El mundo del rugby, a pesar de su atractivo y tradición, enfrenta diversos desafíos que impactan tanto a clubes como a franquicias a nivel internacional. En este contexto, analizaremos la situación de la franquicia Super Rugby Melbourne y exploraremos algunos de los problemas que afectan al deporte ovalado.
Desafíos Económicos y Reestructuración en el Rugby
En los últimos años, varios clubes y franquicias han enfrentado dificultades económicas que han puesto en riesgo su existencia. El pasado enero, el histórico club de rugby London Welsh desapareció por impagos. Apenas dos meses después, Racing 92 lanzaba una OPA hostil contra su némesis parisina Stade Français que, en horas bajas y telarañas en la cuenta corriente, sólo podía decir que sí a formar un mega club en la Île-de-France. La resistencia de jugadores y aficionados, sin embargo, lo impidieron.
En los últimos años Grenoble, Montauban y Burgoin fueron obligados a descender por motivos económicos. El tope salarial en Francia es de 10 millones de euros -similar al de la Premiership inglesa, que son 7 millones pero en lo suyo- pero tales cantidades están reservadas para fichar talentos del Sur y no para promover jugadores franceses. Los ridículos continuados de la selección en el Seis Naciones dan buena cuenta de ello.
El sistema de conferencias no engancha a los aficionados mientras que el aumento de equipos ha dispersado el talento por un lado y, por el otro, ha estirado el chicle del presupuesto. Allí también hay voces discordantes sobre lo que hacer. La SANZAR pretende una reducción de equipos para elevar el nivel de la competición mientras que los dirigentes locales, aun a sabiendas de que es una recomendación cabal, se resisten a ello. Western Force o Melbourne Rebeles en Australia y Sothern Kings y Cheetahs en Sudáfrica, cuentan los días antes de pasar por el cadalso.
Más. Hace apenas dos semanas, la Unión de Rugby de País de Gales tomó el control total de la franquicia Newport Gwent Dragons -de la que ya era accionista- para poder operar en la reforma de su estadio. Ellos solos no podían asumir el coste de un equipo profesional. Cardiff Blues se puso a la cola y ya ha comenzado las negociaciones con el ente federativo para cederle, bien temporal, bien permanentemente, la propiedad de la franquicia a la propia federación con la reforma de Arms Park en el horizonte. Las otras dos franquicias, Ospreys y Scarlets, también quieren parte del pastel porque el ritmo de fichajes de sus rivales en las competiciones continentales es insostenible.
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Si se une la línea de puntos, aparecen tres asuntos fundamentales a resolver y una World Rugby como parachoques de todos los problemas. Primero, un calendario demencial entre competiciones de clubes y selecciones que acaba por repercutir en el segundo ítem: la seguridad de los jugadores y el aumento de las lesiones. En tercer lugar, el éxodo de talento de países sin el potencial económico de Francia e Inglaterra.
Asimismo, no se puede frenar la progresión de los países del Tier 2 y 3 (Tonga, Samoa, Fiji, EE.UU., Canadá, Uruguay, Japón, Georgia, Rumanía…España) porque como se ha visto en el caso de Italia la línea que separa la mediocridad con la élite es muy fina y se dibuja de fracaso en fracaso.
Medidas de World Rugby para un Futuro Sostenible
Antes de la asamblea anual la World Rugby aprobó un calendario armonizado que entrará en vigor en 2020 y llegará hasta 2032 para prever ventanas de amistosos en verano y otoño donde no se corten competiciones como el Super Rugby y tanto el Rugby Championship como el Seis Naciones encuentren acomodo con las ligas locales. También el Mundial y las giras de los Lions. Además, se garantizan Test Matches de países del Tier 1 a las Islas del Pacífico, Japón, Canadá, Estados Unidos, Georgia y Rumania.
En la asamblea de la semana pasada, asimismo, se puso cerco a la norma 8 del reglamento. Aquella que determina la elegibilidad de jugadores foráneos por motivos de residencia. De 36 meses se ha pasado a 60 y las federaciones ya no podrán nombrar al equipo sub 20 como representativo. Así, los jugadores que, por ejemplo, jugaban el mundial juvenil con Inglaterra y acababan representando a Gales en categoría senior, se acabarán. La reforma de la norma entrará en vigor en 2021 pero los mimbres para proteger, sobre todo, a las naciones del Pacífico, están puestos.
Si bien esto no afecta directamente a los clubes de chequera alegre, sí que supone un freno a la hora de dar transfers y permite a las federaciones margen de maniobra a la hora de contratar a los jugadores. Algo que ya hace Gales con sus piezas clave para que permanezcan en sus franquicias o la propia Nueva Zelanda con sus proyectos de Mundial a Mundial.
