Mi visión de liderazgo es funcional, se trata de un rol que tiene asociada una función: lograr que otras personas quieran remar en la misma dirección para lograr un objetivo que asumen como común. El liderazgo no es un fin, es un medio para lograr un fin. La elección del fin y la forma de lograrlo ya es una decisión personal, con una alta carga valorativa. No creo que el liderazgo sea un don, ni una habilidad en sí misma, sino un conjunto de habilidades que están al servicio de un fin, de un objetivo común.
Por esa misma razón nunca he entendido el liderazgo como una aspiración o un objetivo, sino como un rol que desempeñamos para lograr propósitos o metas. Creo que confundir el fin con el medio acarrea muchos problemas, desviaciones, desajustes y desequilibrios.
El Liderazgo con Alma en el Ámbito Laboral
En el ámbito laboral, el liderazgo con alma ha adquirido cada vez más relevancia, especialmente cuando se trata de trabajar con equipos de alto rendimiento. Este enfoque de liderazgo va más allá de la simple gestión de tareas y se centra en el aspecto emocional de los individuos y en cómo este influye en su rendimiento. Al establecer un paralelismo entre la familia y la vida saludable y equilibrada, podemos entender mejor la importancia de un liderazgo emocional en la creación de equipos altamente eficientes y comprometidos.
Características Clave del Liderazgo con Alma
Al igual que en una familia, un líder con alma comprende y valora las emociones y necesidades de sus miembros de equipo. La empatía permite establecer conexiones más profundas, fomentar la confianza y promover un entorno de trabajo positivo. La comunicación clara y abierta es fundamental tanto en la familia como en el deporte, y también en el liderazgo de equipos de alto rendimiento. Un líder con alma sabe cómo transmitir mensajes de manera efectiva, escuchar activamente y brindar retroalimentación constructiva.
Al igual que un líder familiar o un entrenador deportivo, un líder con alma tiene la capacidad de inspirar y motivar a su equipo. Pueden comunicar una visión convincente, establecer metas desafiantes y transmitir entusiasmo por el trabajo. Un líder con alma entiende que, tanto en el ámbito familiar como en el deporte y el trabajo, habrá momentos de adversidad y fracaso. La resiliencia emocional es fundamental para superar estos desafíos. Un líder resiliente muestra confianza y calma ante la incertidumbre, brinda apoyo a su equipo y fomenta la perseverancia.
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Un líder con alma se preocupa por el crecimiento y desarrollo de sus miembros de equipo. Este tipo de líder fomenta la formación continua, proporciona oportunidades de aprendizaje y apoya el desarrollo personal y profesional de cada individuo.
Diferencias entre Equipos Bien y Mal Gestionados
La diferencia entre equipos de alto rendimiento profesional bien gestionados y mal gestionados radica en varios aspectos clave que afectan directamente su rendimiento y resultados.
- Productividad mejorada: Según un estudio de McKinsey, los equipos de alto rendimiento tienen un 50% más de productividad en comparación con los equipos promedio.
- Mayor satisfacción y compromiso: Los equipos bien gestionados suelen tener niveles más altos de satisfacción y compromiso por parte de los miembros del equipo.
- Innovación y creatividad: Los equipos de alto rendimiento bien gestionados fomentan un ambiente propicio para la innovación y la creatividad.
Cuando un equipo no está bien gestionado, puede experimentar una disminución significativa en la productividad. Los equipos mal gestionados suelen tener altas tasas de rotación de personal. La mala gestión puede generar conflictos internos, falta de comunicación y una falta general de colaboración entre los miembros del equipo.
El Carisma como Tendencia de Futuro
En la era de la inteligencia artificial y la automatización, el liderazgo carismático no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad. Las empresas y los equipos buscan líderes que no solo gestionen tareas, sino que inspiren confianza, promuevan la cohesión y motiven con su ejemplo. En un mercado laboral que, pese a su alta tecnificación, sigue siendo profundamente humano, el carisma se posiciona como una habilidad indispensable.
