ese trabajo forzoso se asentaron las fortunas de numerosos grandes apellidos españoles, muchos de ellos catalanes, que coincidieron con López en Cuba o ya en Barcelona.
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En paralelo a aquella actividad para entonces legal, el libro Un hombre, mil negocios enumera algunos episodios que le permiten al autor afirmar que también estuvo involucrado en el tráfico ilegal, un aspecto mucho más complicado de acreditar, puesto que la propia irregularidad del negocio hace que no se conserven fuentes documentales. El primero que lo denunció, a los dos años de fallecer López en Barcelona, fue su cuñado, Francisco Bru, en el libro La verdadera vida de Antonio López López por su cuñado Francisco Brú.
Pero Rodrigo recaba más fuentes. Entre ellas están los archivos de la administración británica, en los que consta una investigación -de las tantas que hubo- sobre la goleta Deseada, que en 1850 desembarcó a 280 africanos en la ensenada de Juragua. López y su socio Vinent fueron interrogados por considerarse que habían embarcado al menos a quince de esos esclavos hacia Batabanó. El cántabro negó conocer la operación, pero a la vez declaró que había transportado no 15, sino 79 “negros, los cuales no eran sin embargo bozales”. Es decir, que aseguraba que eran criollos, tal como se denominaba entonces a los esclavos regularizados en la isla.
El historiador desgrana en Un hombre, mil negocios uno de los procedimientos con los que se solía legalizar a esas personas: “Un individuo (diríamos que en calidad de testaferro del propio López o de sus socios) acudía ante un notario y otorgaba poderes primero a favor de la razón Valdés y López (o de la firma Antonio López y Hermanos, después) para que, en su nombre, pudieran vender esclavos supuestamente de su propiedad. De aquella manera, con una sola escritura notarial se podían legalizar desde un solo esclavo bozal hasta varias decenas de africanos esclavizados recién descargados”.
“La etapa cubana es fundamental para la acumulación originaria de capital; el peso que tuvo el comercio de esclavos solo lo sabríamos si tuviésemos los libros de contabilidad, pero lo que sí sabemos es que sus actividades estuvieron marcadas por la esclavitud, eso es impepinable”, resume el historiador.
Regreso a España y Ascenso Empresarial
Entre Cuba y España, Antonio López fue madurando su nuevo proyecto empresarial: la compañía de vapores A. López y Cía. (1857), que prolongaba su experiencia cubana en el transporte marítimo. A su vuelta a España, López se afincó en Barcelona, uno de los principales puertos coloniales de la península y la ciudad de su mujer, Luisa Bru Lassús. A partir de ahí, la historia de ese indiano y tratante de esclavos es mucho más conocida, y consiste en un fulgurante ascenso hasta lo más alto de la élite barcelonesa y española.
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El rasgo que caracterizaría su actividad empresarial a partir de este momento sería la búsqueda permanente de una relación privilegiada con el Estado a partir de la prestación de servicios bajo concesión gubernamental. Y en estas relaciones privilegiadas la guerra iba a desempeñar un papel fundamental, como confirmó la participación de Antonio López y Cía. en el transporte de tropas, municiones y víveres durante la Guerra de África (1859-1860). Con su firma naviera Antonio López y Compañía -que luego sería la Compañía Transatlántica, la más importante del momento- logró contratos para prestar el servicio de correos y de envío de soldados hacia las Antillas.
Bajo el seguro y provechoso paraguas de contratista del Estado, López diversificó su actividad empresarial tanto geográfica-con el centro de su actividad en Barcelona-como sectorialmente, invirtiendo en actividades especialmente en auge, como eran la construcción ferroviaria y la especulación inmobiliaria. La fundación en 1876 del Banco Hispano Colonial, que él mismo presidió, nació de un préstamo al Gobierno para financiar la guerra de Cuba.
Al igual que en el marco más general de la economía española de aquellos años, la influencia de las innovaciones procedentes de Francia resultó decisiva en la actividad que como financiero desarrolló Antonio López. Ésta se materializó principalmente en dos creaciones: la Sociedad de Crédito Mercantil (1863-1920) y el Banco Hispano-Colonial (1876-1950). No es de extrañar, en este sentido, que el Marqués de Comillas participase activamente en todas las iniciativas antiabolicionistas que lideraron las grandes fortunas españolas y catalanas.
“Uno de los hechos diferenciales de España respecto a otros países europeos es que la cronología de la abolición de la esclavitud es más tardía, y uno de los factores que lo explica es sin duda la fortaleza de los proesclavistas, ya fueran los de Madrid, Barcelona o la Habana”, argumenta Rodrigo.
Mecenazgo y Títulos Nobiliarios
Más allá de la faceta empresarial, muy complicada de discernir de las demás, López fue también un mecenas y un hombre que quiso y pudo entrar en los círculos más exclusivos de la alta sociedad. En su pueblo natal, Antonio López, primer Marqués de Comillas, ordenado la construcción del Palacio de Sobrellano, construidos por el arquitecto catalán D. Prueba de ello es su relación con Alfonso XII, que veraneó con él en Comillas y le dio primero el título de marqués y luego de grande de España.
En 1881 logra que la familia real aceptase su invitación para pasar el mes de agosto en Comillas. Alfonso XII correspondió a las atenciones recibidas aquel verano con la concesión a su amigo de un nuevo reconocimiento, otorgándole el título de Grande de España, y al año siguiente, el nombramiento de senador.
Fallecimiento y Legado
A su muerte, en 1883, y más allá del multitudinario funeral en la Catedral de Barcelona, López se podía considerar el hombre más rico de Catalunya. El 16 de enero de 1883 Antonio López fallecía en su palacio barcelonés de las Ramblas, dejando en manos de su hijo Claudio López Bru un inmenso imperio económico. A su muerte, su hijo menor Claudio López de Piélago y Bru, segundo marqués de Comillas, heredaría todo sus negocios y patrimonio.
En 2018, el Ayuntamiento de Barcelona retiró la estatua de Antonio López y López, primer marqués de Comillas. En Carabanchel Antonio López es homenajeado con una calle y un barrio, Comillas, en honor al título nobiliario otorgado por Alfonso XII.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, le pidió a Colau que lo donasen a Comillas, donde aseguraba que sí iban a quererlo, pero la alcaldesa se negó. Con todo, el primer Marqués de Comillas sigue teniendo estatuas en distintas ciudades españolas, entre ellas su pueblo natal, y todavía da nombre a la plaza de Barcelona donde se ubicaba el monumento, la Plaça Antonio López.
Antonio López murió el 16 de enero de 1883 en el Palau Moja. Tan solo un día antes, el papa León XIII firmó una bula donde se le perdonaban todos los pecados que hubiera podido cometer durante su vida. El marqués de Comillas obtuvo así el perdón de dios, pero no el de los españoles ni el de los descendientes de aquellos esclavos con los que trató.
Tabla Resumen de la Vida de Antonio López
| Acontecimiento | Fecha |
|---|---|
| Nacimiento | 12 de abril de 1817 |
| Emigración a Cuba | 1843 |
| Matrimonio con Luisa Bru | 1849 |
| Fundación de A. López y Cía. | 1857 |
| Fundación del Banco Hispano Colonial | 1876 |
| Fallecimiento | 16 de enero de 1883 |
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