Historia de un Empresario en Vigo y el Agua con Gas: De Aguas de Benirràs a Acusaciones de Estafa

Un empresario afincado en Vigo, con múltiples procedimientos abiertos por supuestas estafas, se ha sentado este martes en el banquillo de la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra --con sede en la ciudad olívica-- por haber vendido supuestamente a un cliente un depósito de agua de casi 600 euros y no haberlo entregado nunca.

El acusado, Rubén M.O., ha proclamado su inocencia y ha asegurado que sus sociedades, que operan a través de diversas páginas web de venta de electrodomésticos y maquinaria, son meras intermediarias entre los fabricantes y los compradores finales del producto.

En el caso concreto por el que ha sido juzgado este martes, el denunciante explicó en la sala (por vídeo conferencia) que entró en la web simslu.es, donde se venden suministros industriales, y adquirió un depósito de agua por casi 600 euros. Tras realizar el pago en la propia página web, recibió un aviso de confirmación de compra y, horas después, otro mensaje de que el producto ya había salido de su lugar de origen.

Sin embargo, ese depósito nunca llegó al comprador que, ha señalado, intentó por varios medios contactar con los responsables de la web donde había hecho la compra, sin éxito. Rubén M.O. ha alegado que él no tiene contacto con los clientes y que su sociedad (ésta y otras en las que figura como titular) se limita a hacer de intermediaria entre los fabricantes y los usuarios.

No obstante, en este caso concreto, ha alegado tener constancia de que el depósito de agua está en poder de una empresa de transporte con la que él trabaja, y que "muchas veces se queda con la mercancía". Por estos hechos, la Fiscalía pide que sea condenado a un año y medio de prisión y que la empresa pague una multa de 2.000 euros.

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Este acusado volverá este miércoles a la sección quinta de la Audiencia de Pontevedra, de nuevo acusado por una estafa. En ese caso, Rubén M.O. y un socio vendieron supuestamente una vitrina refrigeradora a un supermercado de Nigrán y el cliente les pagó la mitad del precio, 7.250 euros.

El supermercado nunca llegó a recibir la vitrina y, por estos hechos, la Fiscalía pide para los encausados 2 años de prisión, y la devolución del dinero estafado más intereses. Además, Rubén M.O. fue juzgado a principios de junio de este año, en un juzgado penal de Vigo, por un supuesto fraude tributario.

Por otra parte, un juzgado de instrucción de Vigo ha abierto diligencias contra él, a instancias de la Fiscalía, por numerosas denuncias de estafa. Así, el juzgado de instrucción 4 de la ciudad investiga un presunto delito continuado de estafa ya que, han confirmado fuentes del TSXG, "constan numerosas denuncias por compras de productos en páginas cuyo administrador es el investigado".

"Los clientes, una vez abonado el precio, no reciben el producto o reciben otro de calidad inferior", exponen las mismas fuentes. Ante la existencia de diferentes denuncias por hechos similares, el mes pasado la Fiscalía solicitó al juzgado de instrucción que las acumule todas y las tramite de forma conjunta tras requerir al resto de juzgados su inhibición.

Por otro lado, existe una denuncia en los juzgados de Tui de una empresa contra la misma persona por un presunto delito contra la propiedad industrial, por ofrecer productos sin su consentimiento y a un precio inferior al real. La Fiscalía también pide que se acumule esta denuncia y que se investigue si es cierto.

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El Origen en el Agua con Gas: Aguas de Benirràs

«Natural o con gas, beba Agua Benirràs». Este era el lema de la primera empresa conocida que Fernando Ferré Cardó puso en marcha en Ibiza -Aguas de Benirràs- en aquel lejano 1974, cuando el entonces treintañero catalán llevaba unos años residiendo en la isla y ya apuntaba las maneras poco ortodoxas que le acabarían llevando a la cárcel mucho después.

Entonces, cuando aún faltaba un año para que muriera Franco, el Ministerio de Industria declaró como aguas «minero-medicinales» las que manaban del manantial Can Salvador, una finca cercana a Sant Miquel, y dos años después, en 1976, recibió la declaración de utilidad pública.

