Este artículo es distinto desde su origen. Su autor, Javier Cuartas, investigó durante diez años los orígenes y la historia de una de las empresas privadas españolas más populares y prestigiosas, los almacenes El Corte Inglés.
Conocer la verdadera historia de Pepín Fernández (Galerías Preciados) y Ramón Areces (El Corte inglés) permite reconstruir su historia, su amistad, sus enfrentamientos y finalmente, las pugnas mantenidas por las personas que les han sucedido al frente de los grandes almacenes más importantes de España.
En estas páginas descubrirá también, por primera vez, los interiores de la más enigmática e impenetrable de las organizaciones empresariales españolas: su funcionamiento, estrategia, vínculos y el severo régimen disciplinario entre sus trabajadores. También las conexiones con el inmenso y a la vez oculto grupo empresarial que domina (Hipercor, Viajes El Corte Inglés, Informática El Corte Inglés, Centro de Seguros, com.pso.ecommerce.web.entity.Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, Seguros El Corte Inglés, Institub de Estudios Profesionales, Centro de Estudios Universitarios Ramón Areces...).
Pero este libro no es sólo la historia de una empresa. Nos permite también conocer con rigor la historia económica y social de España durante los últimos cincuenta años.
Los Primeros Pasos: De la Sastrería a la Sociedad Mercantil
Sin embargo, Ramón Areces narró a lo largo de su vida cuatro versiones diferentes sobre cómo gestionó, negoció y materializó en solitario la compra de la decimonónica sastrería El Corte Inglés. Estas versiones del empresario se difundieron en la prensa española a lo largo de varios decenios y continúan propagándose ahora.
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Como hizo en La Habana con otros negocios de su propiedad, César Rodríguez, dueño único en origen de El Corte Inglés, decidió en junio de 1940 convertir su tienda madrileña en una sociedad mercantil. En el momento de constituir la sociedad, César Rodríguez dio entrada en el capital a su sobrino Ramón Areces, y, en años posteriores, hizo lo mismo con otros sobrinos y sobrinos-nietos que fue incorporando a El Corte Inglés.
El objetivo era implicarlos en el negocio, hacerles partícipes de su prosperidad y estimular su compromiso y entrega. Cuando se fundó El Corte Inglés como sociedad mercantil en 1940, Ramón Areces carecía de recursos para aportar capital. Había regresado de Cuba en contra de su voluntad, y lo había hecho como un emigrante fracasado.
Para que pudiera ser su socio en el negocio, César Rodríguez concedió a su sobrino en 1940 un préstamo personal por el importe equivalente al valor de la participación que le permitió suscribir en el capital. Aunque en el origen de la sociedad la participación de los dos socios fue paritaria (César Rodríguez rectificó semanas después esta decisión), el millonario asturiano, con domicilio entonces en La Habana, impuso en el mismo instante de la fundación de la sociedad mercantil El Corte Inglés exigencias que le otorgaban amplios poderes sobre su sobrino Ramón Areces.
César Rodríguez se reservó para sí la presidencia de la sociedad y además impuso cláusulas en los estatutos sociales de El Corte Inglés con limitaciones e incompatibilidades que afectaban a Ramón Areces y a cualquier otro partícipe futuro de la compañía, pero de las que el presidente y fundador quedó liberado.
El reparto accionarial inicial (al 50% entre César Rodríguez, presidente de la sociedad, y Ramón Areces, gerente del negocio) duró sólo dos meses. En agosto de 1940, el primer presidente de El Corte Inglés dejó aún más nítida su hegemonía en la casa (incontestada e incontestable hasta su muerte, en 1966) con la remodelación de la estructura de capital de la compañía.
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César Rodríguez consideró (y así consta en su correspondencia privada de la época) que el reparto accionarial debía reflejar más fielmente su verdadero peso decisorio y de propiedad en la empresa. César asumió entonces el 61,5% de la sociedad y la posición de Ramón Areces se diluyó al 38,5%. Areces jamás discutió una sola decisión de su tío mientras éste vivió.
La historia de El Corte Inglés empezó a reescribirse y a falsearse de forma gradual a partir de 1966, tras el fallecimiento de César Rodríguez y una vez que Ramón Areces le sucedió como presidente y mayor accionista. A partir de ese momento, Areces y El Corte Inglés comenzaron a difundir versiones dispares, muchas de ellas inveraces y además inverosímiles. La vasta operación de modificación de los hechos fue muy intensa en los últimos cincuenta años (1966-2016).
La sociedad El Corte Inglés no nació ni podía nacer en ningún caso por iniciativa del gerente de la tienda (el empleado Ramón Areces) sino del dueño del negocio (Cesar Rodríguez), que era, en tanto que único propietario hasta ese momento, quien podía tomar la decisión.
Desde que en agosto de 1940 el fundador de El Corte Inglés, César Rodríguez, restableció su hegemonía en el capital tras los dos meses en que figuró al 50% con su sobrino, ya nunca renunció a la mayoría accionarial. Hasta su muerte en Madrid en 1966, César Rodríguez fue y ejerció como presidente, como mayor propietario de la compañía y como financiador capitalista de la expansión del grupo.