El carisma es una habilidad biológica y social que conecta con nuestra esencia más auténtica. Es lo que permite destacar en un mundo saturado de opciones y ruido. El carisma no es algo reservado a unos pocos; es un potencial humano universal, accesible para quienes decidan desarrollarlo. En un contexto donde la tecnología puede reemplazar muchas funciones, el carisma emerge como una cualidad que no puede ser programada ni replicada.
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Estudios recientes confirman su impacto: las organizaciones con líderes carismáticos experimentan incrementos en productividad y beneficios de entre un 15% y un 30%. Además, los equipos liderados por gerentes carismáticos muestran un 27% más de rentabilidad que aquellos con estilos autoritarios. Estos datos subrayan que el carisma no solo inspira, sino que también se traduce en resultados tangibles.
La heurística del esfuerzo explica por qué valoramos más aquello que percibimos como resultado de dedicación y autenticidad. Mientras las máquinas destacan por su precisión, los líderes carismáticos destacan por su capacidad para crear conexiones emocionales genuinas. Como Aristóteles señaló: «El alma nunca piensa sin una imagen.» Los líderes carismáticos dejan esa imagen imborrable que moviliza e inspira.
Liderazgo Carismático Frente a los Retos Actuales
Hoy, las empresas enfrentan desafíos que van desde la retención del talento hasta la adaptación a mercados volátiles. Aquí, el liderazgo carismático no es solo útil, es estratégico. Los líderes carismáticos ofrecen algo muy demandado y escaso: seguridad psicológica. Inspirar confianza, manejar los cambios con serenidad y promover una cultura de innovación son características que convierten a estos líderes en agentes de transformación.
Este tipo de liderazgo trasciende la autoridad y crea un impacto duradero. No se trata solo de cómo hablar o actuar, sino de quién eres y cómo eliges presentarte. Ser líder carismático implica algo más profundo: autoconciencia, equilibrio emocional y el deseo de inspirar una visión compartida.
Características Esenciales de un Buen Líder
Las características de un buen líder se definen por la capacidad que tiene alguien para dirigir, inspirar, conducir e incentivar a otra persona o grupo hasta sus objetivos. Estos objetivos pueden ser de diferente naturaleza. Los más habituales son los deportivos, empresariales o políticos. En función del tipo de grupo que se deba liderar, las capacidades que debe reunir son diferentes, pero en todas ellas existe un nexo común: el líder debe tener la capacidad de actuación necesaria en una situación y ante un colectivo determinado.
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Un buen líder es capaz de corregir el rumbo sin temor a afrontar los cambios que lleguen.
- Sabe transmitir su compromiso con un proyecto y una organización y tiene la capacidad de conseguir que los demás también se comprometan con el proyecto. Lo más complicado es conseguir el primer seguidor.
- Para poder inspirar es necesario comunicarse con el equipo. Esta comunicación debe ser bidireccional. Un líder tiene que estar comprometido a escuchar los comentarios, ideas o críticas.
- Un gran líder debe conocer a la perfección su campo de actuación y los retos a los que se va a enfrentar a diario.
- Un líder influyente no necesita ser autoritario. Debe saber influir mediante la inspiración, sus valores, carisma y otras cualidades innatas.
- Para que un líder inspire confianza debe ganársela con sus actos. Debe actuar con respeto, ética e integridad.
- Un buen líder debe ser optimista si quiere conseguir éxito. El esfuerzo y la organización personal son necesarias para saber priorizar lo importante sobre lo urgente.
- Es necesaria en su justa medida, pero no hay que dejarse llevar y perder el objetivo de vista. Actualmente, se trabaja en entornos muy competitivos y eso hace que la velocidad juegue un papel principal.
Cómo Aprender a Ser un Buen Líder
Los emprendedores que de improviso tienen que trabajar con diferentes equipos gracias al repentino crecimiento de su negocio, o las personas que reúnen las características necesarias para ser líderes en un proyecto de su empresa a menudo tienen la misma pregunta.
