Las relaciones interpersonales forman parte de la estructura sobre la que se sostiene tanto la vida cotidiana como el entorno profesional. En el entorno laboral, las relaciones entre personas tienen un peso importante, ya que estas conexiones influyen en la eficiencia, la motivación y la cultura interna. Un entorno con relaciones sanas favorece la retención del talento y la mejora continua.
Las relaciones interpersonales son vínculos que surgen entre dos o más personas como resultado de la interacción social. En las organizaciones, las relaciones suelen regirse por un marco formal. También existen vínculos que nacen fuera del esquema jerárquico. Estas relaciones informales, aunque menos estructuradas, contribuyen a la cohesión del grupo y ofrecen apoyo emocional. Entender cómo se configuran estos vínculos ayuda a mejorar el trabajo en equipo, resolver conflictos y tomar decisiones de forma coordinada.
El ser humano es social, crece y se desarrolla en el contacto con los otros. El deseo humano de tener vínculos de parentesco, como la amistad o el amor, forma parte de nuestros pilares culturales. Esto tiene origen en nuestros inicios como especie, ya que la vinculación socio-emocional favorecía una mayor probabilidad de supervivencia individual y de grupo. Sin embargo, cómo nos relacionamos con otras personas y cómo esto afecta a nuestras capacidades para funcionar en grupo es algo que se aprende individualmente a medida que crecemos.
La Importancia de las Relaciones Interpersonales en el Ámbito Laboral
En el entorno laboral, las habilidades interpersonales se han convertido en un factor diferenciador entre quienes simplemente cumplen con sus funciones y quienes realmente generan impacto. Más allá de las competencias técnicas, las empresas valoran la capacidad de colaborar, comunicarse eficazmente y resolver conflictos con inteligencia emocional. En la actualidad, las empresas basan su éxito en el de las personas. Por ello, la capacidad para trabajar en equipo es muy valorada.
Las relaciones interpersonales pueden definirse como un vínculo o conexión social entre dos o más personas. Las relaciones interpersonales pueden formarse entre familiares, amigos, estudiantes, compañeros de trabajo y otros. La necesidad de mantener relaciones interpersonales satisfactorias y placenteras se desplaza a todos los ámbitos de pertenencia personal. En ese sentido, una situación laboral que aleje o incluso intoxique estas relaciones repercute negativamente en la percepción del trabajador hacia el entorno laboral y disminuye su satisfacción.
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Por otro lado, un entorno laboral con relaciones interpersonales efectivas fomenta el acercamiento y la cooperación. Establecer buenas relaciones de equipo es crucial para obtener buenos resultados rápidamente. Por eso, dedicar tiempo desde el principio a crear un vínculo de confianza y humanizado, que, no obstante, espere y valore el buen rendimiento, ayudará enormemente a establecer la base sólida de un buen clima de grupo.
Habilidades Interpersonales Clave
Podemos definir como habilidades interpersonales al conjunto de características y comportamientos que nos permiten interactuar o relacionarnos con otros seres humanos. De forma general, decimos que son imprescindibles tanto en el entorno laboral como en el ámbito personal. En su mayoría, facilitan la comunicación entre dos o más personas y propicia que estas puedan establecer una relación entre ellas más cercana e intensa.
Ahora que ya comprendemos qué son las habilidades interpersonales, es momento de explorar cómo se manifiestan de manera concreta en nuestro día a día. Estas capacidades no solo influyen en la forma en que nos comunicamos, sino también en cómo colaboramos, resolvemos conflictos o incluso inspiramos a otros. Cada una de estas habilidades aporta valor en contextos distintos: algunas fortalecen el trabajo en equipo, otras facilitan el liderazgo o promueven la empatía. Al desarrollarlas, nos volvemos más conscientes de nuestras emociones y más receptivos a las de los demás. Y aunque pueden parecer naturales en algunas personas, todas pueden entrenarse y evolucionar con práctica, autoconocimiento y disposición al cambio.
