Diferencias Entre Autoridad y Liderazgo: Ejemplos y Análisis

La Real Academia de la Lengua Española define el liderazgo como la “condición de líder”, un rol que a su vez es descrito como la “persona que dirige o conduce un partido político, grupo social y otra colectividad”. Obviamente, ambos términos están intrínsecamente relacionados, pero existen diferencias entre líder y liderazgo.

Se trata de pequeños matices, es cierto. No obstante, ser conscientes de que los dos conceptos representan realidades distintas es lo que nos permite establecer las estrategias adecuadas en el ámbito empresarial.

Diferencias Clave Entre Líder y Liderazgo

Individuo vs. Grupo

La primera de las diferencias entre líder y liderazgo se encuentra en quién se esconde tras cada definición. El líder es siempre una persona o posición de autoridad.

En cambio, el liderazgo es más intangible. Se configura como una construcción social que viene definida por la relación que se da entre el líder y los seguidores.

Designación vs. Reconocimiento

Cuando hablamos del concepto de líder, nos estamos refiriendo a aquel que ostenta el control sobre un grupo de personas, pero no siempre este individuo va a ejercer el liderazgo. Es decir, el líder puede adquirir este rol porque el propio contexto se lo asignó, porque él mismo asumió este papel o porque el entorno lo reconoció como tal.

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Sin embargo, para que haya liderazgo es necesario que el resto de implicados confíen en el líder como la persona capaz para dirigir al equipo. Por ejemplo, imaginemos un profesional que es ascendido a jefe de un departamento: formalmente será el líder del grupo, pero no actuará con liderazgo si no dispone del apoyo y respaldo de los colaboradores.

Causa vs. Efecto

En este mismo sentido, aunque los conceptos no son excluyentes, podríamos decir que se produce una relación de causa-efecto. Para que haya liderazgo, en términos generales, debe existir un líder que lo lleve a cabo.

Si bien, como hemos visto antes, no siempre que hay un líder encontramos liderazgo.

Acción vs. Proceso

Otra de las diferencias entre líder y liderazgo se basa en la continuidad de los actos. Un individuo es considerado un líder por acciones concretas en un momento puntual o en unas circunstancias determinadas, pero el liderazgo consiste en un proceso continuo basado en las relaciones entre los líderes y los seguidores.

Habilidades vs. Estilos

También podemos hallar diferencias entre líder y liderazgo relativas al fundamento sobre el que se basa cada uno. Así, el líder depende de sus habilidades personales.

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Por el contrario, como apuntan los doctores Yueh-shian Lee y Weng Kun Liu en Distinguishing Between Leaders and Leadership in Global Business, el liderazgo está influenciado por la interacción entre las cualidades del líder y la conducción de la situación, dando lugar a distintos estilos de liderazgo, como puede comprobarse en los distintos modelos aparecidos en la segunda mitad del siglo XX.

Iniciación vs. Impacto

La valoración o puesta en valor de ambos conceptos también da lugar a diferencias entre líder y liderazgo. Según señala Stella Valle en A List of the Differences Between the Term Leader & Leadership, para evaluar a un líder se tiene en cuenta su capacidad para promover el cambio, para inspirar a su equipo.

Cuando hablamos de liderazgo, su medición está vinculada con los efectos o resultados que produce, es decir, en el impacto final que logra el líder a través de su comportamiento.

Desarrollo Intrapersonal vs. Desarrollo Interpersonal

La última de las diferencias entre líder y liderazgo la descubrimos en el tipo de desarrollo que debe aplicarse en cada caso para la mejora continua. La capacitación del líder debe enfocarse en potenciar sus habilidades intrapersonales.

Los programas se encaminan en adquirir competencias que refuercen su conocimiento, empoderamiento individual e integridad (empatía, inteligencia emocional, autocontrol, proactividad, capacidad de adaptación…).

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En el liderazgo, el objetivo se centra en la mejora interpersonal para reforzar el compromiso, confianza y respeto del entorno, de acuerdo con el libro Leadership Psychology: How the Best Leaders Inspire Their People, de Alan Cutler.

Poder, Autoridad y Liderazgo

Pero antes de contestar estas preguntas, propongo que nos detengamos brevemente en los significados de poder y autoridad, dos conceptos estrechamente relacionados con el de liderazgo. El poder se refiere a la capacidad de una persona o grupo para influir en las acciones, pensamientos o decisiones de otros individuos o grupos.

La autoridad se relaciona con el derecho legítimo de una persona o entidad para tomar decisiones y ejercer influencia sobre otros en una organización, una institución o un sistema.

El liderazgo es la capacidad de una persona para influir y guiar a otros en la consecución de metas o la toma de decisiones. El liderazgo puede basarse en la habilidad personal, la carisma, el conocimiento, la experiencia o el ejemplo.