Tanto si logró esos reconocimientos de forma limpia como si fueron el resultado de sus habituales estratagemas, lo cierto es que un buen número de mujeres de Sant Miquel fueron empleadas en la planta embotelladora instalada en una nave situada en el kilómetro 2 de la carretera de Santa Eulària, en el municipio de Vila.

Testigos de aquella época relataron ayer que las autoridades locales descubrieron que, en realidad, Ferré envasaba agua procedente de la red del Ayuntamiento de Ibiza. Personas que trabajaron en aquel momento con Ferré no recuerdan este episodio, pero no se atreven a descartarlo porque «encajaba perfectamente con el personaje».

Aguas de Benirràs dio lugar inmediatamente al Cash Benirràs (Benirràs de Alimentación SA), dedicado a la distribución de alimentos y bebidas y que tenía una gran actividad y un elevado movimiento económico. Era el principio de los años 80 y entonces sólo había tres grandes empresas de distribución en la isla: Exclusivas Miró, Bodegas del Puerto y Cash Benirràs.

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Aguas de Benirràs, entretanto, se convertía en Venitel (Aguas de Montaña SA). Pero en los primeros meses de 1984 tanto el Cash como la embotelladora de agua se fueron al garete y presentaron suspensión de pagos, «dejando a mucha gente colgada», tanto trabajadores como proveedores, puesto que ya entonces Ferré tenía la costumbre de pagar a bastante largo plazo.

«Con él todo era muy complicado. Un negocio que podría ir bien, con él se transformaba en una locura. El sistema de trabajo consistía en mucha presión, improvisación y descontrol», agrega este ex empleado de aquellas primeras empresas.

Incursiones Hoteleras y el Grupo Playa Sol

Por aquel entonces, Fernando Ferré ya hizo sus primeras incursiones como hotelero, con la ayuda de otros empresarios de la isla, que luego acabarían enfrentados con él. El primer establecimiento turístico que montó Ferré fue el Hotel Playa Sol -de ahí el nombre del futuro imperio-, situado en es Viver. Casi a continuación creó el Playa Sol II, justo al lado.

Y entonces, hacia 1985, se abre un paréntesis en la vida de Ferré Cardó por lo que se refiere a su relación con Ibiza. Abandona la isla, se desentiende de sus anteriores actividades aquí y no regresará hasta principios de los años 90. Fue a su vuelta cuando Ferré adquirió el perfil con el que ahora se le conoce, empezando a comprar hoteles de manera compulsiva.

Algunos de sus colaboradores se preguntaban «de dónde sacó el dinero si cuando se fue de Ibiza estaba muerto económicamente», y no descartan que durante su estancia fuera de la isla «pasara algo» que determinó sus futuras actuaciones.

Sea como sea, empezó a configurarse el actual Grupo Playa Sol con la compra de hoteles en ses Figueretes, Platja d´en Bossa, Sant Antoni y la bahía de Portmany. El primero en ser adquirido fue el Palau, en ses Figueretes, mientras que en Sant Antoni compró el Montblanc (ahora llamado Hotel del Mar), el Monterrey, el Catalina o el Coves Blanques (ahora Central City), todos ellos en la segunda mitad de los años 90.

La patronal del sector, tradicionalmente liderada por la cadena Doliga -ahora Fiesta Hotels-, empezó a inquietarse y vio amenazado su hegemonía. «Mirad que Ferré ya tiene miles de camas», avisó un buen día el entonces jefe de la Federación Hotelera a un periodista.

De repente, el ´hotelero-pirata´, como ya se conocía a Ferré, se había hecho con 5.000 camas y era el tercer grupo del sector en Ibiza, sólo por detrás de Fiesta Hotels (con 10.000 entonces) y Sirenis, con 5.500. Era el año 2004. Pero bastaron seis años más para convertirse en el primer grupo, con casi 15.000 camas, un 20 por ciento del total insular. De la noche a la mañana, el hotelero-pirata se había convertido en el rey.

Conflictos y Denuncias

El primer conflicto que apareció como noticia tras su regreso a Ibiza data de 1999, cuando Ferré realizó obras ilegales en los apartamentos Pimar, de Port des Torrent. En 2002 el Consell ordenó el cierre de dos hoteles de ses Figueretes, el Panoramic y el Tropical Garden; en 2008 decretó la clausura de los hoteles San Remo, Mare Nostrum y Catalina, y en 2009 ordenó cerrar el Club Marítimo y el hotel Central Playa.

