Ventajas y Desventajas del Liderazgo Transformacional

El liderazgo es una de las cualidades laborales más valoradas en la actualidad. Un buen líder es capaz de guiar una empresa hacia el éxito, teniendo presentes diversas acciones y estrategias corporativas para alcanzar su propósito. Asimismo, cabe señalar que no todos los tipos de líder son iguales; cada uno de ellos actuará bajo su propio sistema.

¿Qué es el Liderazgo?

El liderazgo es la capacidad de una persona para guiar a otras hacia objetivos comunes. La forma en que un líder dirige, motiva e interactúa con los miembros del equipo puede marcar la diferencia entre alcanzar los objetivos propuestos o quedarse corto en el intento.

Dentro de la literatura empresarial hay unas cuantas definiciones de estilos de liderazgo. En el liderazgo adaptativo, el líder se adapta a las personas de la empresa. No al contexto ni al entorno, sino a las personas.

Los líderes carismáticos son esas personas que tienen “algo”. Tienen capacidad de seducción, comunican muy bien y por eso son capaces de generar entusiasmo en los demás.

Tipos de Liderazgo Empresarial

En efecto, no todos los líderes utilizan las mismas técnicas para llevar adelante sus tareas. De esta forma, un estilo de liderazgo define el modus operandi de los diferentes tipos de líder.

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Aquí te mostramos algunos de los estilos de liderazgo empresarial más utilizados en la actualidad para liderar y motivar equipos en las organizaciones:

  1. Liderazgo democrático
  2. Liderazgo de coaching (entrenador)
  3. Liderazgo afiliativo
  4. Liderazgo directivo
  5. Liderazgo capacitador
  6. Liderazgo laissez-faire
  7. Liderazgo autoritario o autocrático
  8. Liderazgo burocrático
  9. Liderazgo transaccional
  10. Liderazgo transformacional

Es importante tener en cuenta que hay varios tipos de liderazgo, pero hay que tener claro que no son incompatibles entre sí.

Liderazgo Autoritario o Autocrático

El liderazgo autoritario o liderazgo autocrático se caracteriza por un control absoluto por parte del líder, quien toma todas las decisiones sin consultar al resto del equipo. Es positivo a la hora de tomar decisiones, ya que la responsabilidad recae únicamente en una persona. Sin embargo, este estilo de liderazgo puede presentar algunos problemas. A largo plazo, puede generar un clima laboral poco recomendable, con desmotivación entre los colaboradores y falta de cohesión en el equipo.

El liderazgo autocrático también se identifica como “liderazgo autoritario”. Un liderazgo autocrático es necesario en algunos casos en los que no se llega a un acuerdo y hace falta seguir avanzando.

Liderazgo Democrático

Este tipo de liderazgo destaca por propiciar la colaboración, el trabajo en equipo, la comunicación interna y el desarrollo de nuevas habilidades.

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El liderazgo democrático, también conocido como liderazgo participativo, involucra a los miembros del equipo en el proceso de toma de decisión.

Liderazgo Afiliativo

Con el liderazgo afiliativo se impulsan buenas relaciones entre los diferentes trabajadores, generando así un clima positivo y colaborativo. Este líder destaca por su carisma y es ideal para el comienzo de un nuevo equipo o en momentos de crisis para apaciguar el ambiente. No obstante, este tipo de liderazgo puede ser perjudicial; ya que en ocasiones el líder antepone esas buenas relaciones, olvidándose de los objetivos y de la productividad de la empresa.

Liderazgo Laissez-faire

En 1939, Lewin también presentó su propia teoría sobre el estilo del liderazgo empresarial. En otras palabras, se trata de este estilo de liderazgo en el que el líder confía plenamente en los trabajadores, dejando que estos trabajen motu proprio.

El liderazgo laissez-faire se basa en otorgar total libertad al equipo para tomar sus propias decisiones.

El término “laissez-faire” viene del francés y significa “dejar hacer”.

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Liderazgo Transaccional

El liderazgo transaccional es el opuesto al liderazgo transformacional.

El liderazgo transaccional se basa en un sistema de recompensas y sanciones para motivar al equipo.

Liderazgo Transformacional

El líder transformacional inspira, pero a su vez se siente apoyado por algunos de sus empleados.

El liderazgo transformacional se centra en inspirar y motivar al equipo para que superen sus propios límites y alcancen metas ambiciosas.

