El éxito en cualquier tarea depende de la concentración y la capacidad de mantenerla. Existe una correlación directa entre concentración y rendimiento, y la mejor práctica es evitar interrupciones, eliminando o limitando todo aquello que pueda interferir en nuestra concentración.
1. Foco: La Clave para la Productividad
Las personas de éxito convergen en un punto: son personas altamente enfocadas. El foco permite hacer más (cantidad), mejor (calidad) y con mayor rapidez (velocidad), lo cual es una ventaja competitiva. Por el contrario, la multitarea es el gran enemigo de la productividad: hacer varias cosas al mismo tiempo disminuye la calidad de nuestro trabajo y supone una mayor carga cognitiva.
Solo cuando existe una concentración profunda (deep work) es posible avanzar y hacer un trabajo riguroso. La receta es clara: céntrate en lo que estás haciendo y en una sola cosa cada vez. Cualquier persona hará mejor cualquier tarea si está concentrada en ella que si está dispersa haciendo múltiples cosas.
Cal Newport plasmó estas conclusiones en su libro Concéntrate (Deep Work): las 4 reglas para el éxito en la era de la distracción, señalando que “Trabajar a fondo (deep work) es necesario para extraer hasta la última gota de valor de nuestra capacidad intelectual.
2. Aprender a Decir No
El conocido inversor Warren Buffett afirmaba que “la diferencia entre la gente de éxito y el resto es que la gente de éxito dice no a casi todo”. Productividad no es hacer muchas cosas, sino eliminar todo aquello que no debería hacerse. La productividad consiste en suprimir todo aquello que es irrelevante para tu negocio. El éxito está en qué no hacer.
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Para ser productivo tienes que aprender a descartar; y para ser excelente tienes que descartar muchas cosas. Como señala Tim Ferriss en su obra La semana laboral de 4 horas: “Estar ocupado suele ser una excusa para evitar unas pocas acciones incómodas que son las que de verdad importan”. No vale la pena hacer bien lo que, para empezar, no merece la pena hacer.
3. Priorizar y Gestionar el Tiempo
El día tiene 24 horas para cualquier persona, por tanto, no hay tiempo para hacer todo lo que nos gustaría. Siempre hay más cosas por hacer que tiempo disponible. Por este motivo, la vida es una cuestión de prioridades: no hay tiempo para todo, pero siempre hay tiempo para lo que uno quiere que haya tiempo. Cuando alguien dice que no tiene tiempo para hacer algo, en realidad lo que te está diciendo es que no le importa mucho.
Vivir es elegir y elegir es descartar. Oliver Burkeman, periodista y autor de Cuatro mil semanas: gestión del tiempo para mortales, escribe: “La única vía de escape hacia la libertad psicológica es olvidarse de la fantasía de negar los límites e intentar hacerlo todo y, en cambio, centrarte en hacer unas pocas cosas, pero de las que valen la pena”. Sin prioridades todo parece urgente e importante. Si a tu día le faltan horas es que hay algo que no estás haciendo bien.
Es fundamental crear espacios de aislamiento en los que nada ni nadie pueda molestarnos. Además, hay que comunicárselo a los demás para que así lo sepan y eviten caer en la tentación de hacerlo. Jason Fried, autor de Reinicia: borra lo aprendido y piensa la empresa de otra forma, es claro: “Cualquier interrupción implica volver a empezar. No puedes conseguir resultados significativos si estás siempre: empiezo, paro, empiezo, paro…”. Igualmente señala: “Deberías establecer una rutina para aislarte.
4. Delegar para Multiplicar el Tiempo
Delegar todo lo que sea posible nos permite tener más tiempo, contar con más energías y focalizarnos en nuestras fortalezas sin tener que atender cuestiones menores ni aquello que no es nuestra área de expertise. El arte de liderar es el arte de delegar. Quien no sabe delegar, no sabe dirigir.