Todos ellos siguen funcionando gracias a una cascada de recursos judiciales que le han permitido sortear estas disposiciones de clausura. El reguero de denuncias que dejó Ferré tras de sí en la última década es espectacular: obreros hacinados en sótanos, en áticos bajo un simple cobertizo, en barracones..., horarios tercermundistas, ausencia de contratos legales, semanas enteras sin un día libre, órdenes despóticas y amenazas, impago de salarios...

Como consecuencia de las denuncias de los sindicatos y la acumulación de actuaciones ilegales, Fernando Ferré fue detenido el 3 de febrero de 2006 tras una redada de la Policía Nacional, que descubrió en una de sus obras a más de treinta trabajadores extranjeros sin residencia legal en España.

Ferré fue condenado por ello en noviembre de 2009 a dos años de cárcel, aunque eludió la prisión por carecer de antecedentes penales. Para entonces, el fundador del Grupo Playa Sol ya había recibido una sanción -aún recurrida- de cuatro millones de euros por contratos irregulares.

Nada de esto inquietó al hotelero catalán, que se jactaba de ser invencible ante sus subordinados. Pero en silencio, la maquinaria del Estado hacía ya tiempo que le vigilaba desde todos los ángulos. El viernes, 28 de mayo, un despliegue policial y judicial como nunca se había visto en Ibiza le paró los pies de forma definitiva.

Las Primeras Playas Urbanas de Vigo

En la última mitad del siglo XIX, Europa descubrió las playas. Hasta entonces, los arenales costeros servían para salir de pesca, para fondear embarcaciones, para recoger algas para abonar las tierras o incluso como cementerio, como sucedió en varias localidades costeras de Galicia o en las islas Cíes.

Pero, hace un siglo y medio, llegó el progreso y a la gente le pareció de buen gusto darse baños de mar. Lo malo es que, en el siglo XIX, ir desde la plaza de la Constitución hasta Samil podría ser un largo viaje. Así que la moda playera apareció en pleno centro, concretamente en O Berbés.

La primera casa de baños de Vigo la fundó, en 1860, Norberto Velázquez Moreno, un riojano afincado en la ciudad que erigiría también un gran teatro, en la actual plaza de la Constitución. Aquel primer balneario estaba situado junto a las baterías de A Laxe, donde hoy se levanta el hotel Bahía, y ofrecía remojarse en el mar y también, baños de agua caliente, en cómodas piscinas.

La idea triunfó y surgió la competencia. El industrial Clemente Soto abría en 1896, en O Berbés, junto a la calle Real, el balneario “La Iniciadora”, que además de los baños programaba conciertos y festivales de danza.

‘La Iniciadora’ comenzó con una estructura en palafito, con columnas apoyadas sobre la arena y 74 habitaciones en las que los bañistas podían alojarse. Más tarde, el empresario erigió un soberbio edificio diseñado por el arquitecto Jenaro de la Fuente.

Pero, conforme la ciudad crecía, los lugares de baño se iban alejando del centro urbano. Así, en 1900 abre un nuevo balneario, situado frente a la iglesia de San Francisco, aunque tuvo menos éxito que el primero porque parece que la arena, el aire y las aguas aparecían contaminadas por las cenizas que emitía la cercana Fábrica de Gas.

Así que las playas siguieron alejándose del centro de Vigo. Y, a comienzos del siglo XX, abrió sus puertas el balneario de San Sebastián, situado junto al cementerio de Picacho, donde hoy se encuentra la gasolinera de Beiramar. Aquí acudieron los vigueses durante décadas, hasta que el tranvía hacia Baiona terminó por disuadir a los ciudadanos de bañarse en el casco urbano.

Los años, y los sucesivos rellenos portuarios, se llevaron las viejas playas urbanas de Vigo, una detrás otra. Ninguna sobrevivió, como sí ocurrió en otras ciudades costeras como la Concha de San Sebastián o Riazor, en A Coruña. Así que, mirando atrás en el pasado, nos suena raro que nuestros antepasados se bañasen en O Berbés.

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