César Rodríguez fue presidente y además dueño (bien absoluto o mayoritario) de El Corte Inglés durante 30 años (26 de ellos, una vez convertido el negocio en sociedad mercantil). Ramón Areces lo fue durante 23 años. E Isidoro Álvarez, durante 25.
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Expansión y Consolidación
El Corte Inglés creció, se amplió y se transformó de sastrería en bazar y de bazar en gran almacén, al compás de los impulsos capitalistas y de los cuantiosos desembolsos que fue haciendo César Rodríguez. Primero, entre 1935 y 1960, en la única tienda de que disponía la compañía y en su fábrica textil.
A El Corte Inglés, que no se había movido de la calle Preciados de Madrid durante sus primeros veinte años como sociedad (1940-1960), le bastaron los 20 años siguientes, a partir de la llegada definitiva de Rodríguez a España, para erigirse en un fenómeno social, asumir el liderazgo del comercio en España y destronar a Galerías Preciados.
Estos tres hitos permitieron a El Corte Inglés y a Ramón Areces, sucesor de César Rodríguez al frente del negocio, disponer de una capacidad financiera inaudita. Tan insólita que, cuando Isidoro Álvarez, sobrino-nieto de César Rodríguez y sobrino y sucesor de Ramón Areces, lanzó a El Corte Inglés en 1995 a una nueva ofensiva de expansión (con la compra incluida de las tiendas de su rival Galerías Preciados), y que se prolongó hasta la crisis internacional de 2008, ya no pudo mantener las señas de identidad de la autofinanciación que había singularizado hasta entonces a El Corte Inglés.
El Corte Inglés comenzó su andadura en 1935 como un pequeño comercio dedicado a la sastrería y confección de ropa para niños abierto en Madrid, en la calle de Preciados esquina Carmen, por Ramón Areces Rodriguez tras su vuelta de La Habana, donde trabajó como aprendiz en los almacenes El Encanto.
Tras la Guerra Civil española, en julio de 1940, la empresa se constituyó en Sociedad de Responsabilidad Limitada, con un capital de un millón de pesetas, y se trasladó a la esquina de las calles Preciados y Tetuán. En 1952 se transformó en Sociedad Anónima y tras varias ampliaciones, la tienda de Preciados se convirtió en el primer centro comercial dividido en departamentos.
Con un estilo de gestión propio dirigido por Ramón Areces y un grupo de colaboradores directos, El Corte Inglés amplió su negocio con la creación de nuevos centros por toda la geografía española.
El éxito de la consolidación y expansión del grupo se debe en parte al modelo de participación de los directivos y mandos en el accionariado de la empresa para que los trabajadores se sientan comprometidos con la buena marcha de la compañía. La fórmula empresarial de El Corte Inglés se pone como ejemplo de gestión en las facultades de economía y empresariales.
El crecimiento de El Corte Inglés, que ha discurrido de forma paralela a las necesidades del mercado y se ha financiado fundamentalmente con recursos propios, aceleró su expansión tras adquirir el 7 de junio de 1995 por 30.000 millones de pesetas los activos de Galerías Preciados, empresa competidora inmersa en una larga crisis de carácter económica y política.
En 2001 reforzó su presencia con la compra de cinco de los doce hipermercados del grupo Carrefour incluidos en el plan de desinversiones exigido por el Gobierno con motivo de la fusión de Pryca y Continente.
Internacionalización y Diversificación
El Corte Inglés está presente en Portugal desde 1987, donde cuenta con oficinas de viajes, de informática y una sucursal financiera, así como un centro comercial en Lisboa, el primero del grupo fuera del territorio español, y otro en Oporto. Dentro de su política internacional, el 9 de mayo de 2001 El Corte Inglés suscribió un acuerdo con el grupo francés Galleries Lafayette para el uso común de las tarjetas de compra que cada uno de estos grandes almacenes expende a sus clientes.
A mediados de los noventa, intensifica su expansión internacional, que había iniciado sin mucho éxito en 1983 con la adquisición de la cadena de almacenes estadounidense The Harris Company, absorbida en 1998 por Gottschalks. Con una mayor cautela, El Corte Inglés abrió en 2001 su primer centro en Portugal, país en el que cuenta con 2 grandes almacenes.
Bajo la insignia y el logo de El Corte Inglés, presente en todos los hogares españoles, se encuentran también Hipercor, Supercor, Bricor, Opencor, Sfera, Telecor, Óptica 2000, Informática El Corte Inglés, Viajes el Corte Inglés o su correduría de seguros.
El Legado de sus Presidentes
César Rodríguez emigró a La Habana con sólo 14 años. Salió del puerto de Santander con más miedo que ilusión, rumbo a un destino ignoto. César Rodríguez tiró de espabilo y se ganó su primer sustento a base de propinas como recadero. Por instinto de empresario, o quizá solo de supervivencia, trabó buenas relaciones con muchos tenderos de La Habana. Hasta que uno de los mayores le contrató, en los Almacenes Encanto.