Se trataba del poder socialmente reconocido; el poder que la comunidad organizada otorgaba al gobernante a través del derecho (imperium); de la capacidad de imponer, de forzar, de ejecutar, de reclamar obediencia. El poder de la coacción. En nuestros días, entendemos el poder como un concepto que va más allá de la ley. Max Weber señala que el poder es la capacidad de forzar o coaccionar a alguien, para que haga nuestra voluntad debido a nuestra posición o nuestra fuerza. Poder es, por lo tanto, imposición, dominio, orden.

La palabra autoridad también proviene de los romanos (auctoritas) y hacía referencia al ciudadano que se había ganado el respeto de los otros por su experiencia, valores y trabajo realizado a lo largo de su vida. Para tener autoridad el romano debía trabajar arduamente, ganar una buena experiencia y respetar una serie de valores sociales (uno de ellos, el respeto a los que lo rodeaban). Se trataba del saber socialmente reconocido. Allí donde terminaba el poder, comenzaba la autoridad ya que ésta no ordena sino aconseja(1). La autoridad requiere del reconocimiento del otro.

Hoy se entiende la autoridad como un atributo de la persona, una característica que la define, que involucra su carácter y la manera en que se relaciona con los demás. Es lo que los otros ven en nosotros lo que nos confiere la autoridad.

El Liderazgo es, según el diccionario de la lengua española, “la dirección, jefatura o conducción de un partido político, de un grupo social o de otra colectividad”. Se refiere a la dirección de las personas y a los grupos que ellas conforman.

En general, cuando hablamos de liderazgo, hacemos referencia indistintamente a aquel que se ejerce por medio de las potestas o de las autorictas. Para algunas personas, liderazgo es sinónimo de poder y para otros de autoridad. Sin embargo, poder y autoridad no son sinónimos de liderazgo. Mientras que liderar es acción, poder y autoridad constituyen atributos de ese liderazgo, formas de ejercerlo. Se lidera utilizando el poder o la autoridad: se impone, coacciona y obliga, o se sugiere, invita e influye. Dos maneras, dos estilos; ni buenos ni malos en sí mismos.

Serán en todo caso apropiados o inapropiados, dependiendo de las circunstancias y las personas.

Un líder con autoridad no necesita gritar, ni controlar. “La autoridad se gana, no se impone.

El liderazgo se construye en la intersección entre poder y autoridad, pero añade una dimensión clave: el sentido.

Es urgente recuperar una connotación más saludable y propositiva del poder: no como dominio, sino como capacidad de generar bienestar colectivo.

Ejemplos Prácticos

Para Carlos liderar es dar órdenes y esperar que se cumplan. Su equipo le obedece porque no tiene opción. Resultado: empleados desmotivados, decisiones forzadas y un ambiente de tensión en la oficina. La gente no propone ideas, solo ejecuta para no tener problemas. Digas lo que digas, estará mal, y el te dirá cómo hacerlo.

Laura es capaz de transmitir y liderar con autoridad. Su equipo la respeta porque confía en ella.

Cuando únicamente se utiliza el poder jerárquico, lo más probable es que tu equipo haga lo mínimo necesario. Nadie se arriesga a dar ideas, a innovar o a implicarse más de la cuenta.

Cuando lideras con autoridad, consigues personas comprometidas que piensan, proponen y se implican. Steve Jobs tenía un carácter fuerte y exigente, pero sus empleados en Apple no lo seguían por miedo. No necesitaba imponer su poder, porque su autoridad era incuestionable.

¿Cuántas veces te ha pasado que das una instrucción y notas que la gente la sigue sin ganas? Preguntar no te hace menos líder, te hace más sabio. Si buscas compromiso, empieza por ser el primero en demostrarlo. El respeto no se exige, se gana. Tu equipo, además de la necesaria retribución salarial, también buscan sentido en lo que hacen.

El Mando y la Autoridad

El mando te lo concede tu jefe o la organización. Puede ser en una gran compañía, una pyme, un departamento o incluso en el Ejército. Te nombran responsable de un grupo por tus méritos, por tu experiencia o, a veces, simplemente porque no había otra persona. Eso te da formalmente la capacidad de dirigir y dar órdenes.

La autoridad, en cambio, no se regala ni se compra. No aparece con un título en la tarjeta de visita. Se gana día a día con tus actos, con tu forma de liderar, con el respeto que transmites y con la coherencia entre lo que dices y lo que haces.

Muchos jefes confunden ambos conceptos. Creen que por el hecho de tener el mando ya poseen también la autoridad, y que los demás deben limitarse a obedecer. Ese tipo de liderazgo suele apoyarse en órdenes secas, reproches constantes e incluso gritos.

Los líderes que realmente destacan saben que el mando por sí solo no basta. Ellos buscan la autoridad porque comprenden que con ella logran compromiso, confianza y mejores resultados.

