El liderazgo es una pieza clave en el mundo empresarial, pero no existe un concepto único ni universal. No se trata solo de dar órdenes, sino de guiar, motivar e inspirar a un equipo hacia una meta compartida. Dentro de las organizaciones, se distingue entre liderazgo formal y liderazgo informal. El primero corresponde a aquellas personas que, por su puesto o jerarquía, asumen la dirección de un equipo de manera oficial.
A lo largo del tiempo se han identificado diferentes estilos que responden a formas distintas de dirigir y motivar a las personas. No existe un único modelo válido de liderazgo. La opción perfecta está determinada por elementos como la cultura corporativa, sus objetivos y la actitud de los colaboradores. Todos los líderes, sin embargo, no asumen sus funciones de la misma manera.
Uno de estos estilos es el liderazgo delegativo, también conocido como Laissez Faire, que ha alcanzado un puesto de honor gracias a la descentralización del trabajo, el esquema de home office y los modelos híbridos.
¿Qué es el Liderazgo Laissez Faire?
El término laissez faire proviene del francés y significa “dejar hacer o dejar pasar”. Posiblemente el estilo de liderazgo Laissez Faire es el más liberal de todos ellos, donde el líder tiene un papel pasivo y se convierte en un simple gestor de tareas, encargado de distribuirlas a los diferentes miembros del equipo, recayendo toda la responsabilidad y libertad en manos de los mismos.
En el estilo de liderazgo Laissez Faire, los colaboradores tienen total independencia operativa. El manager no juzga ni valora las contribuciones de los miembros del equipo, ya que éstos cuentan con libertad total y sólo les dará soporte si ellos se lo piden. De esta forma, todo el poder recae en manos de los miembros del equipo. El desarrollo competencial de los colaboradores se dispara, al ser ellos mismos quienes tienen que resolver las distintas circunstancias de su día a día laboral.
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Características del Liderazgo Laissez Faire
- Trabajar sin presión.
- Si el líder se ausenta, la empresa sigue funcionando.
- Más probabilidad de promoción empresarial.
- Los colaboradores trabajan con más placer y creatividad.
- Crea un ambiente sano y autogestivo.
Ejemplos de Liderazgo Laissez Faire
Algunos ejemplos notables de líderes que practican este estilo son:
- Google: Fomenta la innovación y la creatividad dando libertad a sus empleados.
- Warren Buffett: Da a sus trabajadores la máxima libertad para que hagan en el trabajo, lo que consideren conveniente. Es uno de los hombres más ricos del mundo, la clave de su éxito.
¿Cuándo es Apropiado el Liderazgo Laissez Faire?
Como cualquier otro estilo, el liderazgo Laissez Faire puede ser muy positivo en algunos contextos y contraproducente en otros. Es adecuado cuando:
- Se dispone de un equipo de trabajo con una gran experiencia en el sector de la organización.
- El desarrollo competencial de los integrantes está en sus niveles máximos.
- Todos los miembros del grupo disponen de la información necesaria para la toma de decisiones.
- Los niveles de compromiso de cada uno de los integrantes del equipo hacia la compañía deben de ser altos.
- Se dispone de un equipo formado por miembros expertos donde cada uno de los integrantes tiene más conocimiento que el propio líder.
- Entornos donde los colaboradores valoran la autonomía e independencia.
Potenciales Problemas del Liderazgo Laissez Faire
En el estilo de liderazgo Laissez faire prácticamente todo el poder recae en manos del equipo de trabajo, esto puede ocasionar problemas cuando el equipo sea inmaduro y no esté preparado para la toma de decisiones.
- Mala gestión del conflicto, al carecer de una figura que medie cuando éste se dé entre los diferentes integrantes del equipo.
- El líder puede tener la imagen de persona poco comprometida con el equipo. Esta situación puede llevar a bajar los niveles de cohesión.
