Liderazgo Imperfecto: Desmitificando al Superlíder

Es innegable reconocer que la mentalidad humana asocia directamente liderazgo y perfección. Sin embargo, el libro "Liderazgo Imperfecto" de Jordi Alemany propone una visión diferente, donde la autenticidad y la humanidad son más valiosas que la perfección.

La esencia del Liderazgo Imperfecto

El 'Liderazgo Imperfecto' aboga por la aceptación y la valoración de nuestras imperfecciones como líderes, y como seres humanos, que es lo que somos por delante de cualquier posición jerárquica que ocupemos. Es una invitación a deshacernos de las máscaras y la capa de superhéroes que a menudo se espera que los líderes porten y, en su lugar, adoptar una postura de autenticidad.

En primer lugar, se destaca la importancia de la humildad, la autenticidad y la humanidad a la hora de liderar. Vivimos en un mundo demasiado obsesionado con la perfección y la eficiencia a toda costa, por eso propongo una visión de liderazgo que valore la autenticidad y la capacidad de mostrarnos vulnerables y cercanos.

En segundo lugar, el libro promueve la idea de que la conexión emocional con nuestro equipo, la confianza mutua, el aprendizaje continuo y el propósito son los cuatro pilares sobre los que se sustenta el liderazgo en el siglo XXI.

Desmontando el Mito del Superlíder

En el devenir de los tiempos, la cultura empresarial ha edificado un monumento a un mito, el super líder, un ser que, para muchos, es la imagen inmaculada de la sabiduría y la clarividencia, que se eleva sobre la humanidad en un pedestal de perfección inalcanzable. La televisión y el cine han contribuido a extender esa imagen de perfección a través de los personajes de ficción que nos muestran en películas y series.

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Personajes ficticios como Tony Stark o Bruce Wayne, que siempre parecen tener todas las respuestas, más allá del tamaño del reto o la dificultad del problema, nos han hecho creer que el liderazgo es una ciencia exacta, donde cada paso es medido y calculado. Nos han llevado a crear una imagen del líder que se asemeja más a la de un superhéroe, que a la de un ser humano corriente.

El mito del super líder coloca una carga insostenible en los hombros de los líderes y fomenta la creación de una cultura del miedo y de falta de transparencia. En primer lugar, deshumaniza al líder alejándolo de aquellos a los que tiene la responsabilidad de liderar. El liderazgo tiene que ver con conectar con los que nos rodean y ayudarles a convertirse en una versión mejorada de ellos mismos.

Además, un líder que considera que todo lo sabe asume que no tiene nada nuevo que aprender o mejorar. Y lo más lamentable de todo es que, cuando un líder es idolatrado como un héroe, puede comenzar a creer que es infalible y que sus decisiones están más allá de la crítica.

De los líderes no se espera que nunca se equivoquen o que satisfagan las necesidades de todos, ya que eso es literalmente imposible. De un líder esperamos que tome decisiones justas y equilibradas, y que antes de hacerlo analice las posibles repercusiones para todas las partes implicadas, anteponiendo el bien común a su interés individual.

Abandonemos la idea de que la perfección es una meta a alcanzar y comencemos a abrazar la imperfección de nuestra propia humanidad. Debemos educar a líderes que, lejos de enaltecerse como seres excepcionales, entiendan la importancia de nutrir un ecosistema en el que todos puedan crecer y prosperar.

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El Liderazgo como Vocación y Evolución

Mi visión del liderazgo ha evolucionado según he ido evolucionando como persona. Al principio, debido a la educación que recibí, la propia de alguien nacido en 1971 en España, veía el liderazgo como lo ve la mayoría todavía hoy: una posición, poder, autoridad, imposición. Veníamos de una dictadura. Hoy lo veo más a través de una mirada más humanista, más filosófica, más enfocada en su raíz semántica.

Liderar viene del verbo “To Lead” que en inglés significa “Guiar”. Así veo hoy al líder. El liderazgo, tal y como yo lo veo, es más bien vocacional. El líder es el que sabe que está plantando una semilla de un árbol, pero que, quizás, él no será quién disfrute de su sombra.

Inteligencia Emocional y Pensamiento Crítico

Aunque durante muchas décadas se pensó que para liderar hacía falta poseer un coeficiente intelectual más alto, la realidad es que si hay una inteligencia que un líder debe aprender a desarrollar y practicar, esa es la inteligencia emocional. En un mundo cada vez más incierto, complejo y cambiante, en el que todos vivimos con las emociones a flor de piel, la inteligencia emocional se ha convertido en una habilidad clave para cualquiera que aspire a ser reconocido por los suyos como líder.

Ser capaz de influenciar e inspirar a las personas que nos rodean es el primer pilar del liderazgo en el mundo actual. Desarrollar una mentalidad de líder en el contexto actual va más allá de la mera adquisición de habilidades técnicas o gestión eficaz de recursos. Vivimos en una era de cambios rápidos y desafíos complejos, donde la capacidad de un líder para conectar, comprender y adaptarse es vital.

Por otro lado, el pensamiento crítico es una herramienta indispensable en la caja de herramientas de un líder. En un mundo inundado de información y frente a la complejidad de los desafíos empresariales actuales, la capacidad de analizar situaciones, evaluar diferentes perspectivas y tomar decisiones informadas es más importante que nunca.

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Formación en Liderazgo: Más Allá de lo Cosmético

El número de libros, ponencias, cursos, webinars o podcasts sobre liderazgo crece exponencialmente año tras año. En un buen número de ocasiones, el problema radica en que la formación en liderazgo se concibe como elemento cosmético. Una de esas “cremas” que se aplican para aparentar ser una organización 20 años más joven.

Una tercera razón por la que la inversión en formación en liderazgo resulta absolutamente estéril es que se aborda como un evento puntual, sin más, en lugar de como un proceso continuo, parte de la cultura y estrategia corporativa. Para realmente transformar la formación en liderazgo en algo más que un simple adorno, las empresas deben romper moldes y desafiar el statu quo.

Para que la inversión en formación en liderazgo retorne, los ejecutivos, desde el primero al último, deben convertirse en los primeros agentes de cambio, mostrando su convencimiento acerca de la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades y las demandas de sus equipos.

En primer lugar, invierten en formación desde un enfoque integral y estratégico. Ven la formación en liderazgo como un proceso continuo de un alto valor para la organización. En segundo lugar, diseñan programas de formación en liderazgo de triple componente: teórico, experiencial y social.

Conclusión

En resumen, "Liderazgo Imperfecto" invita al lector a reflexionar acerca de las muchas y trasnochadas teorías, viejos paradigmas y falsos mitos sobre líderes casi divinos, que en lugar de permitirnos entender mejor en qué consiste liderar, nos ofrecen una imagen distorsionada y frustrante de la realidad. Una realidad que, una vez que la comprendemos, nos confirma que el liderazgo tiene poco de divino y mucho de humano y, como tal, de imperfecto.

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