Asimismo, en el ámbito de las habilidades sociales y las relaciones interpersonales, la sinceridad y la transparencia son elementos que construyen confianza. La seguridad y la confianza en uno mismo son cualidades que se valoran mucho en el trabajo en equipo. Transmitir ideas o conocimientos de una forma clara y sencilla es una de las mejores habilidades para el establecimiento de relaciones interpersonales. Es posible que sea la más adecuada para desempeñar determinados roles en el seno de una organización. Pero no todo queda ahí. En este contexto, conviene dominar la empatía. Cuando existen conflictos, ya sea dentro de un equipo o con terceros, gracias a estas habilidades resulta más sencillo alcanzar soluciones satisfactorias para todas las partes.
La sociedad y el entorno laboral actual están sujetos a cambios drásticos e inminentes. Por ello, es esencial tener cierta facilidad para adaptarse a los cambios. En este contexto de desarrollo, la formación continua resulta de gran ayuda para saber cómo mejorar las habilidades interpersonales. En concreto, con este tipo de pensamiento seremos capaces de generar soluciones más efectivas y diferenciales frente a los desafíos que se presenten.
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Estrategias para Fomentar la Cohesión en las Relaciones Interpersonales
- Escucha activa: Se ha escrito mucho sobre cómo ser un oyente activo, y es uno de los pilares básicos para crear relaciones interpersonales. Pero hay otra forma de establecer buenas relaciones con tu equipo a través de la escucha, y es dirigir las reuniones de forma que todos tengan voz y se sientan escuchados. Si los miembros del equipo no son capaces de mostrar empatía entre ellos, no podrán conectar y entenderse. Para reforzar la unión se recomienda establecer reuniones frecuentes cara a cara con los miembros del equipo para crear vínculos fuera de la comunicación laboral diaria.
- Reconocimiento: A todo el mundo le gusta sentirse apreciado y reconocido, especialmente en lo que respecta a habilidades o puntos fuertes específicos. Si te enfrentas a un proyecto o situación difícil, pide consejo a un miembro del equipo que sepas que es fuerte en esa área y hazle saber que confías en la habilidad de esa persona.
- Bienestar y Respeto: Si los miembros del equipo sienten que su bienestar no es una prioridad o que no se respetan sus límites, su moral baja drásticamente y les resultará más difícil crear y apreciar relaciones interpersonales en su entorno de trabajo.
- Actividades en equipo: Para fortalecer relaciones es necesario crear actividades en equipo en las que se pueda comunicar vivencias más allá de lo laboral.
- Valores Compartidos: Los valores son las reglas a menudo tácitas por las que actuamos, guían nuestras decisiones y comportamientos. Establecer valores consensuados y grupalmente valorados por el equipo fundamenta relaciones de grupo sólidas en dirección vertical y horizontal. Cuando los individuos están de acuerdo con los valores se cimenta eficazmente el equipo, proporcionando un vínculo común entre todos los miembros.
- Comunicación Abierta: Esta forma de comunicarse tiene varios beneficios. Demuestra interés por el equipo, tanto personal como profesionalmente. Adoptar un estilo de interrogación y orientación como líder también permitirá a los demás centrarse más en las soluciones, lo que a su vez capacita y valora a las personas. Las preguntas pueden fomentar una cultura de exploración e innovación entre los miembros del equipo, especialmente si el responsable de equipo es un modelo de persona que profundiza en cuestiones nuevas, en lugar de limitarse a aceptar lo establecido. Una cultura de equipo que hace preguntas también puede estar más dispuesta a «probar» y, por tanto, correr el riesgo de fracasar un poco más a menudo.
- Inteligencia Emocional: Aunque sea un tema muy mencionado es importante resaltar que la inteligencia emocional es otro componente crucial del liderazgo. Uno de sus aspectos consiste en ser capaz de reconocer y nombrar las emociones, tanto en uno mismo como en los demás.
El Rol del Liderazgo en las Relaciones Interpersonales
La definición de liderazgo es clara, pero, ¿qué factores son los que hacen bueno o malo a un líder? Un buen líder debe saber cómo gestionar mejor a un equipo y mantenerlo motivado para optimizar sus capacidades. El liderazgo es una condición humana básica y universal, una relación que involucra a todos a través de toda su existencia. Es una interacción entre los miembros de un grupo, en el que los líderes son agentes de cambio, personas cuyos actos afectan el resto de los componentes en mayor grado que los actos de estos últimos afectan a los líderes.
