José Félix Uriburu: El Dictador Argentino y su Impacto en la Historia

La historia de España y Argentina está profundamente interconectada. Vascos y catalanes también han tenido una fuerte relación con este territorio que en su día fue colonizado y que, posteriormente, ha servido de refugio para españoles que viajaron allí en busca de una vida mejor.

Un ejemplo claro es la actriz Margarita Xirgu que, una vez muerto Lorca y exiliada en Argentina, decidió estrenar La Casa de Bernarda Alba en un teatro de Buenos Aires. Hay muchas más figuras. El apellido Puig, por ejemplo, está asociado al autor de El beso de la mujer araña, Manuel Puig; de la misma manera que el apellido Penina ha quedado para siempre ligado a la ciudad de Rosario.

Sí, la capital de Santa Fe ya tuvo una conexión catalana antes de Messi. Uno debe remontarse a principios del siglo XX. Eran los felices años 20, Joaquín Penina, un joven albañil nacido en 1901 en Gironella, ya era militante activo de la CNT y decidió no cumplir con el entonces servicio militar obligatorio. La decisión lo llevó a ser fichado por la policía que inició su persecución para detenerlo y enviarlo al Ejército.

En 1924, el catalán se fue a Argentina y decide hacer vida en la ribera del río Paraná, en la efervescente Rosario. Se alistó a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), organización fundada el mismo año de su nacimiento. Pacifista declarado y ferviente admirador de Tolstoi, Penina se sentía bien arropado. No dudó en posicionarse políticamente y participar de diferentes acciones por los derechos de los trabajadores y contra la explotación laboral.

Del mismo modo, cuando llegó la dictadura de José Félix Benito Uriburu fue de los primeros en sublevarse. Penina ya estaba fichado por la policía porque en 1927 durante la campaña internacional por la vida de Sacco y Vanzetti fue detenido por haber distribuido La Protesta, el periódico anarquista afín a la FORA. Los datos históricos lo ponen en evidencia.

Lea también: El legado empresarial de Juan José Vera

Los militares lo acusaron de imprimir y distribuir un manifiesto contra la dictadura militar recién declarada. El mismo día de su detención, Penina fue asesinado por una cuadrilla de militares y policías, a las afueras de Rosario. Con una agravante. Su cuerpo jamás apareció.

Pero eso no ha impedido que su nombre pasara a la historia. Penina, de 29 años, fue arrestado junto a dos compañeros, el carpintero italiano Victorio Constantini y el catalán Pablo Porta, en el altillo que alquilaba en Rosario. La policía los acusó de realizar actividades subversivas. Mientras Porta y Constantini lograron escapar gracias a la complicidad de un comisario, Penina fue brutalmente torturado y llevado a la barranca sur de la ciudad, donde, frente al río, se enfrentó a su destino.

El cuerpo de Penina fue enterrado clandestinamente como NN (Non Nominato) en una fosa del cementerio La Piedad, y sus libros fueron quemados por las autoridades. La policía emitió un informe falso afirmando que había sido liberado tras su detención, mientras su familia, a más de 10.000 kilómetros de distancia, nunca pudo reclamar su cuerpo.

El legado de Penina fue inicialmente silenciado. Es el primer desaparecido de las dictaduras argentinas y eso es algo que en Argentina se recuerda. Por ley. En los años ochenta, la comunidad catalana en Rosario colocó una placa conmemorativa en su antigua residencia, aunque que el homenaje desapareció con el tiempo.

La historia de Joaquín Penina se ha convertido en un mito en Argentina, aunque no tanto en España. En Rosario, su nombre resurge periódicamente en investigaciones y homenajes, mientras que en España figuras como Federica Montseny, destacada líder del anarquismo ibérico y ministra de la Segunda República, fueron los únicos que denunciaron su asesinato en 1931. Más allá de esos años, nadie le recuerda en su país natal.

Lea también: El Éxito de José Elías Navarro

Entre sus antepasados más destacados, figura Ernesto Mauricio Bosch Peña, canciller argentino durante la presidencia de Roque Sáenz Peña (1910-1914) y en el tramo inicial (1930-1931) del primer gobierno de facto de la historia doméstica, a cargo de José Félix Uriburu, quien estrechó los lazos políticos y -sobre todo- comerciales con el Imperio Británico y los Estados Unidos.

“Hermano de Ernesto Mauricio -también primer titular del Banco Central- fue Samuel Fortunato Bosch Peña, padre de Miguel Alfredo Bosch Marín, quien se casó con Julieta Seeber Demaría, hermana de Marta, que contrajo matrimonio con Oscar Braun Menéndez, hermano de Luis Eduardo, el abuelo materno de Marcos Peña. De la descendencia de Miguel y Julieta, se desprende una gruesa rama de actuales funcionarios, por un lado, y de empresarios, por el otro.

“De 72 años Mariano Miguel Bosch Seeber, bajo el gobierno de Cambiemos, fue designado vicepresidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

“El Grupo Lacau integra el holding Proteinsa, el cual, tras la quiebra decretada de Rasic Hnos., se quedó con la avícola al imponerse en el concurso. La investigación sobre los primos cuenta que: “Juan Manuel fue designado flamante subsecretario de Pesca y Acuicultura. Antes de eso, se desempeñaba como director de Coordinación Pesquera. Puesto en el cual estaría siendo cuestionado por distintos sectores, el motivo, él como director, ha promovido la reformulación de algunos permisos pesqueros para beneficiar a sectores empresarios. También su padre, Juan Manuel Miguel Bosch Seeber, de mismo nombre, fue representante legal de la empresa Pescasur S.A.

El sitio Letra P da cuenta de mas familiares de Marcos Peña que están en posición de poder. Otro flamante funcionario vidalista ligado a este linaje es Pedro María Botta Olaciregui, casado con Candelaria Marini Bosch, nieta de Francisco Miguel Bosch Seeber. Como da cuenta toda esta investigación, la sangre de la oligarquía terrateniente dentro del gobierno de Cambiemos es parte de la larga lista de nombres que vienen gobernando tras bambalinas y no tanto, desde la creación del Estado argentino.

Lea también: El enfoque integral de Sande

tags: #jose #felix #uriburu #empresario