En el dinámico panorama empresarial actual, el éxito de una compañía depende en gran medida de su capacidad para adaptarse a los cambios y promover una cultura empresarial que valore el bienestar de los trabajadores. Para maximizar los beneficios, adaptarse rápidamente a las novedades y mantener a los empleados motivados y alineados con los valores de la organización, es esencial contar con un buen líder.
El papel del líder es fundamental y tiene un efecto directo en el rendimiento de la compañía. Sin embargo, un estilo de liderazgo no es algo único, estático ni permanente. Una misma organización puede adoptar uno o varios tipos de liderazgo a la vez, evolucionar y cambiar de estilo según sus necesidades, o simplemente requerir un enfoque diferente para cada situación.
A continuación, exploraremos los cinco estilos de liderazgo clásicos más utilizados en las empresas:
1. Liderazgo Autocrático
El estilo de liderazgo autocrático, en decadencia en las empresas modernas, otorga al directivo el poder y control total sobre sus subordinados. La toma de decisiones no se comparte y nadie puede discutir sus decisiones u órdenes. Este enfoque establece una relación vertical muy marcada, donde la comunicación es únicamente unidireccional.
Este tipo de liderazgo organizacional puede ser útil para tomar decisiones rápidas, ya que el líder no tiene que consultar nada con nadie. Sin embargo, actualmente, las empresas buscan empleados comprometidos y leales, pues son más productivos.
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2. Liderazgo Democrático
El liderazgo democrático, también conocido como participativo, se opone totalmente a los fundamentos del estilo autocrático. En esta ocasión, el líder busca la participación de los demás empleados en la toma de decisiones para que intervengan en ellas, aunque sea él quien siempre tiene la última palabra. Este enfoque permite a los colaboradores involucrarse más con la organización, ya que los líderes los hacen sentir parte de ella delegando autoridad y utilizando la retroalimentación como un medio para dirigir y corregir errores.
Se busca la participación de todos los empleados en la toma de decisiones, y el diálogo es constante entre todos los miembros del grupo de trabajo. Los empleados se sienten involucrados con la compañía, lo que aumenta su compromiso y productividad. Sin embargo, contar con gran variedad de opiniones puede frenar la toma de decisiones, por lo que el jefe democrático es más lento para alcanzar objetivos.
3. Liderazgo Transaccional
El estilo transaccional se basa en transacciones entre el líder y los miembros del equipo. Esto quiere decir que los trabajadores reciben recompensas por cumplir con sus objetivos (incentivos económicos, generalmente). De esta forma, mantienen la motivación para sacar adelante su trabajo de la mejor manera posible.
Este tipo de liderazgo se basa en transacciones entre los altos cargos y el resto de la plantilla. Los trabajadores reciben algún tipo de premio como compensación por alcanzar un objetivo. En este caso, las recompensas o incentivos que reciben los trabajadores se traducen en mayor motivación. Así, tanto empleados como directivos se benefician de que los empleados realicen sus tareas correctamente. El líder transaccional es racional y útil para dirigir una compañía en momentos de estabilidad. Sin embargo, supone mayores costes en incentivos económicos.
4. Liderazgo Transformacional
El líder transformacional se centra en el capital humano, es decir, que para él la maximización de los beneficios de una empresa viene marcada por los empleados. Para él, la transformación de una empresa solo puede llegar a través de los empleados. Por ello, mantiene una comunicación constante con su grupo para contrastar ideas y definir estrategias compartidas. Este tipo de jefes sabe motivar a su equipo e inspirarlo.
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No obstante, este tipo de liderazgo se centra en cualidades intangibles (ideas, valores…); en definitiva, incide sobre todo en el ambiente laboral.
5. Liderazgo Laissez-faire
La expresión francesa “Laissez-faire” se traduce como “déjalo ser”; este tipo de liderazgo confía en sus colaboradores y les deja cumplir con sus obligaciones con una intervención mínima. Este líder confía plenamente en sus empleados y deja que sean libres a la hora de tomar decisiones. Quiere que desarrollen sus habilidades y que sean creativos e innovadores. El líder interviene sólo cuando es estrictamente necesario.
Se basa en la idea de que los trabajadores experimentados incrementan su productividad con menor supervisión. Por ello, para los empleados supone más autonomía, y eso les hace sentirse valorados y motivados. No obstante, no todos los trabajadores son igualmente productivos sin supervisión. Tampoco es una forma útil de liderar a empleados con poca experiencia. En este caso, es indispensable conocer los rasgos de la plantilla para determinar si el laissez faire es el tipo de liderazgo más adecuado.
Existen más estilos de liderazgo aunque te hemos nombrado los 5 estilos de liderazgo más clásicos y utilizados por las empresas.
Otros Estilos de Liderazgo
- Liderazgo Lateral: Consiste en la capacidad de influencia en personas del mismo estatus para lograr éxitos comunes. El mayor factor diferenciador es que puede realizarse entre personas dentro del mismo rango de la empresa. Con este tipo de liderazgo se busca crear un entorno de confianza, influyente y de autoridad sobre los colaboradores.
- Liderazgo Afiliativo: Estos líderes crean lazos emocionales y armonía dentro del equipo, poniendo a las personas en primer lugar.
- Liderazgo Estratégico: Se conoce como liderazgo estratégico al proceso de elaborar una serie de pautas eficaces que ayudan a una organización a conseguir un objetivo preestablecido. En este tipo de liderazgo es muy importante que los equipos expresen las necesidades de la organización en el contexto de sus propias labores. El líder no solo alienta al resto de las personas de su organización, sino que también recibe la inspiración necesaria para crear e implementar una visión compartida.
- Liderazgo Situacional: El liderazgo situacional es una poderosa herramienta para la gestión de personas y se trata de un tipo de liderazgo que consiste en conocer las necesidades, la preparación y las capacidades de cada miembro del equipo con la finalidad de saber adaptar el estilo de liderazgo a cada situación.
Elegir el liderazgo perfecto requiere dos fuentes principales de conocimiento: identificar las necesidades de tu grupo a liderar y de la totalidad de la organización, incluyendo la situación económica y por otro lado, tener un aprendizaje de calidad sobre el liderazgo.
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En definitiva un buen liderazgo empresarial mejora los resultados de la empresa, crea un ambiente laboral favorable e incrementa la participación de los empleados y mejora la confianza y fiabilidad en la organización. No obstante, cada grupo de trabajo y cada situación económica responderán mejor ante un tipo de liderazgo. Los responsables de la corporación deben ajustar el modo de gestión de sus directivos para dar con el más adecuado en cada momento.