A menudo, las personas que se aventuran en el mundo del emprendimiento se preguntan cuál es la diferencia entre una cadena y una franquicia. Aunque estos conceptos pueden parecer similares, existen distinciones fundamentales que vale la pena explorar. En el caso de una cadena, se refiere a un conjunto de empresas o establecimientos que comparten una misma marca.
Estas empresas son independientes en términos de propiedad, pero colaboran de manera conjunta. Por otro lado, en una franquicia el franquiciador otorga al franquiciado el derecho de utilizar su marca y productos a cambio de una cuota. La diferencia clave entre cadena y franquicia reside en que en una cadena, todas las ubicaciones comerciales son operadas por un único propietario central, mientras que una franquicia tiene propietarios separados que operan en ubicaciones individuales.
La franquicia está, al menos desde que comenzó el siglo, de moda entre los emprendedores españoles. Y no es de extrañar, pues presenta una serie de ventajas como sistema para introducirse en el siempre exigente y competitivo mundo del comercio. Pero pese a todo, la franquicia no deja de ser una fórmula más de comercio asociado, que convive con otras como las agencias propias, las sucursales, los concesionarios, las centrales de compras, las redes de agentes, etcétera.
En esta situación, conviene establecer las diferencias existentes entre todos estos sistemas -menores en número de lo que pudiera parecer, pero sustanciales-, para evitar malentendidos posteriores entre todos aquellos inversores que se involucren en ellos. Porque, no son pocos los candidatos dispuestos a saltar a la arena de los negocios que, a la hora de repasar con más calma la documentación recogida durante las diferentes entrevistas mantenidas con los responsables de diversos conceptos, lamentan no haber anotado, en algún rincón de cada prospecto, si se trataba de una franquicia o bien de cualquier otro tipo de oportunidad de negocio.
La franquicia no es la única forma de entrar en el mundo del comercio asociado, pero sí la más arropada. Se trata de un sistema de cooperación entre empresarios diferentes, pero ligados por un contrato, en virtud del cual uno de ellos, el franquiciador, otorga a otros, los franquiciados, el derecho a usar, o mejor aún a explotar comercialmente una marca y/o una fórmula de hacer negocios, materializada en unos signos distintivos, a cambio de una serie de contraprestaciones económicas periódicas, asegurándoles al mismo tiempo el soporte técnico y los servicios regulares necesarios para facilitar dicha explotación.
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¿Cuáles son las diferencias entre una franquicia y una cadena?
Aunque las cadenas y las franquicias son dos modelos de negocio que implican replicar una marca o concepto en múltiples ubicaciones, difieren en varios aspectos clave:
Propiedad y control:
La principal diferencia entre una cadena y una franquicia radica en la propiedad y el control:
- Cadena: En una cadena, todas las ubicaciones son propiedad y están controladas directamente por la empresa matriz. La empresa central tiene un control completo sobre cada aspecto de las operaciones y toma todas las decisiones relacionadas con la gestión de las tiendas. En resumen, la empresa matriz opera todas las ubicaciones de manera directa.
- Franquicia: En una franquicia, el franquiciador otorga a terceros (los franquiciados) el derecho de operar una unidad de negocio bajo su marca y sistema. Aunque la marca y el concepto son propiedad del franquiciador, la operación diaria y la gestión de cada ubicación son responsabilidad del franquiciado. En otras palabras, la propiedad y el control se descentralizan, y los franquiciados son dueños y operadores independientes de las unidades franquiciadas.
Inversión inicial:
- Cadena: La inversión inicial para establecer y operar una cadena suele ser financiada en su totalidad por la empresa matriz. Esta empresa se encarga de la construcción, el personal y otros costos relacionados con cada ubicación.
- Franquicia: Los franquiciados invierten en la apertura de su unidad franquiciada. Pagan tarifas de franquicia y, a menudo, deben cubrir los costos de construcción, equipamiento y personal.
Control y estandarización:
- Cadena: La empresa matriz tiene un control completo sobre las operaciones y puede mantener altos niveles de estandarización en términos de productos, servicios y procedimientos en todas las ubicaciones. Todas las unidades de negocio siguen las mismas políticas y procedimientos.
- Franquicia: Aunque el franquiciador establece estándares y directrices para mantener la coherencia de la marca, los franquiciados tienen cierta flexibilidad en la operación y pueden adaptarse a las necesidades locales dentro de los límites establecidos. Es decir, cada unidad de negocio tiene cierta libertad para determinar su propia política de calidad, con ciertas limitaciones según el contrato de franquicia y el manual operativo.
Expansión:
- Cadena: La expansión de una cadena depende completamente de la inversión y los recursos de la empresa matriz. Puede ser más lenta en comparación con la franquicia.
- Franquicia: La franquicia permite una expansión más rápida y extensa, ya que los franquiciados invierten en nuevas ubicaciones y asumen una parte del riesgo.
En resumen, la propiedad es la diferencia fundamental entre una cadena y una franquicia. Cada franquicia tiene un propietario diferente, mientras que las cadenas tienen un solo propietario para todas las ubicaciones comerciales. Además, en términos de distribución de riesgos, la cadena asume todos los riesgos, mientras que en la franquicia, el franquiciador y el franquiciado lo comparten.
La elección entre una cadena y una franquicia dependerá de los objetivos y recursos de la empresa matriz y de su disposición a compartir el control y los riesgos con terceros.