¿Sabías que liderazgo transformacional motiva, inspira y genera cambios reales? En un entorno corporativo es fundamental que exista la figura de un líder que coordine el trabajo y a las personas que van a ejecutarlo. El liderazgo transformacional emerge como una de las formas más efectivas para inspirar y motivar a las personas empleadas, fomentando la innovación y el crecimiento tanto a nivel individual como general en la empresa.

El liderazgo transformacional no solo impulsa la motivación y el compromiso de los equipos, sino que es clave para construir culturas organizacionales resilientes y orientadas al cambio. En un entorno laboral donde la innovación y el talento son diferenciadores estratégicos, este estilo de liderazgo permite a las organizaciones evolucionar y adaptarse de forma ágil.

La dirección que ejerce un liderazgo transformacional está formada por personas con gran carisma, que son vistas como modelos a seguir y se erigen como fuente de inspiración por su comportamiento ético y sus altos valores morales.

Liderazgo Situacional

Este liderazgo es el más cambiante, ya que la persona que lidera se adapta y modifica su estilo en función de la situación y las necesidades que tenga el equipo en ese momento.

Un liderazgo situacional es altamente versátil, pero puede reflejar una falta de personalidad si no se posiciona bien en determinadas situaciones.

Características Principales del Liderazgo Transformacional

El término “liderazgo transformacional” fue popularizado por el historiador James MacGregor Burns. En la década del setenta, él fue uno de los fundadores de los estudios del liderazgo, estimulado en gran medida por los hallazgos en sus investigaciones sobre los presidentes estadounidenses. Especializado en Franklin Delano Roosevelt y obviamente influido por su figura, Burns quería construir una teoría unificada del liderazgo que permitiera afrontar los desafíos de una época convulsa y cambiante.

La principal característica del liderazgo transformacional es que tiene la capacidad de generar, recibir y aprovechar el cambio. No importa si se trata de una transformación general del mercado o una transición digital en recursos humanos: los líderes transformacionales tienen éxito precisamente en estas situaciones inciertas.

Esto se debe a que, a diferencia de otros tipos de liderazgo, el transformacional lleva a los individuos a perseguir objetivos por fuera de su propio interés particular. Estos líderes guían a sus empleados hacia metas colectivas, superadoras de lo estrictamente individual, y eso permite a los equipos encabezar procesos exitosos de cambio e innovación.

Para lograrlo, tienen que ser a la vez un modelo y un guía, un ejemplo a seguir y una influencia benéfica en el desarrollo de sus subordinados.

No cualquier persona puede ser un líder transformacional; para ejecutarlo de manera convincente, es necesario cumplir con ciertas características. Algunas son:

  • Carisma. Los líderes transformacionales generan confianza y respeto en sus subordinados. Esto va más allá del rol concreto que ocupan en la jerarquía de la empresa; se logra, en realidad, demostrando autoconfianza, lealtad y compromiso. Sus colaboradores sienten el deseo genuino de seguirlos.
  • Empatía. Un buen líder transformacional usa la empatía para considerar individualmente a cada miembro de su equipo. De esta forma, sus subordinados saben que son tenidos en cuenta, y encuentran en él una persona con quien compartir sus preocupaciones, sus deseos y sus metas.
  • Motivación. Los colaboradores dan lo mejor de sí cuando se sienten optimistas y entusiasmados. Los líderes transformacionales propician ese estado creando un sentido de identidad con la empresa, implicando a sus empleados en las soluciones y favoreciendo el desarrollo de sus capacidades.
  • Tolerancia. El conflicto es una parte inevitable del cambio; para transformar y producir algo nuevo, es fundamental hacer lugar a la diferencia y ser comprensivo con el error. El humor, la aceptación y la racionalidad favorecen este tipo de atmósfera.
  • Dirección. Tener la capacidad de tomar decisiones de manera convincente es fundamental para cualquier líder. Para eso, es necesario contar con buenas capacidades de comunicación y una buena evaluación de las capacidades y los riesgos involucrados en cada situación.

Tipos de Liderazgo Transformacional

Los líderes transformacionales cuentan con muchas maneras de guiar a sus colaboradores. Estas estrategias dependen, en gran medida, de una correcta evaluación de la persona que tienen delante: parte del talento de un buen líder está en reconocer qué estímulos potencian a cada uno de sus empleados, de acuerdo a sus personalidades. Este trabajo individualizado depende de una buena dosis de empatía y de una notable capacidad de motivación.

