Carlos Castillo: El Empresario Vasco que Define la Elegancia Masculina

En los últimos años, la sastrería ha experimentado una transformación radical. La moda se ha generalizado y las firmas de bajo costo han hecho que las americanas y los trajes de chaqueta se consoliden como prendas básicas en el guardarropa de un público diverso. Sin embargo, esta evolución textil ha provocado un deterioro en los exquisitos patrones de antaño y una notable pérdida de calidad, llegando a perderse la técnica minuciosa y la esencia sibarita que caracterizaban a la sastrería.

Cuando hablamos de este arte, no nos referimos solo a la formalidad de un traje de chaqueta, sino a piezas como blazers, abrigos o pantalones confeccionados con patrones impecables y un estilo que se adapta tanto a unos Oxford como a unas zapatillas, en una boda o en un evento informal. Esta es la clave de MAN 1924, dirigida por Carlos Castillo.

Orígenes y Trayectoria

Nacido en Madrid, pero bilbaíno de corazón y viajero por vocación, Carlos Castillo ha vivido casi toda su vida en Bilbao y ha dedicado más de la mitad de ella a su carrera profesional. Desde su tienda en la calle Ercilla 21, Carlos dirige la parte creativa, diseñando las colecciones y seleccionando los tejidos, las composiciones y los patrones. Su primo, Jorge Navares, es socio de la firma, y su hermana, Olga, gestiona las tiendas en Madrid (Claudio Coello 23) y Óbidos (Portugal). Además, venden en Europa, Japón, Corea, Estados Unidos y a través de su página web, una plataforma global para consolidar su nicho de mercado con esfuerzo, constancia y la convicción de que la calidad siempre supera a la cantidad.

"Queremos que MAN 1924 tenga un nombre a nivel mundial, aunque sea para unos pocos, para un mercado selecto", reconoce Carlos.

Un Icono de Estilo

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y Carlos Castillo es una representación gráfica de su firma. Su estilo, constante en cualquier contexto, se define por su barba, un aire 'effortless' y una mezcla de lo clásico y lo 'sport', pilares de la filosofía que transmite con sus prendas de sastrería. El reconocido fotógrafo Scott Schuman lo confirma, incluyendo a Carlos en su blog 'The Sartorialist', un referente del fotoperiodismo de moda. Hace tiempo, Carlos se convirtió en uno de esos rostros habituales.

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Aparte de asistir a selectas reuniones con figuras influyentes a nivel mundial, ha tenido la oportunidad de codearse con personalidades como Anna Wintour, directora de Vogue USA, y Jeremy Hackett, fundador de Hackett London, quien visitó su tienda personalmente.

Y no es de extrañar, porque cuando llevas la moda en la sangre, se nota. Carlos pertenece a una estirpe de creadores con pasión por la confección y el patronaje. MAN es el acrónimo de 'Manufacturas Ambrosio Navares', la empresa fundada por su abuelo en 1924, que ha mantenido su identidad hasta hoy. Su padre era el propietario de las tiendas de moda masculina Denis, y él parecía destinado a este camino desde niño.

Con la experiencia transmitida a lo largo de varias generaciones, Carlos comenzó su trayectoria en solitario a los 19 años, fabricando sus propios productos y combinándolos con marcas inglesas. Así, comenzó a escribir su propia historia. "He hecho algo en España que nadie ha hecho. Algo especial, algo mío. Lo importante es crear una historia para que la gente te identifique y, entre toda la oferta, vayan a buscarte a ti, porque quieren y valoran lo que ofreces".

En MAN 1924, además de trajes a medida, se ofrecen algodones y lanas inglesas de alta calidad, como Harris tweed, chalecos, abrigos de corte impecable, camisería, polos, corbatas de seda natural, 'bucket hats', gorros, viseras 100% lana y pañuelos. También venden los fulares de su segunda firma, LOVAT & GREEN, que Carlos dirige con su hermana Olga y su mujer, Isabel Calonge. Entre esta amplia oferta, destacan los pantalones 'Tomi' y las americanas 'Kennedy', piezas icónicas que se reinventan cada temporada.

