Liderazgo: El Poder de la Inteligencia Emocional

Cada vez está más reconocido que el factor determinante que predice quién será mejor líder está relacionado con la capacidad de la inteligencia emocional que la persona tenga. En el post de hoy os traigo este libro obligatorio para cualquiera que desee profundizar en el liderazgo y que podéis adquirir aquí.

Seguro que habéis oído hablar alguna vez de Daniel Goleman, considerado el padre de la inteligencia emocional con su ensayo Inteligencia Emocional. En él exponía científicamente cómo personas con un alto coeficiente intelectual no son las que siempre consiguen las metas que se proponen, pues en la consecución de objetivos entran en juego otra inteligencia más ligada al hemisferio derecho del cerebro: la inteligencia emocional.

En esta línea surge el libro que os traigo hoy. En él el autor realiza un compendio de todo lo que él ha hablado sobre liderazgo a lo largo de sus charlas, ensayos, obras, etc. Me gustaría recomendar en esta ocasión el excelente libro de Daniel Goleman sobre este tema, “Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional”, (Ediciones B).

La Importancia de la Inteligencia Emocional en el Liderazgo

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones - tanto propias como ajenas - y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos.

Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella.

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Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida.

En un mundo donde la competencia es feroz y la saturación de mercado es constante, las compañías buscan formas innovadoras de conectarse con sus audiencias de una manera más profunda y significativa. Aquí es donde entra en juego la inteligencia emocional, un enfoque estratégico que va más allá de la simple transmisión de información de carácter comercial y que implica la habilidad de reconocer y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás.

La inteligencia emocional es fundamental en el liderazgo empresarial porque permite a los líderes ser más empáticos, influir de manera persuasiva y tomar decisiones equilibradas. Y es que un líder dotado con esta capacidad puede crear un ambiente de trabajo más colaborativo y armonioso, lo que a su vez puede llevar a un aumento en la productividad y el rendimiento.

Componentes Clave de la Inteligencia Emocional Según Goleman

Si hablamos de inteligencia emocional, el autor de referencia del que debemos hablar es Daniel Goleman. Goleman sostiene que las competencias emocionales se dividen en dos categorías: intrapersonales e interpersonales. Las primeras se refieren a la relación que establecemos con nosotros mismos y la segunda a las relaciones que tenemos con los demás. Todo empieza por uno mismo. Es difícil de creer que alguien que se lleva mal consigo mismo pueda tener buenas relaciones con los demás.

En esta influyente obra, el afamado escritor y psicólogo estadounidense David Goleman identifica cinco habilidades clave de la inteligencia emocional: el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales.

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1. Autoconocimiento

Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. La clave es comportarse con humildad.

Los líderes con un buen nivel de autoconciencia emocional conectan con sus señales internas y reconocen el efecto que tienen sus sentimientos en ellos mismos y en su rendimiento laboral. Están en sintonía con sus valores.

El autor trata de la importancia de conocer cuáles son tus emociones y cómo te afectan en tu día a día, para a partir de ahí poder gestionar tus impulsos. ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Qué áreas consideras que son tus debilidades? ¿Conoces los principios que sostienen las decisiones en tu día a día? Es importante reflexionar sobre todo esto antes de poder conocer y gestionar a otras personas.

Conocer bien sus propias capacidades les hace sacar el máximo partido a sus puntos fuertes. Son personas que asumen además tareas complejas. La seguridad en sí mismos les hace destacar en cualquier grupo.

2. Autorregulación

En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores.

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Los líderes que poseen la capacidad de autocontrol emocional saben gestionar y encauzar adecuadamente sus emociones. Uno de los rasgos que los define es la serenidad y la lucidez para afrontar situaciones estresantes y de crisis.

El siguiente paso, después de conocerte bien a ti mismo, el gestionarte de forma eficaz. ¿Qué haces para controlar tus impulsos y reaccionar de forma adecuada a las situaciones externas que pueden “sacarte de equilibrio”? Para ello algunas ideas que plantea el autor son el reflexionar y meditar antes de actuar, intentar mantener una actitud positiva, sentirte cómodo frente a lo desconocido.

Los líderes transparente son fieles a sus valores. La transparencia es la franqueza auténtica ante los demás con respecto a lo que siente a lo que cree y lo que hace, esto le posibilita la integridad.

3. Automotivación

La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección.

Los líderes con esta capacidad de adaptación pueden compaginar distintas tareas sin perder la energía ni la concentración.

Los líderes con esta capacidad de consecución tienen sus valores muy bien definidos Tienen esa ambición personal, ese reto personal de mejorar continuamente y buscar también la mejora de sus colaboradores de tal forma que siempre buscan el mejor resultado propio y de su equipo. Tienen un estándar de alcanzar la excelencia a nivel interno.

La autoeficacia se puede definir como la creencia que uno tiene de su propio éxito o de la capacidad que tiene para poder conseguirlo.

Los líderes optimistas aceptan las cosas como vienen y cuando se les presenta un revés perciben una oportunidad y no una amenaza. Son personas que tienen una concepción positiva de los demás, de los cuales esperan lo mejor.