En general, se considera que hay tres tipos de liderazgo transformacional, determinados por el tipo de estímulo que utilizan, sea positivo, negativo o intrínseco. Esto no significa que las estrategias sean irreconciliables, sino más bien que son herramientas para distintas situaciones; de alguna manera, el trabajo del líder transformacional está en reconocer cuándo usar un martillo y cuándo usar un destornillador.

Estimulación Positiva

La estimulación positiva forma parte del llamado pensamiento positivo, es decir, de la capacidad de centrarse en los aspectos positivos de las cosas. En este sentido, podemos decir que es un tipo de motivación bastante común y conocida. Se basa en el principio de que incluso los fracasos dan lugar a experiencias valiosas. Parte fundamental de la tarea de un buen líder transformacional es reconocer esas experiencias y hacerlas notar.

Hay muchas formas de recurrir a la estimulación positiva. La más sencilla y directa es resaltar directamente los aspectos positivos: “De acuerdo, este proyecto fracasó, pero ahora aprendimos cómo hacerlo mejor para la próxima vez”. Este tipo de enunciados -del estilo “a veces se gana y a veces se pierde”- pueden ser muy útiles. Sin embargo, en algunos casos la frustración es tan grande que los colaboradores no están dispuestos a reconocer sus propios logros.

En esas situaciones, quizás lo más conveniente es plantear la estimulación positiva como una serie de preguntas, al estilo de “¿Qué te llevas de esta experiencia?”. De esta forma, los colaboradores encuentran los aspectos positivos por sí mismos, cosa que los deja más dispuestos a reconocerlos. Siempre somos más permeables a nuestras propias ideas que a las de los demás; el líder positivo aprovecha eso para guiar a sus colaboradores hacia ideas beneficiosas. Por si fuera poco, esto allana el camino para que después sea el propio colaborador quien se haga las preguntas, dando lugar a un estado mental virtuoso de automotivación.

Estimulación Negativa

La estimulación positiva alivia la frustración concentrándose en aquello que salió bien. La estimulación negativa, por el contrario, se concentra en aquello que podría haber salido peor. La idea es ayudar al colaborador a enmarcar su fracaso dentro de un contexto más amplio. Esa nueva perspectiva ayuda a desdramatizarlo y a no concentrarse en él más de lo necesario.

Frases como “no es el fin del mundo” o “nadie morirá por esto” apuntan claramente en esta dirección. Es importante notar que no todo el mundo reacciona igual a cada tipo de estímulo. La estimulación positiva es normalmente la más común, pero hay ciertas personalidades -normalmente muy autoexigentes o con un elevado sentido de la responsabilidad- que responden mejor a la estimulación negativa. Los líderes positivos usan su inteligencia emocional para detectar qué funciona mejor con cada uno de sus colaboradores, y lo aprovechan.

Estimulación Intrínseca

El tercer tipo, la estimulación intrínseca, es probablemente el más exigente de todos, pero también el más eficaz. En este caso, a diferencia de los anteriores, la motivación no surge de la situación -qué tan bien o qué tan mal salió- sino de las personas. Cada individuo tiene formas de automotivarse. Algunos son llevados por la curiosidad, otros por el reconocimiento, otros por el miedo al fracaso. En general, las personas más exitosas desarrollan circuitos de autoestímulo, que les permiten embarcarse en tareas ambiciosas y difíciles.

El secreto está en hacer coincidir, de alguna manera, los deberes con los intereses o las pasiones. La estimulación intrínseca consiste en aprovechar estos aspectos particulares de cada persona para construir una motivación personalizada, auténtica y eficaz. Para eso es necesario conocer al colaborador en profundidad. Si un empleado tiene una predisposición natural a la curiosidad, lo ideal es ponerlo en una posición donde pueda dedicarse a la investigación; si alguno tiene un interés particular en el deporte, se lo puede motivar usando comparaciones deportivas o aprovechando su gusto por los desafíos y la competencia. Las opciones son infinitas. Lo importante es que un líder transformacional siempre está dispuesto a usar estos aspectos intrínsecos para motivar a sus colaboradores.

Diferencia Entre Liderazgo Transaccional y Liderazgo Transformacional

Cuando James MacGregor Burns desarrolló la categoría de liderazgo transformacional, lo hizo por oposición a otra, el liderazgo transaccional. La idea es que, si un tipo de liderazgo se caracteriza por producir, disfrutar y aprovechar el cambio, el otro se concentra en la estabilidad y la predictibilidad.