La Filosofía de MAN 1924

En estos tiempos de 'fast fashion', es gratificante encontrar un negocio que se mantiene fiel a los métodos tradicionales y que evoluciona bajo la visión innovadora de profesionales como Carlos. Acostumbrado a llevar blazer y corbata desde el colegio, a Carlos siempre le han obsesionado el patronaje y la calidad de los tejidos. "Empecé a crear mis propias prendas porque no las encontraba en otras colecciones", afirma el director de Man 1924, que más que una marca es un estilo de vida a través del cual él intenta transmitir su exquisito sentido de la "difícil sencillez".

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Esa "difícil sencillez" brilla por su ausencia "cuando alguien quiere ir de lo que no es o -si hablamos de moda- cuando la ropa le puede", explica este hombre alérgico a la impostura. Tiene claro que el hombre Man es la misma persona en todas las facetas de la vida: "Yo mismo tengo un estilo propio que adapto a cada escenario. Puedo ir de esmoquin a una fiesta o navegar en bermudas, pero siempre soy la misma persona y me comporto igual.

Quizá sea deformación profesional, pero me agrede el mal gusto, aunque respeto los distintos estilos dentro del vestir. Conseguirlo es una premisa que Carlos Castillo aprendió de su abuelo, de 98 años, "la persona más apasionada que he conocido a lo largo de mi experiencia en el sector textil", dice con orgullo su nieto, que toca las telas y se obsesiona por la anatomía de cada prenda como él lo hacía.

El Legado Familiar

De familia acomodada, el joven Ambrosio Navares comenzó a trabajar a los 14 años en uno de los negocios de su padre, Denis (Dionisio en francés), una tienda de Burgos donde, además de ropa de hombre, se vendían vajillas y cuberterías de importación, ropa de cama, sombreros y otros artículos exclusivos procedentes del extranjero.

Años después emprendió su carrera profesional en solitario y se trasladó a Madrid, donde montó dos tiendas Denis: una pañería y una camisería, en los números 8 y 12 de la calle Peligros. Sus trajes, chaquetas y abrigos vistieron a las personas más influyentes de la época. Para cubrir la demanda, montó junto a las tiendas su propia fábrica, Man (Manufacturas Ambrosio Navares), que llegó a tener 60 operarios. Además de autoabastecerse, su pujante empresa empezó a servir a las mejores sastrerías de España.

De niño iba siempre que podía, incluso en vacaciones. Está claro que lo llevaba en la sangre. Recuerdo cómo se mojaban los tejidos con unos paños húmedos antes de ser confeccionados para evitar que encogieran; cómo los cortadores y patronistas marcaban las prendas; cómo al final del proceso mi abuelo se probaba cada una de las chaquetas sin importarle la talla, ordenando desmontar y repetir la que tuviera algún fallo… Eso sí que era hacer bien las cosas.

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Hoy no habría dinero para pagar este trabajo, por eso siempre he tenido en la cabeza organizar una exposición con las prendas que él confeccionó, como aquellos abrigos de paño de cashmere con los bolsillos en gamuza roja y forros de rayón dorado.

La pasión creativa es el nexo común entre abuelo y nieto. En su opinión, tan importante es tener prendas originales y bien hechas como que la imagen de su negocio sea coherente con su filosofía de vida: "Me preocupo de cada detalle: la atención al cliente, el cuidado de las tiendas, la estrategia de negocio, la relación con mis empleados y proveedores… En definitiva, procuro que mi marca transmita todo aquello en lo que creo", expone este amante de la vida slow, padre de una hija de 7 años, Carlota, a la que transmite cada día esta pasión y filosofía de vida.

Al término de la entrevista (toda una lección de estilo), llega un pedido con los nuevos modelos de la temporada de verano. Castillo explica sus apuestas: "Proponemos americanas de cuadros, pata de gallo y Príncipe de Gales en algodón e hilo. Las camisas, principalmente azules, con rayas horizontales y cuellos blancos; y las corbatas, sobre todo de rayas, tanto diagonales como horizontales. En el sport hay bastantes novedades.

