El 17 de septiembre de 1944 comenzó Market Garden, una arriesgada operación ideada por Bernard Montgomery para llegar hasta Berlín y poner fin a la contienda. Septiembre de 1944 fue, en principio, un mes dulce para el ejército Aliado.
Por un lado, el avance a través de Francia después del Desembarco de Normandía (acaecido el 6 de junio de 1944) se había hecho a buen ritmo tras aplastar las bolsas de resistencia germanas. Por otro, Berlín ya aparecía en el mapa como un objetivo plausible al que había que llegar cuanto antes. Solo faltaba saber quién sería el general que rompería las últimas defensas del Tercer Reich y pisaría a la capital nazi en primer lugar.
En esta particular guerra había dos contendientes: el mariscal británico Bernard Montgomery y el general George Patton. En los primeros días de septiembre de 1944, los alemanes y sus partidarios holandeses huían precipitadamente camino de la frontera alemana. La retirada mostraba signos de una desbandada frenética.
El ejército alemán se había desmoronado. En el norte, los blindados del II Ejército británico y del I de EE UU avanzaban por Bélgica en dirección a Holanda; y al sur de las Ardenas, el III Ejército norteamericano de George S. Patton se dirigía con rapidez al Sarre. Para el mariscal Von Rundstedt, comandante en jefe del Frente Oeste, la situación era desesperada.
El fin de la contienda parecía estar al alcance de la mano, pero la realidad era otra. Desde el desembarco en Normandía, las líneas de abastecimiento aliadas se habían estirado demasiado por la rapidez del avance, y la capacidad logística se resentía. El problema era que los suministros tardaban mucho en llegar desde los puertos de Normandía, únicos utilizables, a más de 500 Km. de distancia. Casi una quinta parte de la gasolina a transportar era consumida por los propios camiones que recorrían la ruta de los suministros, denominada Red Ball Highway.
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Entretanto, el Alto Mando aliado barajaba varias posibilidades para el asalto final a Alemania. Las opiniones entre el mariscal británico Montgomery, Eisenhower (comandante supremo aliado en Europa) y George Patton estaban divididas. Sus diferencias, tanto personales como militares, eran palpables. Montgomery consideraba a Eisenhower un estratega indeciso y mediocre, y era partidario de concentrar todo el esfuerzo en un ataque único, con el objetivo de establecer cabezas de puente sobre el Rin y apoderarse rápidamente del Ruhr. Algo de lo que Eisenhower disentía.
Quería un plan más amplio y flexible, que incluía avanzar hacia el Ruhr y también hacia el Sarre. El rápido derrumbamiento del frente alemán había sido la causa de la crisis logística, pero los victoriosos angloamericanos se sentían eufóricos. En la primera semana de septiembre, Eisenhower ordenó que el 12º Grupo de Ejércitos de Omar Bradley capturara el Sarre y la zona de Fráncfort, y el 21º Grupo de Ejércitos de Montgomery, el Rin.
El Plan: Operación Market-Garden
El plan era brillante, audaz y contundente. Se denominó Operación Market-Garden. Market era el elemento aéreo y Garden era el elemento terrestre. Montgomery estaba orgulloso de su plan pero los propios militares que iban a desarrollarlo encontraron defectos: los blindados no podían salirse de la carretera porque el terreno contiguo era blando y los vehículos de cadena quedarían empantanados; la distancia de 96 Km. era excesiva para una fuerza que tendría que avanzar combatiendo para alcanzar su objetivo en 3 días como máximo; la zona de lanzamiento y aterrizaje de los paracaidistas y planeadores británicos estaban al oeste de Oosterbeek, a una distancia de 10 Km.
Tras entrevistarse con Eisenhower en Bruselas, este dio luz verde a la operación que Montgomery deseaba emprender. Lo que proponía era atacar con tres divisiones y media: la 82ª y 101ª aerotransportadas norteamericanas, la 1ª División aerotransportada británica y la 1ª Brigada paracaidista polaca. Eisenhower pareció quedar fascinado por la audacia del plan, pero dejó claro a Montgomery que se trataba de un ataque limitado, una ampliación del avance general de todo el frente aliado hacia Alemania. La operación recibió el nombre de Market-Garden, dos palabras que incluían dos fases. Market sería el lanzamiento aerotransportado, y Garden, el avance del grueso de las fuerzas aliadas una vez cruzado el Rin.