4. Empatía

Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos.

No es algo sencillo, ya que implica intentar despegarnos de “nuestra propia forma de pensar” y ponernos en el lugar del otro, pero con “sus propios esquemas mentales y sus sentimientos”.

Los líderes empáticos son capaces de conectar con un amplio abanico de señales emocionales qué les permite experimentar las emociones que siente una persona o un grupo. Saben escuchar con atención y comprenden la perspectiva de los demás. Gracias a la empatía un líder puede llevarse bien con personas de orígenes diversos o de culturas distintas.

5. Habilidades Sociales

Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto.

Es importante que el líder además tome conciencia del contagio emocional, que se produce siempre que las personas interactúan entre ellas. En tu faceta como líder: ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Qué capacidades quieres desarrollar?

Conciencia Organizativa.

Los líderes que inspiran crean resonancia, es decir el clima emocional positivo indispensable para movilizar lo mejor del ser humano, impulsan a la gente con visiones claras y convincentes que resulten altamente motivadoras.

Son personas convincentes y seductoras cuando se dirigen a un grupo.

Los líderes con buena mano para cultivar las capacidades de los demás muestran un interés sincero por las personas, por sus colaboradores, saben comprender sus objetivos sus fortalezas y sus debilidades, saben dar un feedback oportuno y constructivo.

Reconocen la necesidad de cambiar, cuestionan el estatus quo, son abanderados del cambio, respaldan el mismo con convicción incluso aunque se encuentren grandes obstáculos. Argumentan muy bien sus opiniones.

Saben escuchar a todas las partes, comprenden los distintos puntos de vista y encuentran un ideal común que todo el mundo puede defender. Sacan el conflicto a la superficie, recogen los sentimientos y las opiniones de todos los implicados y luego redirigen la energía hacia un ideal común de tal forma que son capaces de sacar el mejor partido de cada situación.

Cooperan y crean equipos.

El Impacto de las Emociones en el Ámbito Laboral

A lo largo del libro se describe la relevancia que juegan las emociones (muchas veces contagiosas según de quién provengan), cuando se dan en el plano laboral. Goleman afirma (pág.132) que “Para muchos trabajadores, los colegas acaban siendo como una familia, un grupo cuyos miembros sienten un fuerte vínculo emocional. De ahí surge una lealtad mutua especial. Cuanto más fuertes sean los lazos emocionales entre los trabajadores, más motivados, productivos y satisfechos con su ocupación estarán”.

Dicho esto, en contraposición, el autor también comenta que, en ocasiones, (pág.159) “las emociones negativas pueden ser útiles en determinadas situaciones. Los estados de ánimo “malos” pueden mejorar algunos tipos de rendimiento, por ejemplo, al prestar atención al detalle cuando se buscan errores o al establecer distinciones más precisas entre distintas opciones”.

Las buenas relaciones entre todos los miembros de todos los equipos de trabajo favorecen un clima laboral de confianza, lealtad, apoyo, ánimo, esfuerzo, etc.

Estilos de Liderazgo y la Inteligencia Emocional

Goleman describe en el libro cuatro estilos de liderazgo bien diferenciados, algunos más efectivos que otros, pero que deben aplicarse según el perfil de los colaboradores a los que se lidere. Los que propone Goleman, por su parte, son los estilos autoritario, coach, conciliador, democrático, ejemplarizante y coercitivo.

El liderazgo no es sinónimo de dominación, sino el arte de convencer a la gente de que colabore para alcanzar un objetivo común.

Las emociones juegan un papel central en el conjunto de aptitudes necesarias para vivir y cada día las organizaciones ponen más énfasis en estimular la inteligencia emocional para alcanzar el éxito laboral. Seguramente se te venga alguien a la cabeza cuando pienses en una persona que nunca deja que su temperamento se le vaya de las manos, sin importar los problemas que tenga, o en alguien que cuenta con la confianza de su personal, que escucha a su equipo, con quien es fácil hablar y que siempre toma las decisiones tras analizar bien las situaciones. La persona en la que estés pensando tiene inteligencia emocional.

Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo.

Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor?

Desarrollando la Inteligencia Emocional en el Liderazgo

Para cultivar la inteligencia emocional en el liderazgo, es esencial desarrollar habilidades clave como la autoconciencia, la autorregulación, la empatía y las habilidades sociales. Los líderes emocionalmente inteligentes son capaces de reconocer y gestionar sus propias emociones, lo que les permite tomar decisiones más equilibradas y mantener la calma en situaciones estresantes.

La aplicación práctica de la inteligencia emocional en el liderazgo empresarial puede tomar diversas formas, desde programas de capacitación y desarrollo para los equipos directivos hasta la implementación de políticas y prácticas que fomenten un ambiente de trabajo positivo y respetuoso.

Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos.

Los especialistas consideran que la inteligencia emocional es el resultado de una combinación de talentos naturales y habilidades aprendidas: una mezcla de experiencia vital, aprendizaje consciente y predisposición genética.

Recuerda que para ser un buen líder es esencial saber liderarse a sí mismo, y esta probablemente resulte una de las tareas más complicadas.

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