Pere Mir: Biografía de un Empresario Catalán y Mecenas de la Ciencia

Pere Mir, un químico, empresario y filántropo catalán, cuyo legado ha marcado un antes y un después en el ámbito científico de Cataluña, falleció en marzo de 2017 en Barcelona. Su vida, dedicada a la innovación y al mecenazgo, dejó una huella imborrable en la comunidad científica y empresarial.

Orígenes y Formación

La historia de Mir comienza en 1919, cuando nace en Barcelona, hijo también de Pere Mir, directivo de la firma norteamericana Dun & Bradstreet. Llegada la edad de entrar en la universidad, Mir eligió estudiar ciencias químicas, su verdadera pasión, y al mismo tiempo la disciplina en la que debería hacer grandes cosas.

Trayectoria Empresarial: Derivados Forestales

Con su título bajo el brazo, fundó en 1942 la firma Derivados Forestales. La firma acumuló patentes y acabó consolidándose como líder mundial en la fabricación de paraformaldehído (una especie de pequeño termoplástico que, despolimerizado, puede ser utilizado como desinfectante o fungicida), además de tener otros productos entre los más vendidos del sector. Lo que empezó siendo una empresa pequeña en Sant Celoni (Barcelona), se convirtió en un coloso millonario gracias a su invención de productos destilados de madera líderes en venta en todo el mundo.

Pere Mir, que era inventor, director y propietario de Derivados Forestales, registró más de 20 patentes relacionadas con los derivados del formol, incluyendo el paraformaldehido, utilizado como desinfectante y fungicida. En el 2002 vendió el 45% a una filial del Banco Sabadell a través de su sociedad luxemburguesa, Cellex Chemie AG, y con los beneficios de esta venta creó la Fundación Cellex (2003) para canalizar toda la tarea filantrópica. En el 2006, vendió el total de Derivados Forestales al grupo químico Ercros a través de un cambio de participaciones.

Labor Filantrópica: Fundació Cellex y Mir-Puig

Su vocación de contribuir a la comunidad le llevó a crear en el 2003 la Fundació Cellex con los beneficios obtenidos con la venta de su empresa, Derivados Forestales. Desde que se creó la fundación en el 2003, Cellex ha invertido más de 120 millones de euros en instituciones médicas y científicas. Anteriormente a la creación de Cellex, Pere Mir había creado la Fundación Privada Mir-Puig en 1978 con el objetivo de financiar las ayudas asistenciales a personas necesitadas, antes de dedicarse plenamente a la filantropía científica.

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Con la fundación Mir-Puig dio apoyo en residencias como la Casa Pairal, en Vilassar de Mar, que Mir financió desde los años 50 y amplió significativamente en el 2001. Su filantropía estratégica en el mundo científico se centró en cuatro pilares. Por una parte, realizó donaciones a instituciones pioneras, como el Institut de Ciències Fotòniques (ICFO), a la que dio 16 millones de euros en el 2010 -la mayor aportación privada a la ciencia en España- para construir el edificio NEST-Cellex en el Parc Mediterràni de Castelldefels, y para atraer talento internacional.

También financió íntegramente la sede moderna del Institut d'Oncología (VHIO) de la Vall d'Hebrón, y contribuyó a ampliar las instalaciones del IDIBAPS, el centro biomédico vinculado al Hospital Clínic. Otro pilar de sus contribuciones fueron los programas educativos, con las Becas CiMs+Cellex, los programas internacionales para la formación de jóvenes científicos o la contribución a la lucha contra la malaria con la financiación del primer programa español dedicado al Plasmodium vivax. La fundación, de la que Pere Mir era presidente, se ha comprometido también en la formación de jóvenes científicos y tecnólogos. Financia desde el 2004 el Centro de Formación Interdisciplinaria Superior (CFIS) de la UPC, que ofrece la posibilidad de cursar dos carreras simultáneas a alumnos de altas capacidades.

Vida Personal y Legado

Compartió toda una vida con su esposa, Núria Pamias, pero el matrimonio no tuvo hijos, y Pere Mir murió a los 97 años sin dejar descendencia. Había decidido llevar una vida discreta y pidió morir con la misma discreción. Solicitó que su muerte no se hiciera pública hasta que sus cenizas fueran depositadas en el panteón familiar del cementerio de Vilassar de Mar.

Pere Mir hizo célebre una frase que definió su vida, marcada por la discreción y el afán para pasar desapercibido, huyendo del protagonismo y de la luz de los focos. "Se vive más tranquilo sin ser famoso", dijo Pere Mir Puig, en una de las pocas entrevistas que concedió. Quienes le trataron destacan de él su inteligencia, su vitalidad, su bondad y su sentido del humor.

Controversias Post-Mortem: La Herencia en Disputa

Tras su muerte, el destino de su fortuna, estimada entre 400 y 500 millones de euros, se convirtió en objeto de disputas legales y controversias. En el 2023, sin embargo, quien fue su colaborador y gestor histórico de la empresa Derivados Forestales, Àngel Surroca, denunció que el patrimonio no figura en las fundaciones y acusa a Segarra de vender activos clave (residencias en Suiza, la Vall d'Aran y Barcelona) sin justificar su destino.

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El Juzgado de Instrucción número 12 de Barcelona que investiga el caso decretó el lunes que el Departament de Justicia y Qualitat Democrática, dirigido por el conseller Ramon Espadaler, asumiera "de forma inmediata" el control de las fundaciones científicas Cellex y Mir-Puig y de sus cuatro sociedades mercantiles asociadas (Simex, Mil Veinte, Sociedad Anónima de Intereses y José Pàmies). La Generalitat, pues, ha asumido la administración judicial de las fundaciones y las empresas mencionadas. Se trata de una medida cautelar durante un procedimiento penal abierto a ambas fundaciones, según la Conselleria de Justicia.

Según la jueza, la fiscal y los Mossos, Jorge S. lideró la operación para no transferir todo el patrimonio del fallecido (que murió sin descendencia) en las sociedades panameñas a las fundaciones españolas sin ánimo de lucro Cellex y Mir-Puig y dedicarlo a la investigación científica, como era la última voluntad de Mir. El abogado lo pudo hacer, recalcan los investigadores, gracias a su “control efectivo” de todo el entramado societario de los Mir-Puig a ambos lados del Atlántico.

El análisis de los Mossos sobre el destino del patrimonio internacional (hay fincas en Argentina y España, como los terrenos de la fábrica Sant Celoni, y la casa del matrimonio Mir-Puig en Suiza) pero propiedad de las fundaciones de Panamá es rotundo: tras la muerte de Mir, Cellex solo recibió 26,8 millones de la panameña Elyane que estaban en su cuenta corriente, pero no los activos (en su mayoría pisos) de diferentes sociedades españolas propiedad de la fundación en ese país.

Los medios catalanes se han hecho eco de la batalla por el legado millonario de Pere Mir que ahora disputan dos hombres que marcaron su vida. Por un lado, Ángel Surroca, mano derecha y gestor de Derivados Forestales, la empresa con la que Mir se hizo millonario. Por el otro, Jordi Segarra, el hombre que cogió las riendas de la Fundación Cellex tras el fallecimiento del empresario.

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