Despliegue de Fuerzas
Para poner en marcha la gran operación de tropas aerotransportadas, el teniente general Lewis H. Brereton, jefe del I Ejército aerotransportado británico, disponía solo de siete días. Brereton se proponía lanzar desde el aire 35.000 hombres y nombró su segundo jefe al teniente general Frederick B. Browning, al mando del 1er Cuerpo aerotransportado. “La idea -dijo Browning- era tender una alfombra de tropas sobre la que pudieran pasar nuestras fuerzas terrestres”.
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El 17 de septiembre las 101a y 82a Divisiones Aerotransportadas norteamericanas tomarían los puentes sobre el Son y el Canal Guillermina en Eindhoven, y sobre el Mosa y el Waal en Grave y Nimega, respectivamente; y la 1a División Aerotransportada británica (que incluía la I Brigada Paracaidista Independiente polaca), se haría con el puente sobre el Rin en Arnhem.
Al propio tiempo el XXX Cuerpo británico (Horrocks) encabezado por los carros de combate de la División de Guardias avanzaría desde el Canal Mosa-Escalda por la carretera que une a lo largo de 96 Km. las localidades citadas. Horrocks enlazaría con los norteamericanos en Eindhoven en 2 ó 3 horas y con los británicos y polacos en Arnhem en 2 ó 3 días, tiempo más allá del cual se estimaba que una fuerza aerotransportada, carente de armamento pesado y provisiones, no podría conservar el puente enfrentada a tropas más numerosas y mejor equipadas.
La 101ª División del mayor general Maxwell D. Taylor debía capturar los pasos de ríos y canales en una franja de 20 kilómetros, situada entre Eindhoven y Veghel. Al norte, la veterana 82ª División del general James M. Gavin tenía que ocupar la zona de 15 kilómetros entre Grave y Nimega. Debían apoderarse de los pasos del Mosa y el Waal y del enorme puente de Nimega.
El objetivo más importante era tomar Arnhem y su vital puente sobre el Bajo Rin, una construcción de acero y hormigón de unos 600 metros de longitud. El cruce del río en Arnhem se encomendó a la 1ª División aerotransportada del mayor general Robert E.
Desde sus bases situadas en Oxfordshire, Lincolnshire y Gloucestershire, contando con una gigantesca cobertura aérea, los aviones y planeadores aliados llevaron a la 1ª División aerotransportada británica, la 82ª División aerotransportada norteamericana y la 1ª Brigada paracaidista polaca hasta las inmediaciones de Arnhem y Nimega. Desde Hatfield, al norte de Londres, despegó también la 101ª División aerotransportada estadounidense, hacia las cercanías de Eindhoven.
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Primeros Contratiempos
En un principio, pese a los intensos bombardeos nocturnos y ataques aéreos sobre Arnhem, Nimega y Eindhoven, los alemanes no entendían lo que estaba sucediendo. La principal amenaza parecía centrarse en la reanudación de la ofensiva que debía llevar a cabo el II Ejército británico desde la cabeza de puente sobre el canal Mosa-Escalda. Poco antes del mediodía, grandes columnas de humo oscurecieron Arnhem. Los incendios devastaron la ciudad tras un intenso bombardeo de tres horas. Oosterbeck, Nimega y Eindhoven quedaron arrasadas, con las calles llenas de cráteres y escombros.
Los bombardeos previos al asalto fueron efectivos, y pocos planeadores resultaron derribados al aterrizar. El general Urquhart aterrizó en el brezal de Renkum e instaló el cuartel general de su 1ª División en la linde de un bosque cercano. Entretanto, el lanzamiento de los 6.669 paracaidistas de la 101ª División aerotransportada del general Taylor había resultado casi perfecto, pero los planeadores sufrieron pérdidas severas por la artillería enemiga y los malos aterrizajes. Aun así, se consiguió depositar en tierra a casi el 80 por ciento de los hombres y al 75 por ciento de los vehículos, unas cifras de bajas menores de lo calculado.