El liderazgo implica el uso de la influencia, ser un agente de cambio, ser capaz de afectar la conducta y el rendimiento de los miembros del grupo y cumplir unos objetivos individuales, grupales u organizacionales. La multiplicidad de enfoques, tanto psicológicos como empíricos, impide la elaboración de una noción unitaria de liderazgo. Así, cuando pensamos en el liderazgo, infaliblemente nos viene a la mente un líder autoritario o democrático, bueno o malo, eficaz o ineficaz. El principal objetivo es orientar el pensamiento de cada uno de los seguidores y del grupo en general. El líder ha de convencer y conmover. No basta con que el líder conozca la forma adecuada de proceder, ha de ser además capaz de actuar.
Enfoques del Liderazgo
- La teoría del “gran hombre”, según la cual el líder ha nacido como tal, y no se ha hecho después.
- La teoría de los rasgos, que afirma que el líder posee unos rasgos característicos que le diferencia de los demás.
- El enfoque situacional, según el cual a cada situación específica le corresponde un líder específico.
- El enfoque funcional, según el cual el líder es el que desempeña adecuadamente una función necesaria para la supervivencia del grupo.
- El enfoque empírico considera que el líder es la persona elegida por los miembros del grupo como líder.
- El enfoque institucional o sociológico de basa en el estatus ocupado por el líder en relación con las demás posiciones en el seno del grupo.
- El enfoque cognoscitivo, según el cual el líder es designado por sus cualidades de experto y por la fama de sus conocimientos y de su experiencia en un dominio que interesa al grupo.
- El enfoque naturalista afirma que el líder posee de ordinarios una fuerte personalidad, se expresa fácilmente y con mucha convicción.
Estilos de Liderazgo
El líder orientado hacia el deber ejerce de una manera más directa el control sobre la agrupación. Los líderes de la visión determina la presentación del tema. Realizarán el análisis del procedimiento y manifestarán de qué manera procederá el grupo para llegar a una decisión. El líder democrático o con orientación hacia las personas puede proponer matrices del tema, sugerir el procedimiento y ofrecer tareas y cargos para los individuos.
Pero en cada faceta del debate, el líder con orientación hacia la gente promueve la participación del grupo para determinar lo que en efecto se llevará a cabo. Todos se siente con la libertad de ofrecer sugerencias para modificar las propuestas del líder. Lo que el grupo realice con el tiempo se determinará por él mismo. Estos líderes tienden a escuchar, estimular, facilitar, aclarar y apoyar.
Así que, ¿qué estilo debe preferirse? Algunas situaciones no serán favorable para el líder en todas las dimensiones: cuando éste tiene malas relaciones interpersonales con el grupo, el objetivo no es claro y cuando el grupo deje de aceptar la autoridad del líder.
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Fiedler propone que los líderes de la misión son más eficaces en situaciones favorables o extremadamente desfavorables. En situaciones positivas, donde el líder tiene buenas relaciones interpersonales un objetivo y la aceptación del grupo, el líder puede enfocarse por completo en la misión. En situaciones muy negativas, existen muy pocas cosas que el líder puede hacer para mejorar las percepciones de los miembros, por lo que puede dedicar todo su tiempo a la labor.
¿Es probable que los líderes sean igual de expertos en los estilos orientados hacia la misión y hacia las personas? aunque es posible, mucha gente demuestra más habilidad en uno, o en el otro estilo. Un buen líder tiene que saber adaptarse a cualquier situación. Un líder tiene que estar siempre alerta y alineado en todo momento, tanto en su vida profesional como personal, ya que es prácticamente imposible que la vida personal no interfiera con la laboral.
Independientemente de la edad biológica de cada líder, la experiencia juega un papel fundamental en la buena ejecución del liderazgo. Un buen líder tiene que ser empático con sus trabajadores y consigo mismo. Hay que saber ponerse en el lugar del otro y atender a las peticiones de los trabajadores para que se sientan escuchados y aumente su motivación.
“Hay que saber escuchar, incitar a la participación y a poder equivocarse. Eso genera confianza“. Georgina Barquín, Profesora de Habilidades Directivas. El autoconocimiento nos permite conectar con nosotros mismos, con nuestros sentimientos y pensamientos más profundos, ayudándonos a tomar mejores decisiones. Tener ese autoconocimiento significa reconocer cómo nos percibe el resto de la gente.
