En las sociedades u organizaciones jerarquizadas generalmente se trabaja para la consecución de un objetivo supeditado a un fin común y superior.
El mando se refiere a la acción de la autoridad en el ejercicio del poder para regular el funcionamiento, generalmente de algo.
Tiene sustento legal y se basa en el principio de jerarquía, es decir en el empleo militar y en el cargo que se ejerce.
El mando lo ejerce un superior en función de la jerarquía.
Su capacidad para mandar es institucional, no así el liderazgo.
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Si la consecución de este objetivo se consigue a partir de cualidades personales y capacidades propias en ausencia de instrumentos dados por el cargo y por lo tanto externos a la persona hablamos de liderazgo.
La autoridad del líder proviene del reconocimiento de sus seguidores y no al revés.
Sus cualidades son personales e intransferibles.
En la milicia se hace realidad el tópico de que "exige vocación e imprime carácter".
Se trata muchas veces de actividades rutinarias, otras veces de actividades singulares y tanto unas como otras pueden entrañar riesgos.
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Por eso la condición ideal es la alcanzable cuando la autoridad legal, o sea, el que ostenta el mando, converge con las cualidades de un líder y a la autoridad legal se le une el liderazgo personal.
Evolución del Mando en un Entorno Dinámico
Anteriormente y hasta no hace muchos años la actividad del mando se desarrollaba en un entorno relativamente estable.
Los cambios eran lentos, la tecnología era una tecnología probada y estable con una evolución constante.
La normativa duraba por muchos años y las misiones y los cometidos, incluso los conflictos estaban bien definidos.
Ahora la incertidumbre y el cambio son las características de un presente dinámico y globalizado que requiere del mando algo más que el poder jerárquico, ya que se está obligando continuamente a la exigencia de cambios constantes, dinamismo, nuevos retos y nuevas exigencias.
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De nada sirve el ejercicio del mando si no hay un control de lo mandado, si no hay un seguimiento de lo ordenado, una observación y verificación de lo mandado para mantener el buen camino de la acción, rectificarla o anularla.
El mando y control es el paraguas que protege las condiciones en las que se desarrolla una acción, se desarrollará, o que analiza las probabilidades en las que puede desarrollarse una acción.
Es una evolución del mando esencial para sobrevivir en ambientes competitivos.
Sobre todo cuando se necesita la cooperación entre diversos elementos, entidades, incluso estados.
El mando y control crea valor, ventaja competitiva que se diría en el mundo de la industria y amplifica el ejercicio de la autoridad, que si además está asociado a la figura del líder, hablamos de mayor eficacia en el liderazgo.
El mando y control trata la capacidad de concentrar los esfuerzos ligados a una misión: individuos, organizaciones, recursos, información…
Niveles del Mando y Control: Táctico, Operacional y Estratégico
El fundamento básico del mando y control se sustenta en tres niveles:
- Táctico
- Operacional
- Estratégico
Esto liga con los niveles de liderazgo que se encuentran en el mando en función del cargo que se ocupe en el escalafón.
Nivel Táctico
En el nivel táctico, el trato con los subordinados ha de ser directo, estrecho y continuo.
Conocer bien a los subordinados es fundamental y la comunicación constante.
La influencia del líder en el nivel táctico o directo es enorme y un buen jefe en este escalón puede constituir un gran modelo de referencia.
Nivel Operacional
En el nivel ejecutivo u operacional el trato con los subordinados suele ser indirecto, siendo por tanto menor el conocimiento que se tiene del subordinado.
Aquí la comunicación suele ser más formal.
El mando operacional hace referencia al mando de la unidad y no hay nada parecido en la jerarquía como un puesto de este tipo.
Para el mando de unidades operativas la acreditación de la idoneidad para el mando es obligada.
La figura de un comandante, de un buen jefe de unidad, imprime un sello de excelencia en sus subordinados.
Dirigir implica capacidad de toma de decisiones sin disponer de una información exhaustiva.
Por ello la confianza en delegados es la principal valía de un mando que lidera.
Un mando ejecutivo debe proporcionar directrices claras, comprobar que se han comprendido y aceptar ciertos riesgos como inevitables.
La aceptación de la incertidumbre, no sólo en el mando, sino en todos los niveles que supone el sistema de mando y control.
La comunicación a este nivel cobra mucha importancia, es “información del mando” lo que hay que transmitir y hay que habilitar canales ágiles de comunicación, explotar al máximo los sistemas de información y las nuevas tecnologías.
El papel que juega el mando ejecutivo como líder es esencial en las relaciones con la cúspide jerárquica y la base piramidal.
El sentimiento de grupo, de unidad, se ve debilitada por la difuminación del líder debido a las estructuras formales.
El líder ejecutivo debe responder a este hándicap empleando la estructura como un equipo de equipos.
Nivel Estratégico
En el nivel estratégico el trato con subordinados es muy indirecto y lejano.
La comunicación muy formal, generalmente por vía escrita.
La interrelación a este nivel suele ser con iguales de otras áreas, internas a la organización y externas, incluso internacionales.
La complejidad de este nivel hace que esté ocupado, o debería estarlo, por los profesionales de mayor experiencia y contrastada competencia profesional con excepcionales dotes para el liderazgo.
Visión, gestión de la confianza, resolución, adaptabilidad y habilidad para la comunicación son algunos de los requisitos del líder en este escalón.
Debe entender la organización como un todo e incluso como un elemento más dentro del conjunto estado.
El líder estratégico debe trasladar su visión en cascada desde sus inmediatos subordinados a la totalidad de individuos.
La Importancia del Equipo
Aquí la capacidad de delegar es esencial, al igual que superar el miedo al error y aceptar cierto nivel de incertidumbre.
Actuar únicamente con certezas empíricas a partir de métodos exclusivamente cartesianos sin aceptar cierto riesgo, ambigüedad en la resolución o cierta horquilla en el resultado puede implicar la parálisis de la organización.
Por definición el líder estratégico sirve a toda la organización y uno de sus principales retos es hacer sentir a todos los subordinados como alguien cercano y accesible.
Debe habilitar mecanismos que le permitan saber cuál es el estado de ánimo de su organización, detectar los factores que puedan afectar a su motivación y trabajar para que esta motivación sea elevada.
El liderazgo es un camino donde lo importante se encuentra en cada paso dado, en la progresión, no en la meta.
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