El emprendimiento es una de las bases para que un país o sociedad avance. Por eso, la educación no puede quedar al margen de esta necesidad; es ahí donde entra en juego la figura del emprendedor educativo.
El Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa destacó, la importancia de incorporar el emprendimiento en los centros formativos como una vía alternativa para el fomento del empleo juvenil. Ahora bien, dado que la adquisición de estas habilidades no es inmediata, las medidas para favorecer el espíritu emprendedor entre el alumnado deben comenzar desde las primeras etapas de aprendizaje.
¿Por qué fomentar la cultura emprendedora en las aulas?
Fomentar la cultura emprendedora en las aulas va mucho más allá de formar a alumnos para que estos creen sus propios negocios; también es sinónimo de impulsar la creatividad, la autonomía o el trabajo en equipo. La cultura emprendedora se debe incorporar a las aulas de forma transversal y desde una edad temprana.
De hecho, la Ley Orgánica 3/2020 establece que el fomento de la creatividad, del espíritu científico y del emprendimiento se trabajarán en todas las áreas.
Beneficios de fomentar la cultura emprendedora en la educación
Fomentar la cultura emprendedora en el aula va mucho más allá de aprender a crear un negocio propio. El emprendimiento va ligado a una serie de competencias que repercuten en los alumnos de forma global. Entre sus beneficios, señalar:
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- La creatividad.
- La autonomía y confianza en uno mismo.
- El trabajo en equipo y la socialización.
- El liderazgo y la responsabilidad.
- La empatía.
- La capacidad para asumir riesgos y adaptarse a los cambios.
- El espíritu crítico.
- La responsabilidad.
- Aprender a gestionar el fracaso y la frustración.
Es decir, impulsar el emprendimiento educativo engloba más ámbitos que el financiero; desarrollar una verdadera estrategia emprendedora en el sistema educativo repercute en la formación integral de los alumnos. Además, hay que tener en cuenta que el emprendimiento real puede ir ligado al área social, cultural, deportiva, etc.
Ideas de actividades para trabajar el emprendimiento en el aula
Lógicamente, las actividades relacionadas con el emprendimiento deben adaptarse a cada edad y tipo de alumno. Es aquí donde entra en juego el rol del emprendedor educativo, el cual lleva a cabo distintas iniciativas entre las que destacan:
- Trabajos en equipo: En estos casos, más importante que el resultado final es el proceso para llevarlo a cabo. Realizar trabajos en grupo implica saber colaborar con los demás, compartir ideas, aprender a dialogar y ceder, entender que cada uno tiene diferentes capacidades…
- Concursos de ideas: Plantear un problema al que los alumnos deben ofrecer una solución valorando la creatividad y la solución a la que se ha logrado llegar.
- Creación de empresas: Realizando todos los pasos necesarios como si fuese real, lo cual incluye un plan de negocio, acta de constitución, cargos, productos o servicios, imagen corporativa, solicitud de un crédito, etc. En el caso de cursos superiores como Bachillerato o ciclos de Formación Profesional (FP), se pueden poner en marcha durante un tiempo determinado.
- Talleres: En los que se combine la parte práctica y la experimentación con la gestión de emociones. No solo se trata de “aprender a hacer” sino también de “aprender a pensar”.
- Recursos digitales: En la Red existen diferentes iniciativas relacionadas con el emprendimiento en colegios e institutos, desde simuladores de empresas como formaTenred a programas de educación financiera de diferentes entidades como Money Town o KitCaixa Jóvenes Emprendedores.
- Encuentros con emprendedores: Para conocer casos reales, sus dificultades, proceso… Es fundamental que estos encuentros sean con profesionales de diferentes sectores y que incluyan también iniciativas que acabaron fracasando.
- Visitas: A escuelas de negocios, pymes, startups… para entrar en contacto directo con diferentes realidades empresariales.
Ejemplos prácticos para primaria
Para los alumnos de los últimos cursos, los ejercicios deben incorporar un carácter más práctico, de modo que puedan desarrollar los conocimientos adquiridos durante los cursos anteriores. Se trata de sencillas presentaciones de algún producto o servicio al resto de la clase con el objetivo de que el estudiante convenza al resto del grupo sobre la necesidad o relevancia de su propuesta. Para que el ejercicio sea más completo, el docente puede solicitar a los alumnos que partan de una necesidad concreta para desarrollar su idea de solución. Los problemas medioambientales, los posibles fallos del colegio o las deficiencias del barrio suelen funcionar muy bien en este tipo de actividades.
Dentro de los recursos educativos de Primaria para favorecer el emprendimiento entre los menores de 9 a 12 años se encuentra el proyecto “Emprender en mi escuela”, la plataforma Formatenred o el blog “Emprender desde la escuela” con ejemplos y materiales para que los docentes organicen la puesta en marcha de pequeñas cooperativas dentro del centro. Es recomendable que sean los propios alumnos los que decidan de forma conjunta, y bajo la supervisión del maestro, el proyecto que quieren poner en marcha. ¿Qué tal una empresa de pulseras y collares artesanales, de libretas recicladas o de desayunos saludables para el recreo?
De este modo, los participantes conocerán cómo funciona de forma real una empresa: qué se necesita para ponerla en marcha, cómo se desarrolla el proceso de compra de materia prima y producción, cuál es la estructura más eficaz y cómo se llevan las finanzas. Incluso podrán profundizar en la atención al cliente y la importancia del clima laboral y los roles de los trabajadores.
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La importancia de la educación financiera
La gestión económica es clave para el mantenimiento y éxito de cualquier empresa, así que la formación en emprendimiento no debe dejar de lado la educación financiera en todos los niveles. De este modo, los alumnos aprenderán a ser conscientes del valor del dinero y prepararse para los desafíos económicos que conlleva la vida adulta.
El rol del emprendedor educativo
El emprendedor educativo es clave para fomentar una cultura emprendedora de forma transversal desde una edad temprana, ya que es sinónimo de impulsar la creatividad, la autonomía y el trabajo colaborativo. Repercute en la formación integral de los alumnos.
Para lograrlo, es crucial que los docentes cuenten con una formación adecuada que combine los conocimientos teóricos con los prácticos y en la que la innovación metodológica y la personalización marquen la diferencia.
Fomentar el espíritu emprendedor es mucho más que enseñar a abrir un negocio propio. También implica reforzar la inteligencia emocional, la creatividad, la innovación, el trabajo en equipo y atreverse a pensar diferente.
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