Una vez aseguradas la ocupación y defensa del sector central del corredor Market-Garden, la 82ª División tenía objetivos dispersos que incluían un área de 15 kilómetros de sur a norte y 30 kilómetros de este a oeste. En el estrecho corredor de Market-Garden había cinco puentes importantes que conquistar: uno sobre el canal Wilhelmina, otro sobre otro canal 16 kilómetros más al norte, y los tres restantes sobre los ríos Mosa, Waal y Rin. Debían ser capturados intactos por asalto. El quinto de esos puentes, en el Rin, a 96 kilómetros detrás de las líneas alemanas, era el que más preocupaba al teniente general Frederick Browning, vicecomandante del 1er Ejército aerotransportado.
Cuando Browning preguntó a Montgomery, en la última conferencia del Cuartel General aliado antes de la operación, cuánto tardarían los blindados en llegar a Arnhem, Montgomery contestó: “Dos días”. Browning respondió: “Podemos sostenerlo durante cuatro”. Y añadió, señalando el mapa: “Pero creo, señor, que eso tal vez sea irnos a un puente demasiado lejano”. Palabras que resultaron proféticas y dieron título al libro Un puente demasiado lejano, de C. Ryan, el mejor relato escrito de la Operación Market-Garden. F. M.
A unos 20 kilómetros de distancia del Cuartel General del general Browning, instalado en las alturas de Groesbeck, los aparatos de transmisión sufrieron importantes averías y la división de Urquhart perdió el contacto con Arnhem. El plan de Montgomery iba ya más lento de lo previsto, pero en líneas generales parecía de acuerdo con lo pronosticado.
Inicio de la Fase Garden
Desde su puesto en el canal Mosa-Escalda, el teniente general Brian Horrocks, comandante del XXX Cuerpo de Ejércitos británico, dio orden de iniciar el ataque y pasar a la fase Garden, por la carretera que iba hacia el norte en dirección Valkenswaard-Eindhoven, una vez consumado el asalto aerotransportado. Trescientos cincuenta cañones arrasaron las posiciones alemanas en el reducido espacio de un kilómetro y medio por siete de profundidad.
Por ahí, siguiendo la mencionada carretera, avanzaron los cientos de carros de combate y vehículos blindados que cruzaron la frontera holandesa. Todo parecía ir bien pero, aguantando el intenso fuego, los alemanes contraatacaron desde posiciones bien camufladas a ambos lados de la carretera. Su resistencia fue mucho más dura de lo previsto. El general Horrocks había esperado recorrer los 19 kilómetros hasta Eindhoven en dos o tres horas, pero al anochecer solo había cubierto 10 kilómetros hasta Valkenswaard.
La 101ª División norteamericana, en vista de que la vanguardia blindada de Horrocks no había llegado todavía a Valkenswaard, consideró que su objetivo más urgente era ocupar el puente del Son sobre el canal Wilhelmina, pero tuvieron un contratiempo importante cuando los alemanes lo volaron. Por su parte, la 1ª División británica tomó tierra y atacó en dirección a Arnhem por el flanco oeste. Los paracaidistas aterrizaron muy cerca de donde se hallaba el mariscal Model, comandante del Grupo de Ejércitos B, que tenía su puesto de mando en el hotel Tafelberg de Oosterbeek, a unos 3 kilómetros de Arnhem, y estuvo a punto de ser capturado.
Tres batallones de la 1ª División se lanzaron entonces a capturar el puente de Arnhem, pero el batallón del teniente coronel Frost solo consiguió conquistar la parte norte. Entretanto, el XXX Cuerpo británico, con los carros de la Guardia Irlandesa en cabeza, chocó con una fuerte oposición en la carretera a Eindhoven. En el avance, muchos blindados quedaron destruidos y entorpecieron la marcha de la columna.
