En la era de la post-verdad y la influencia fácil a través de las redes sociales, existe una notable escasez de líderes auténticos. Sin embargo, el liderazgo transformador, basado en el amor y la apreciación por los demás, emerge como una necesidad fundamental.
¿Qué es el Liderazgo con Amor?
El liderazgo con amor no se trata de ser perfecto, sino de ser humano. Se basa en la idea de que para liderar de manera efectiva, es esencial conectar con los demás a un nivel personal, comprender sus necesidades y motivaciones, y crear un ambiente de confianza y respeto mutuo.
Probablemente Sam Keen, no tenía en mente el liderazgo cuando pensó la relación entre el amor y la perfección, pero tienen mucha relación. Uno de los grandes problemas de los líderes, es que tanto ellos como los demás, esperan que sean perfectos, y nada más lejos de la realidad. En primer termino, quedemos de acuerdo, en que la perfección como tal, no solo no existe, sino que es subjetiva dependiendo de las circunstancias, la perspectiva, etc.
No es preciso ser perfecto, no te preocupes por serlo, para convertirte en líder, pueden hacer falta muchas cosas, pero ésta no es una de ellas. Además, no olvides que al mostrar tus imperfecciones, empatizas con tus seguidores, les das esperanza, y les sirves de modelo, ya que si tú siendo así, puedes liderar y llegar lejos, ellos que también se saben imperfectos, podrían convertirse también en líderes.
Los 10 Mandamientos del Liderazgo con Amor
Franz Heukamp (Decano del IESE) afirmaba recientemente en un foro sobre inteligencia artificial: cuanto más tecnología tengamos disponible más necesario será reforzar las habilidades personales para ser feliz y tener éxito e impacto profesional. Conocer y apreciar a cada empleado, re-ilusionar, superar la creciente desconfianza social y pérdida de compromiso laboral.
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- Amor: Tienen sólidos cimientos personales (autoestima y autoliderazgo) y eso les permite nutrir y nutrirse de los demás.
- Credibilidad: Son excelentes personas y grandes profesionales y por ello son percibidos como ejemplares. Y a la vez no esconden su lado más humano. Son cercanos y vulnerables. Tienen carisma a los ojos de los demás: manejan adecuadamente su poder (potestas) a través de su autoridad (autoritas).
- Visión y legado: Trabajan cada día para dejar una huella positiva en la sociedad, anticipándose a los cambios y generando una ilusión colectiva que les sobrevive.
- Unidad: Valoran la potencia multiplicadora de los equipos en los que fomentan la diversidad de perfiles y el sano debate de las distintas opiniones.
- Confianza: Saben que este aspecto es el lubricante clave en cualquier organización.
- Compromiso: Lo identifican como la otra cara de la moneda y elemento sinérgico con la confianza.
- Transparencia: Comprenden que comunicación constante en el S. XXI es más una oportunidad que una amenaza.
- Crecimiento: No dejan nunca de aprender y son humildes para aprender de los demás a pesar de su éxito. Aspiran a ser cada día mejor y lograr los resultados. Potencian su lado intuitivo e inteligencia emocional y no sólo el racional.
- Transformación: Abrazan el cambio continuo, toman riesgos y combinan el sano inconformismo con el disfrute periódico de los éxitos alcanzados. Tienen una fuerte visión externa y por ello preguntan y exploran constantemente.
- Resiliencia: Su fortaleza mental y positivismo les ayuda a gestionar sus contratiempos vitales. Son capaces de convertir el infortunio en sabiduría personal y además la comparten con los demás.
El coach Pablo Tovar recogía brillantemente este enfoque en un artículo sobre la visión del liderazgo de Teresa de Calcuta. «Yo no sé nada sobre liderazgo y cambio; pero si sé que si quieren ver cambio en sus organizaciones necesitan conocer y amar a su gente, porque si no conocen a su gente no habrá confianza, y si no hay confianza la gente no asumirá riesgos, y si no asumen riesgos no habrá cambio. Y deben amar a su gente, porque sin amor no habrá pasión, y si no hay pasión ellos no se sentirán poderosos, y si no se sienten poderosos no habrá cambio.
Lenguajes del Amor en el Ámbito Laboral
Así como existen diferentes lenguajes del amor en las relaciones personales, también existen formas de expresar aprecio y reconocimiento en el trabajo. Reconocer y utilizar estos lenguajes puede fortalecer los lazos entre los miembros del equipo y fomentar un ambiente laboral más positivo.
- Palabras de afirmación: Acciones tan sencillas como reconocer el buen trabajo del equipo, ya sea por escrito o verbalmente, hace parte de este primer lenguaje. Cuanto más específicas y sinceras sean esas palabras de afirmación, mayor valor cobrarán en las personas.
- Tiempo de calidad: Podríamos resumir este lenguaje como la importancia de crear vínculos en el trabajo. A las personas que prefieren este tipo de lenguaje les gusta ser escuchadas. Muchas veces no necesitan de un consejo, escucharlos y ser empáticos con la situación puede ser suficiente para que se sientan valoradas.
- Actos de servicio: Las personas que optan por este lenguaje son aquellas que tienen la perspectiva de que “las acciones valen más que las palabras”. Los actos de servicio llevados al ámbito laboral consisten en el apoyo y cuidado que damos a los demás, esto es, cualquier cosa que podamos hacer para ayudarles.
- Recibir regalos: Hay personas que valoran las recompensas tangibles. No necesariamente debe ser algo costoso o muy elaborado, el objetivo es que estos regalos sean para quien lo recibe símbolo de aprecio y reconocimiento al trabajo bien hecho.
- Contacto físico: Seguro que tienes compañeros que son efusivos al saludar o felicitar. Gestos como chocar las manos, dar una palmadita en la espalda por un logro conseguido, incluso enviar un aplauso virtual cuando ves que ha hecho una buena intervención en una reunión por Teams.
El reto está en saber reconocer el lenguaje favorito de tus compañeros e interactuar con ellos a través de estos.
Ejemplo de Liderazgo con Amor: John Hope Bryant y Operation HOPE
La pobreza que vivió John Hope Bryant en su infancia y seis meses de estar sin hogar estimularon su deseo de ayudar a la gente de comunidades de bajos ingresos. La creencia de John Hope Bryant en el liderazgo de amor lo llevó a iniciar Operation HOPE, la primera organización bancaria de inversión social no lucrativa de Estados Unidos. El objetivo de Operation HOPE es enseñar a gente de escasos recursos conocimientos financieros, sacarlos de la pobreza y convertir a los cobradores de cheques en clientes bancarios, a los inquilinos en propietarios de vivienda y a los soñadores en emprendedores.
Bryant incluye entrevistas con líderes basados en el amor tanto famosos como desconocidos -entre ellos, Bill Clinton y el príncipe Haakon Magnus de Noruega-, pero sus historias son en su mayoría lugares comunes. La propia historia de Bryant es su ejemplo más convincente del liderazgo basado en el amor.
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