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Richard Branson, fundador de Virgin, apuntaba: “Delegar es una de las habilidades clave que todo empresario debe dominar, ya sea gestionando una empresa o estando al frente de un departamento. Yo aprendí desde muy joven lo importante que es delegar”. También Barack Obama, ex presidente de los Estados Unidos, decía: “He aprendido que si un problema es fácil nunca debe llegar a mi mesa”. Si quieres hacer grandes cosas y tener un gran impacto, aprende a delegar. Cuando pides ayuda, tu poder se multiplica. Solos estamos muy limitados.
5. Asertividad: Defenderse Inteligentemente
La asertividad existe para defendernos inteligentemente de los demás. El ser humano es egoísta por naturaleza, y siempre intenta barrer para casa; es decir, intenta lograr de los demás lo que desea y cuando lo desea. Por ello, es clave aprender a decir ‘no’ y además hacerlo con frecuencia, ya que de otro modo nos veremos desbordados.
La asertividad es crítica para la productividad personal. Eso sí, conviene hacer una distinción entre ser asertivo y ser agresivo. La diferencia radica en el impacto que nuestras palabras y comportamientos tienen en el bienestar de los demás. De lo que se trata es de ser firmes (para protegernos) siendo amables (para no dañar). Ser asertivo se ha vuelto una competencia primordial hoy día debido a que estamos demasiado accesibles para todo el mundo. Pero estar accesibles no significa estar disponibles, de ahí la importancia de la asertividad.
No dejes que tu boca te llene de trabajo. No lo olvides: las urgencias de los demás no tienen por qué ser tus prioridades.
6. Descanso Profundo para Máxima Concentración
Solo un descanso profundo permite una concentración máxima. Un cerebro a pleno rendimiento es un cerebro que descansa. La energía no es ilimitada, por eso debemos cuidarla. Equilibrar los tiempos de ocio y negocio es crítico para luego aplicar la energía al trabajo de manera más óptima. Quien solo trabaja acaba trabajando peor.
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Cuando la energía baja, el rendimiento se resiente. Hacer, hacer, hacer… es improductivo a todas luces. Hacer más no es hacer mejor; hacer más simplemente es hacer más. Hacer menos no es vaguería, es inteligencia. Ferran Adrià, -nuestro chef más internacional- decía: “En los paréntesis crece la innovación. Parar, pensar, planear… y después producir”. Por su parte, el filósofo Aristóteles, veintitrés siglos atrás nos dejaba esta reflexión: “El exceso de trabajo impide la adecuada contemplación de la belleza y de la verdad”. Descansa más para rendir mejor.
7. Planificación Anticipada
Nunca comiences el día hasta que no lo hayas terminado en papel. No te sientes delante del ordenador sin saber qué vas a hacer anticipadamente. La mayoría de la gente no planifica y va haciendo las cosas sobre la marcha, según van surgiendo y cayendo encima de la mesa, y así es fácil que el tiempo se nos vaya de las manos y queden muchas cosas pendientes.
Por el contrario, la gente de éxito tiene claras sus prioridades y las defiende. El reto es siempre el mismo: más planificación y menos improvisación. Quien fracasa al planificar, planifica fracasar. El éxito exige planificación.
Francisco Alcaide Hernández, conferenciante, formador y coach en liderazgo y motivación señala que la clave está en la planificación y la gestión eficaz del tiempo.
Tabla Resumen de las Ocho Claves del Liderazgo
| Clave | Descripción | Beneficios |
|---|---|---|
| Foco | Concentrarse en una tarea a la vez. | Mayor productividad y calidad en el trabajo. |
| Aprender a Decir No | Eliminar actividades irrelevantes. | Optimización del tiempo y recursos. |
| Priorizar | Gestionar el tiempo enfocándose en lo importante. | Reducción del estrés y aumento de la eficiencia. |
| Delegar | Asignar tareas a otros para liberar tiempo. | Mayor enfoque en fortalezas y crecimiento. |
| Asertividad | Defender los propios derechos y prioridades. | Protección contra sobrecargas y exigencias externas. |
| Descanso | Permitir un descanso profundo para el cerebro. | Máxima concentración y rendimiento óptimo. |
| Planificación | Organizar el día anticipadamente. | Claridad en las prioridades y evitar improvisaciones. |