- Las palabras se las lleva el viento, pero el ejemplo y la acción tienen la capacidad de arrastrar.
- La valentía permite que se puedan enfrentar obstáculos y amenazas para conseguir los objetivos. La persistencia permite sentir placer al completar las tareas que se inician y la integridad permite hablar con la verdad y siendo totalmente sincero. No se trata de ser pretencioso, sino de asumir la responsabilidad de acciones y sentimientos.
- Un sistema de comunicación eficiente es fundamental. Para que el equipo sepa lo que se espera de él, se le debe de comunicar.
- Como líder, las palabras tienen un mayor peso, por eso deben escogerse con sumo cuidado cuando se vierte una opinión sobre algo, pero en especial si se habla sobre alguien.
- La excelencia empieza por uno mismo. A partir de ese listón, hay que reconocer y corregir de forma equitativa, sin favoritismos ni preferencias en el seno del equipo. Eso podría minar su moral y, por supuesto, la imagen del líder.
- Hacer reír a los demás es maravilloso.
Liderazgo y Visión
Líder, visionario, o líder visionario: Es de sentido común, pero ni todos los líderes son visionarios, ni todos los visionarios son líderes. Un momento, un liderazgo: Es cierto que se trata de un estilo que da buenos resultados y en general se considera como muy positivo en las personas que lo detentan, pero el liderazgo ideal es adaptativo, depende de cada situación y momento. Una visión… única: Al igual que le sucedió a Jobs en Apple, en ocasiones un fuerte liderazgo visionario puede tener consecuencias negativas derivadas precisamente de un exceso de determinación que puede provocar que los resultados no sean todo lo positivos que cabría esperar. Uno de estos efectos no deseados puede ser que la organización dependa en exceso de la persona que, temporalmente, ejerce el liderazgo.
Transmitir y contagiar su talento al equipo con el que trabaja. Y aquí volvemos a hacer mención a Jobs con una frase que define a la perfección este concepto: “De qué sirve contratar a los mejores, si luego les decimos lo que tienen que hacer. Motiva a tu equipo para seguir creciendo. En muchas ocasiones las marcas que tienen a su cargo líderes visionarios, dependen mucho de estos.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, en Euroforum sabemos de primera mano que el buen líder, incluidos los de estilo visionario, no sólo nace, sino que también se puede (y debe) formar.
El Mentoring como Herramienta de Liderazgo
Me dedico al mentoring desde el año 2002, y desde ese mismo año ejerzo como mentora, porque aunque pueda parecer lo mismo no lo es. Hay muchas personas que dicen dedicarse al mentoring, forman mentores y desarrollan programas de mentoring y, sin embargo, nunca han ejercido como mentores. Algo que vendría a ser lo mismo que dedicarse a formar líderes o dar clases de liderazgo y no haber ejercido de líder en la vida. He recibido formación en liderazgo y un sin fin de habilidades asociadas al mismo, pero puedo asegurar con total seguridad y convicción que lo que realmente me ha ayudado a ser mejor líder, en los proyectos en los que me he embarcado y con los equipos que he liderado, es ser mentora y tener una mentora.
Dejar de ser experta y gurú, con la respuesta siempre dispuesta para impresionar, para mostrar todo mi saber, elocuencia, para pasar a ser curiosa, permanentemente interesada por conocer y comprender al otro. Acudir emocionada a cada nuevo encuentro para dejarme sorprender por la increíble grandeza y sabiduría que atesoran en su interior las personas. Querer zambullirme en el mundo interior de cada ser humano que me ha permitido acompañarle, indagando apreciativamente sobre sus visiones, sus percepciones, sus mapas. Dejar las respuestas en un cajón y permitir que la pregunta surja al hilo del discurso de mi interlocutor, construyendo una conversación que nos enriquece mutuamente.