Si aún estás pensando en montar una cadena o una franquicia, te recomendamos franquiciarte. Podrás contar con el apoyo de un grupo consolidado y de prestigio para iniciar o relanzar tu negocio. Te asesoramos en todo momento para ver las posibilidades de éxito que tendrás y nos encargamos de la inspección de las instalaciones. Finalmente, disponemos de un departamento de promoción para iniciar la campaña de marketing de tu negocio.
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A la hora de hablar de cadena y franquicia, hemos de dejar claro una serie de factores que son los que, en definitiva, muestran las diferencias entre uno y otro concepto. La principal diferencia entre ambos conceptos en materia de propiedad es muy clara. En una cadena, la propiedad y el control pertenecen a la empresa matriz. La empresa matriz es la propietaria y responsable de la operación y la gestión. Por su parte, en una franquicia son los propietarios individuales los que tienen la responsabilidad de administrar y operar sus negocios.
En una cadena, hay una empresa central que controla todas las operaciones y toma las decisiones más importantes. Quiere esto decir que, en términos de control, las cadenas lo tienen centralizado, ya que es la empresa central la que toma las principales decisiones.
Por eso mismo, el sistema de franquicia se ha convertido en la última década en el único modelo de comercio minorista que puede mantener el pulso de las grandes superficies comerciales. Los negocios necesitan hoy más que nunca de especialistas en diferentes áreas comerciales, por no hablar del beneficio intrínseco de contar con una marca que reúna un conjunto de características atractivas para el consumidor.
Si pensamos en lo que realmente es un negocio tradicional: un comercio independiente, no asociado ni vinculado a ningún tipo de cadena; de pequeño tamaño en cuanto al número de puntos de venta y cifra de empleados; y que dispone de una tecnología tradicional por el régimen de venta utilizado, el equipo disponible y la formación de su personal. En esta definición ya encontramos puntos básicos que difieren del concepto de franquicia.
Las fórmulas que se le ofrecen al emprendedor que decide lanzarse a la actividad empresarial son variadas, por lo que cada cual debe elegir con sabiduría cuál es la más adecuada para él. La mínima maniobrabilidad del comercio tradicional, incapaz de adaptarse a los vertiginosos cambios del mercado, se contrapone al moderno sistema organizativo y a la planificación de las centrales franquiciadoras más destacadas.
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El mundo del emprendimiento ofrece múltiples caminos, y uno de los más sólidos es el de las franquicias. Si estás pensando en iniciar tu propio negocio, es fundamental conocer los tipos de franquicia que existen y entender cómo funciona una franquicia. Este modelo permite aprovechar una marca ya consolidada, reduciendo riesgos y acelerando el crecimiento. Antes de profundizar en los distintos tipos de franquicia, es clave entender qué es una franquicia y cómo funciona una franquicia.
Este acuerdo permite al franquiciado iniciar un negocio propio, pero con el respaldo y la experiencia de una marca que ya ha demostrado su eficacia en el mercado. El funcionamiento de una franquicia se basa en la estandarización. El franquiciado se compromete a seguir una serie de normas y procedimientos establecidos por el franquiciador, lo que garantiza una experiencia homogénea para el cliente, sin importar en qué ciudad o país se encuentre.
Una de las principales ventajas del sistema franquiciado es su capacidad de crecimiento. Gracias a su escalabilidad, el franquiciador puede expandirse rápidamente a nuevos mercados sin necesidad de una inversión directa en cada nuevo punto. Además del respaldo de la marca y el saber hacer, este modelo ofrece una red de apoyo que acompaña en todas las fases del negocio: desde la elección del local y la formación del personal, hasta campañas de publicidad y desarrollo de nuevos productos o servicios.
Existen distintos modelos de franquicia, y cada uno se adapta a perfiles, sectores y objetivos específicos. Comprender bien los diferentes tipos de franquicia te permitirá elegir el formato más adecuado a tu experiencia, tu capacidad de inversión y tus expectativas de crecimiento.
En este contexto, las franquicias de distribución o venta de productos son aquellas en la que se distribuye un conjunto determinado de productos a través de una red de puntos de venta similares. Es una fórmula de negocio similar a la de una central de compras, aunque en ocasiones el franquiciador es el mismo que fabrica los productos a distribuir. Dicho de una forma más sencilla: los franquiciados fabrican y venden sus productos al franquiciador.
Un buen ejemplo de este tipo de franquicia es la cadena francesa de supermercados Intermarché, constituida por un grupo de gestores independientes comprometidos con realizar todas sus compras a través de la misma. Realmente son muy parecidas, y desde el punto de vista legal casi no existen diferencias entre un tipo y otro. Pero una franquicia de distribución no funciona exactamente igual que una franquicia comercial porque la primera está más relacionada con un recurso tangible, es decir, el franquiciado puede comprobar y verificar la calidad y la disponibilidad del producto que va vender.
Las fórmulas que se le ofrecen al emprendedor que decide lanzarse a la actividad empresarial son variadas, por lo que cada cual debe elegir con sabiduría cuál es la más adecuada para él. Si buscas un negocio con procesos definidos, respaldo constante y posibilidad de crecer paso a paso, entonces el modelo de franquicia puede ser ideal para ti. Por ejemplo, si tienes una fuerte orientación al cliente, buena capacidad de organización y te interesa operar de forma flexible, las franquicias de servicios son una excelente alternativa. Este tipo de franquicia suele requerir una inversión inicial más baja comparada con otros modelos, ya que no depende de grandes locales ni de inventarios costosos.
En definitiva, el modelo de franquicia más conveniente será aquel que se adapte a tu contexto personal y profesional. Si estás valorando emprender con un modelo seguro, probado y con potencial de crecimiento, optar por una franquicia rentable de servicios puede ser la mejor decisión.
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