Liderazgo y Poder en los Grupos: Una Perspectiva de la Psicología Social

“El papel del líder en una organización es crucial, ya que es el principal motivo por el que los empleados deciden irse” es una frase que todos tenemos grabada a fuego.

En mi caso, lo pude comprobar empíricamente hace años cuando trabajaba en una conocida multinacional tecnológica.

Estudiando los resultados de la encuesta de clima en un departamento, comprobamos que equipos que tenían las mismas funciones, misma carga de trabajo, mismas condiciones laborales, ambientales, etc. tenían resultados claramente diferentes.

Unos descontentos con absolutamente todo: el desarrollo que ofrecía la empresa, la estrategia y cultura de la compañía, la compensación y beneficios, etc.

Mientras que los miembros del otro equipo tenían puntuaciones significativamente (en su acepción estadística) superiores en todas las categorías.

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Recordemos que las condiciones eran objetivamente las mismas en ambos equipos.

El Liderazgo Más Allá del Cargo Jerárquico

En primer lugar, el liderazgo no consiste en gestionar proyectos, procesos o personas como si fueran meros recursos.

Tampoco podemos pensar en el liderazgo como un simple cargo jerárquico.

Tener una posición alta en la estructura de la organización no garantiza que alguien sea un líder.

El liderazgo efectivo se ejerce a través de la influencia, no del poder.

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De hecho, es habitual identificar “líderes ocultos” en las organizaciones con técnicas como ONA (organizational network analysis), encontrando perfiles que en la jerarquía no tienen una posición formal de gestión de personas y, sin embargo, ejercen como tal y son influyentes en su red.

Otro mito común es creer que el liderazgo es un rasgo de personalidad innato.

Si bien es cierto que algunas características como la extroversión o la empatía pueden facilitar ciertas tareas de liderazgo, no son suficientes por sí solas.

Como dice Martin Boult, el liderazgo es una habilidad que se aprende y desarrolla con el tiempo.

No se nace líder, “se hace”.

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Evolución del Concepto de Liderazgo

El concepto de liderazgo ha evolucionado a lo largo del tiempo.

Kurt Lewin fue pionero al identificar tres estilos básicos de liderazgo: autoritario, democrático y laissez-faire, cada uno con sus ventajas y desventajas.

Daniel Goleman, por su parte, nos enseñó la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo, destacando que los líderes más efectivos son aquellos que pueden manejar sus emociones y las de su equipo para mejorar el rendimiento y el bienestar general.

Martin Seligman, fundador de la psicología positiva, propone que los líderes deben enfocarse en las fortalezas de sus equipos, creando entornos laborales donde predomine el optimismo y el desarrollo personal.

Podríamos resumir que el liderazgo actual es la habilidad de influir positivamente en un grupo de personas, fomentando su crecimiento y bienestar mientras se alcanzan los objetivos organizacionales.

La Psicología en el Día a Día del Líder

Será que últimamente mi licenciatura en Psicología está a flor de piel, porque doy clase a tiernos alumnos de grado, pero me parece especialmente relevante entender qué aporta la psicología en el día a día de un líder.

El liderazgo no solo implica dirigir, sino también entender a las personas y las dinámicas que emergen en un equipo.

El primer paso en el desarrollo de un buen liderazgo es el autoconocimiento.

No solo se trata de entender quién eres, sino de cómo tus características personales, tu perfil conductual, impacta en tu estilo de liderazgo.

El autoconocimiento permite a los líderes ajustar su enfoque para interactuar de manera efectiva con cada miembro del equipo, tomando en cuenta sus personalidades y estilos de trabajo.

En cuanto a la motivación, es esencial recordar que no todos los empleados se sienten motivados por las mismas cosas.

Finalmente, la capacidad para gestionar el cambio es una habilidad clave en el liderazgo moderno.

La psicología del liderazgo nos enseña, por tanto, que ser un buen líder no se trata solo de dar órdenes o mantener el control.

Se trata de comprender profundamente a las personas y las dinámicas que se crean en un equipo.

El liderazgo efectivo combina el autoconocimiento con la capacidad para incluir, conectar, motivar y gestionar el cambio.

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