Huir de jergas, lenguajes sofisticados, artificiosos, desprovistos de humanidad, cuyo único objetivo es querer demostrar algo que en realidad no existe, alimentar nuestro ego insaciable, y evitar la cercanía con el otro para que quede patente la distancia intelectual, vital, social, o de cualquier tipo. Comenzar a hablar para comprendernos, para conectarnos, para hermanarnos, para crear sentido juntos.
Las personas nos movemos hacia un fin, está en nuestra naturaleza. Imponer un norte a otros no sirve de nada, no crea compromiso, no genera satisfacción, desmotiva, ocasiona fricciones, conflictos, desajustes. Cada persona alberga en su interior un propósito, un sentido de vida, algo por lo que realmente quiere luchar, esforzarse, implicarse, comprometerse.
Nuestra misión como líderes, como mentores, no es establecer el norte, es ayudar a cada persona a descubrir su norte y cómo puede llegar a él uniéndose a otros, colaborando con otros, aunando esfuerzos con otros. Ayudar a establecer visiones, clarificarles y hacerlas realidad en el contexto en el que se mueven es clave para un liderazgo efectivo. La auto-confianza, la auto-estima, la seguridad en uno mismo, la iniciativa no surgen de nuestro ego, sino de nuestra conexión con nuestro propósito, nuestras metas, nuestra sabiduría, y con la posibilidad de hacer eso posible en el mundo que nos rodea.
Creo firmemente, como creía Carl Rogers, que las personas poseen capacidades y recursos dentro de ellas para lograr cambiar sus actitudes, su concepto de sí mismas, y sus comportamientos para lograr aquello que quieren y quieren ser, y que estas capacidades y recursos pueden ser liberados, desplegados a través de una relación en la que se den una serie de condiciones, entre ellas la aceptación y consideración incondicional positiva.
Aceptar y considerar de forma incondicional y positiva a las personas, les permite ser, sin miedo a ser juzgados, sin miedo a no ser aceptados, a no ser queridos, a ser rechazados. Cuando una persona se permite ser, aprende quién es realmente, y puede conectar con sus verdaderos valores, motivaciones, experiencias, propósitos. Dejar atrás nuestro juicios, prejuicios, nuestra tendencia a clasificarlo todo en bueno o malo, a rechazar de plano todo aquello que no concuerda con nuestra forma de ver el mundo, nuestras normas, valores, nuestros intereses.
Olvidarnos de convertir las conversaciones en una discusión de egos, en demostrar quién tiene razón y quién no, para simplemente contemplarlas como intercambios de mundos distintos en los que puede haber un enriquecimiento mutuo de visiones, percepciones, ideas, y la emocionante posibilidad de encontrar un punto de conexión, de contacto vital, de hermandad. Aparcar nuestro deseo de modelar a nuestra imagen y semejanza, dejando que sea el otro que se modele y moldee como él quiere, que construya la persona que quiere ser, que se convierta en el ser humano que intuye habita en él.
No creo que exista alguna persona hoy en día que no se haya hecho uno o varios test para que le digan quién es, cómo es, qué le motiva, en qué es bueno, cuál es su talento, etc, etc, etc. Y compruebo en cada formación de mentores que llevo a cabo la necesidad por tener etiquetados a nuestros mentees, clientes, colaboradores, empleados. No estoy en contra de los test, pero una persona es mucho más que eso, y no creo que sea etiquetable, pues no es ni un pantalón ni una camiseta. Hay demasiados matices en un ser humano para que quepan en una o varias etiquetas. Los test nos ayudan a orientarnos y a entender la diversidad, e incluso la variabilidad de personas y comportamientos. Ir más allá es deshumanizar y convertir a la persona en un objeto de estudio y diagnóstico.
Si quieres conocer a alguien, si quieres conocerte a ti mismo conversa, dialoga, observa, explora, escucha, pregunta, y reflexiona. Y sobre todo, déjate sorprender, atrévete a descubrir algo nuevo, un verso suelto en cada encuentro, en cada interacción, en cada conversación. Huye de estereotipos, de clasificaciones en bueno o malo, mejor o peor. Agudiza tu empatía hacia la diferencia, contempla a quienes son más diferentes y te cuesta más conectar con ellos como tus maestros para desarrollar nuevas habilidades, nuevas formas de comunicar, de relacionarte.