En los Almacenes Encanto hacía de todo, era versátil. Y por versátil se entendía barrer con la escoba si el jefe lo requería o recorrerse diez veces el Malecón si había paquetes que repartir. Conoció las tripas del negocio de abajo arriba: la importancia del trato al cliente, el arte del regateo con los proveedores, las columnas clave de los libros de contabilidad.
En 1920 ya había dejado muy atrás la identidad de emigrante sin enseres. Ya era Don Cesáreo, un hombre de negocios respetado, que viajaba a menudo a Estados Unidos a negociar mercancía, que invertía en bolsa y que acumulaba en el banco depósitos suficientes para ayudar a la familia que malvivía en España.
Por eso se trajo a su primo Pepín Fernández y a su sobrino Ramón Areces. Años más tarde, el primero montaría Galerías Preciados y el segundo El Corte Inglés. César Rodríguez financió primero a Fernández, que había regresado antes a España. Más tarde, extendió otro cheque para dar un empujón a Areces.
Cinco años más tarde, Areces inscribió el negocio en el registro como sociedad limitada, con su tío como presidente por ser accionista mayoritario. Los cimientos del milagro empresarial ya estaban clavados. Ramón Areces se encargó de aplicar a El Corte Inglés las recetas que tan bien funcionaban en El Encanto.
Con la financiación rebosante del presidente, Areces puso en marcha en 1949 Induyco, la sociedad encargada de aprovisionar de mercancía a un negocio condenado a crecer. En poco más de una década, El Corte Inglés había generado réditos y expectativas suficientes para iniciar la expansión. Rodríguez -que seguía instalado en La Habana- aportó más capital y Areces añadió un edificio aledaño a la vieja sastrería. Más tarde sumó otro.
Cuando la revolución estalló en Cuba, en 1959, César Rodríguez ya era muy rico y viejo. Tantos años de forcejeos en el mundo de los negocios le habían afilado el olfato lo suficiente como para detectar con antelación que el país caribeño estaba predestinado a la convulsión. Por eso había puesto su fortuna a buen recaudo, en depósitos de bancos con sede en la Vieja Europa, en acciones de multinacionales que ofrecían liquidez como General Motors.
César Rodríguez, que nunca tuvo descendencia, se instaló solo en Madrid en 1960. Vivió de cerca el salto de El Corte Inglés a Barcelona -el primero de los muchos que le quedaba por dar- y gastó sus últimos años en disfrutar de una capital que había despertado del letargo y se abría paso con ansias de progreso.
Rodríguez murió en 1966. Dejó una fortuna inmensa, encabezada por la participación de control en El Corte Inglés y aderezada con acciones en otras empresas y propiedades inmobiliarias. La herencia recayó en su familia, principalmente en Areces, el encargado de seguir engordando El Corte Inglés, el conglomerado empresarial que esta semana ha nombrado a su quinto presidente.
Tras la muerte de Ramón Areces en Madrid el 30 de julio de 1989, la fundación creada en 1976 con su nombre fue nombrada heredera de su patrimonio y principal accionista de El Corte Inglés. Su sobrino Isidoro Álvarez le sucedió en el cargo al frente del Grupo y de la Fundación.
Apenas tenía 18 años cuando, de la mano de su tío Ramón Areces, Isidoro Álvarez entró a trabajar en El Corte Inglés, una empresa familiar en la que empezó desde abajo y a la que llegó a lo más alto convirtiéndola en referente indiscutible de la distribución en España y en un destacado ejemplo de la Marca España. Álvarez, que ha muerto hoy a los 79 años, era un hombre reservado y extremadamente discreto; son contadas sus apariciones públicas.
Nacido en Borondes, Asturias (España) en 1935, Isidoro Álvarez compatibilizó sus inicios en El Corte Inglés con sus carrera de Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense, que finalizó en 1957, a los 22 años, con Premio Extraordinario. A los 24 años ya fue nombrado consejero de la sociedad y en 1966, consejero director general. Su momento cumbre llegó en 1989, cuando tras el fallecimiento de su tío, Isidoro Álvarez asumió la presidencia de un grupo que celebrará el próximo año su 75 aniversario. A él se debe el plan de expansión de El Corte Inglés y la diversificación de otras líneas de negocios.
Tercer presidente al frente de la empresa familiar, Isidoro Álvarez marcó un antes y un después en la historia de El Corte Inglés tras comprar en 1995 Galerías Preciados, que se encontraba en suspensión de pagos y que durante décadas fue su eterno rival en el negocio de los grandes almacenes.
Ya el pasado año, Isidoro Álvarez designó como director general de la compañía a su sobrino Dimas Gimeno, que ha desarrollado en el grupo empresarial, al igual que su tío, su carrera profesional.
El grupo, que emplea a 93.300 trabajadores, ganó en su último ejercicio fiscal -cerrado en febrero de 2014- 174,35 millones, el 6,2 % más que en el año anterior, lo que representa la primera mejora del beneficio desde el inicio de la crisis.
Tabla Resumen de Presidencias
| Presidente | Periodo |
|---|---|
| César Rodríguez | 1940 - 1966 |
| Ramón Areces | 1966 - 1989 |
| Isidoro Álvarez | 1989 - 2014 |
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