La flexibilidad es uno de los rasgos fundamentales que tiene que tener un buen líder, rompiendo con el modelo tradicionalmente más autoritario. Encontrar un equilibrio entre ambos modelos es clave para un liderazgo óptimo.
Habilidades Clave de un Líder
- Habilidad cognitiva: Inteligencia; facilidad para integrara e interpretar una gran cantidad de información.
- Flexibilidad: Facilidad para adaptarse a las necesidades de los seguidores y a los cambios del entorno.
El carisma es una atribución que los seguidores realizan basándose en ciertas conductas del líder, estableciendo una relación emocional entre el líder y seguidores, además la capacidad de trasmitir emociones de manera no verbal. Para que un líder sea considerado carismático debe producir grandes efectos sobre sus seguidores y llegar a alcanzar niveles de rendimiento mucho mayor de lo esperado aun en circunstancias adversas. El líder carismático es capaz de percibir las deficiencias en la situación existente, sentir la necesidad del cambio y formular una nueva visión. El líder carismático debe ser capaz de inspirar e los miembros de su organización una gran fe y confianza tonto en él, como en la visión que sostiene.
La atención a las cuatro partes del modelo produce el liderazgo que todo el grupo necesita. El poder para participar conduce al alto grado de interacción e involucración que todos los miembros del grupo necesita. La participación del consenso ayuda a preservar el autoestima y propician las comunicaciones abiertas. La participación y el consenso también sirve para generar confianza mutua y lograr un alto respeto para las diferencias entre los miembros del grupo, constituyendo al mismo tiempo la principal herramienta para la resolución constructiva de conflictos.
La aplicación de las cuatro partes del modelo garantizará la existencia de poder dentro del grupo para tomar decisiones. El siguiente cuadro presenta las necesidades más importantes que los grupos debes satisfacer en cada una de las etapas del modelo P.P.P.P incluyendo las tareas que deben ser desempeñadas por el líder del grupo.
| Etapa | Necesidades del Grupo | Tareas del Líder |
|---|---|---|
| Planificación de la agenda | Oportunidad de participar | Asumir que todos tienen algo que contribuir, formular preguntas adecuadas. |
| Preparación | Reconocimiento de oportunidades | Análisis y sugerencias específicas para el mejoramiento. |
| Asesoría | Resolución de problemas emocionales | Asegurar la confianza, escuchar, auxiliar a los colegas para encontrar ayuda. |
El líder debe estar siempre con su gente, comunicar, instruir y conocerse a sí mismo, sus temas, su gente y las necesidades de ellas. Debe enseñar a corregir defectos. Para Homans el líder de un grupo es el individuo con mayor autoridad, entendida ésta como la capacidad de un persona para influir a un gran número de miembros del grupo de forma regular. Cuyas conductas destacan: apoyo del líder, amistad, accesibilidad, comunicación y representación de los intereses de los subordinados. Centrándose en: clarificación de roles, el establecimiento de metas o estandartes de ejecución, planificación, coordinación, solución de problemas y mantenimiento del control. Estas dimensiones se consideran de manera independiente, aunque un líder se lo puede describir como la combinación de ambas, ya que sería calificado como sensible a los puntos de vista de los demás miembros del grupo.
Podríamos indicar que los lideres que se desarrollan bajo estas dimensiones tienden a conseguir de sus subordinados un mejor desempeño y una satisfacción más alta. Es importante percatarse del posible margen de la casualidad que puede ocurrir en la aparición de determinados líderes. En los estudios de la formación de un grupo puede suceder que determinada persona de manera accidental, haga una o dos sugerencias atinadas y que por consiguiente, se halle de repente en la posición del líder. Otra condición favorable para que la aparición de un líder empieza cuando los miembros se dedican a competir entre sí por el tiempo de participación.
De esa competencia inicial resulta que algunos son más afortunados en lograr y monopolizar la participación que los demás. El líder debe estar siempre con su gente. El líder es la persona más indicada para hacer fluir la información en todas las direcciones.
El Liderazgo y la Gestión de la Calidad
El liderazgo es el segundo principio de la gestión de la calidad. Según la UNE-EN-ISO 9000:2005, “los líderes establecen la unidad de propósito y la orientación de la organización. En las organizaciones pueden encontrarse líderes formales (aquellos que tienen una posición jerárquica oficial) y líderes informales (aquellos que surgen espontáneamente y que no son nombrados pero que cuentan con un reconocimiento tácito por parte de las personas de la organización).
