En el mundo de los negocios y el emprendimiento, a menudo nos encontramos con tecnicismos y anglicismos. Uno de esos términos de moda es el bootstrapping, del cual nos ocupamos en esta entrada de nuestra serie sobre emprendimiento. Pero ¿qué es el bootstrapping?
En el contexto de los negocios, el bootstrapping es un término inglés que hace referencia al conjunto de técnicas para desarrollar una idea y convertirla en negocio sin apenas recursos. En el fondo hay mucho más que un simple “no endeudarse” porque ello implica una forma diferente de tomar decisiones. ¿Verdad que no pensamos igual cuando tenemos 10.000 euros para invertir que cuando tenemos solamente 200? Cambia la forma de pensar, cambian los tiempos, cambian los objetivos, cambia la estrategia.
El bootstrapping implica un cambio de mentalidad. Más ahorro, más ingenio, más templanza, distinguir entre querer y necesitar. Se trata de poner el acento en la búsqueda de clientes, no de inversores. Es verdad que el bootstrapping no siempre se constituye como una opción porque en muchas ocasiones no tenemos la posibilidad de acceder a otro tipo de financiación y no disponemos de otra alternativa.
El bootstrapping está indicado sobre todo para microemprendedores y pequeños equipos de trabajo (bootstrappers). El bootstrapping es recomendable en la primera fase de un proyecto o startup, cuando aún estamos en la fase de ideación y validación de mercado. Para ello podemos partir de la definición de un presupuesto operativo que nos permita evaluar con qué recursos contamos y hasta dónde podemos llegar para alcanzar los objetivos marcados a corto plazo.
Técnicas de Bootstrapping
El bootstrapping es una situación en la que un emprendedor empieza una empresa con poco capital. Aquí hay algunas técnicas comunes:
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- Facturar y Facturar Pronto: Encuentra algo por lo que se te pueda pagar lo antes posible. Es muy recomendable en este sentido que esté relacionado con el negocio que quieres montar de manera que puedas acceder a los clientes que más adelante compren tus servicios. Una de las alternativas más comunes en este sentido es ofrecer servicios de consultoría relacionados con los conocimientos técnicos que por ejemplo tienen las start up que desarrollan algún tipo de producto tecnológico.
- Si No Sabes Algo, Lo Puedes Aprender: Debe adquirir una serie de conocimientos que de ser subcontratados harían que la lista anterior fuese de números negativos terminados en «€» en lugar de letras. Muchas de esta habilidades el emprendedor las obtiene de horas revisando blogs, de errores pasados, cursos gratuitos on y offline, de copiar lo que les funciona a otros y básicamente a través de esfuerzo en forma de tiempo y del yo puedo. Como imaginareis esto se traduce en un ahorro significativo al mes (Monetario, no de esfuerzo).
- Marketing Efectivo: El marketing en mi opinión es más bien un tema de probar y de sentido común que de fórmulas mágicas. Está muy ligado a la experimentación con ideas y a encontrar los canales que te funcionan. Lean startup aplicado al marketing.
- Becarios Sin Beca: En mi caso, tengo un proyecto tecnológico, por ello he tenido la posibilidad de tirar de estudiantes universitarios en fin de año o con proyectos de fin de carrera. Me han servido como apoyo gratuito o de bajo coste para diseño e implementación de bases de datos, perfeccionamiento de algoritmos y otras tareas técnicas. Necesitan de cierta formación inicial pero suponen bien gestionados una descarga de varias de las tareas diarias del emprendedor.
- Vender Antes de Tener: Otra posibilidad, si bien esta requiere en situaciones de varias reuniones, contratos y de vender expectativas al cliente en lugar de hechos es recolectar financiación de los clientes por un producto o servicio futuro (en consecuencia con un riesgo de compra mayor). Esto se puede hacer vendiendo unas condiciones ventajosas con respecto a usuarios que compren más tarde cuando el producto este terminado. Un ejemplo de esto son las pre-órdenes de productos en construcción.
El Valle de la Muerte
Reducir costes y hacer un uso eficiente de los recursos nos ayuda a ser creativos, agudizar el ingenio y a definir los siguientes hitos de una forma más realista. El proyecto gana en control y solidez pese a que el crecimiento inicial es más lento. El bootstrapping también significa aprender y adaptarse. Se trata de poner las bases de la idea de negocio de modo sólido y minimizando el riesgo. En la fase inicial siempre hay esa travesía por el desierto con gran componente de aprendizaje en el que el emprendedor busca el modelo de negocio y producto que funciona, y esto normalmente necesita de un periodo de bootstrapping hasta salvar ese punto en el que conocemos dónde y cómo hay que usar el dinero para multiplicar el negocio y no caer en el “valle de la muerte”.
Como puedes apreciar en el gráfico adjunto, las pérdidas acumuladas siguen creciendo a partir del lanzamiento del producto y en la fase de comercialización. Resulta evidente que, cuanto más tiempo transcurra desde el momento de lanzamiento hasta alcanzar el éxito del nuevo producto, mayor será la profundidad del denominado valle de la muerte.
La siguiente gráfica presentada por Mario López de Ávila durante del evento resultó de lo más ilustrativo y representa una reflexión que todo emprendedor debería hacerse antes de comenzar su aventura. Representa los costes fijos mensuales de la startup (incluidos los costes de vida del emprendedor) partiendo del capital inicial frente al tiempo. El punto de inflexión en el que los ingresos se igualan a los gastos se conoce a partir del post de Paul Graham de Y combinator cómo Ramen Profitable y simboliza el momento en el que el emprendedor puede pagarse la comida. Los ramen, es la comida más barata que se puede encontrar en San Francisco.
Punto de Equilibrio
Podemos definir el punto muerto en una empresa o punto muerto en una actividad empresarial como el volumen de ventas, en unidades monetarias o unidades físicas, necesario para que el beneficio sea cero. Para iniciar una aproximación al análisis del umbral de rentabilidad, definiremos el concepto de beneficio de la actividad productiva.
Por su parte, los costes totales de producción se dividen en dos categorías atendiendo a su relación con el producto. “Coste variable es el gasto que fluctúa en proporción a la actividad generada por una empresa o, en otros términos, el que depende de las variaciones que afecten a su volumen de negocio”. Asumimos que el coste variable depende de la cantidad producida.
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“El coste fijo es aquel que es independiente de la actividad de producción de una empresa; es decir, representa un gasto invariable -al menos, durante un cierto periodo- con relación a la cantidad de bienes o servicios logrados durante un espacio de tiempo determinado”. El coste fijo se mantendrá constante frente a los cambios en el volumen de producción.
Esta relación entre el beneficio y la cantidad producida (y vendida) resulta de gran utilidad, puesto que permite calcular la cantidad necesaria para llegar al umbral de rentabilidad. Esta es la principal misión de la gestión empresarial. Al menos en teoría, también sería posible reducir el punto muerto en la empresa aumentando el precio de venta.
Hay que destacar que el análisis del punto muerto, tal y como se ha definido, solo resulta compatible con sistemas de asignación de costes del tipo Direct Costing. El análisis del punto muerto en una empresa puede convertirse, gracias a su relativa sencillez, en una buena herramienta de gestión empresarial que facilita la toma de decisiones acerca de la selección de los productos en función de su margen de cobertura.
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