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La Franquicia Melbourne Rebels y el Super Rugby
Una curiosidad: la filial australiana Ebury del banco santander patrocinaba la franquicia de los melbourne rebels en el Super Rugby. Una lastima se ha caído esta temporada.
Superación y Emoción en el Mundial de Rugby
Ha sido una de las imágenes más virales del Mundial de rugby que se está celebrando en Japón. Las lágrimas de Christian Lealiifano cayendo por su rostro mientras abrazaba a su hijo al final del encuentro en el que su selección, Australia, quedaba apeada en cuartos al caer frente a Inglaterra (40-16). El significado del emotivo y sentido abrazo tiene detrás una historia de superación del apertura de los Wallabies difícil de olvidar para cualquier aficionado de este deporte.
El árbitro pitó el final y, pese a la gran victoria del ‘XV de la Rosa’, la imagen del partido no la encontramos durante los 80 minutos de juego, sino cuando Lealiifano se acercó a la grada y se fundió en un abrazo infinito con su hijo de apenas tres años.
La Historia de Christian Lealiifano: Un Ejemplo de Resiliencia
Nacido en Nueva Zelanda, emigró con tan solo seis años al país de los ‘Wallabies’. Allí, tras una carrera exitosa en las categorías inferiores en el rugby local de Melbourne, en 2007 ficha por la franquicia que representa la región de Canberra (Australia) en el Super Rugby del hemisferio sur, los Brumbies, siendo el club donde desarrollará la mayor parte de su carrera.
Como profesional, pronto comenzarían las épocas grises con dos graves lesiones: una en 2010, cuando se rompió el ligamento cruzado y la otra en 2012, con una fractura de tobillo. En 2015 y cuando había entrado en la prelista de convocados para disputar en Mundial de Inglaterra y después de varios 'test match', una decisión técnica le deja fuera de la cita más grande del mundo (el entrenador decide finalmente llevar a Quade Cooper y Bernard Foley).
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Un palo moral que no le impide al tres cuartos de los Brumbies continuar luchando por un puesto para representar al conjunto aussie en los meses posteriores a la cita mundialista de 2015. Su sueño era jugar un Mundial y con 28 años sólo le quedaba una bala más: Japón 2019 (con 32 años).
La Batalla Contra la Leucemia
No llegó ni a un año después del 'palo' de quedarse fuera del Mundial de 2015, cuando Lealiifano se somete a un análisis de sangre rutinario en verano de 2016 y el diagnóstico cae como un jarro de agua fría en la vida del jugador australiano y de sus personas queridas. Christian tenía leucemia (cáncer de sangre y médula ósea) y debía someterse a una operación de transplante de médula ósea. El rugby pasa a un segundo plano, disputar un Mundial... al terreno de la utopía.
Sus seis hermanos fueron examinados para realizar el transplante, pero tan sólo su hermana Sally fue compatible con el jugador de rugby. De esta manera, su hermana y su hijo recién nacido (el de Christian) fueron los artífices y bastones en los que apoyarse para una recuperación exprés del jugador oceánico: “Solo verle ahí y sonreír… Tuviera pelo o no, tuviera cejas o no, me miraba exactamente igual. Eso para mí fue un auténtico regalo”, declaró recientemente Christian sobre el estímulo que suponía su hijo en esos momentos.
El Regreso al Rugby y el Mundial
Tras superar la leucemia con operación y ciclos de quimioterapia incluidos, la mayoría de sus doctores le dijeron que nunca podría volver a jugar al rugby (durante lo que duró el proceso de la enfermedad, el apertura perdió 12 kilos y los niveles de hierro se quedaron muy bajos). Pero el espíritu de sacrificio y de superación de este jugador dio la vuelta a los primeros diagnósticos de los doctores y le hicieron volver a un terreno de juego en 2017 con los Brumbies.
Tras un breve paso con el club irlandés de Ulster, volvió a Australia y esta vez, el mister australiano sí que contó con él para el ‘squad’ de los Wallabies en esta Copa del Mundo de 2019. Tras jugar el que posiblemente haya sido su último partido en un Mundial (4 en total, 3 de inicio en los que ha sumado 23 puntos), estuvo durante medio minuto abrazado a su pequeño, para asombro del niño y de los asistentes que no conocían su historia ni la fuerza que le había transmitido el pequeño para alcanzar su sueño.
Su inspiradora historia es otra más que deja un torneo que está llegando a sus últimos coletazos con las semifinales de este fin de semana entre Nueva Zelanda - Inglaterra y Gales - Sudáfrica.
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