Tipos de Relaciones y el Liderazgo
Adam Grant, profesor de comportamiento organizacional de Wharton, señala que hay tres grandes tipos de formas de relacionarnos, derivando de ello tres perfiles: dadores, tomadores y emparejadores. Los dadores ayudan por el placer de dar, esa es su ganancia más allá de una compensación o recompensa concreta por parte del otro. Los tomadores buscan obtener ganancias de cualquier interacción. Los emparejadores buscan un equilibrio entre sus demandas y lo que otros quieren. La correspondencia es un concepto indisolublemente unida al de relación, en una relación tiene que haber intercambio, flujo en ambas direcciones.
- Dar lo que el otro necesita y cuando lo necesita, y no lo que nosotros creemos que necesita o queremos dar.
- Escuchar con atención plena, presencia plena, apertura y empatía.
- Escuchar más allá de las palabras, intuyendo las emociones que están presentes o que estuvieron, captando los matices, lo que es más personal y a la vez más común a la esencia humana (valores, motivaciones, emociones, aspiraciones, pasiones).
- Escuchar acompañando los pensamientos del otro, sus sentimientos, apreciando el significado personal que le da a lo que dice, incluso llegando a vislumbra el significado inconsciente de lo que dice, o lo que no dice pero está queriendo ser dicho.
Ser capaz, como describe Carl Rogers, de escuchar en el discurso del otro «su grito humano profundo, un grito silencioso» que está ahogado, no se oye pero se siente, se palpa su necesidad de expresarse.
Como mentora he adquirido consciencia de la importancia de dedicar tiempo a escuchar a la gente de la organización. Vivimos inmersos en una red de relaciones, y en toda relación siempre hay conflictos, surgidos de las diferencias de valores, visiones, expectativas, ritmos, objetivos, etc. Los conflictos son una oportunidad de aprendizaje, sobre nosotros, sobre los demás y sobre la vida. Empatizar con la diferencia nos ayuda a descubrir nuevas aristas de nuestra personalidad y de la de los demás, y si sabemos tallarlas bien nos servirá para seguir evolucionando y convertirnos en mejores personas. Un conflicto no es una guerra, no es una batalla entre los buenos y los malos, entre los que tienen razón y los que no, es una herramienta poderosísima para nuestro desarrollo personal.
Las diferencias, los conflictos son la experiencia de aprendizaje perfecta para practicar la apertura a la experiencia, la escucha global y profunda, la empatía, la aceptación incondicional, la generosidad inteligente, la creatividad.
McChrystal aprendió que ordenar a los soldados que ejecutaran tareas que él mismo nunca había llevado a cabo ponía en tela de juicio su legitimidad como líder. Liderar desde el ejemplo es fundamental, y esto implica que no puedo ayudar a aprender a otros, a desarrollarse a otros, si yo no estoy dispuesto a dejar que me ayuden a aprender y desarrollarme.
Impacto del Liderazgo Carismático en la Productividad
El liderazgo con “alma” desempeña un papel fundamental en la formación y desarrollo de equipos de alto rendimiento en el trabajo. Al establecer un paralelismo entre la familia y el deporte, podemos comprender mejor las características clave que definen a un líder con alma. La empatía, la comunicación efectiva, la inspiración, la resiliencia emocional y el desarrollo personal y profesional son elementos esenciales para liderar equipos de alto rendimiento.
Según un estudio de McKinsey, los equipos de alto rendimiento muestran un 50% más de productividad en comparación con los equipos promedio. Además, las organizaciones con líderes carismáticos experimentan incrementos en productividad y beneficios de entre un 15% y un 30%.
| Característica | Impacto en el Rendimiento |
|---|---|
| Productividad | Equipos de alto rendimiento: 50% más productivos |
| Beneficios | Organizaciones con líderes carismáticos: Incremento del 15-30% |
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