El liderazgo está cambiando. Hoy, la Generación Z ya está presente en nuestras plantillas. Son jóvenes que no entienden el liderazgo como lo entendían las generaciones anteriores. Lo cuestionan, lo retan, lo resignifican. Quieren que lo que decimos y lo que hacemos esté alineado. No siguen títulos; siguen valores. No trabajan solo por un sueldo. Buscan un “para qué”. No quieren jefes que den órdenes. Quieren líderes que escuchen. Esperan participar, opinar, y sentirse parte de las decisiones. Para esta generación, el trabajo no puede estar separado de la salud mental. El liderazgo empático no es un extra. No basta con tener políticas de inclusión: hay que vivirlas. La Generación Z no es un reto. Es una llamada. Porque si cambias la forma en que lideras, cambian los resultados.
En el mundo actual, los líderes internacionales necesitan mucho más que conocimientos técnicos y experiencia en negocios. Liderar equipos multiculturales, fomentar la colaboración a nivel internacional y construir relaciones sólidas requiere un conjunto bien desarrollado de habilidades interpersonales.
Habilidades Interpersonales Clave para Líderes Globales
- Gestionar un equipo global exige comprender y valorar las diferencias culturales.
- Un buen líder no solo oye, sino que realmente escucha. La escucha activa implica prestar total atención a los miembros del equipo, comprender sus puntos de vista y hacer preguntas reflexivas.
- La empatía permite reconocer y comprender las emociones de los demás.
- La falta de claridad en la comunicación puede generar errores costosos, especialmente en equipos globales con diferentes idiomas y estilos de comunicación.
- Los conflictos son inevitables en cualquier equipo, y gestionarlos con eficacia es una característica esencial de un buen líder.
- Los equipos globales operan en entornos dinámicos, con desafíos como diferencias horarias, cambios en el mercado y ajustes estratégicos.
- Los equipos globales necesitan líderes que los inspiren y motiven.
El desarrollo de habilidades interpersonales requiere práctica y compromiso. Pide regularmente a tu equipo su opinión sobre tu estilo de liderazgo. ¿Quieres mejorar tus habilidades de liderazgo? El liderazgo no es un concepto único ni universal. No se trata solo de dar órdenes, sino de guiar, motivar e inspirar a un equipo hacia una meta compartida. Dentro de las organizaciones, se distingue entre liderazgo formal y liderazgo informal. El primero corresponde a aquellas personas que, por su puesto o jerarquía, asumen la dirección de un equipo de manera oficial.
No existe un único modelo válido de liderazgo. A lo largo del tiempo se han identificado diferentes estilos que responden a formas distintas de dirigir y motivar a las personas. El liderazgo autocrático se caracteriza por la autoridad centralizada y la toma de decisiones unilaterales. La persona líder define objetivos, normas y métodos, asigna tareas y supervisa de cerca la ejecución. La persona líder escucha, consulta y valora las aportaciones de cada integrante, generando un ambiente de confianza y colaboración.
Además de los estilos de liderazgo más conocidos, existen enfoques complementarios que aportan herramientas útiles para adaptarse a diferentes contextos. No existe un estilo único, sino que se ajusta el nivel de dirección y apoyo en función de la madurez, experiencia o motivación de las personas que forman el grupo. El liderazgo coaching pone el foco en el desarrollo del talento individual. El liderazgo emocional se centra en la gestión de las emociones, tanto propias como del equipo.
No existe un estilo de liderazgo que pueda considerarse “ideal” en todos los casos. La clave está en que los líderes sean capaces de adaptar su estilo a cada momento y circunstancia, combinando distintas estrategias según lo que el equipo y la organización necesiten. El liderazgo no es una habilidad innata que solo algunas personas poseen, sino una competencia que puede aprenderse y entrenarse. Algunos pasos prácticos para avanzar en este camino incluyen: trabajar la comunicación asertiva, aprender a dar y recibir feedback constructivo, practicar la gestión emocional, fomentar la escucha activa y adquirir técnicas de motivación y acompañamiento. La formación juega un papel fundamental en este proceso.
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