La Importancia de Delegar
Entre las características de una buena gestión del negocio está saber delegar, es decir, confiar en las habilidades, experiencia y responsabilidad de las personas a nuestro cargo para realizar las labores que se les encomiendan, con la seguridad de obtener buenos resultados en el tiempo establecido. Un buen líder conoce los beneficios de compartir responsabilidades con su equipo de trabajo. Sabe que una gestión eficiente del tiempo no implica necesariamente eliminar tareas, sino delegarlas apropiadamente.
Asimismo, está comprobado que delegar responsabilidades es uno de los mejores recursos para la motivación de las personas que conforman una organización. Al delegar tareas adecuadamente, el directivo gana más tiempo para atender prioridades adecuadas a su nivel; al mismo tiempo, alivia su carga de trabajo y puede conocer las capacidades reales de cada trabajador para brindarle la motivación adecuada. Por otro lado, el colaborador que tiene una información precisa sobre las responsabilidades que le han sido asignadas, ejecuta sus tareas con mayor precisión. Además, su motivación es más alta, dada la confianza que la dirección ha puesto en él.
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Cómo Delegar Efectivamente
Para el directivo que ha estado manejando su empresa con criterios muy convencionales resulta difícil adaptarse a los enfoques de gestión contemporáneos. Las tareas de desaprender -para librarse de la obsesión por ejercer el control excesivo- y aprender a confiar más en las habilidades y responsabilidad de las personas requiere de voluntad y reconocimiento de las propias limitaciones.
Aquí hay algunas estrategias clave para delegar de manera efectiva:
- Aplicar un atractivo Employer branding: Se trata de una valiosa herramienta que además de incrementar la fidelidad y compromiso del personal activo, ayuda en la atracción del mejor talento para incorporarlo a la empresa. En este caso, deben potenciarse la solidez de la compañía y su capacidad de brindar oportunidades de desarrollo profesional como atributos de la marca.
- Gestionar el talento por competencias: No está de más reiterar sobre la conveniencia de poner en práctica este criterio de gestión que ayuda tanto en la selección del talento humano idóneo como en la asignación de cada puesto de trabajo, de acuerdo a las tareas y responsabilidades que le serán conferidas a cada una de las personas contratadas.
- Desarrollar la asertividad y la empatía: Saber delegar responsabilidades forma parte de las habilidades imprescindibles de un buen líder y para eso es fundamental ser asertivo, es decir, expresar con claridad a las personas que trabajan en la empresa, qué es lo que se espera de ellas y cuáles son las tareas que deben realizarse para cumplir los objetivos del negocio.
- Asesorar, más que ejercer control: Compartir los conocimientos es una de las habilidades más difíciles de encontrar en un mánager, pero es una facultad que puede desarrollarse con paciencia. Cuando los trabajadores reciben claramente la información sobre las tareas que deben realizar y al mismo tiempo se les imparten sugerencias para cumplirlas más rápido y con mejores resultados, los beneficios en materia de productividad y ahorro de tiempo no se hacen esperar.
- Seguimiento y evaluación: Una de las tareas fundamentales del mánager es mantenerse atento al trabajo de su equipo para evaluarlo y corregir a tiempo posibles fallas. Esto no significa sacar al colaborador de su puesto para hacer uno mismo las labores.
Los Niveles de Delegación
La doctrina del Management ha evolucionado muchísimo en éste campo de conocimiento que corresponde a la importancia que saber delegar tiene en la dirección de cualquier organización. La mayoría de los líderes entienden el primer nivel, pero después de eso, a menudo, se quedan cortos.
Aquí se presentan los niveles de delegación, que pueden ser implementados para un mejor desarrollo de los equipos de trabajo:
| Nivel | Descripción |
|---|---|
| 1 | Asignación de tareas específicas a los miembros del equipo. |
| 2 | Confiar la propiedad de áreas funcionales a los miembros del equipo. |
| 3 | Inculcar un fuerte sentido de propiedad y responsabilidad dentro de los miembros de su equipo. |
En resumen, la delegación es fundamental para el liderazgo. No puede asumir más responsabilidad a menos que esté dispuesto a delegar en otros. Si no se gestiona de manera efectiva, la delegación puede conducir a la desmotivación, la frustración y la imposibilidad de completar las tareas.
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