Desarrollo de la Batalla
Al día siguiente, 18 septiembre, la vanguardia acorazada de la Guardia Irlandesa logró establecer contacto con esa división estadounidense pero, como el puente del Son había sido volado, hubo que improvisar otro prefabricado. Mientras, la 82ª División tomó los estratégicos altos de Croesbeek, a pesar de las acometidas alemanas.
Una segunda oleada de paracaidistas llegó para reforzar a los asediados hombres del general Gavin, pero la situación de la 1ª División paracaidista británica era cada vez peor. Solo un batallón se mantenía a uno de los lados del puente, mientras el resto de los paracaidistas seguía combatiendo en las calles de Arnhem. El 19 septiembre el XXX Cuerpo británico logró por fin establecer contacto en Grave con la 82ª División, pero a los carros Sherman de la Guardia Irlandesa les resultó imposible tomar Nimega, tenazmente defendida por los granaderos de las SS.
El 20 septiembre, la 82ª División, tras una intensa cobertura artillera y aérea, consiguió pasarel río Waal, tras un retraso de varias horas por falta de botes neumáticos. Los norteamericanos llegaron a la otra orilla a costa de muchas bajas, y tras reunirse con el XXX Cuerpo, lograron apoderarse del puente de Nimega. Pero una vez conseguido ese objetivo, los Aliados cometieron el grave error de detener su avance entre Nimega y Arnhem. Estaban exhaustos y no quisieron seguir adelante sin recibir más apoyo de la infantería. De esta forma, el batallón del teniente coronel Frost acabó rindiéndose.
Por fin, el 21 septiembre, la 1ª Brigada paracaidista polaca saltó sobre Driel y, al día siguiente, el XXX Cuerpo logró enlazar con ellos. Los polacos quisieron cruzar el Rin en ayuda de la 1ª División, pero el intento acabó en desastre. El 24 septiembre se llevó a cabo el último intento de reforzar a la 1ª División. Otro de sus batallones intentó cruzar el río en Arnhem, pero los paracaidistas británicos fueron barridos por el fuego enemigo, hasta que finalmente el general Urquhart ordenó retirarse para evitar ser aniquilados.
Al amparo de la noche y bajo la lluvia, unos 2.000 supervivientes lograron ponerse a salvo en pequeñas embarcaciones.
El Fracaso y sus Consecuencias
La operación se torció desde el principio. Los paracaidistas británicos no recibieron los vehículos ligeros ni los PIAT porque vendrían en el segundo lanzamiento. Un batallón recorrió los 10 Km. a pie siguiendo el curso del Rin y cuando llegó a Arnhem los paracaidistas vieron que el puente ya estaba tomado por los alemanes, con lo que solo pudieron ocupar algunas casas del acceso norte al puente. Los aparatos de radio no funcionaron y los batallones quedaron aislados entre sí y desconectados del mando de la operación (General Browning). La ausencia de comunicaciones por radio y la consiguiente falta de coordinación con la Royal Air Force conducía a la catástrofe. Los SS ocuparon las zonas señalizadas por los paracaidistas para el lanzamiento de suministros, con lo que una parte de éstos cayeron en manos alemanas. También cayó en manos alemanas una carpeta con los planos de la operación que un soldado rescató de un planeador siniestrado, lo que permitió a Bittrich adelantarse al lanzamiento de la Brigada polaca. Cuando ésta, al tercer día, se lanzó fueron recibidos a tiros por los alemanes, sin que los paracaidistas británicos pudieran avisarles. Horrocks había prometido llegar al tercer día, pero habían transcurrido 9 días y la División de Guardias no llegaba; estaba atascada en la carretera al sur de Nimega. La 1a División de Paracaidistas luchó con tenacidad y heroísmo pero fue casi destruida; el II SS Panzer Korps también era tenaz y tenía mayor número de soldados y un armamento mucho más potente. Tanto los paracaidistas que ocuparon las proximidades del puente, en Arnhem, como los que resistían todavía en las cercanías de Oosterbeek (unos 6.000) cayeron prisioneros; aproximadamente otros 1.500 murieron. El resto, unos 2.000, tuvo que repasar el Rin, de noche, con medios improvisados, y con ayuda de la Brigada polaca que, por su parte, tuvo unas 500 bajas mortales.
