La Audiencia Provincial de Zamora ha condenado a 40 años de prisión a P. F. R., un empresario de 53 años, por abusar sexualmente entre 2016 y 2021 de seis amigas de sus dos hijas. Las niñas, durante el periodo en el que se produjo el delito, tenían entre 11 y 16 años, y ahora son todas mayores de edad, menos una.
El fallo judicial, fechado el pasado 27 de noviembre, fue hecho público en su integridad por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Contra la sentencia de la Audiencia de Zamora cabe la posibilidad de presentar recurso en un plazo de diez días contados a partir de la notificación del fallo judicial a todas las partes.
El Juicio y el Testimonio de las Víctimas
Durante el juicio, celebrado a principios del pasado noviembre en la Audiencia Provincial de Zamora, la madre de una de las niñas víctimas de los abusos sexuales pidió permiso, al ser llamada a declarar, para dirigirse al acusado. "Mírame, quiero que me mires", le dijo. "Te dejé lo más sagrado, lo que más quiero en el mundo, que es mi hija. Que caiga sobre ti todo el peso de la ley; no tienes vergüenza", recogió sus palabras La Opinión de Zamora.
Durante esta semana en la Audiencia Provincial de Zamora se han relatado los hechos que se le atribuyen al hombre de 52 años, los cuales consistirían en abusos sexuales de muy diversa índole, llegando a la penetración en el caso de dos de las menores. Uno de los puntos que centró las preguntas de la Fiscalía y la acusación fueron los masajes que el supuesto pederasta ofrecía a las menores como excusa para acceder a ellas y realizarles tocamientos e, incluso, llegar a la penetración o la masturbación.
Los Hechos Probados
P. F. R. era un padre muy solícito, siempre dispuesto a organizarles a las menores fiestas de pijamas, a cuidar de ellas, a llevarlas aquí y allá. Fue básicamente en estas fiestas de pijamas, en las que el acusado se paseaba en calzoncillos por la casa, donde se produjeron los abusos sexuales por los que ha sido condenado. El empresario se acercaba a las menores con la excusa de darles un masaje para aliviarles un dolor de espalda.
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En sus redes sociales se le puede ver fotografiado con ellas en la época en las que se produjeron los hechos: llevándolas en coche de vacaciones -"¡día uno y ya me sé las canciones!"-, en un parque de atracciones -"¡ni manera de que se cansen!"-, acompañándolas en un circuito de karts -"¡y no he quedado el último!"-.
Los magistrados de la Audiencia Provincial consideran probados los abusos sexuales hacia las menores que el industrial zamorano perpetró en las fiestas de pijamas que celebraban sus hijas en su casa, así como en viajes familiares, donde se valió de la confianza de los progenitores de las menores y de la vulnerabilidad de las niñas para abusar de ellas, llegado a la penetración en, al menos, dos de las víctimas. En estos contextos, según la resolución, cometió repetidamente abusos sexuales, en algunos casos bajo el pretexto de ofrecer masajes.
En uno de los episodios, el procesado llegó a introducir el pene en la vagina de una menor tras bajarle el bikini mientras ella estaba tumbada en una cama.
La Defensa del Acusado
En su defensa, P. F. R. alegó que las acusaciones era una fabulación de las denunciantes. "Se ha querido debilitar la declaración de tales jóvenes (...) por razón de que las denunciantes-víctimas tenían un especial odio hacia el aquí acusado por la gran paliza que dio a un perrito propiedad de su hija", recoge el fallo del tribunal, que no considera probado que los golpes al animal motivaran una falsa denuncia.
"Esta sala, a través de la declaración de las víctimas en el juicio oral, llegó más bien a la conclusión de que tal hecho fue simplemente la gota que colmó el vaso para que las denunciantes, que habían cumplido ya más años y alcanzado la madurez, decidieran contar los hechos que hasta entonces no se habían atrevido a contar", dice la sentencia, que pone también en duda que las jóvenes pudieran "aparentar" los "síntomas psíquicos" que, según declararon en el juicio las psicólogas que las han tratado, presentan.
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Desmonta también el tribunal en su fallo el reproche de la defensa de P. F. R. sobre la tardanza de las víctimas en denunciar. "Decidieron no contárselo a nadie porque el adulto que había realizado esos hechos extraños para ellas, que en un muchos casos ni siquiera comprendían, era el padre de sus amigas y no querían que sus amigas se quedasen sin padre porque se enfadase con ellas, así como también porque si denunciaban los hechos él les amenazaba con contar que se habían portado mal; y porque tenían miedo de que los adultos a los que los contasen, sus padres o madres, no les creyesen", argumenta el tribunal.
Consecuencias para el Condenado
El peso de la ley se ha traducido en una condena -ante la que cabe recurso- de 40 años de prisión. La Audiencia Provincial de Zamora ha condenado a 40 años de prisión a un empresario del alfoz de Zamora por cinco delitos de abusos sexuales continuados y otro de abuso sexual de los que fueron víctimas amigas de sus hijas, cuando tenían menos de 16 años, según la sentencia difundida por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
El juzgado impone una pena al industrial a cinco años por delito de abuso continuado a una menor, a seis años y diez meses por abusar de una segunda, a cinco años por una tercera niña, a cuatro por la cuarta, a diez años y seis meses por la quinta y a cinco años más por la sexta de las menores que denunciaron los hechos.
Además, le impuso la pena de prohibición de acercarse a menos de 500 metros a cada una de las menores agredidas, sus domicilios, lugares de estudio o trabajo o cualquier otro lugar donde se encuentren, y a comunicarse con ellas por cualquier medio durante 15 años. Igualmente, queda inhabilitado durante 16 años para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidos, que conlleven contacto regular y directo con personas menores de edad y libertad vigilada durante años.
Igualmente, el fallo obliga al hombre de 52 años a indemnizar con 140.000 euros a las seis menores por daños morales. El condenado no podrá tampoco acercarse a menos de 500 metros respecto de cada una de las menores, de su domicilio, lugar de estudio o trabajo o lugar donde estas se encuentren así como realizar trabajos, remunerados o no que tengan contacto con menores.
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Impacto en las Víctimas
El fallo recoge que los hechos causaron graves secuelas psicológicas en las víctimas, que presentaban cuadros de "estrés postraumático, autolesiones, problemas de sueño, trauma por inadaptación familiar y escolar y cuadros depresivos".
La sentencia es firme; y el acusado se encuentra en prisión provisional desde febrero de 2022.
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