José Luis Manzano: Biografía y Legado en el Cine Español

José Luis Manzano, un nombre que evoca el cine quinqui de los años 80, es recordado tanto por su talento actoral como por su trágica vida. Este artículo profundiza en su biografía, desde sus inicios humildes hasta su ascenso a la fama y su posterior lucha contra la adicción.

Inicios y Descubrimiento

Eloy de la Iglesia conoció a su actor fetiche en la calle, donde José Luis Manzano se prostituía ocasionalmente. De la misma manera que De La Iglesia quería ser director de cine y lo consiguió sin haber conseguido nunca ingresar en una escuela de cine o similar, él quiso que José Luis Manzano fuese actor sin estudiar arte dramático. Manzano iba a cumplir 18 años y apenas sabía leer y escribir: necesitó ayuda para memorizar y comprender los guiones.

El encuentro entre Manzano y Eloy de la Iglesia ocurrió en los billares Victoria en el centro de Madrid. Tenía dieciséis años y ya se prostituía. El director zarauztarra le pagó 500 pesetas por sus servicios. Un año más tarde cobraría 300.000 por protagonizar 'Navajeros', según desvela la biografía del actor, titulada 'Lejos de aquí'.

José Luis Manzano, criado en la calle, dio vida a ese ángel caído y ni siquiera la moraleja de la película (de esa y de otras que le convirtieron en actor fetiche del cine quinqui) le previno de terminar en la droga, sino que le atrajo más hacia ella. No había cumplido 30 años cuando murió en 1992.

Ascenso a la Fama

Y así fue: justo en la frontera de la nueva década, en 1980, llega “Miedo a salir de noche”, la cinta que anticipa el que será su estilo característico. De hecho, a continuación llega la primera cinta del “genero quinqui”, “Navajeros” (1980) en la que participa, por primera vez, José Luis Manzano junto a otro de los actores preferidos del director, Enrique San Francisco. Pero rebosaba verdad y autenticidad. Sería uno de los papeles de su vida, “El Jaro”: la vida de un delincuente que parece inalcanzable para la Policía, un bandolero de la ciudad.

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A continuación llegan “Colegas”, El pico", “El pico 2” y, sobre todo, “La estanquera de Vallecas” para configurar una panorámica y mito de la realidad española junto a José Antonio de la Loma y sus “Perros callejeros”. En “El Pico”, José Luis Manzano es a la vez Apolo y Dioniso. Es James Dean y es Lou Reed a un tiempo. El actor da vida al hijo de un guardia civil que se engancha a la heroína porque a finales de los 70 es lo más fácil del mundo, es algo que sucede en todas las periferias de las grandes ciudades.

Manzano da vida, en la película de Eloy de la Iglesia, a Paco, que hace lo que sea necesario para sacarse unas perras que costeen la dosis diaria, de la que no se puede escapar. Su imagen, la de un efebo de cabello rizado, rebosa vida pero busca una “pequeña muerte”. Cada día muere un poco más.

Fue el rostro de un tiempo roto. Venía de una familia muy desestructurada, Manzano. José Luis nunca recibió educación primaria: era casi analfabeto. Su vida era como aquel poema de Mark Strand: “En un campo / yo soy la ausencia de campo. / Donde quiera que esté / yo soy lo que falta”.

La Caída en la Adicción

En paralelo, a pesar del mensaje de sus películas, tanto el director como su actor fetiche caen en la adicción a la heroína. Eloy de la Iglesia se sume, a partes iguales, en la sequía creativa y en la defenestración de la industria. Pierde completamente el interés en Manzano, quien encuentra el refugio en un sacerdote de Getafe, Pedro Cid, en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, quien le da cobijo.

Si hacían falta 4 gramos de caballo al día, Eloy los compraba. Luego llegaron los tiempos malos, la falta de chavos. Las peleas. Las tensiones. En el 88, al contrario de lo que se pensaba, Eloy dejó de consumir heroína, pero Manzano vivió siempre con reenganches y recaídas, como El Pirri.

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Manzano logra desintoxicarse una primera vez pero sufre una recaída. El cura conoce a Eloy de la Iglesia quien le alerta de que la novia del joven también está enganchada y es imposible que así se limpie. Sin embargo, llega una esperanza en 1991, un puesto en una productora, Spinto TV. Manzano lleva unos meses bien, visitando regularmente a Cid, pero en el ambiente televisivo recae y vuelve a consumir, primero cocaína y luego heroína.

En julio de ese año es acusado de atracar a un peatón en la Gran Vía. Es detenido y condenado a ocho meses de prisión, a pesar de no tener antecedentes penales. El ambiente de la prisión es el que menos le conviene. En Carabanchel es respetado por sus papeles en el cine y su pedrigrí callejero, pero convive con drogadictos y enfermos de sida. Cuando accede al régimen de semilibertad, concede una entrevista a “Interviú” para dar a conocer su situación. Se arrepiente del consumo de drogas y pide ayuda.

El Final Trágico

El 20 de febrero de 1992, fue hallado sin vida en el piso de Eloy de la Iglesia. La autopsia reveló que su muerte fue de naturaleza violenta, habiéndose encontrado los principios de la heroína y otros tóxicos en su sangre, orina y órganos vitales.

El Legado de Manzano y Eloy de la Iglesia

Eloy de la Iglesia culminó su desintoxicación y en 1996 recibió el Premio Donostia. Homosexual, autodestructivo, comunista y cineasta combativo; diferente en temática y estilo al resto de su generación. Estos son algunos de los rasgos más notorios que distinguen a Eloy de la Iglesia (Zarautz, 1944 - Madrid, 2006).

El gobierno de Felipe González rechaza la imagen que este cine da del país. Le niegan cualquier financiación. Fueron unos años en los que la cultura oficial y el mundo del cine le dieron la espalda. “Se convirtió en un director incómodo no solo por su comportamiento, sino también porque el socialismo quería mostrar a finales de los 80 otro cine más acorde con el estándar europeo; un cine de país integrado en la UE [desde 1986] y que está a punto de acoger unos juegos olímpicos [Barcelona] y una exposición universal [Sevilla], pero Eloy, en cambio, retrataba el país que se escondía tras ese triunfalismo”, concluye Urresti.

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Igual que Tarantino recupera el spaghetti western, algún director español debería reivindicar el cine quinqui. El tratamiento de las drogas y el sexo era crudo y novedoso. Casi didáctico. El quinqui se movía entre la admiración y la repulsa. «En España existía un decálogo de temas que no se podían tratar en el cine: violencia, drogas, sexo, delincuencia... Y el cine quinqui los tocó todos», enumera Rafatal. «El que ejerce la violencia no solo es castigado, sino que obtiene el favor del público».

Tabla Resumen de la Carrera de José Luis Manzano

Título de la Película Año Director
Navajeros 1980 Eloy de la Iglesia
Colegas --- Eloy de la Iglesia
El Pico --- Eloy de la Iglesia
El Pico 2 --- Eloy de la Iglesia
La Estanquera de Vallecas --- Eloy de la Iglesia

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