Creo que es buena señal y querrá decir que no lo estamos haciendo tan mal. Es bueno que los clientes tengan opción de elegir. Lo importante es no quedarse ahí, sino evolucionar. Cada negocio transmite el alma de su dueño.

Información Adicional:

  • Tienda en Bilbao: C/Ercilla, 21
  • Tienda en Madrid: C/Claudio Coello, 17

LOVAT & GREEN: Una Extensión de la Personalidad

Isabel siempre creyó en el trabajo que Carlos había desarrollado desde hacía más de 20 años, diseñando fulares para su propia marca MAN 1924. Eran fulares especiales, con una personalidad única.

En todas sus colecciones se usan siempre los mejores tejidos y fibras de origen natural. La palabra “LOVAT” hace referencia a una tonalidad de verde muy especial que se encuentra en las cartas de color de punto escocés. Es un color que ha significado mucho en la vida de los fundadores de la marca, siendo éste el color corporativo.

LOVAT&GREEN es una marca comprometida, pionera, cosmopolita, atrevida y provocadora. LOVAT&GREEN son fulares unisex, exclusivos y atemporales. Creemos que los fulares llegan a ser una extensión de la personalidad de quien los lleva.

Esta marca está presente en las siguientes tiendas alrededor del mundo:

  • LE BON MARCHÉ (París)
  • VICTOIRE (París)
  • PAUL STUART (Nueva York)
  • BAYCREW´S (Tokyo)
  • UNITED ARROWS (Tokyo)
  • SHIPS (Tokyo)
  • GIGOT (Saporo)
  • SAMSUNG (Seúl)
  • FLOW (Florencia)
  • MI LAURA (Milán)
  • LA RINASCENTE (Milán)
  • LEON & HARPER (París)
  • LE CLUB 55 (Ramatuelle)
  • WILD (Bassano del Grappa)
  • MONDOPIERO (Melburne)
  • MR. PORTER (online shop)
  • MAN 1924 (Madrid y Bilbao)
  • ARBELAITZ (San Sebastián)
  • AUKA (San Sebastián, Madrid y Barcelona)
  • RIALTO (Palma de Mallorca)
  • LA CERERIA (Mahón)
  • RUE BLANCHE (Bélgica)
  • DANTENDORFER (Austria)
  • KITCHENER (Berna)

La Relación con Mercedes Milá

La relación más tormentosa de Mercedes Milá fue con Carlos Castillo. El mismo año que se separaba de José Sámano, Mercedes Milá conocía a Carlos Castillo, un empresario vasco dedicado a la moda masculina al que sacaba 16 años. Lo suyo fue un auténtico flechazo, y la pareja comenzó una intensa relación. Mercedes se enamoró perdidamente de este hombre, que la dejó de la noche a la mañana... diez días antes de la final de 'Gran Hermano 1'. La razón que le dio Carlos Castillo fue que, después de cuatro años juntos, "sentía que su relación no iba a ninguna parte". Este suceso sumió a Mercedes en una gran tristeza, de la que le costó mucho tiempo salir.

"Cuando se marchó yo había cumplido 50 años y entré en barrena. Las pastillas y la ayuda psicológica me ayudaron. El día que Carlos se marchó de casa y me dijo que no podíamos seguir porque no había futuro yo tenía de antemano diez días hasta la final de 'GH' (...) Aparentemente estaba normal, pero estaba en el infierno. Allí empezó una recuperación larga y horrorosa", le confesaba en una ocasión la presentadora a Rosa Villacastín.

Pero el tiempo todo lo cura y, efectivamente, Mercedes Milá ahora vive un gran momento personal y profesional. Soltera y sin compromiso, la presentadora disfruta de su libertad acompañada de su queridísimo Scott, su mascota de la que no se separa.

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