La creencia de que la guerra estaba a punto de terminar resultó, como se ha podido comprobar, un fiasco. Tras el éxito del desembarco de Normandía y la liberación de Francia y Bélgica, los aliados idearon un atrevido plan para acelerar el fin de la guerra. Mediante un ataque quirúrgico a través de Holanda pretendían sortear las defensas de la Línea Sigfrido e invadir Alemania.Ideada por el comandante en jefe británico, el mariscal Montgomery, la operación Market Garden pretendía hacerse con el control de la estratégica carretera que llevaba de Bruselas hasta Arnhem, abriendo un corredor a través de la defensas alemanas que les llevaría al otro lado del Rin. Para ello 41.000 paracaidistas capturarían los puentes que jalonaban la ruta (nombre en código Market), coordinados con el avance por la carretera de las divisiones acorazadas británicas (Garden).
Con la extinción de este último reducto terminó la operación Market Garden, un duro revés para los aliados en el que sufrieron 16.000 bajas, incluyendo a los 6.000 paracaidistas que se habían rendido en Arnhem.
Las consecuencias estratégicas del fracaso fueron importantes. Los Aliados volvieron a la estrategia combatir a lo largo de todo el frente, avanzando todos los Grupos de Ejército al mismo tiempo y apoyando mutuamente sus flancos. El curso bajo del Rin fue abandonado como objetivo y, tras sangrientas batallas (el estuario del Escalda, el bosque de Hürtgen, las Ardenas) se atacó el curso medio (el puente de Remagen), al que se llegó en marzo de 1945. La guerra se prolongó hasta mayo.
Sin embargo, Montgomery se mostró orgulloso y satisfecho de su Market- Garden. Afirmó que se había cumplido el 90% de la misión (de hecho la División de Guardias había llegado a 2 Km. al sur del puente de Arnhem). Se echó la culpa a la niebla, al mal tiempo, a la estrechez de la carretera, etc. Para disimular el fiasco se dijo que se había conquistado el saliente de Nimega.
Consecuencias Humanitarias
Las consecuencias humanitarias fueron dramáticas. En represalia por la ayuda que la población de Arnhem había prestado a los paracaidistas y por la actividad de la Resistencia clandestina holandesa, el sátrapa nazi de los Países Bajos, el Reichskommissar Seyss-Inquart, bloqueó la llegada de alimentos a la zona. Durante los meses siguientes, unos 4.000 holandeses murieron de inanición. El Príncipe Bernardo de los Países Bajos, marido de la Reina Juliana, comentó: "Holanda no puede permitirse el lujo de ser liberada dos veces".
Conmemoración
Hoy se cumplen 80 años del inicio de la Batalla de Arnhem, un episodio fundamental en la Segunda Guerra Mundial que ocurrió del 17 al 26 de septiembre de 1944. Un enfrentamiento que formó parte de la Operación Market Garden, un ambicioso plan aliado que buscaba acabar con la guerra antes de Navidad de 1944.
A lo largo de las décadas, la Batalla de Arnhem ha sido conmemorada en libros, documentales y películas. Uno de los relatos más populares es el libro "A Bridge Too Far" (1974) de Cornelius Ryan, que narra en detalle la operación y que fue llevada al cine en 1977 bajo el mismo nombre.
Ochenta años después, Arnhem sigue siendo un lugar de recuerdo. Cada año, en septiembre, los veteranos, descendientes y ciudadanos de los Países Bajos y otros países se reúnen para honrar a quienes lucharon y cayeron en esa cruenta batalla. En este aniversario especial, los actos conmemorativos incluyen ceremonias, saltos de paracaidistas en honor a los soldados originales, y visitas a los cementerios de guerra, donde descansarán muchos de los que dieron sus vidas en aquellos intensos días.
La Batalla de Arnhem fue un momento decisivo en la Segunda Guerra Mundial, no solo por su impacto militar, sino también por el sacrificio de las tropas aliadas. A 80 años de su desarrollo, sigue siendo un ejemplo de la complejidad de la guerra y del valor humano en medio de las más difíciles circunstancias.