Liderar Con Poder y Autoridad

Para influir en los demás se debe tener poder o autoridad, es decir, asumir el desafío de adoptar una posición que aporte capacidad para ejercer esa influencia. Ambos conceptos tienden a confundirse; por ejemplo, llamamos “la autoridad” a las personas que ostentan el poder delegado legalmente y sentimos que “el poder” es un concepto negativo, relacionado con el autoritarismo o con el abusivo control de quien lo ostenta.

Poder y autoridad sirven para lograr influenciar en los demás, están relacionadas entre sí, pero la base de su uso y la forma de adquirirlos son diferentes. Los dos se potencian y su correcta utilización consigue una sinergia muy fuerte para liderar.

La capacidad de influenciar en los demás a través del poder (potestas) está determinada por la dualidad premio-castigo y en un aspecto más avanzado de la sociedad por la legitimidad (la ley que determina ambas cosas). Existe una ley que otorga la potestad de castigar o premiar, por tanto, de influir en el comportamiento de los demás.

La capacidad de influenciar en los demás a través de la autoridad (auctoritas) está determinada por la dualidad relación-convencimiento, es decir, cómo aceptan los demás los razonamientos y cuánto conocimiento reconocido tiene la persona que la ostenta. La autoridad se gana día a día a través de un esfuerzo persuasivo. La estrategia para obtener ambos elementos lo denominamos posicionamiento.

Una persona que quiera liderar ha de posicionarse, tomar un lugar desde el cual influenciar a los demás, o bien asumiendo al poder legítimo que se le otorga, o bien desarrollando la autoridad argumentando porqué y cómo interpreta los hechos en la toma de decisiones; o mejor, ambas cosas.

Imaginemos que formas parte de un equipo de trabajo que reconoce tu experiencia y conocimiento debido a la interacción que has tenido con ellos como colaborador. Tienes autoridad con el equipo, tus consejos y recomendaciones influencian sus comportamientos. Si en esa situación te ascienden a responsable del equipo, te estarán dando el poder. Lo que viene a continuación será un periodo donde empieces a tomar decisiones en base a tu criterio y bajo la determinación de que los demás las cumplan.

Ese periodo resultará complicado; deberás atreverte a usar el poder para influenciarles. El poner las reglas, normas de trabajo, objetivos, sistemas de funcionamiento, etcétera te ayudará, pero no dejará de ser difícil. A ese proceso le llamamos posicionarse en la jerarquía. Es el reto más fuerte al que se enfrentan las personas que ascienden a responsables dentro de su propio equipo. Si se logra comenzar a usar el poder sin perder la autoridad, ambos conceptos irán de la mano. Las decisiones que tomes bajo el poder jerárquico que te otorgaron se basarán en tu buen criterio de conocimientos y experiencia para que la influencia sea correcta.

Otro ejemplo contrario que también ocurre con frecuencia en las organizaciones es cuando designan como responsable de un equipo ya formado a una persona externa sin la experiencia ni conocimientos específicos de las funciones del equipo. En este caso, se le otorga el poder a una persona que aún no ha desarrollado la autoridad de reconocimiento por parte del equipo. El responsable deberá posicionarse para ser reconocido, conociendo más y mejor las tareas, funciones y sistemas que realiza el equipo, reforzando las ideas y experiencias de los demás y aportando las suyas como sugerencias.

El ejercicio del liderazgo en el tiempo va minando la capacidad de influenciar; se va perdiendo reconocimiento debido a las incertidumbres y fracasos que todo proceso de cambio lleva, lo que puede terminar con la autoridad y esto con la pérdida del poder.

Dirección y Liderazgo

Dirección y liderazgo son dos conceptos interrelacionados pero distintos en el campo de la gestión empresarial. La dirección se enfoca en establecer metas, planificar y organizar el trabajo, asignar tareas, coordinar recursos, tomar decisiones y controlar el rendimiento.

Por otro lado, el liderazgo implica guiar e influir en los demás para alcanzar objetivos comunes. Se basa en la inspiración, la motivación y la capacidad de brindar una visión clara del camino a seguir.

Aunque la dirección y el liderazgo comparten similitudes en términos de influencia, toma de decisiones y motivación del equipo, cada uno tiene su enfoque distintivo y ambos son fundamentales para el éxito de una empresa.

Un buen líder es aquel que tiene la capacidad de inspirar y motivar a su equipo, impulsándolos a alcanzar metas y objetivos comunes. Un buen líder también debe ser visionario, capaz de anticipar cambios y adaptarse a nuevas situaciones para lograr el crecimiento y éxito de la empresa. Debe ser empático y comprensivo con los miembros del equipo, escuchando sus necesidades y brindando apoyo cuando sea necesario.

Como directivo o propietario, necesitas ser tanto un líder como un director. Ambos roles son importantes para llevar a tu empresa al éxito. Como líder, debes ser capaz de inspirar y motivar a tu equipo. Debes tener una visión clara y comunicarla de manera efectiva a los miembros de tu organización.

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