El liderazgo transaccional, por definición, no involucra a sus empleados en la toma de decisiones, ni tiene interés en alinear sus intereses particulares con las metas de la empresa. En este caso, los objetivos son algo que se impone sobre los colaboradores; y ese es, en realidad, otro aspecto de una comunicación mayormente unidireccional. Los mensajes solo “bajan” por la escala jerárquica, nunca “suben”.

Los empleados que cumplen con estos objetivos impuestos son recompensados, y los que no los cumplen son castigados. La relación entre el jefe y los colaboradores es impersonal y meramente utilitaria. Este tipo de rigidez favorece la estabilidad y la estandarización, por supuesto, pero tiene serios problemas en contextos que requieren adaptabilidad, creatividad e innovación.

Hay contextos en los que adoptar un estilo transaccional puede ser útil -después de una expansión, por ejemplo, cuando lo importante es hacer pie y establecer un ciclo de trabajo predecible-, pero el contexto tan cambiante del siglo XXI hace que sean cada vez más raros.

Ventajas y Desventajas del Liderazgo Transformacional

El liderazgo transformacional busca ser receptivo al cambio y generar una atmósfera de trabajo estimulante y positiva. Sin embargo, estas decisiones no vienen sin costos. El cambio siempre está reñido con el equilibrio; la innovación, con la acumulación de experiencia. Por eso es importante, a la hora de pensar estrategias de liderazgo, tener en cuenta sus ventajas y desventajas.

Ventajas del Liderazgo Transformacional

Las ventajas del liderazgo transaccional se pueden resumir en:

  • Aumenta la productividad. Los colaboradores toman los objetivos de la empresa como propios, y dan lo mejor de sí para alcanzarlos. Esto aumenta la productividad y mejora la calidad del trabajo.
  • Favorece la innovación. Una comunicación fluida entre jefes y empleados es vital para mantener un ritmo saludable de innovación. De esta forma, quienes toman las decisiones reciben constantemente propuestas nuevas, hechas por quienes trabajan constantemente en esos problemas. Las metodologías exitosas se calcan y se reproducen, y los errores se dialogan y se superan.
  • Mejora el rendimiento bajo presión. Los empleados trabajan con más seguridad si sienten que su líder confía en ellos y los motiva. De esta forma, están dispuestos a tomar mayores responsabilidades y a afrontar sus propias decisiones con seguridad y determinación.

Desventajas del Liderazgo Transformacional

A su vez, es innegable que el liderazgo transformacional también tiene desventajas. Todo beneficio viene con un costo. En el caso del liderazgo transformacional, estos son:

  • No es eficaz en entornos estables. En algunos casos, el equilibrio es más productivo que la innovación; hay empresas enteras -como algunos bancos, por ejemplo- que dependen de transmitir predictibilidad, estabilidad y confianza. En estos casos, el liderazgo transformacional no aporta demasiadas ventajas.
  • Es prescindible con trabajadores experimentados que ya disfrutan de su trabajo. En algunos casos, los empleados tienen la experiencia, la autonomía y la motivación necesarias para hacer su trabajo de manera productiva y eficiente. Entonces puede ocurrir que el liderazgo transformacional sea visto como intrusivo, y resulte contraproducente. Un buen líder también tiene la inteligencia necesaria como para detectar estas situaciones y no interrumpir ciclos virtuosos.

Ejemplos de Liderazgo Transformacional

Quizás el ejemplo de líder transformacional más conocido sea Steve Jobs. Como fundador de Apple, su misión fue siempre propiciar la innovación y la alineación entre los objetivos de la empresa y los de sus empleados. Las computadoras personales eran un producto impensable en ese momento; no solo había que desarrollar la tecnología, sino que además había que crear la demanda del producto. En esa zona, tan indeterminada, Jobs supo sacar lo mejor de su equipo aprovechando sus dotes de líder transformacional.

Es interesante destacar que, después de unos primeros años de crecimiento arrollador, Jobs reclutó a John Scully -entonces CEO de Pepsi, creador del famoso Desafío Pepsi- para convertirse en CEO de Apple. Jobs reconocía en él un experto en marketing, pero sobre todo una persona experimentada que podía estabilizar su empresa; es decir, un líder transaccional. De esta forma, podemos ver cómo Steve Jobs no solo supo propiciar y aprovechar el cambio, sino que además tuvo la inteligencia de modificar el estilo de liderazgo cuando juzgó que eso era necesario.

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